viernes, 26 de octubre de 2018

“Más vale prevenir”

Uno de los obligados reencuentros anuales de los venezolanos es con las lluvias. Si bien las estaciones del año son previsibles, pareciera que no sucede lo mismo con sus consecuencias. Es cierto que la naturaleza nos sorprende de manera desagradable en más ocasiones de lo que sería deseable, pero también es verdad que se pueden tomar las medidas de precaución necesarias para minimizar los resultados adversos de los excesos climáticos.

Y decimos esto evidentemente, como una necesaria reflexión ante los resultados lamentables que dejaron lluvias recientes en nuestro país.

Según los datos emanados de Protección Civil, 12 estados del país se han visto afectados por las fuertes lluvias de los últimos días. Amazonas, Anzoátegui, Barinas, Bolívar, Cojedes, Delta Amacuro, Falcón, Guárico, Miranda, Mérida, Monagas y Vargas, fueron los más castigados.

Según la misma fuente, han sufrido daños en los últimos días 377 vialidades, se han presentado 146 deslizamientos, se han desbordado 53 ríos y 55 quebradas y se ha registrado la afectación de 16 puentes. Adicionalmente, activaron 47 refugios, donde están albergadas 457 familias que suman 1.699 personas.

Sí, es verdad que las cantidades de agua fueron insólitamente altas e inesperadas; pero también es una realidad que muchos lugares fueron sorprendidos sin haber tomado las precauciones necesarias. Precauciones que se imponen según la temporada y que, por más desproporcionada e inesperada que sea la fuerza de la naturaleza, ayudan a mitigar lo más posible las consecuencias.

Bien sabemos que Venezuela tiene dos estaciones distintivas: el invierno, que va de mayo a noviembre, es la estación húmeda, y el verano, que va de diciembre a abril, es la estación seca. Ambas temporadas tienen sus peligros implícitos.

El territorio nacional presenta un alto riesgo de experimentar fenómenos naturales adversos, que suponen un riesgo para la población del país. Las amenazas de desastres naturales más importantes se producen principalmente a causa de inundaciones -especialmente en la temporada del año donde las lluvias son más frecuentes-.

Estos riesgos derivados de fenómenos meteorológicos, se encuentran encabezados por las tormentas y sus consecuentes inundaciones posteriores. Estos hechos se repiten año tras año, especialmente en el periodo comprendido entre agosto y octubre, conllevando importantes pérdidas materiales y, en ocasiones, humanas. Es en estos meses cuando se incrementa también el riesgo de huracanes en la zona del Caribe, lo cual tiende a complicar el panorama aún más todos los años.

Por otra parte, también son frecuentes fenómenos tales como deslizamientos de tierra, derrumbes y caída de materiales con motivo de los fenómenos meteorológicos mencionados anteriormente.

Por esto, las distintas instancias gubernamentales deben realizar labores de prevención, como ejecutar limpiezas en quebradas y drenajes, a la par de una profunda y constante campaña educativa para evitar el mal hábito de lanzar desperdicios a estos cauces de agua, costumbre que termina por tapiarlos y potenciar de manera exponencial el riesgo de las inundaciones.

También es conveniente trabajar en simulacros en escuelas y comunidades, especialmente en las de alto riesgo geológico, como es el caso del municipio Baruta en Caracas, que, por su alto componente de taludes y montañas, es un ejemplo de los peligros que se pueden correr durante estos meses del año.

Este municipio también es ejemplo de otro de los grandes problemas que se padecen en muchos sectores de Venezuela al llegar las lluvias, como es el caso de construcciones en lugares de riesgo sin ningún tipo de control.

Para colmo, los intensos periodos de lluvia han hecho que los terrenos se vuelvan más inestables debido a la saturación de agua en los suelos, esto ocasiona que las masas al secarse se fracturen y se debiliten, haciendo que cedan las laderas ante el peso de construcciones.

Y hay que resaltar que las advertencias no solo caen sobre las barriadas. Los especialistas coinciden en que hay urbanizaciones propensas a más riesgo que los mismos sectores populares improvisados, debido al incumplimiento de las ordenanzas que establecen los parámetros de construcción. La improvisación y la ilegalidad en las construcciones son una espada de Damocles también sobre la clase media, como hemos visto en lamentables hechos de tiempos pasados y recientes.

También es medular y vital la coordinación entre diversas instancias de los poderes locales, regionales y nacionales. Lo peor que podemos hacer ante cuadros de intensas lluvias, como los recientemente vividos, es parcelar el país y echar culpas unos sobre otros. La acción conjunta y la comunicación rápida son cruciales para superar dichas adversidades con el mínimo daño posible.

David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui

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