viernes, 22 de diciembre de 2017

“Venezuela y elecciones”

El reciente episodio de las elecciones para alcaldes en Venezuela, deja sin duda un sabor adverso en las fuerzas alternativas democráticas venezolanas. Fue poco lo que pudo escapar a la masa de contradicciones que actualmente define a la política nacional y muy especialmente a quienes adversamos el camino que está siguiendo el país.

El asunto ahora es que tenemos que prepararnos para unas elecciones presidenciales. Se trata de una cita ineludible para el año 2018 y tenemos que partir desde el escenario actual para definir qué vamos a hacer. No queda otra.

Como siempre se dice por allí, los éxitos tienen muchos padres y las derrotas son huérfanas. Lo que acabamos de vivir no es la excepción. Para nada resulta fácil sentarnos a revisar qué fue lo que aconteció, y no es nuestra intención hacerlo con otro fin que no sea proponer qué hacer para convertir una oportunidad en hechos a favor nuestro.

En principio, y hay que decirlo, resulta lamentable ver cómo el enorme avance que se había tenido por el lado de la Unidad, ha perdido empuje en el marco de las discusiones internas entre quienes estamos del mismo lado de la acera.

Nadie dijo que fuera fácil, y siempre nos empeñamos en subrayarlo. Pero quizá lo más difícil de todo esto, sea ponernos de acuerdo entre nosotros mismos. Entre tantos colores y formas de pensar que son la verdadera democracia y el país que queremos.

El experimento unitario ha alcanzado enormes éxitos en el pasado, avanzando en la cuota de gobernaciones, alcaldías, diputados e incluso, arrojando números altamente positivos en las presidenciales.

Siempre habrá quien diga que todo esto no ha sido suficiente y la razón no falta en esta afirmación; pero también nosotros preferimos ver el vaso medio lleno y ver cuánto hemos sumado.

Porque tampoco nos falta la razón al afirmar que, la pérdida de foco en estas estrategias exitosas del pasado, nos hizo retroceder aparatosamente en lo logrado.

Insistimos, mal podemos señalar y culpabilizar, si lo que estamos buscando es aglutinar de nuevo a quienes, juntos, logramos avanzar en una lucha que es literalmente de David contra Goliat.

Lejos de ello, creemos que hay que escuchar a todos los actores legítimos que han protagonizado esta lucha de años y sentarnos nuevamente a la mesa. ¿Cuáles son las respuestas? No las sabemos ni las tenemos, pero justamente por ello es que nace esta reflexión sobre la urgencia de un reencuentro. De allí quizás salgan estas respuestas que hoy necesitamos.

También lo queremos reafirmar, respetamos los argumentos de quienes decidieron abstenerse. Son por demás lógicos y sólidos; pero los resultados del reciente encuentro comicial probaron que la abstención no suma y, en sentido contrario, nos permitimos citar el caso de Baruta, donde se logró una de las participaciones más altas del país, alrededor de un candidato que, si bien no fue bendecido con una unidad completa y blindada, sí aglutinó las simpatías de la mayoría de los votantes que exigen un cambio. Y un municipio que se daba por perdido, fue el David de este Goliat del 10 de diciembre.

¿Cuál es entonces la meta? La resumimos en dos palabras: unidad y participación. ¿Cómo llegar hasta ella? Al momento de hoy no lo sabemos, pero tenemos la convicción de que hay que hacerlo.

También sabemos que las condiciones deben cambiar, pero no lo van a hacer sino a través de nuestras acciones. La inacción jamás ha modificado nada.

Nunca como ahora había pesado tal cúmulo de amenazas contra quienes ejercen su derecho a pensar y sentir diferente. Jamás el aparato burocrático había sido tan hipertrofiado y eficaz en el cierre de las ventanas que dan oxígeno a cualquier democracia. Pero es justamente por ello que está prohibido abandonar la lucha. Estamos hablando en defensa propia, si es que no queremos ser barridos.

Sí, es cierto, el juego está sumamente cerrado para quienes queremos otro destino para Venezuela. Pero también es real que nunca el descontento había sido tan alto, que jamás la decepción con un proyecto político que engañó a los ciudadanos había sido sentida tan abiertamente.

Y es real también que urge darle un canal de expresión al pueblo, para que toda esta carga tan pesada se convierta una vez más –lo repetimos- en hechos. En hechos que puedan cambiar el mapa político nacional y el destino del país.

Cierto, quizás nos encontramos más lejos que nunca de esta meta. Pero también es real que, en política, las cosas pueden cambiar del blanco al negro en un instante. Aunque, una cosa sí es verdad: no lo van a hacer por sí solas.

Aquí tenemos hoy un diagnóstico y una opinión. Del otro lado está un hecho inevitable que se nos acerca conforme pasan los días. El llamado -urgente- es a construir un puente entre esta opinión y aquel hecho.

David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui

viernes, 15 de diciembre de 2017

"Baruta y el país posible"

No nos cabe duda de que Venezuela está transitando una de las etapas más complejas de nuestra historia, así como una verdadera prueba de fuego para su ciudadanía.

Sin duda, uno de los episodios más difíciles de este ya prolongado y agotador tránsito, fue la reciente elección de alcaldes.

Las fuerzas alternativas democráticas venimos de una larga etapa de duras adversidades, y las discusiones internas, legítimas por lo demás, contribuyeron a minar de manera más profunda las ya gastadas fuerzas.

El análisis de este episodio en general quedará para la perspectiva que nos pueda dar el tiempo. Por nuestra parte, siempre insistimos en la participación, ya que es la única arma efectiva del ciudadano pacífico para poder apostarle a un cambio tan urgente como necesario.

En esta oportunidad, queremos dedicarnos una vez más a Baruta. No solamente porque ha sido nuestro laboratorio de ciudadanía por casi veinte años, sino además porque es nuestro hogar y, por si fuera poco, siempre le hemos apostado a replicar sus experiencias exitosas al país entero, para impulsar el crecimiento y el desarrollo que merecemos todos.

Hoy, primeramente, podemos decir más que nunca que sentimos orgullo de ser baruteños. Porque nuestros vecinos, convencidos de que el ejercicio de la ciudadanía es la herramienta impulsora del cambio, no se dejaron vencer. No se derrotaron a sí mismos antes de dar la pelea y se negaron a ser colonizados por eso que laman la indefensión o desesperanza aprendida. Los hechos nos dan la razón. Nuestra gente participó, ejerció su derecho y los resultados nos trajeron buenas noticias.

Baruta salió a la calle el pasado 10 de diciembre, y la tarea se hizo. Primero que nada, defendimos a nuestro municipio. Un municipio que es nuestra casa y que está lleno de logros. De unos logros colectivos, cuyo único protagonista es el gentilicio baruteño.

Cuando presenciamos cómo Venezuela se parece cada vez menos al país que deseamos, es incluso más urgente que nunca preservar cualquier faro de luz que nos permita confiar en la certeza de un futuro mejor. Y ello es ni más ni menos que garantizarles a nuestros vecinos la ruta al progreso y al bienestar.

No solamente se trata de aplaudir que no nos rendimos a la desesperanza. Es también celebrar que llevamos al frente del Ejecutivo municipal a un venezolano con el perfil de Darwin González.

Estamos hablando de un servidor público joven y de las nuevas generaciones, lo cual es un logro de gran envergadura, cuando la atípica situación política que padece el país nos ha llevado a ver durante más de tres lustros a los mismos rostros, un elenco político que se recicla y nada soluciona.

Es una decisión congruente y atinada de los votantes el colocar al frente de la administración municipal a alguien que viene desde esa misma instancia, que ha hecho carrera en dentro de ella, sin aspavientos ni afán de titulares. Muy por el contrario, ha caminado a pie los cuatro puntos cardinales del municipio, y no es conocido de los vecinos por la propaganda de televisión, sino por tropezárselo en las calles y esquinas, en los comercios y eventos de las comunidades.

No se trata de alguien de súbita fama deslumbrado por el brillo que parece acompañar a los mandatarios locales y que es en realidad un espejismo, porque hablamos de una tarea que requiere de un trabajo a brazo partido, si se desea ser realmente útil a la gente.

Si bien no se pudo lograr del todo la tan necesaria unidad, única estrategia comprobada para superar el momento adverso que padecemos, la meridiana conciencia política del votante de nuestro municipio exorcizó el temor de que este error nos constara muy caro y perdiéramos todo lo valioso que nos enorgullece de ser baruteños.

Darwin es, en resumen, el prototipo de la nueva generación que comienza a emerger para tomar las riendas de Venezuela. Con satisfacción decimos que Baruta nos está trayendo a todos los venezolanos una de las mejoras noticias en medio del desconcierto y la adversidad de los últimos tiempos.

Son muchos los jóvenes como Darwin que, apertrechados de educación y trabajo, comienzan a tomar todos los escenarios de nuestra tierra y a impulsar ese cambio impostergable que no nos pueden confiscar porque es ley de vida.

Al menos en el territorio que hoy nos ocupa, no perdimos y ganamos mucho. Contra todo pronóstico, Baruta siguió hacia adelante, continuará creciendo y construye hoy una nueva etapa de su historia de manera coherente con lo que ha sido hasta el momento.

Sí es posible. Eso es lo que deseamos todos para cada municipio del país y es posible con verdadera unidad, postulando a los mejores, a los más preparados, a quienes tienen vocación de servicio real y conocen a fondo sus comunidades y sus problemas.

David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui

viernes, 8 de diciembre de 2017

“El nuevo diálogo”

Nuevamente, la palabra “diálogo” ocupa centrimetraje en la prensa nacional e internacional, relacionada con la crisis venezolana.

Y es que todos estamos siguiendo con sumo interés lo que ha sucedido y lo que puede estar por suceder en los nuevos intentos de entendimiento entre el oficialismo y las fuerzas alternativas democráticas en República Dominicana.

Si bien en el primer encuentro, el ansiado “humo blanco” estuvo muy lejos de salir, el episodio aún no ha finalizado, y continúa con un nuevo intento de hilar acuerdos, fijado para el 15 de este mes.

Si de algo no se puede perder el foco es de las condiciones cambiantes a medida que los intentos de diálogo avanzan. El escenario de hoy no es el mismo de ayer, las situaciones avanzan y la comunidad internacional tiene hoy una meridiana conciencia de la gravedad de lo que está padeciendo el pueblo venezolano.

Este es un hecho incuestionable, dado que el deterioro económico y social de Venezuela es tan inocultable, que se ha convertido en titular mundial.

Esta situación no existía previamente y de manera adicional, el gobierno había sido extremadamente eficaz en implementar una eficientísima campaña de relaciones públicas que le lavara el rostro ante el mundo, y que ahora parece ser insuficiente ante las verdades que se van conociendo cada día.

El hecho irrebatible de los cambios de condiciones en la situación nacional, legitima el propósito de perseverancia en el diálogo, en el intento de entendimiento con quienes hoy detentan el poder, ya que la modificación de la realidad puede permitir que también se obtengan resultados diferentes y nos encausemos, cuando menos lo esperemos, hacia un camino que pueda traer soluciones.

Entre las novedades que han ocurrido en estos días respecto a esta información, se encuentra el hecho de que el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, indicase que “el Gobierno de Nicolás Maduro no llegará a ningún acuerdo con la oposición ni convocará a elecciones si no se retiran las sanciones económicas internacionales”.

Esta afirmación abre, de por sí, un nuevo y sumamente interesante escenario en el polémico diálogo, ya que, por primera vez, el gobierno acusa el golpe de la presión que están ejerciendo los actores de la comunidad internacional en la situación venezolana.

Y, más allá de lo que suceda de aquí en adelante con este proceso, el hecho es que, al día de hoy, la situación de por sí acusa un notable cambio con este nuevo elemento.

Entre otros aspectos de interés, no se puede perder el foco de que, en la agenda de las nuevas conversaciones se encontrarían las impostergables elecciones presidenciales del próximo año, en lo cual la inmensa mayoría de los venezolanos coinciden que se debe poner el empeño, ya que pueden ser la alternativa final de destrabe de la hoy insostenible situación nacional.

Respecto a lo que ha sucedido hasta ahora en Santo Domingo, y a lo que puede acontecer de aquí en adelante, el diputado de la Asamblea Nacional, Luis Florido, ha señalado que si bien no hubo un acuerdo, sí se encuentran sentadas las bases para el próximo 15 de diciembre.

Las afirmaciones del parlamentario dejan abiertas las puertas hacia una posibilidad que no se puede ni debe desestimar. “La peor diligencia es la que no se hace”, dirían sabiamente nuestros abuelos.

Y es que, cabe una vez más la pregunta aquí: ¿cuál es la alternativa al diálogo? ¿Vamos a desechar alguna de las posibilidades de salida a esta situación? ¿Cuál es la propuesta alterna? ¿La hay?
Por su parte, el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, aseguró que el logro más importante durante el diálogo de los días 1 y 2 de diciembre, fue hacer que el Gobierno nacional se sentara frente a cinco países a rendir cuentas de los puntos más importantes que afectan a Venezuela: lo social, lo económico y lo político.

Apunta el diputado que, tras estas cinco naciones se encuentran muchas más, incluida la Unión Europea.

No es poco que hayan sucedido dos cosas: la primera, que el oficialismo se siente a dialogar, así en esta sesión no se haya llegado a nada. Y la segunda, que por primera vez existan testigos internacionales en el mismo evento. Por ejemplo, y siguiendo lo testimoniado por Borges, la negativa del gobierno a abrir el urgente canal humanitario ocurrió frente a estos testigos, quedando así claro quiénes son los que dificultan hasta lo indecible los más elementales derechos de los venezolanos.

Y otro factor a no perder de vista es que el diálogo no está ocurriendo en Miraflores. No es el omnipotente oficialismo imponiendo sus condiciones. El hecho de que haya comunidad internacional involucrada comporta testigos, mecanismos de verificación y compromisos que se deben cumplir. Las condiciones son distintas y pueden jugar a nuestro favor.

David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
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viernes, 1 de diciembre de 2017

“Defendamos Baruta”

Estamos en pleno camino de la ruta electoral, que nos lleva directamente a la próxima cita en las urnas de este domingo 10 de diciembre. Allí, la tarea es elegir a los representantes más cercanos a la comunidad, como lo son los alcaldes.

Me permito en este caso escribir en primera persona, ya que a la instancia municipal he dedicado muchos años, nada menos que toda mi vida profesional y adulta. Y por ello, también me doy el permiso de escribir con emoción y sentimiento.

Mi convicción es que una nación se construye desde las comunidades. Me lo he planteado como misión de vida y he visto cómo el trabajo en esta dirección brinda excelentes frutos.

Y me refiero a Baruta, el espacio al cual le he dedicado mi labor. Como parte del gobierno municipal construimos ciudadanía, civismo, hermandad y orgullo. Vimos crecer un municipio humano, con calidad de vida, con una robusta organización vecinal.

Y si esta experiencia pudiera ser reproducida en cada uno de los municipios de Venezuela, estoy seguro de que tendríamos otro país: mucho más acogedor, mucho más amable, y además indetenible en el camino al desarrollo que todos merecemos.

Necesito expresar mi alarma ante el escenario que enfrentan los comicios municipales en general y el caso baruteño en particular.

El cansancio, la frustración y el descreimiento están llevando a la gente a tirar la toalla en la lucha política por salvar a nuestra nación. Ha sido un largo y extenuante camino para enfrentar un proyecto de país equivocado, que ha demostrado su inviabilidad en el deterioro que todos padecemos cotidianamente.

Las cosas parecen ir de mal en peor, y las luchas ignoradas por funcionarios sordos y ciegos parecen habernos encajonado en un callejón sin salida.

Sin embargo, entre las escasas –pero efectivas- maneras de seguir adelante en una lucha que no podemos abandonar, se encuentran los eventos electorales. Y muy en particular, los municipales, que sirven para construir patria y ciudadanía desde el corazón mismo de las comunidades, como manera de contraponerse también al avasallante poder central.

Baruta, lo repetimos con certeza, se ha constituido en modelo y ejemplo nacional, gracias a un tenaz trabajo de quienes vivimos aquí y de quienes hemos formado parte del gobierno municipal en las dos últimas décadas.

En mi caso, no pude formalizar mi legítimo deseo de postularme a la alcaldía baruteña debido a la inhabilitación que pesa sobre mi persona. Sin embargo, allí hay un equipo que ha trabajado duramente y que conoce como nadie la realidad municipal, porque ha lidiado con ella en un día a día que suma ya unos cuantos años.

Parte de ese equipo ha sido el hoy candidato Darwin González, un joven ejemplar y solvente como profesional, quien se ha hecho conocido de los baruteños a raíz de tanto verlo en las calles: conociendo, preguntando, resolviendo.

Esa es la manera de ejercer el gobierno municipal: “pateando calle”, metiendo los pies en los charcos y recorriendo cada recoveco de nuestras comunidades. Escuchando.

Gobierno municipal es servicio y un servidor público no se improvisa. Se forma a través de años sumando hechos. Y evidentemente, con una meridiana conciencia de lo que es servir. Porque solamente en el día a día del trabajo en el gobierno local se entiende de qué va esto. Es primeramente, un ejercicio de humildad.

La mayor parte de lo que hacen los trabajadores de las alcaldías no se ve. No son fotos, ni entrevistas, ni apariciones por TV. Son madrugonazos, trasnochos y fines de semana robados a la familia para salir a robustecer el tejido vecinal.

Solamente quien esté consciente de todo esto, puede capitanear una gestión municipal que es un arte y una ciencia, que exige hilar fino y conocer desde adentro la estructura que permite que el municipio funciones. Y lo que es más importante, hay que saber cómo engrasar esa estructura.

Con propiedad lo digo, hemos avanzado mucho en Baruta, por el trabajo de un equipo enorme y brillante, que somos los baruteños. No podemos dejar este preciado bien a la deriva por más vencido que tengamos el ánimo, por más que nos hayan golpeado los reveses de los últimos tiempos.

No perdamos Baruta. No entreguemos ese orgullo que sentimos por nuestro gentilicio. No abandonemos lo que hemos avanzado en todo este tiempo, y sobre todo, preservemos para Venezuela una referencia del país que podemos llegar a ser. La semilla baruteña es un norte y la posibilidad de un laboratorio de país exitoso, algo que los venezolanos necesitamos vivo y con urgencia.

A respirar profundo, a levantarnos del suelo, a sacudirnos la tierra y a seguir adelante. ¿Es o no es una oportunidad lo que tenemos por delante el 10D? Eso depende de nuestras acciones y de nuestra actitud. Yo voto por defender a Baruta con Darwin González.

David Uzcátegui                                                                                         
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