viernes, 24 de febrero de 2017

“Lo que revela el cesta ticket”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Orgullosamente, los medios de comunicación afines al gobierno anuncian el incremento del bono alimentario conocido como “cesta ticket” –incluso lo califican como “socialista”- de 63 mil 700 bolívares a 108 mil bolívares. Así mismo, se pudo conocer en la misma ocasión el aumento de la unidad tributaria de 177 a 300 bolívares.

Por supuesto, desde la óptica oficialista, toda esta información se presenta a manera de una colección de logros. Y la vehemencia en defender estos hechos, nos invita a revisarlos, para ver cuán enferma se encuentra nuestra economía.

Lo primero que llama la atención, es el hecho de que, de esta manera, el grueso del ingreso de los trabajadores venezolanos pasa a ser percibido bajo la modalidad de cesta ticket. El salario mínimo se mantiene en 40 mil 638 bolívares; por lo cual el estipendio a través de los cesta tickets casi lo triplica.

Entre las verdades que se intenta que perdamos de vista, está el hecho de que el sueldo mínimo no alcanza para nada, ni siquiera para comer, y esta es una de las verdades reveladas por la desproporción entre el mencionado ingreso y el ticket de alimentación.

Por otro lado, recordemos que lo percibido a través de los cesta tickets no entra en el cálculo de los beneficios laborales, con lo cual el grueso del ingreso de los trabajadores quedaría fuera de estas figuras que existen para protegerlo.

Por si fuera poco, el entregar una proporción tan alta del ingreso en una figura que solamente sirve para adquirir comestibles, nos hace preguntarnos: ¿qué sucede con las demás necesidades de la gente? ¿Con el calzado, la ropa, el transporte, el techo?

Ya no hablemos solamente de lo inalcanzable que es al día de hoy una vivienda propia para el venezolano, sino también de la imposibilidad de costear incluso un alquiler. Del hecho del hacinamiento de las familias, que deben convivir compartiendo una vivienda con padres y hermanos, ante la imposibilidad de fundar un hogar propio, de cara a la realidad social que hoy se vive en nuestro país.

El mismo incremento de la unidad tributaria a casi el doble, es el reconocimiento explícito de la inflación que asola al país y que el gobierno no ha podido atajar con órdenes ni con decretos. Muy por el contrario, el indetenible aumento de precios tiene que ver en mucho y definitivamente, con los desaciertos administrativos de quienes hoy conducen al país.

Desde el miedo que crean con declaraciones tremendistas hasta la persecución al aparato productivo, pasando por las numerosas trabas burocráticas de la intervención del Estado en los procesos de producción, todo lo que ha intentado hacer el gobierno para supuestamente mitigar la agobiante inflación no ha sido más que intentar apagar un incendio con gasolina. Y la las cifras nos remitimos, así como a la realidad que hoy sienten los venezolanos en sus bolsillos.

¿Se puede ahorrar? ¿Se puede pensar en apartar una parte del ingreso mensual con el fin de acumular la inicial para un techo? ¿De dónde se sacaría este monto, si como el mismo gobierno lo ha reconocido, prácticamente todo el ingreso mensual va a parar a alimentos?

Otra de las esperanzas para el venezolano era la acumulación de beneficios como utilidades y prestaciones, para con ellos satisfacer esos otros bienes a los cuales tiene derecho, como un vehículo o la misma vivienda. Pero bien sabemos ya que el monto referencial para estos derechos laborales es mínimo con el nuevo sistema de remuneración; con lo cual se anula de facto otra de las esperanzas que el pueblo tenía para incrementar su calidad de vida.

 Por si todo esto fuera poco, la medición mensual que hace el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FMV), sobre el comportamiento del precio de los alimentos, reportó que el precio de la Canasta Alimentaria Familiar (CAF) alcanzó 544.990 bolívares en diciembre de 2016; con un aumento de 18,4 % o de 84.609 bolívares con respecto a noviembre de 2016.

Agrega el estudio que fueron necesarios 20,1 salarios mínimos -que se encontraban en 27.092,10 bolívares mensuales en el momento- para poder adquirirla. En lo referido a la variación anual, se trata de un aumento de 482,3 % entre diciembre de 2015 y diciembre 2016.

Con estas demoledoras cifras que avasallan todo lo anunciado por el gobierno, vemos que la realidad del trabajador está literalmente en los límites de la supervivencia. Los aumentos son literalmente, sal y agua.

Quienes hoy llevan las riendas de nuestra economía están entrampados en sus propios disparates; pero lo que es peor, insisten en arrastrar a los ciudadanos a un rosario de penurias que podrían ser evitables si se deja de lado la terquedad y se piensa más en el país que en un proyecto político inviable.

viernes, 17 de febrero de 2017

“Los partidos y el CNE”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

El Consejo Nacional Electoral anunció hace pocos días el inicio de la renovación de los partidos políticos, gestión que debe llevarse a cabo a partir del 18 de este mes y hasta el 23 de abril, dejando claro que este es un proceso necesario para participar en próximos comicios.

Por supuesto, la medida ha generado una enorme polémica entre la opinión pública venezolana, ya que –no sin razón- muchos especialistas lo consideran otra manera más de colocar obstáculos a la manifestación de la voluntad de la gente, mediante tecnicismos.

No es la primera vez que, desde organismos del Estado, se dictan directrices que se la ponen cuesta arriba a quienes no piensan como el gobierno. Sería ingenuo dejarse sorprender por estos “ases bajo la manga” que buscan empequeñecer al contrario, apoyadas en un ventajismo que está a la vista de todo el mundo.

¿Se trata de un intento de ilegalizar los partidos, como lo señalara el ex presidente de la Asamblea Nacional y actual diputado, Henry Ramos Allup? También el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, Jesús “Chúo” Torrealba manifestó la alarma de la coalición opositora ante estos nuevos hechos, que enrarecen aún más el panorama nacional.

El CNE señaló que acordó los criterios que regirán esta renovación de acuerdo con una sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Durante el proceso, que se realizará durante diez fines de semana hasta el día 23 de abril, "deberán renovar el registro de sus militantes 59 organizaciones con fines políticos que no participaron en los dos últimos procesos electorales o que no alcanzaron una votación equivalente a 1 % de los sufragios emitidos", según lo instruido por el organismo electoral. También se señala que "cada partido tendrá dos días para la recolección de manifestaciones de voluntad de sus miembros".

El rector electoral Luis Emilio Rondón, el único de los cinco miembros del directorio del organismo electoral que ha mostrado una conducta no afín al oficialismo, criticó el proceso, en el cual aseguró que "salvó su voto" para la toma de estas decisiones.

Rondón indica que el "CNE limita derecho a la participación, al aprobar proceso de renovación de partidos en condiciones de casi imposible cumplimiento", manifestando también que con esta decisión el Poder Electoral "dificulta el Derecho a la Asociación Política, lo cual es sumamente grave".

Justamente, lo que se señala como más complicado, es el hecho de que apenas se otorgan dos días para que cada partido logre recabar el 0.5% del las firmas del padrón electoral que se les exigen; lo cual significa que estas agrupaciones apenas cuentan con 14 horas durante un fin de semana, a diferencia del lapso original, que era de cuatro meses para realizar toda esta tarea.

La MUD argumenta que las normas impuestas por el CNE son de carácter "restrictivo y fraudulento" porque sólo se han destinado 390 máquinas captahuellas de las 40.000 de las que dispone el ente.

La agrupación de organizaciones políticas opositoras considera que "las inaceptables condiciones impuestas" por el CNE "confiscan el derecho de los venezolanos a organizarse y participar políticamente y “constituyen una afrenta, una burla a la democracia", según manifestó en un comunicado para la prensa.

Sin embargo, Rondón también aseguró que el proceso de renovación de los partidos políticos, no impide la celebración de las elecciones regionales y municipales este año.

El funcionario agregó que el cronograma electoral está por ser anunciado de un momento a otro, resaltando que existe una mora de la cual el organismo está consciente y que por ello, se pondrá al día con el electorado venezolano a la brevedad.

Debemos recordar que en octubre del año pasado, fue el mismo ente comicial quien dijo que las elecciones regionales y municipales se realizarían en el primer semestre de este año 2017, del cual ya ha corrido algo más de mes y medio.

Este es un factor de suma importancia en los días por venir; ya que, ante la creciente presión social, es imperativo concretar este proceso electoral pendiente; más aún cuando los lapsos legales hacen urgente su concreción. El tiempo corre en contra, y lo hace justamente en uno de nuestros peores momentos históricos.

Cuando Venezuela atraviesa la peor crisis política, económica y social, no es para nada recomendable trancar el juego más de lo que ya está. Lo que toca a quienes compartimos el gentilicio, es la facilitación de las vías expeditas para que, a través de la asistencia a las urnas electorales, el pueblo dirima con su voto los conflictos nacionales. El llamado es pues, a la sensatez que permita avanzar a la democracia en tiempos tan adversos.

viernes, 10 de febrero de 2017

“El gobierno de Trump”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Cuando ya han avanzado unas cuantas semanas de la presidencia del empresario Donald Trump en Estados Unidos, la incertidumbre sigue intacta. Quizá más que en la campaña misma.

Y es que, ya todos lo sabemos, el magnate protagonizó una campaña atípica y tremendista, que estremeció a electores, líderes de opinión y medios de comunicación. Su celebérrimo muro en la frontera con México lo marcó para siempre.

Siendo él mismo una celebridad a través de espacios de TV y de la constante reseña de su vida personal, sin duda sabe muy bien cómo hacer ruido. Y lo hizo.

Muchos apostaban a que ganara su rival, Hillary Clinton. Hubiera sido un hito en la historia de la humanidad el entregar a una dama el mando de la nación más poderosa del occidente. Sin embargo, jugó en su contra un peso muy grande: los demócratas ya habían gobernado durante dos períodos, y el universo político bipartidista de EEUU es pendular.

Bajo ninguna circunstancia era previsible un tercer mandato para su tolda, ni siquiera con el atractivo de presentar como candidata a una ex primera dama recordada y polémica, con mano de hierro pero con tino y acierto. Y en todo caso, alguien con recorrido político propio, amén de haber estado al lado de su esposo Bill Clinton durante su presidencia.

Lo cierto es que Trump despertó pasiones con su promesa de hacer a América grande otra vez. Despachó la contienda en un tono similar al que usaba cuando participaba en el show televisivo “El Aprendiz” y esto gustó. Estuvo cabeza a cabeza con la señora Clinton durante una campaña llena de suspenso ante la incertidumbre del resultado.

Sin embargo, hay que recordar que el sistema electoral estadounidense es complejo y muy diferente al nuestro. Trump gana por colegios electorales; mientras Hillary lo aventaja por más de dos millones de votos de la gente. Así, es el primero y no la segunda quien arriba al Salón Oval de la Casa Blanca.

El sistema ha sido criticado a raíz de este resultado; pero es el legal y el establecido, el que ha sido convenido en el contrato social de los estadounidenses y por tanto, debe ser respetado.

Muchos apostaban a que el estilo grandilocuente y sonoro de la campaña se quedara allí: en la campaña. Parecía lucir como un recurso para direccionar los focos sobre sí mismo; pero algunos estimaban improbable que gobernara en el mismo tono. Parecen haberse equivocado, al menos hasta el momento.

En la presidencia, Trump sigue agitando las aguas. Ha tomado decisiones polémicas desde la Casa Blanca, ha tenido enfrentamientos con representantes de otros poderes y ha despertado protestas.
En la acera contraria, sus partidarios parecen reafirmar más su fidelidad tras el triunfo y las primeras actuaciones de su candidato.

Hay quienes apuestan al espíritu empresarial del nuevo mandatario. A que puede gobernar de forma pragmática, orientado a intereses y resultados. Otros tantos recuerdan que llegó al máximo cargo político de su país bajo el ala del Partido Republicano y que eso implica compromisos con sus posiciones e ideologías. No son para nada descabellados estos análisis; pero hasta el momento no hemos visto su materialización en la práctica.

En cuanto a Venezuela, el suspenso está en el aire. Trump ha condenado las actuaciones de su antecesor, Barack Obama, respecto a Cuba. Se espera que honre la línea dura republicana; pero también es cierto que ha mostrado una sorprendente e inesperada afinidad hacia su colega ruso Vladimir Putin, muchos dicen que debido a que necesita aliados para poner un muro –esta vez en sentido figurado- al avasallante crecimiento de China.

Y nombramos estas tres naciones porque se encuentran en la misma órbita de la Venezuela de gobierno rojo-rojito. En diplomacia no hay amigos, sino intereses. ¿Intercederá Putin por sus socios comerciales que gobiernan Venezuela? ¿Endurecerá Trump su mano hacia el castrismo? ¿Afectará esto a nuestra patria? ¿Entrará en una abierta guerra comercial con los chinos, importantes acreedores de nuestro país?

Por ahora ha ofrecido apoyo a los refugiados venezolanos, una declaración que sorprende a muchos, tras sus duras críticas y acciones contra la inmigración; pero también es cierto que sus jugadas en el tema petrolero pueden ser tan audaces como lo han sido en el mundo de los negocios.

Y si logra poner los beneficios de su lado, parece no importarle ir más allá de lo visto en este campo. Alguna de sus cartas bajo la manga podría incidir en la baja de los precios petroleros y por tanto golpear –aun más- la ya maltrecha economía venezolana.

Esta partida se juega en los tableros grandes, y los demás son público de galería. Asistimos a una nueva manera de liderar el imperio norteño, una forma que no está escrita en ninguna parte. Predecir es tonto e inútil: queda esperar y ver.

viernes, 3 de febrero de 2017

“Hábiles e inhábiles”

David Uzcátegui
@DavidUzcátegui

La declaratoria del miércoles 1° de febrero como día no laborable, abre una vez más las brechas de la división nacional. El Ejecutivo central alega que el nuevo día de júbilo está dedicado a la memoria de Ezequiel Zamora, polémica figura histórica venezolana, de cuyo natalicio se cumplen doscientos años.

El decreto número 2.705 del presidente Nicolás Maduro fue oficializado en la Gaceta Oficial número 6.284 con fecha del domingo 29 de enero y reza: “Se declara día de júbilo -no laborable- el 1° de febrero del 2017, a los fines de que los venezolanos y las venezolanas, a lo largo de todo el territorio nacional, puedan rendir dignos honores e incorporarse a las actividades de conmemoración y eventos alusivos al Bicentenario del nacimiento del General del Pueblo Soberano Ezequiel Zamora”.

En su alocución del domingo anterior, el jefe de Estado invitó a los venezolanos a acudir al paseo Los Próceres, en Fuerte Tiuna, para el “monumental desfile” que tiene como objetivo rendir honores al ahora llamado “general del pueblo soberano”, Ezequiel Zamora.

Entre las consideraciones que aparecen reflejadas en la Gaceta Oficial en referencia a la conmemoración del nacimiento de Zamora, se resalta la importancia del “pensamiento Zamorano como guía indudable para la construcción de una sociedad más justa”.

Más allá de la pertinencia o no de celebrar el natalicio de Zamora –repetimos, extremadamente polémico personaje de nuestra historia- se han alzado y no sin razón, alegando que, en la situación crítica que atraviesa actualmente nuestra nación, no estamos como para crear nuevos días feriados. Y están en lo cierto.

El imaginario de la autodenominada revolución, no para de escribir una épica paralela de la historia venezolana, utilizada para sus fines propagandísticos y para su parcialidad política, con un sesgo no solamente peligroso; sino, en forma adicional, que desfigura a conveniencia los sucesos, coloca la lupa en lo que les conviene y sin pudor alguno, borra del mapa todo lo que contradiga la subjetiva óptica roja.

Y en esta ocasión particular, se matan dos pájaros de un tiro: se crea una nueva festividad, se arrima la brasa para la sardina de un héroe creado por ellos y una vez más se inventa otro día no laborable en el creciente calendario de asuetos oficialistas que nadie sabe qué es lo que aportan al bienestar nacional.

Al parecer, se quiere reducir a los empleados públicos a una masa manipulable que asista bajo coacción a los diversos actos proselitistas que permanentemente generan los entes públicos, en los cuales la orden del día es predicar una ideología que no aporta nada al progreso de un país que cada vez siente más los rigores de una pésima administración, que cada vez produce menos y que cada vez más va perdiendo su capacidad de crecer, a manos de una conducción que ha perdido el foco por completo.

Más de una vez hemos acusado desde esta tribuna al gobierno de una suerte de bipolaridad. Por ejemplo, en el caso del medular tema petrolero, se proclama por un lado que se debe dejar el rentismo y diversificar la producción; mientras por otro, no solamente no se da ni un paso en este sentido, sino que se afianza el discurso de la defensa de los precios petroleros en medio de un discurso desesperado, el cual deja entrever que, en casi dos décadas de administración revolucionaria, no solamente no se ha hecho esfuerzo alguno por diversificar nuestros ingresos, sino muy por el contrario, nos hemos hecho más dependientes que nunca de la renta petrolera.

Y el comentario no es casual, ni mucho menos. Viene al caso, porque la creciente lista de asuetos no hace sino torpedear cualquier intento de productividad por parte de la iniciativa particular y levantar de sus puestos de trabajo a los empleados de la administración pública. En suma, estamos muy lejos, y cada vez más, de cualquier tipo de soberanía a la cual apele el liderazgo oficialista en sus discursos.

Alfonso Riera, primer vicepresidente del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), aseguró que en los últimos 17 meses se han perdido un millón de empleos”, durante una entrevista con Unión Radio. La misma fuente asegura que en una década han cerrado 500 mil empresas en el país. Existían 800 mil empresas en el año ‘98 y se estima que hoy no llegan a 230 mil. Según el organismo, más de 2.700 empresas al mes cierran sus puertas. 

No es pues, el objetivo de estas consideraciones estimar si Zamora debe o no ser objeto de una celebración o conmemoración. Eso es harina de otro costal y tocará a otros dicho juicio.

Sin embargo, sí nos sumamos a quienes creen que ahora es cuando debemos trabajar más que nunca, dado el momento adverso que atravesamos desde todo punto de vista.