lunes, 29 de septiembre de 2014

"Escasea todo, menos las mentiras"

Cinismo puro, decir, en la 69° Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que el gobierno ha cumplido con las metas del milenio, cuando los indicadores económicos y sociales muestran, no solo a lo interno de nuestro país, una nación arruinada por la destrucción del aparato productivo nacional, corroída por la inflación y asolada por los altos niveles de escasez de alimentos y medicinas. En nuestra Venezuela escasea todo, menos las mentiras del gobierno. Hay que ser bien caradura, que digo caradura, solo una persona que no tiene vergüenza es capaz de caerle a mentiras a los mandatarios y embajadores de los 193 países que conforman esa instancia.

Recordemos que fueron ocho los propósitos de desarrollo humano fijados en el año 2000, que los 189 países miembros de la ONU (para ese entonces) acordaron conseguir para el 2015. Nicolás esta semana se valió de esas 8 metas, para hablar de un país que solo existe en su imaginario. Bien lo dice ese refrán popular, que primero se cae un mentiroso que un cojo.

Cuántas verdades intentan ocultar con sus mentiras. La mentira número uno, es decir que en nuestra Venezuela fue erradicada la pobreza extrema y el hambre, cuando las propias cifras del gobierno, nos referimos a las del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), dan cuenta que el porcentaje de hogares venezolanos que viven en situación de pobreza pasó de 21,2% a 27,3%. Si hablamos de pobreza extrema también se incrementó, al pasar de 7,1% a 9,8% en 2013, lo que equivale a unos 2 millones más de venezolanos que viven en la pobreza.

La mentira número dos es aseverar que en nuestro país se logró la enseñanza primaria universal, cuando la verdad es que más de 2 millones de niños no acuden a la escuela y otros 800 mil jóvenes, entre 15 y 17 años, están fuera del sistema educativo formal. Este no es el país de las mil maravillas que ellos se esfuerzan en mostrar. Tampoco es verdad que ellos cumplieron la meta número tres, que es promover la autonomía de la mujer. Si la promovieran y sobre todo la defendieran, hoy nuestras mujeres no vivieran el calvario de tener que ir de mercado en mercado y de farmacia en farmacia, buscando alimentos y medicinas. Ni tuvieran que vivir con el alma en vilo, pensando que sus hijos pueden ser los siguientes en formar parte de las estadísticas de la violencia en nuestro país.

Como este gobierno sabe que la verdad siempre consigue la forma de salir a flote, intentan a toda costa hundirla. No es cierto que en nuestro país se haya cumplido el objetivo número cuatro del milenio, que es reducir la mortalidad infantil. La verdad detrás de esa cuarta mentira es que el inicio del año 2014, fue negativo. El Boletín Epidemiológico número 1 del Ministerio de Salud reveló 114 muertes de niños menores de un año y la mortalidad de los recién nacidos de 0 a 27 días concentró 79,8% de los decesos. Las razones frecuentes de los fallecimientos fueron neumonía, sepsis neonatal, prematuridad y enfermedad hialina, las mismas que causaron 118 muertes en la primera semana de 2013.

Y no solo es que no hemos logrado reducir la mortalidad infantil, sino que nuestro país es líder en mortalidad materna. Sí, leyeron bien. Es mentira que cumplimos la quinta meta del milenio. Las cifras hablan por sí solas. 73 madres mueren por cada 100 mil nacidos vivos y al menos 13 de los 23 estados que conforman el país, superan el promedio nacional en 80 por cada 100 mil nacimientos.

¿Sabrán los del gobierno que las causas de la mortalidad materna en nuestro país están asociadas a la pobreza y malnutrición, a las dificultades de las embarazadas y madres para tener acceso a los centros de salud, a los médicos, medicamentos y vitaminas? ¿Qué sentirían los pacientes con VIH, cuando escucharon que Nicolás insinuó que nuestra nación cumplió con el sexto propósito del milenio? Si la verdad es que hoy nuestros pacientes que padecen esta patología, no cuentan con retrovirales en el país y, por negligencia del gobierno, regresaron enfermedades erradicadas como la malaria y otras como el dengue y chikungunya fáciles de controlar, se expanden.

También es un caradurismo decir que alcanzamos el séptimo objetivo, que es garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, cuando acaban de fusionar el Ministerio del área con uno de sus mayores depredadores, que es la cartera de Vivienda y Hábitat. La octava mentira fue hacer creer, que este gobierno fomenta una asociación mundial para el desarrollo. Nada más lejos de esa pretensión y eso debe saberlo nuestro pueblo. Debe saber que este gobierno miente a costa del sufrimiento ajeno.

Tanta es la indolencia, que en su viaje a Norteamérica, Nicolás dijo que repotenciaría el programa que garantiza calefacción a los norteamericanos, cuando, irónicamente, mientras escribíamos estas letras, se fue la luz en 15 estados del país. Pero los problemas de electricidad en Venezuela no son solo de un día, hay comunidades que sufren a diario, como la de Las Tarabas en Zulia, que estuvo 21 días seguidos sin luz; como Nuevo Sucre, en Anzoátegui, que pasó 23 días sin electricidad; como aquí en Caracas, que los vecinos de El Valle y Coche se quejan de que todos los días hay hasta 3 cortes de luz.

Por eso insistimos en decirle a quienes no han abierto los ojos, que es momento de abrirlos. Este es un gobierno continuamente distraído y pendiente de todo menos de lo que le urge atender y ocuparse. Ahora dijeron que enviarían 5 millones de dólares para combatir el ébola en África. Como siempre, extremadamente generosos con los ciudadanos de otros países, pero cruelmente insensibles con nuestro pueblo de Venezuela. Qué no se pudiera hacer con una ínfima parte de esos recursos, en un país donde no hay ni siquiera acetaminofén para los pacientes con dengue o chikungunya.

No se trata de ser indiferentes a las desventuras de otros países, pero las cosas son como son. Mientras haya problemas que resolver en nuestra Venezuela, los recursos deben ir a solventarlos. No puede ser que este gobierno, con tal de comprar lealtades en el exterior, sea luz para la calle y oscuridad para la casa.


Pero todos estos problemas tienen solución, solo se necesita un gobierno serio y responsable, con ganas de trabajar y que tome las decisiones correctas para el beneficio de todos los venezolanos. Urge un gran pacto social con los más pobres, con los más humildes y que sufren para lograr el cambio que Venezuela necesita. No perdamos la esperanza de tener un mejor país, ese sueño podemos construirlo entre todos. Vamos que sí podemos, porque sobran razones para unirnos. 

¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE: enriquecaprilesradonski.com/2014/09/28/escasea-todo-menos-las-mentiras/

domingo, 28 de septiembre de 2014

Chikungunya y política

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

La opinión pública venezolana se encuentra conmovida por el avance del virus del chikungunya, hecho del cual, siendo conservadores, se estiman más de cuarenta mil casos, aunque otras proyecciones los sitúan en cifras muy superiores.
Desde esta tribuna, tenemos otra preocupación al respecto, y supera la del avance de la enfermedad, porque justamente nos está distrayendo de luchar contra el verdadero enemigo. Nos referimos al enfrentamiento netamente político que ha detonado tras esta situación.
El asunto es que, mientras las cifras están escalando montos alarmantes, se ha desatado una polémica de opinión pública en la cual el gobierno intenta minimizar el impacto de lo que está sucediendo, mientras otros voceros insisten en subrayar lo delicado de la situación.
El momento que vivimos, demanda de nuestra parte foco en el verdadero problema. Todos los voceros autorizados –funcionarios y especialistas- deben centrarse en educar a la población de manera preventiva, que parece ser hasta ahora la única manera de enfrentar la dolencia.
Son momentos como este los que demuestran, en forma meridianamente clara, la esterilidad de los enfrentamientos basados en posiciones políticas, los cuales no hacen avanzar en pro de solucionar las situaciones y, muy por el contrario, las estancan y las complican.
Todo esto, siempre enfocando el deber del quehacer político como un arte dirigido a conseguir el supremo bienestar de las colectividades, enfocado en la convivencia de distintos matices para el bien común.
El ejecutivo tiene por delante una enorme tarea sanitaria para, más allá de ponerse a la defensiva y cazar peleas, dedicarse a dar una batalla que, en estos momentos, parece ser la más decisiva para el bienestar de los venezolanos: la de la salud.
Estamos seguros que del lado de los especialistas en el tema hay la mejor voluntad para trabajar hombro a hombro con las autoridades gubernamentales en pro de minimizar el impacto de esta coyuntura de salud; pero dichos profesionales no pueden ser criminalizados ni señalados por ofrecer a la colectividad la percepción de la situación que obtienen a través de sus conocimientos y estudios. La táctica de “matar al mensajero” no soluciona el problema; y si lo que busca es atajar la bola de nieve de la opinión pública, hay que acotar que usualmente logra el efecto contrario.
En casos como el que vivimos no hay alternativa: todos los factores de la sociedad deben sentarse y ponerse de acuerdo para enfrentar conjuntamente la situación. El diálogo no es opcional. Urge un pronunciamiento en el cual se trace ante la opinión pública un plan de acción incluyente, que convoque a quienes saben del tema, que incorpore a gobiernos regionales y locales de cualquier color político, que eduque a la ciudadanía y la incorpore a esta lucha, especialmente de forma preventiva, ya que esa es la manera correcta de enfrentar este tipo de males.
El enfrentamiento siempre resulta estéril, pero lo es particularmente en estos momentos, cuando las energías deben canalizarse hacia un objetivo común. La política, como muchas armas, tiene dos filos. En momentos como el actual, es imperativo utilizarla para el bien común y postergar las diferencias. Es una gran ocasión para reivindicar este oficio. 

lunes, 22 de septiembre de 2014

¿La Constituyente o la Asamblea Nacional?


Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia

@DavidUzcategui


En medio del debate democrático que se da en estos momentos entre los factores alternativos de poder para conseguir una Venezuela de progreso y bienestar, cobran fuerza dos agendas que buscan salidas para los problemas nacionales a través de distintas vías.

Unos propugnan la Asamblea Nacional Constituyente, mientras otros consideramos que hay que montarse de inmediato en las tareas inherentes a las próximas elecciones parlamentarias de 2015. Y dedicaremos estas líneas a explicar por qué nos anotamos en el segundo grupo.

Los argumentos a favor de la Constituyente no dejan de ser ciertos; pero las soluciones necesarias pueden abordarse desde otras alternativas; mientras ese instrumento no es tampoco garantía de las soluciones requeridas.

Entre tantos planteamientos, podemos comenzar por el de los poderes públicos secuestrados por una parcialidad política. Esto es cierto; pero la alternabilidad democrática está plasmada en la letra de la Carta Magna actual. No es necesario modificarla para recuperarlos, sino luchar por su cumplimiento.

A favor de enfocar nuestras energías en las elecciones de diputados nacionales, podemos decir que es uno de los pocos poderes donde hay una pluralidad representando a los diversos matices del país. Ciertamente, hubo manipulación de los circuitos en las últimas elecciones y corregir este entuerto es una lucha que hay que dar. Pero cabe recordar que la alternativa democrática ganó estos comicios en porcentajes de 52 a 48.

También vale recordar que es desde la Asamblea Nacional donde se nombran las cabezas de otros poderes, como el Electoral y el Moral. Y que el Legislativo se vio debilitado con la tendencia abstencionista de 2005.

Es un hecho que las instituciones ya están allí y que lo que debemos hacer es ir por ellas. Trabajar por aumentar los contrapesos en los poderes públicos, los cuales, para servir efectivamente a los ciudadanos, no pueden ser entregados a una parcialidad política única.

Se dice que los poderes manejados por la tendencia oficialista torpedearían el buen desenvolvimiento de las elecciones parlamentarias y el posterior desempeño de los ganadores. Este es un razonamiento que calza perfectamente también para una Asamblea Nacional Constituyente, proceso que es, por cierto, mucho más complejo y por tanto más susceptible de ser frustrado por piedras de tranca.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que el statu quo que obstaculiza la consecución del ansiado bienestar del país, seguirá existiendo tras haberse recolectado las firmas para solicitar la activación de una Asamblea Nacional Constituyente. Lograr su convocatoria y concreción, puede ser un camino definitivamente muy pedregoso en la Venezuela de hoy.

Se habla de reconciliación, tan urgente y necesaria para el país. Esto, sin duda, es un objetivo que une a los diversos factores de la alternativa democrática e incluso a muchos partidarios del gobierno que apuestan a la paz como pivote del bienestar. Sin embargo, es el parlamento el escenario por excelencia de los entendimientos. Por ello debemos ponerle más empeño en lograr una mayoría incuestionable.

Los venezolanos no podemos desistir de acudir a las citas electorales cuantas veces sea necesario. La ruta ya está hecha. El éxito en la tarea dependerá de nuestra contundencia y perseverancia. Es eso lo que hace la diferencia.

¿Cuál salud Nicolás?

Los desesperados esfuerzos que desde el gobierno hacen para intentar tapar el sol con un dedo, no dan resultados. La verdad es que nuestro pueblo padece a diario la crisis económica, nadie se la cuenta, la vive en carne propia. Ya no solo se trata de conseguir la harina para las arepas, el cafecito para la mañana o ese producto para la higiene personal o de la casa.

Hoy nuestro pueblo se ve obligado a recorrer farmacia tras farmacia con la esperanza de conseguir, en esa injusta peregrinación, la medicina que alivie su malestar, mejore su salud o cure su patología. Vitaminas no hay, así como tampoco se consiguen antialérgicos, antibióticos, antipiréticos y analgésicos como el acetaminofén, necesario para la fiebre, el dolor moderado y para calmar los síntomas que presentan los pacientes con dengue clásico o chikungunya, que hoy tenemos en nuestra Venezuela.

Y lo más delicado de esta situación es el manejo que el gobierno le da a un tema tan sensible para los venezolanos como lo es el de la salud. Cuándo entenderán que con la salud del pueblo no se juega. Hace poco lo dijimos y volvemos a reiterarlo, la salud es la angustia asistencial primordial de cualquier ser humano. Por eso indigna la indolencia con la que el gobierno viene asumiendo la crisis, no solo del sector farmacéutico, sino del sistema de salud nacional.

En menos de dos años ya han desfilado 4 personas por el Ministerio de Salud y lejos de presentar mejoría, la crisis se agudiza y con ella las graves consecuencias para los enfermos y sus familias. En una vergonzosa declaración que duró un poco más de nueve minutos, la nueva Ministra no mencionó cómo se controlará la epidemia de dengue y de chikungunya que hay en nuestra Venezuela. Tampoco habló del regreso a nuestro país de enfermedades, erradicadas en el pasado, como la malaria, tuberculosis o leishmaniasis.


Se limitó a informar cifras que a todas luces están maquilladas y a hacer un pronunciamiento netamente político. Cinismo puro decir que lo primordial es el manejo de la información. No señora ministra, lo importante es que diga cuáles son los planes para solventar la escasez de medicamentos que hay en nuestro país y que pasa el 60%. Lo urgente es que les explique a los venezolanos cómo hará para reactivar el 69% de los quirófanos y el 52% de las camas que no están habilitadas en 10 de los hospitales más importantes del Área Metropolitana de Caracas.

Quedó claro, con esas nefastas declaraciones, que para este gobierno el deplorable estado de los 302 hospitales y 4.618 ambulatorios que hay en nuestra Venezuela, no es una alarma. Así como tampoco lo es la falta de insumos y equipos médicos, los homicidios ocurridos en las emergencias o quirófanos de algunos centros asistenciales, ni la migración de lo más valioso que tiene un país, que es su recurso humano. Nos referimos a los médicos, enfermeras, bioanalistas y otros profesionales de la salud que se han ido de nuestra Venezuela buscando no solo oportunidades, sino mejores condiciones laborales.

En nuestro país hay, en este momento, una epidemia de dengue y de chikungunya y la mejor acción de salud pública del gobierno de Nicolás es informar que serán repartidas 428 mil tabletas de acetaminofén en los hospitales. Cuanta irresponsabilidad, cuando nuestros médicos saben que esas tabletas, con un poco de suerte, alcanzan para 5 días de fiebre en algo más de 21 mil pacientes.

Ahora se inventan una nueva “guerra” esta vez la etiquetaron como psicológica. Cuanta ridiculez. Que la sanidad de nuestra Venezuela esté en terapia intensiva, es otro fracaso más de la nefasta gestión de este gobierno. Con politiquería no es posible atender enfermos y dar respuestas.

Quieren hacer ver normal que en un país, que recibe millones y millones de dólares, producto de la renta petrolera, muchos hermanos venezolanos fallezcan por patologías fáciles de tratar. A nuestro pueblo queremos decirle que no es normal ni lógico que en los centros de salud no haya algodón, inyectadoras, anestesia ni medicamentos para combatir el cáncer. No tenemos que resignarnos a vivir al borde de la tragedia.

A nuestro pueblo volvemos a pedirle unión y organización para impulsar el cambio en nuestro país. Estamos obligados a darle un parado a todo este caos, producto de la corrupción, de la improvisación, de la incapacidad y de la irresponsabilidad de un pequeño grupo de enchufados, que gobiernan alegremente y sin remordimiento, y que se robaron 25 mil millones de dólares de la extinta Cadivi, que hoy pudieran destinarse a la importación de los insumos médicos necesarios para restaurar la sanidad de nuestro país.

En nuestra Venezuela sí podemos tener un sistema de salud pública de calidad para todos. Allí está nuestra Red de Salud Francisco de Miranda, que construimos desde cero, junto al pueblo y al mejor talento humano y que es un ejemplo para todo el país. En ella hemos atendido ya a 7 millones de pacientes, más de los atendidos en los centros asistenciales que nos arrebataron cuando llegamos a Miranda.

Solo basta tener la voluntad y que los recursos se inviertan en lo que deben invertirse y no se pierdan en el camino, como volvió a ocurrir esta semana con los casi 160.000 dólares que se desaparecieron de la “caja chica” de una oficina en el Instituto Nacional de Deporte. ¿A quién le van a echar la culpa ahora? El único responsable tiene nombre y apellido.

Estas son las cosas que no podemos seguir permitiendo. No podemos consentir que digan que es “un milagro de la revolución” invertir en un hospital, después de que se presenta un escándalo que intentan tapar. No hace falta que ocurra una crisis para que se invierta en la salud de los venezolanos, esta debe ser una prioridad de cualquier gobierno responsable y serio, que lamentablemente hoy no tenemos en nuestra Venezuela.

Razones para unirnos y luchar por un cambio sobran, está en cada uno de nosotros lograr la Venezuela que todos soñamos y que nos merecemos. 

¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/09/21/cual-salud-nicolas/

lunes, 15 de septiembre de 2014

"Paquete rojo por el pecho"

Por más que hayan modificado la metodología para calcular el índice inflacionario, creyendo que con ello lograrían ocultar la realidad, las cifras de inflación intermensual de junio, julio y agosto (4,4%, 4,1% y 3,9%, respectivamente) revelan que este gobierno bate todos los récords con la inflación, la cual acumula el mayor salto en 18 años. Según datos del propio BCV, la anualizada para agosto se ubicó en 60,5%. De no haberse cambiado la metodología, el comportamiento que vienen mostrando los precios habría superado 75%, y en la calle es aún peor.

Sigan creyendo que manipulando y maquillando cifras cambiarán y ocultarán el drama por el que pasa nuestro pueblo cada vez que sale a hacer mercado. Tomando en cuenta las cifras oficiales que el INE, apenas esta semana publicó, el costo de la canasta alimentaria de mayo, el cual dicen se ubicó en 4.448,56 bolívares, ya solapaba el salario mínimo de 4.251 bolívares. Además, de qué nos sirve conocer esa información en el mes de septiembre, si ya para el quinto mes del año el dinero de los trabajadores ni siquiera alcanzaba para comer.

La situación está tan dura que, en días pasados, una barloventeña, cabeza de familia, me contaba que se ha visto obligada a restringir en su casa el consumo y, por consiguiente, cambiar algunos hábitos alimenticios. Me decía que en su nevera no faltaba el queso blanco que rallaba para acompañar las arepas, la pasta y los granos, alegando que no hay nada que rinda más que el queso rallado, sin embargo, de unos meses para acá lo considera un lujo. Es el queso o la pasta y los granos, al menos con estos logra que sus cuatro muchachos tengan la sensación de llenura.

Y todavía quienes gobiernan a nuestra Venezuela tienen el caradurismo de decir que la escasez de alimentos es porque nuestro pueblo come más y que por eso está obeso, cuando la verdad es que los venezolanos se están alimentado mal,  por la ausencia de productos en los anaqueles, la inflación y el alto costo de la vida. Este modelo fracasó. Le tiene la vida de cuadritos a nuestro pueblo, sobre todo al más pobre, que es al que más golpea la crisis económica, que ellos mismos generaron.

Lejos de tomar las correcciones, el paquete rojo siguen aplicándolo día tras día. No solo ocho rubros de la canasta alimentaria aumentaron de precio, sino que luego del supuesto sacudón, el gobierno, en menos de 15 días, anunció el incremento de 11 categorías de productos de higiene personal y limpieza. El cloro, lavaplatos y limpiadores, que se mantenían congelados desde 2012, aumentaron hasta 107%. Los precios de toallas sanitarias, desodorantes y afeitadoras subieron hasta 130%. Mientras los servicios, excepto teléfono, subieron en promedio 55,02%.

Pero lo más preocupante dentro de este panorama, es que buena parte del sector “productivo” de nuestro país está en manos del gobierno central. Llevan años confiscando y expropiando empresas y resulta que ninguna de ellas ha elevado su rendimiento. Ni siquiera muestran el mismo nivel de producción que tenían cuando eran privadas, todas disminuyeron significativamente. Un ejemplo de ese fracaso es lo que ocurrió con Sidor y las cementeras. Todavía se niegan a revisar lo que expropiaron para ponerlo a producir. ¿Qué más tiene que pasar en nuestra Venezuela para que quienes creen aún en este gobierno se den cuenta que esto no camina?

No están gobernando a nuestra Venezuela, la están destruyendo y cada vez que altos funcionarios del gobierno hablan, les mienten a los venezolanos. Nuestro pueblo se pregunta qué va a hacer Nicolás y su combo con el país. Eso se lo pregunta hasta el propio pueblo oficialista.

En estos días salieron con el disparate de otorgar créditos en bolívares a un pequeño grupo de empresarios para activar la producción nacional. Sería bueno que le expliquen al país qué proveedor vende en bolívares la materia prima necesaria para activar la industria, cuando distintos sectores como el farmacéutico están en mora con los proveedores, porque este gobierno no termina de liquidar las divisas. Puro espectáculo y propaganda para hacerle creer a los venezolanos que quieren reactivar la producción nacional.

Seguiremos insistiéndole a nuestro pueblo que de la crisis salimos cambiando este modelo fracasado por uno que permita producir más y mejor, capacitar a nuestro pueblo y desarrollar sus capacidades. Nosotros tenemos el proyecto y las ideas para que los venezolanos sepan que sí hay una luz al final del túnel.

Hemos planteado la necesidad de implementar un plan agroalimentario serio y consistente, que permita activar, de una vez por todas, la producción nacional, el rescate de la autonomía de instituciones como el Banco Central de Venezuela, para que no financie los déficit fiscales con la impresión de dinero inorgánico y el respeto a la propiedad privada, para que se invierta en nuestro país y con ello generar empleos, salir del estancamiento y la elevada inflación.

Por eso no dejaremos de insistir que los venezolanos debemos unirnos y organizarnos para hacerle frente a un gobierno corrupto, que regala a intereses extranjeros los recursos de los venezolanos y que nos tiene sumidos en esta situación de dificultad, escasez, inflación y desempleo. Mientras la inflación de nuestro país es las más elevada del planeta, a nuestros países vecinos –a quienes este gobierno le regala nuestro petróleo- les toma hasta 8 años llegar a la inflación a la que nos arrastraron Nicolás y sus enchufados.

Este gobierno lo que sabe hacer bien es incrementar y profundizar los problemas de los venezolanos. Y no solo se trata de la situación económica, social y política del país, sino de las mentiras diarias a las que nos tienen acostumbrados.

Por eso estamos obligados a cambiar esa realidad. Ese es nuestro compromiso con los venezolanos. Unidos sí es posible, sigamos adelante, dejemos el miedo, no abandonemos la lucha por los hijos de esta hermosa patria, que tienen derecho a vivir en un país de oportunidades y progreso.

 ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE:  http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/09/14/paquete-rojo-por-el-pecho/

¿Despedimos a El Impulso?

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia

@DavidUzcategui

Los venezolanos asistimos por estos días con desconcierto, al anunciado cese temporal de actividades del centenario periódico larense El Impulso. Se trata de uno de los decanos de nuestros medios de comunicación, con 110 años de vida.

Es otro más entre esos símbolos de la venezolanidad, que para varias generaciones ha estado siempre allí y que suponemos siempre va a estar a la mano, para reafirmarnos la pertenencia al país.

¿Por qué, de pronto, nos enfrentamos a la amenaza de que no esté más? Al parecer, el diario sucumbirá al cuello de botella en el cual se ha convertido la búsqueda de dólares en nuestro país.

El complejo asunto del control cambiario se le ha ido de las manos al gobierno, las modificaciones al respecto han sido epidérmicas y no van al fondo de las complicaciones. Mientras se pierde tiempo, la situación se complica cada vez más y obviamente cada vez será más difícil solucionarla.

Es un asunto que afecta a prácticamente todos los ámbitos de la vida nacional, haciéndose particularmente difícil en los sectores salud y alimentos, dado lo prioritarios que son estos ramos para la vida de los venezolanos.

Queda aún por aclarar si se trata de decisiones con motivaciones políticas o si, ciertamente el asunto de los dólares se le ha salido de control a quienes gobiernan.

Volviendo al trance que atraviesa el rotativo larense, hay antecedentes de la discrecionalidad con la que gobiernos venezolanos anteriores otorgaron –o negaron- dólares a medios de comunicación, en controles de cambio previos.

La discrecionalidad para distribuir el papel periódico con fines políticos se hace especialmente notable cuando voceros oficialistas anuncian el lanzamiento de dos periódicos gubernamentales, para quienes sí hay papel periódico suficiente, por lo cual no se trata de la falta del mismo, sino de la distribución con criterios sesgados.

Ante las reiteradas quejas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, por los numerosos puestos de trabajo que están en riesgo, el gobierno respondió con la creación de la “Corporación Maneiro”, único ente encargado en el país de importar papel periódico. De esta manera, queda clara la responsabilidad de quiénes son los encargados de distribuir esta materia prima en el país.

En la actualidad, el gobierno posee cuatro periódicos: Correo del Orinoco, Ciudad Caracas, Ciudad Valencia y Ciudad Petare. Además, financian unos 215 periódicos comunitarios. Ahora anuncia Los Mazazos de Diosdado y El Diario del PSUV.

Mientras tanto, los diarios La Nación, Diario de Los Andes y Correo del Caroní informan que sólo circularán de lunes a viernes y el diario El Impulso afirma que tiene papel hasta el 15 de septiembre.

Hace más de un año explotó la crisis de papel que amenaza directamente la circulación de los 100 diarios que se publican en Venezuela. A pesar de las tímidas respuestas del ejecutivo y los sacrificios de los propios medios, éstos han logrado sobrevivir en condiciones precarias.

Quizá la mayor dificultad que enfrentan los gobernantes para demostrar su talante democrático, sea el hacerlo patente mediante la convivencia con medios de comunicación que les son críticos; pero que también son necesarios para mantener el delicado equilibrio de la democracia. Es difícil no ceder a las herramientas de coacción que pueden estar a la mano, pero es un ejercicio que hay que hacer.

lunes, 8 de septiembre de 2014

"Convención de enchufados"

Si algo nos quedó claro a los venezolanos esta semana con el supuesto “sacudón”, es que el gobierno no tiene la más mínima intención ni interés de sacar a nuestro país de la profunda crisis económica, social y política que generó. Nuevamente la obsesión de un grupo por mantenerse en el poder privó sobre el derecho que tiene nuestro pueblo a vivir en un país de justicia, oportunidades y progreso.

Después de tanto cacareo, alharaca y propaganda oficial a través de los medios que controla el gobierno, muchos esperaban que se hablara de las soluciones, que se informara y explicara al país las medidas para disminuir la inflación, generar empleo, activar la producción nacional, llenar los anaqueles de productos Hecho en Venezuela y cómo se haría para recuperar el poder adquisitivo de nuestro pueblo.

No se habló de inseguridad, ni de la escasez de medicamentos, ni del drama por el que pasan nuestros enfermos y sus familias porque en los hospitales no hay ni curitas. Tampoco se dijeron las cifras de inflación de los meses de junio, julio y agosto. ¿Por qué no aprovechó que se estaba en cadena nacional de radio y televisión y se anunciaron? ¿Será que piensan que ocultando las cosas, la gente no las siente? Se equivocan. Todos los venezolanos sienten la inflación cada vez que van al mercado, que tienen que comprar un repuesto o un medicamento.

Luego de tres largas y tediosas horas, en lo que más bien pareció una convención de enchufados, donde no hubo las más mínima señal de rectificación, al pueblo le quedó claro que el sacudón fue para intentar salvaguardar el vidrioso equilibrio entre las corrientes del Psuv que se disputan el poder. El sacudón fue para crear seis vicepresidencias, fusionar algunos ministerios, rotar la ineficiencia de algunos funcionarios ya rancios en el gabinete gubernamental y para ratificar algunas gestiones fracasadas.

Más de lo mismo. ¿Cuándo entenderán que el problema no es de forma sino de fondo? Que el problema es el modelo económico corrupto y ni la corrupción ni la crisis se resuelve con un reajuste burocrático. Aquí la realidad es que nuestra Venezuela se le fue de las manos a este gobierno. El país se cae a pedazos. Todos los días retrocede más y no tienen un plan para evitarlo. Nuevamente engañaron a los venezolanos y demostraron que son incapaces de tomar decisiones serias y pertinentes para afrontar la realidad del país.

Para ver esa realidad basta acercarse de manera sorpresa a un Mercal, a un hospital o a cualquier comunidad de nuestra Venezuela, pero el detalle es que no salen del palacio. Pedirles que hagan algo distinto a un show televisado desde el palacio es imposible. No toman las medidas que deben tomar, pero ya mandaron a publicar la nueva lista de precios de algunos productos como la leche, la harina y el aceite de maíz, el champú, los pañales, el papel higiénico, entre otros.

La gran incógnita es por qué esa lista de precios no es anunciada por algún vocero oficial en cadena nacional. Por qué no le dan la cara a nuestro pueblo. Son expertos en destruir y dividir a los venezolanos.

No les importa la destrucción de nuestros valores más sagrados, pero como a nosotros sí nos preocupa y nos importa la situación del país y nuestro pueblo, no dejaremos de trabajar ni un minuto hasta cambiar, de manera pacífica, electoral y constitucional, ese modelo por uno que enrumbe definitivamente a nuestra Venezuela por el camino del progreso y el futuro.

Con ese objetivo, sin quitar la mirada de esa meta, nos mantendremos en las distintas comunidades, al lado de nuestro pueblo, trabajando en la organización de esas comunidades, promoviendo un cambio de abajo hacia arriba, como siempre lo hemos hecho. Sabemos que hay mucho descontento, pero tenemos que articularlo y canalizarlo, porque más temprano que tarde la crisis desencadenará en una consulta y la decisión es de todos los venezolanos. No es un secreto, así los del gobierno no quieran asumirlo, que la crisis económica y social profundiza la crisis política. El país está sumamente inestable y vendrá un proceso electoral, que permita resolver pacífica y constitucionalmente la crisis.

Cada vez estamos más cerca de ese día en el que juntos materializaremos el verdadero CAMBIO para que en nuestra Venezuela baje la inflación, se active la producción nacional, para que generemos confianza, venga la inversión y creemos empleo. Nada de esto lo puede hacer ya Nicolás y su gobierno fracasado. Ellos no tienen la voluntad para generar los cambios que el país reclama. Nosotros sí tenemos el proyecto, la voluntad, el compromiso y, lo más importante, la fuerza de un pueblo que unido nada lo detiene. 

 ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE:  http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/09/07/convencion-de-enchufados/

"Embarcados"

  Por David Uzcátegui
@DavidUzcategui
 
Desde hace ya unos tres meses, el país está esperando el anuncio de una serie de medidas económicas, que todos, sin saber mucho de economía, suponemos urgentes. El oficialismo las ha bautizado como “el sacudón”,  un apelativo sonoro e incluso amenazante.
 
El nombre no importa, es lo de menos. Lo cierto es que hay que dar un golpe de timón de 180 grados a la manera de gobernar actual. ¿El motivo? Está a la vista de todos. La profunda crisis en los más diversos ámbitos de la vida nacional no mejora ni un ápice y muy por el contrario, se profundiza por minutos.
 
Sin embargo, el ejecutivo no se atreve. Está entrampado en su propia decisión de postergar un viraje quirúrgico de su accionar, por el bienestar de todos. El amado sacudón es postergado una y otra vez.
 
Una vez más fue esperado par el pasado martes 2 de septiembre, sin que llegara. Esa noche, en cadena nacional, solamente se conoció la rotación de ministros, la fusión de algunas carteras, la creación de nuevas dependencias gubernamentales y la incorporación de algunos nombres y rostros poco conocidos al elenco estelar del gobierno.
 
Hay varios motivos de franca alarma. El primero es la falta de foco absoluta sobre las medidas urgentes que requiere el país. Y el segundo es el empantanamiento del aparato burocrático gubernamental, cuando justamente lo que se requiere es simplificar la estructura de gobierno para aliviar los males que acosan al venezolano.
 
No hubo anuncios ni los ha habido desde que se introdujo en la jerga cotidiana de la ciudadanía la palabra “sacudón”. No hubo ni una palabra para explicar cómo se luchará contra el desabastecimiento de alimentos y medicinas, contra la inseguridad o contra la inflación.
 
Epidérmicas referencias a los temidos y evadidos problemas, como “soberanía alimentaria” o “producción”, sin explicar concretamente acciones, están muy lejos de generar confianza y ratifican la inacción. Tampoco hay algún aporte concreto en las retóricas “cinco revoluciones”,  terminando por generar el efecto contrario: la inquietud sigue flotando en el ambiente y cada vez se espesa más.
 
Aunque la rotación de rostros tocó particularmente a las carteras del área económica, lo cierto es que se trata de caras conocidas, lo cual lleva a dar por descontado que el cambio de nombres no traerá cambios de políticas. Seguirán procediendo como hasta ahora y todos se muestran alineados con una política que evade admitir y enfrentar la gravedad de los problemas.
 
Las nuevas vicepresidencias no tienen otro objetivo que no sea político, más específicamente, la administración del poder. Pero no contribuyen a la calidad de vida del venezolano. Lejos de ello, complicar la estructura gubernamental profundiza la maraña con la cual convivimos los ciudadanos de este país.
 
Se quedan en el tintero realidades que hay que afrontar con urgencia, como lo son el hecho que el control de cambio entorpece el acceso a divisas a los empresarios venezolanos y por ello sufre el consumidor final, quien no encuentra productos de primera necesidad.
 
Se parte de un supuesto errado de que el gobierno lo ha hecho bien hasta ahora, cosa que todos sabemos no es así. Lo sabe la gente, pero también lo saben quienes gobiernan. La verdadera rectificación –palabra usada por el presidente Chávez años atrás- pasa por admitir que se ha transitado un camino equivocado, y que, mientras más se avance en ese camino, más difícil será corregir las circunstancias que atosigan al país.

jueves, 4 de septiembre de 2014

“Misión imposible”

 Por David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Caracas, 03 de septiembre de 2014.- Tomamos prestado el título de una exitosa serie de películas para analizar la noticia más polémica de los últimos días en nuestro país: la implementación de las captahuellas en supermercados y farmacias.

Con el más sofisticado nombre de "sistema biométrico", se pretende llevar un control sobre lo que los venezolanos adquieren en sus compras diarias, esto con el supuesto fin de combatir el contrabando y administrar la escasez de productos de primera necesidad.

Sin embargo, el agudo humor del venezolano ya las ha bautizado como "las papahuellas", teniendo en cuenta el insólito hecho de que habrá que estampar las huellas digitales para que quede constancia de cuántos alimentos compramos, de cuáles rubros, y la fecha.

Viendo de manera gruesa el asunto, se trata de un sistema que va a verificar la data de una persona y confrontarla con una base de datos de identificación. Tras ser verificada la identidad del individuo, se debe confrontar lo que está facturando con sus adquisiciones recientes. En una nación que ronda los 30 millones de habitantes, vamos a imaginar cuántas transacciones de este tipo se deben dar al día.

Pongámonos a echar números de cuántas cajas dentro de cuántos comercios deberán hacer este proceso. Tenemos claro que el sistema de envío y recepción de datos en el país está actualmente muy lejos de ser de los mejores del mundo.

Multipliquemos el número de comercios por el número de cajas, para posteriormente multiplicarlo  a su vez por la cantidad de compradores en cada una de esas cajas y, finalmente, por el número de cada uno de los artículos que cada uno de esos compradores adquirirá, ya que la idea es verificar artículo por artículo para regular la cantidad de cada alimento que un consumidor dado compra en un tiempo determinado. Todo eso a la vez, un incontable número de veces al día. No es difícil imaginar el colapso del sistema.

Y en esta hipótesis, no estamos tomando en cuenta los caracteres diversos de los incontables puntos de venta de alimentos. ¿Cómo se implementarán en los mercados al aire libre, por ejemplo? ¿O en las "bodegas" de los más recónditos sectores populares, las cuales pertenecen a pequeños emprendedores y son de dimensiones diminutas?

¿Cuáles serán las consecuencias de empecinarse en una práctica cuya logística es inviable? ¿De verdad se va a terminar con las colas? ¿O, por el contrario, se multiplicarán exponencialmente al agregar un trámite complejo y engorroso al pago en las cajas? ¿Qué sucederá cuando el sistema sea sobreexigido y se caiga? ¿Aceptarán los compradores que no se pueden llevar los productos que necesitan para comer porque el "papahuellas" se trabó? ¿Escucharemos el trágico "no hay línea" de los bancos"?

En medio de la polémica, el presidente Nicolás Maduro se desdijo. Subrayó que el sistema será "voluntario", lo cual no era lo que se había afirmado originalmente. ¿A qué se debe esto? ¿Al hecho de que el mismo gobierno ha estado estudiando la viabilidad de la idea y ha chocado con los obvios obstáculos?

Toda nuestra exposición se centra en los aspectos netamente prácticos de la idea. No tocamos las consideraciones legales y éticas de la propuesta porque es harina de otro costal y da bastante tela que cortar. Necesitaríamos mucho más espacio.

Los tiros van por otro lado, amigos del gobierno central. Son numerosas las voces calificadas que han expuesto públicamente las soluciones a la escasez y el contrabando. Es cuestión de ponerse a escuchar y de tener verdadera voluntad política para solucionar.

lunes, 1 de septiembre de 2014

La “papahuella” no va

Cuando los venezolanos creíamos que habíamos visto suficiente, el gobierno nos vuelve a sorprender. Esta vez con el anuncio del Sistema Biométrico o la “papahuella”, que no es otra cosa que una tarjeta de racionamiento electrónica, con la que el gobierno pretende imponer la cantidad de productos que cada venezolano puede adquirir, independientemente de sus necesidades o del dinero que tenga destinado para comprar.

Esta medida, a todas luces, hará más difícil la ya muy deteriorada calidad de vida de nuestro pueblo, por eso nuestro llamado a no aceptar la aplicación de ese mecanismo, voluntario o no, que viola los derechos constitucionales de los venezolanos.

El llamado es además, porque nos parece inaudito y una irresponsabilidad que en un país al que le ha ingresado la mayor cantidad de millones de dólares de la historia, producto de la renta petrolera, y que además cuenta con recursos naturales invaluables, el gobierno le diga a nuestro pueblo cuándo y cuántos kilos de harina puede comprar para hacer las arepas, en qué momento pueden tomarse un cafecito con leche, los días en los que pueden asearse como están acostumbrados o que la ropa o los calzados que suelen comprar en diciembre, deben adquirirlos en mayo.

Este gobierno tuvo una oportunidad histórica de haber convertido a nuestra Venezuela en una potencia económica, sin embargo, optó por imponer un modelo trasnochado, que fue vendido como la solución a nuestros problemas, con el que han destruido todos los sectores productivos del país. Tanta ha sido la destrucción, que el gobierno estudia la posibilidad de importar de Argelia petróleo. Sí, leyeron bien. Hablan de importar petróleo cuando nuestra Venezuela es la nación con las reservas de crudo más importante del planeta. ¿Quién iba a pensarlo?

No nos extrañe que mañana vengan con discursos absurdos y cantinflescos con los que intentan justificar lo injustificable, como la declaración de un personero del gobierno que dijo que la oposición venezolana utiliza la “cizaña” como estrategia para generar malestar entre el pueblo que acude a los supermercados y aguarda en las filas para entrar a comprar los productos de la cesta básica. Qué clase de declaración es esa, que insinúa que nuestro pueblo es masoquista y le encanta hacer colas para “fregar” al gobierno.

O como cuando dijeron que la escasez de divisas era por culpa de los “raspacupos”, cuando  la verdad es que se robaron la módica suma de 25 mil millones de dólares de la antigua Cadivi, que hoy perfectamente pudieran utilizarse para importar alimentos, pero también la materia prima, equipos y tecnología necesaria para reactivar todos los sectores productivos del país.

La verdad detrás de las “papahuellas” es que el gobierno se quedó sin dólares y ahora no tiene como proveer alimentos a nuestro pueblo, por eso buscan repartir la escasez. Esa es la verdad y desafortunadamente este mecanismo no solo traerá más cola, problemas y corrupción, sino que no solucionará el problema de fondo que no es otro que una escasez, en diferentes rubros, producto de la destrucción de la industria nacional y de los controles implementados.

Cuando decimos que traerá más corrupción es porque los costos de los productos dependerán de que se dé o no el registro dactilar en un establecimiento comercial, lo que provocará en el mediano plazo no solo más desabastecimiento sino más inflación, porque habrá comercios que busquen las maneras de vender libremente los productos a precios más altos.

Entre tanto cuento y disparates, los venezolanos también debemos preguntarnos, ¿quién o quiénes son los encargados de la importación de estas máquinas? Nunca olvidemos que detrás de cada decisión, el gobierno oculta sus chanchullos. Esas maquinitas se convertirán en otro negocio del siglo. No es casual que se utilicen durante los procesos electorales, ahora para comprar alimentos, medicinas y todo lo que necesitamos, y hayamos leído en prensa, que pudieran instalarlas en los terminales aéreos internacionales para activar el cupo viajero.

Qué bueno sería que esas captahuellas se utilizaran para identificar a los corruptos que han saqueado al país y que están allí mismo en el gobierno, un gobierno del que ya muchos comienzan a marcar distancia. Por eso les duele tanto que haya gente de izquierda que acompañó al presidente Chávez, haciendo críticas. Por ejemplo, esta semana un grupo de estas personas puso en duda los controles del Centro Nacional de Comercio Exterior, Cencoex, porque corroboraron que, en 2014, se aprobaron divisas a empresas que ahora son investigadas, por la Fiscalía, por considerar que no cumplían los requisitos legales.

Seguramente saldrán diciendo que todavía hay “factores” económicos y “fuerzas oscuras” que quieren “fregar” al gobierno. Con este discurso quedan peor parados que asumiendo sus responsabilidades, porque la lógica indicaría que esas “fuerzas oscuras” son ayudadas por los mismos actores o la incompetencia del gobierno. ¿O quiénes eran, en el caso de Cadivi, los responsables de otorgar los dólares?

El gobierno seguirá con su discurso propagandístico, para intentar permanecer en el poder, pero estamos seguros que todos los días son más los venezolanos desencantados que se unen para impulsar un cambio de modelo en nuestra Venezuela. Bien lo dijo Nelson Mandela: Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento.

 ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

 http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/08/31/la-papahuella-no-va/