Dentro de nuestra muy propia
jerga criolla, el llamado “Plan B” ha pasado a significar el tener una
alternativa por si algo no sale bien en lo que, por lógica, podríamos llamar el
“Plan A”.
En los últimos tiempos en nuestro
país, se ha pasado a denominar de manera casi sobreentendida al hecho de
marcharse de Venezuela justamente como como el “Plan B”.
Quizá esto sucede en el supuesto
de que muchos compatriotas sientan que otros horizontes son más propicios para
su expansión personal y profesional, así como para asentar a su familia y verla
crecer.
Como muchos han dicho por allí,
tanto marcharse como quedarse son decisiones legítimas y válidas, y dependen de
las circunstancias de cada quien.
Sin embargo, en lo que sí se ven
hermanados muchos venezolanos es en la determinación de salir adelante, sea
dentro o fuera de nuestras fronteras. Algunos silenciosamente, otros tantos
alcanzando logros que son reseñados por los medios de comunicación. Pero todos
estos coterráneos han hecho de su Plan B -sea irse o quedarse- una oportunidad
de progreso y contribución.
Esto lo decimos a propósito de
que Luis Miguel Vence, científico venezolano de 45 años de edad, es uno de los
jefes del grupo que obtuvo el premio Nobel de Medicina 2018. Un gran titular
que recompensa a nuestro gentilicio con una dosis enorme de orgullo y alegría.
Vence es el coordinador de uno de
los cuatro grupos de 20 personas que trabajan para hallar una cura al cáncer.
Un caraqueño de la Avenida Rómulo Gallegos que sin duda ha logrado encontrar un
camino de servicio y crecimiento profesional desde Houston, Texas, donde reside
desde hace 12 años.
También hace poco nos enteramos a
través del portal de noticias de NTN24, que el joven ingeniero venezolano Luis
Cabrera se hizo merecedor de una distinción de las cincoentregadas por el Young
Engineers 2018, gracias a su proyecto "Energía solar para hospitales
públicos en Venezuela".
El evento es organizado por la
Federación Mundial de Asociaciones de Ingenieros, la Unesco y el Comité Young
Engineers/ Future Leaders. Cabrera, con apenas tres meses de graduado de La
Universidad del Zulia, propuso una idea para permitir que los 300 hospitales
públicos de Venezuela puedan contar con energía fotovoltaica en las áreas
críticas para evitar cualquier tipo de paralización por fallas de energía en
las actividades de las áreas de cirugía, laboratorios, salas de parto, unidad
neonatal, y emergencias
Paralelamente y en otras
latitudes, el venezolano Rodrigo Lares Bassa obtuvo el pasado 29 de julio, el
segundo lugar en el concurso literario online Paréntesis, organizado por la
agrupación literaria Atinta Negra, un grupo poético residenciado en Chile. La
información asegura que su obra “Entre Mesas”, destacó por “elementos de
autocritica, valentía y romance”.
Dentro de nuestras fronteras se
celebra también el evento Pasión País, creado por la periodista Inés Muñoz
Aguirre y la experta en opinión pública Mariam Krasner. Ambas han reunido a una
veintena de venezolanos que siguen llevando adelante sus respectivas labores en
nuestro territorio y que exponen sus propias experiencias de éxito en los
campos más diversos, desde la gastronomía hasta la arquitectura, pasando por
los medios de comunicación y las artes.
El denominador común de todos
ellos: una enorme resiliencia, es decir, una capacidad de adaptación y
superación de obstáculos que no puede sino considerarse ejemplar.
Y hay, como todos sabemos,
innumerables ejemplos anónimos. Esos que, por ejemplo, se dedican a productos
reconocidos mundialmente y que siguen de manera tenaz haciendo sonar nuestro
nombre.
Podemos hablar por ejemplo de
nuestros rones, que sumaron este año 7 medallas en la San Francisco World
Spirits Competition, uno de los eventos internacionales más reconocidos,
realizado en esa ciudad norteamericana y donde participaron más de dos mil
variantes de rones del mundo. Es común nuestros productos de ese ramo entre los
mejores en las listas del Concurso Mundial de Bruselas, El Congreso
Internacional de Madrid, The Fifty Best Rum Aged en Nueva York y muchos más.
También nuestros chocolates
suelen destacar continuamente en competencias internacionales como la
International Chocolate Awards de Nueva York o los no menos prestigiosos
Academy of Chocolate.
En conclusión, también podríamos
cerrar con otra frase famosa de nuestra habla coloquial y es que el Plan B es
“echarle piernas al Plan A”. Siempre, aquí o allá, el plan es trabajar, crear,
sobresalir y echar para adelante. En este siglo las fronteras se han borrado y
muchos de aquí destacan ante el mundo; mientras los que están afuera también
suman alegrías y bendiciones para el país. Que esa siga siendo siempre la
intención del Plan B.
David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui
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