Desde la muy convulsionada
Venezuela, observamos al detalle cómo transcurre la presidencia de Donald
Trump, ya que el mandatario estadounidense entró en el segundo tramo de su
gobierno. A partir de aquí, definitivamente se juega la posible reelección en 2020,
para la cual ya empezó a hacer campaña de forma no tan velada.
Y por supuesto, nos preguntamos
cuáles serán sus acciones de cara a Venezuela en este año 2019 que está por
empezar y que es decisivo para alcanzar su ansiado segundo mandato.
Las hipótesis y las
especulaciones están en el aire; pero lo cierto es que, para empezar, tiene un
muy complejo panorama interno que atender. Y eso, para cualquier político con
dos dedos de frente es prioritario. Veamos el tamaño de la lista de asuntos
pendientes al imaginarnos una nación de cincuenta estados y más de trescientos
veinte millones de habitantes.
Recordemos para empezar, que
acaban de suceder las muy importantes elecciones de medio término, que renuevan
al poder legislativo a mitad de los mandatos presidenciales en Estados Unidos.
Y como suele suceder, el partido de gobierno pierde cuotas de poder por el
desgaste de sus dos primeros años, por desencantos y expectativas que no se
cumplieron.
Si bien el trumpismo mantiene el
control de la Cámara Alta del Congreso bicameral, la Cámara Baja pasó a tener
una mayoría opositora. Esto se puede interpretar como un ligero “tirón de
orejas” del electorado al primer magistrado. Aún confían en él, pero la luna de
miel ya pasó. Ahora exigirán más resultados y no hay cheques en blanco. Si en
este segundo tramo de dos años de su mandato se sigue desgastando la percepción
positiva, podría haber reveses en el año 2020.
De cara a esta realidad, los
servicios noticiosos de la Voz de América (VOA) predicen que “el año que viene,
sin un control completo de los republicanos del Congreso, y con un ojo en
llegar a la campaña de reelección, Trump podría estar más interesado en llegar
a algunos acuerdos con los demócratas”. Sería toda una novedad para el
empresario acostumbrado a hacer su voluntad; pero también será un aprendizaje
de oro en su carrera política. Porque de eso se trata: de respetar, negociar y
convivir.
Sin embargo, revisando los
escenarios posibles, existen percepciones más turbulentas. ¿Podría la Cámara de
Representantes, controlada por los demócratas, intentar poner en marcha un
juicio de destitución del presidente estadounidense, basándose en los hallazgos
del investigador especial Robert Mueller?
"Creo que es más bien
probable que ese procedimiento sí se lleve a cabo", predice Allan
Lichtman, politólogo de la American University en Washington, citado por los
servicios noticiosos alemanes Deutsche Welle (DW).
En segundo lugar, la lista de
asuntos externos es también nutrida. Sin duda, va a tener que jerarquizar y
apuntar -por supuesto- a los que refuercen su objetivo de la reelección. Más de
uno va a quedar rezagado, esa es la verdad.
Sin embargo, también hay algo
cierto: como bien dicen los especialistas en encuestas, la popularidad jamás es
una foto fija, se mueve hacia arriba o hacia abajo permanentemente.
Dependiendo de esos movimientos,
la administración Trump podría priorizar algunos asuntos y dejar engavetados
otros, a discreción y según sus asesores piensen que traen beneficios o
perjuicios. ¿Será Venezuela una ficha en ese tablero?
"Trump es un gran
protagonista de la actualidad, y nos queda para rato. Sus desafíos serán la
economía y la Cámara de Representantes", explicó en el analista
internacional John Müller al sitio web “Pauta”, sobre la segunda mitad del
mandato del actual presidente de Estados Unidos.
Müller considera que Vladimir
Putin, los líderes europeos y Kim Jong-Un han protagonizado reuniones con el
gobernante norteamericano con dispares resultados. "Trump le dio un gusto
al líder norcoeano al reunirse con él y darle una relevancia internacional que
muy poca gente tiene. Lo mismo no puede decirse de Putin", añadió.
Rusia considera "muy
necesaria" la celebración en 2019 de una reunión entre los presidentes
ruso, Vladímir Putin, y estadounidense, Donald Trump, tras la cancelación de
las dos citas previstas en los últimos meses.
"Consideramos y seguimos
considerando que es necesario un contacto con formato amplio, agenda fija y
participación de delegaciones de ambos países", dijo Serguéi Riabkov,
viceministro de Exteriores ruso, a la agencia oficial RIA Nóvosti. Una relación
con altibajos, entre una supuesta simpatía personal entre ambos mandatarios,
minada por los complejos intereses encontrados de sus respectivas naciones.
¿Y Venezuela? Por ahora no
aparece en las agendas prioritarias. Sin embargo y de un momento a otro, todo
puede cambiar. Así es la política internacional.
David Uzcátegui
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