jueves, 31 de diciembre de 2015

“Con la mirada en el 5”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Cuando ya vamos de salida de las fiestas de estas fechas, los ojos de todos los venezolanos se sitúan en el día cinco del mes de enero, fecha de instalación de la nueva Asamblea Nacional. Si bien los resultados electorales del pasado 6 de diciembre trajeron alivio y paz a la ciudadanía, no hemos dejado de sentir la turbulencia en el mar de fondo en las semanas posteriores.

Y es que la reacción del oficialismo ante los resultados electorales ha sido variopinta. Desde quienes asumen los errores cometidos en la tolda roja y quienes reconocen que esta vez el favor del electorado no estuvo con ellos: hasta quienes permanecen aún en negación frente a la nueva realidad política nacional. Por ello, el panorama noticioso ha estado particularmente movido para encontrarnos en ese valle entre el final de un año y el comienzo de otro.

En cuanto a quienes obtuvieron la victoria, también se ha sentido el movimiento en estos días. Desde la bancada de la Mesa de la Unidad Democrática, ya se está haciendo el trabajo, porque sabemos que el nuevo parlamento tendrá una agenda tan enorme como compleja. Citando las palabras del secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, Jesús “Chúo” Torrealba, lo que se celebrará el 5 de enero, “es una fiesta de la República, de todos los que queremos paz, progreso, bienestar y sosiego en Venezuela”. También dijo el vocero que “El civismo va a operar el próximo 5 de enero”.

Primeramente, llegarán al Capitolio con un Presidente del Legislativo ya elegido, lo cual reducirá la expectativa al respecto y les ahorrará un paso en el trabajo a abordar desde ese primer día en funciones.

Luego, se está elaborando desde el mismo momento del triunfo, el cronograma de los asuntos a abordar. Y si bien es importante destacar que el Legislativo no es omnipotente ni todopoderoso, también es necesario no perder de vista el peso que este cuerpo colegiado tiene en la vida nacional.

Es importante salirle al paso a las falsas expectativas; como también es necesario evitar la descalificación o minimización de este triunfo de la Unidad.

Será una vez que asuma el nuevo cuerpo legislativo cuando podamos conocer a ciencia cierta cuáles puntos de la agenda serán priorizados; pero se habla de los aspectos económico y social, que sin duda van estrechamente ligados.

El reelegido diputado Tomás Guanipa señaló que ese nuevo Parlamento promoverá “lo hecho en Venezuela” y normas que reviertan los procesos de expropiación de empresas que se han llevado cabo en los últimos años, para entregarlos en manos que puedan hacerlas productivas.

Sin duda, las acciones de este nuevo período parlamentario, deben estar entonces dirigidas al abastecimiento de alimentos y medicinas, para satisfacer los requerimientos de los venezolanos en estos dos vístales rubros.

También se debe recordar la capacidad de este ente en cuanto a la supervisión del presupuesto nacional y su ejecución. Un tema que debe tener la lupa encima, al ser ya de todos conocida la drástica caída en los precios petroleros, que son los que nos proveen de la casi totalidad de nuestros recursos. Será urgente sin duda redistribuir –otra “R”- los ingresos, con la vista puesta en defender el bienestar de la gente.

Por otro lado, pensamos que el oficialismo, en medio de sus reacciones diversas y adversas, está perdiendo el foco de lo que es la realidad el más importante activo político que tienen en sus manos: existe una numerosa bancada roja en la nueva Asamblea Nacional. Son nada más y nada menos que la segunda mayoría del país.

Y este es un poderoso instrumento para trabajar por la recuperación del favor de sus electores, siempre y cuando sea utilizada en el marco de la institucionalidad y de los usos democráticos. Demás está decir que se trata de un deber para con los electores que les dieron su confianza y que no quieren verlos actuando en ninguna otra instancia que no sea esta, la que es, por cierto, la única y la más perfecta para marcar la convivencia y el diálogo entre dos visiones de nación.

Quizá –y ojalá- esta bancada de diputados de la tolda roja pueda ser el depositario de las conclusiones de ese grupo de partidarios del gobierno que han optado por la sincera autocrítica como punto de partida para que su movimiento político trascienda. Y sin duda sería una instancia a través de la cual pueden rectificar, una palabra que ellos mismos han puesto sobre el tapete, retomándola de momentos adversos del pasado, en los cuales el mismo fallecido presidente Hugo Chávez la posicionó en la opinión pública.

No hay que reinventar el agua tibia. Allí está la institución idónea para el entendimiento, el diálogo y el proyecto común de país. Renovada por la ciudadanía. Solamente hay que ponerla a andar.


domingo, 27 de diciembre de 2015

“Buenos deseos”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Estas fechas decembrinas se prestan siempre para expresarnos los mejores deseos y el ámbito político no puede ser menos. Al contrario, quizá si algún sector de nuestra existencia necesita impregnarse de eso que llaman “El Espíritu Navideño”, es justamente el político.

Afortunadamente, tras el reciente evento electoral del pasado 6 de diciembre, el país entra indudablemente en un sendero de paz, que ya se puede sentir en la calle y en la gente.

Siempre hemos apostado desde este espacio, a las citas comiciales como el árbitro justo y perfecto para las diferencias en las sociedades y una vez más esto se demostró con las recientes elecciones.

Hoy tenemos un colchón de concordia entre los ciudadanos de cualquier tendencia política para aprestarnos a pasar las fiestas navideñas y abordar el 2016 con una actitud optimista.

Si bien siempre recibiremos –no sin razón- observaciones respecto a que no todo el mundo se pliega a los resultados obtenidos en la jornada en cuestión, no nos cansamos de subrayar que son minoría. Y que, afortunadamente, ya obtuvimos el reconocimiento a los resultados por parte de los dos sectores mayoritarios.

¿Cuál debe ser nuestra perspectiva para 2016? Primero que nada, el diálogo y el entendimiento. El actual gobierno va a seguir al frente del Poder Ejecutivo y tendrá la segunda mayoría en el parlamento; mientras la Mesa de la Unidad Democrática ostenta una incuestionable mayoría en el Legislativo. Las fuerzas están equilibradas y hay representación de la gran mayoría de los venezolanos.

Visto que no estamos pasando por uno de los mejores momentos como nación, por la caída de los precios petroleros y nuestra excesiva dependencia de esa materia prima, la circunstancia histórica nos obliga a dialogar y a entendernos.

Esta siempre ha sido la opción que hemos defendido; pero en este momento no hablamos de opciones, ya que el escenario nacional deja muy escaso margen de maniobra.

También hemos comentado que no tenemos nada en contra de quienes hoy ostentan el gobierno central, sino en contra de sus ejecutorias. Los gobiernos pueden autoevaluarse y cambiar de rumbo. Ellos mismos hablan de revisión y rectificación. Son palabras que podemos suscribir si hablamos del bienestar de la ciudadanía como fin último.

Para quienes están en la acera contraria a la nuestra en el aspecto político, también deseamos entendimiento a lo interno. Las voces de reflexión que se están levantando en la tolda roja, traen mensajes dignos de ser escuchados y que pueden ser aportes fundamentales para un nuevo país. Sería lamentable que no puedan ser escuchadas en su propio seno por estar en negación de lo sucedido el 6 de diciembre.

Insistimos, no hay tiempo. El petróleo ya perforó el piso de los 30 dólares y su precio se aproxima en barrena al costo de producción, lo cual deja un margen de ganancia tan estrecho que es seriamente preocupante para cualquier economía que dependa de él.

¿Qué hacemos? No es una pregunta retórica, hay que contestar ya. En primer lugar, dejar en el pasado la confrontación, cuyo punto final fue puesto por la gente en las mesas electorales. En segundo lugar, entendernos entre todos.

Y nuestro mayor deseo para el venidero año 2016 es que todos le metamos el hombro a la producción nacional, para que veamos que al diversificarnos podemos hacer que el asunto petrolero impacte mucho menos. Eso sí, tenemos el tiempo en contra. ¿Qué más vamos a esperar?

Esto, hablando de las urgencias. Sin embargo, creemos que esta contingencia puede ser el piso para subir unos escalones en nuestra madurez como país. Diálogo y productividad no son una circunstancia, sino pilares para un proyecto de patria que sea viable. Ninguna nación se ha hecho próspera bajo enfrentamientos internos, ni hay posibilidad de avance cuando se carga con el lastre de las diferencias internas. Que no es que deban anularse porque es imposible; pero sí aprender a convivir con ellas y ponerlas en su sitio justo. En uno donde no estorben al avance colectivo.

El año que nos viene no va a ser fácil y eso lo tenemos todos claro. Más allá de las percepciones de analistas especializados, lo podemos palpara en la calle. Pero la buena noticia es el cambio de actitud de nuestra sociedad ante las buenas noticias de nuestra reciente cita electoral. Unas noticas que fueron buenas para todos, independientemente de la opción que prefiriera cada quien. Y esa buena noticia es el haber superado con los más altos estándares de ciudadanía un evento para el cual algunos presagiaban unas turbulencias que finalmente no ocurrieron.

Parece que todos deseamos lo mismo y que los colores y las etiquetas son más externas y circunstanciales de lo que pensamos. Ahora, lo que nos queda es honrar esos buenos deseos expresados por la enorme cantidad de electores que acudieron a la cita del primer domingo de diciembre.


domingo, 20 de diciembre de 2015

“Acción y reacción”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Aún resuenan –y resonarán por mucho tiempo – los ecos de la ejemplar jornada electoral que los ciudadanos venezolanos adelantamos el pasado 6 de diciembre. Y no es para menos, ya que nos debemos a nosotros mismos un merecido reconocimiento por el elevado nivel de civismo que alcanzamos.

Y lo decimos no solamente por el impecable comportamiento de los ciudadanos en los centros de votación o de los funcionarios del Plan República; sino por la manera como se fueron desenvolviendo los acontecimientos de ese día histórico.

También el conocimiento de los resultados fue desenvolviéndose de una manera que se acercó bastante a lo ejemplar. Aunque un poco tarde, fue más temprano que en otras ocasiones y eso también es un avance.

El desfile consecutivo por las pantallas de televisión de los personajes decisivos de la jornada, también tuvo un tono ajustado a lo que demandamos la incuestionable mayoría de los venezolanos, sea cual sea el color de nuestra filiación política: paz.

La inesperada – pero posible siempre – aparición del ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López sorprendió a muchos pero afortunadamente, llamó de inmediato a la tranquilidad, por su discurso siempre apegado al deber ser y a lo institucional.

La consecuente aparición de la rectora del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, también fue celebrada por ocurrir más tempranamente que en otras ocasiones y por ir al grano. Sin duda fue un gran regalo para los venezolanos la también temprana aparición del presidente Nicolás Maduro, acatando y reconociendo los resultados; a pesar de haberlos achacado una guerra económica que muchos interpretamos de otra manera. Y finalmente, un atinado discurso del vocero de la mesa de la Unidad Democrática, Jesús “Chúo” Torrealba. En ambas alocuciones abundaremos más adelante.

Lo que sí nos preguntamos muchos es por qué cambió el tono de algunos de los afectos al oficialismo a partir del día siguiente. Y sobre todo, por qué una corriente política que ha presumido siempre de disciplina y de manejarse bajo una dirección única como era el chavismo, ha ofrecido tantas declaraciones discordantes en los días posteriores y hasta el momento actual.

Como comentábamos en líneas anteriores, el discurso de reconocimiento de la derrota del primer mandatario estuvo dentro de los parámetros democráticos y generó un reconocimiento de sus adversarios por haber contribuido a la paz de aquella noche. Sin embargo, sus posteriores alocuciones han desdicho la acertada reacción del primer momento.

La instalación de un parlamento paralelo, no elegido por los votantes y que no aparece en la Constitución Nacional, es un acto desacertado y tiende a serlo cada vez más, con la creciente fuerza e importancia que voceros del gobierno le dan al hecho.

Semejante situación desdice no solamente lo que el mismo Presidente reconoció la noche del 6 de diciembre, sino también lo que afirmara a las personalidades internacionales que acompañaron a la MUD en el proceso electoral y que se reunieron con el máximo representante del Ejecutivo nacional, saliendo satisfechos del encuentro y participando a los medios de comunicación del mundo la disposición de la administración central venezolana a aceptar los resultados del evento electoral.

También han resultado desafortunadas las afirmaciones del alcalde del municipio Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, quien ha hablado de factores extraños que van desde la compra de votos hasta el ventajismo electoral de la oposición; algo que a ojos vista es imposible, dado que el control institucional del país reposa hasta el momento de manera mayoritaria y ostentosa en manos del oficialismo.

Lamentablemente no pasaron muchas horas sin que volvieran a aparecer en escena los discursos altisonantes, las ofensas y las amenazas que suponíamos enterradas, tras el pronunciamiento de los venezolanos en los centros de votación. Un acto que fue aceptado de buen grado incluso por los ciudadanos que votaron al PSUV y al Polo Patriótico, entendiendo que parte del juego es saber perder.

Por suerte, en distintos niveles de la tolda roja han asomado la autocrítica e interesantes reflexiones, las cuales deben ser la norma de su conducta para el momento actual y que aportan material sumamente valioso para la refundación del chavismo como una opción democrática de cara al futuro de Venezuela.

No fue la guerra económica la que ganó, porque sencillamente no existe. Perdió en las urnas un terrible desempeño económico, que muchos hemos señalado una y otra vez como un mal que hay que corregir con extrema urgencia, porque está mordiendo la mesa de los venezolanos.

Quisiéramos, por el bien de todos, regresar a esa noche sensata del 6 de diciembre, recoger todas las reacciones desacertadas y accionar en paz de aquí en adelante.


domingo, 13 de diciembre de 2015

“Domingo de resurrección”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

El brillante evento electoral que protagonizamos todos los venezolanos el pasado domingo, le ha devuelto la sonrisa al país. Y ha dado la razón una vez más a quienes han defendido reiteradamente la cita comicial como el instrumento medular para resolver el desencuentro entre venezolanos.

Son muchas las ganancias que sumamos a nuestros haberes como nación desde ese 6 de diciembre de 2015 que quedará para la historia.

La primera es haber entendido que la participación masiva en los eventos electorales sí es la forma de cambiar las cosas. Atrás quedaron las tesis abstencionistas que nos hicieron tanto daño y que entorpecieron en forma lamentable la resolución de nuestros conflictos durante muchos años.

En segundo lugar, el ejercicio de ciudadanía nos puso los pantalones largos como país en forma ejemplar. Y no se trató solamente del valioso acto de acudir a los centros de votación para dar a conocer nuestra voluntad. Hablamos de la conducta cívica, civil y civilista de ese día extraordinario. En las calles, en las colas para depositar nuestro voto, en el apoyo entre amigos, familiares y vecinos para resolver la logística de ese día decisivo.

No existieron excesos en la celebración de los votantes cuya opción triunfó, ni revanchismo entre quienes recibieron resultados adversos para sus candidatos.

Adicionalmente, el ejemplar comportamiento de los funcionarios del Plan República selló un nuevo modo de entendimiento entre distintos factores de la sociedad venezolana. Sin caer en el optimismo ciego, creemos que todo fue ganancia.

Y nos permitimos hacer una mención muy especial a la triunfadora Mesa de la Unidad Democrática, porque ha sido un ejercicio largo y complejo, que ha costado años y trabajo. No es una victoria mágica; sino labrada a pulso en un entendimiento de los factores políticos de oposición que muchos juzgaron imposible y otros tantos, inútil.

Postergar proyectos grupales y personales por el interés superior del país, ha sido la prueba que han debido pasar quienes pretendan hacer carrera de largo aliento en la política nacional. Pero hoy nadie puede negar que haya valido la pena.

Vencimos y derrotamos a toda una colección de fantasmas que nos habían acompañado en los últimos años. No es posible que las fuerzas alternativas democráticas ganen una elección, si ganamos no nos van a reconocer, y sobre todo, el más inquietante: el de la violencia que rondaría en cada intento de los venezolanos de resolver sus diferencias con votos.

Ciertamente, no dejamos de creer que este último fantasma anda por allí, agazapado; pero extremadamente minoritario, minusvalizado y fuera de contexto, porque ya no tiene lugar entre nosotros. No fue comprado por las masas, quienes con su conducta demostraron la inequívoca voluntad pacifista de la venezolanidad.

A mitad de la segunda década de este siglo XXI, nuestro país ha estrenado un evento que nos ha llevado a estar a tono con los tiempos mundiales y que ha recuperado el orgullo de la venezolanidad, tantas veces torpedeado por dudas, por autocrítica y por incertidumbres.

De cara a los tiempos por venir, hay mucho trabajo: el mutuo reconocimiento de los distintos factores de poder, que ahora se equilibran con representaciones proporcionales de las distintas formas de pensar de los venezolanos en la Asamblea Nacional, que – siempre lo dijimos desde aquí- es el foro perfecto para construir el país inclusivo y de concertación por el que hemos clamado desde hace tanto tiempo. Allí estamos representados todos y todos debemos ser escuchados.

Nadie puede caer en tentaciones de desconocimiento del contrario. Ni el Ejecutivo ante una AN compuesta mayoritariamente por la Mesa de la Unidad Democrática, ni esta última ceder a tentación alguna de triunfalismo, cuando tiene la oportunidad de hacer las cosas de otra manera, de ser incluyente y abierta al diálogo desde su victoria, conducta que además es la razón de existir de ese cuerpo colegiado.

Allí está finalmente el contrapeso que permite que el sistema democrático funcione, y todos los actores políticos del país deben participar en involucrarse. Es la voluntad expresada inequívocamente por millones de venezolanos que apostaron a cualquiera de las dos opciones políticas; pero que tienen en común el hecho de haber apostado a la paz y a la democracia mediante el inequívoco acto de haber acudido a votar.

No viene un camino corto ni fácil. Los venezolanos enfrentamos toda una colección de problemas que no es necesario mencionar porque todos los conocemos, están en la calle. Pero el mandato de la gente es que todos nos sentemos a trabajar en la solución, no cabe alternativa alguna. Quien no entienda esto, quedará fuera de juego en un país donde no cabe otra cosa que no sea la paz.


viernes, 4 de diciembre de 2015

“La oportunidad de votar”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

El intenso debate que se ha librado en los últimos meses respecto a si el país sigue o no el curso debido, por fin puede traducirse en acciones este domingo 6 de diciembre. La única acción deseable, posible y que le da a los ciudadanos el poder de cambiar el rumbo de la nación: votar.

Estamos hablando especialmente a quienes se sienten excluidos e impotentes, a quienes consideran que el poder va por su propio rumbo sin tomar en cuenta los deseos, las urgencias y las expectativas de la ciudadanía.

Creer esto es un error, porque el voto ha demostrado sobradamente en nuestra vida republicana, que es un instrumento poderoso para marcar el sendero del desempeño nacional en el futuro inmediato.

Especialmente cuando en situaciones como la actual, el sentir nacional se decanta por dos opciones de gobierno, la cuales son opuestas y hasta parecen irreconciliables, le toca al mismo votante ser el árbitro entre las dos propuestas, los dos modos de imaginar a la patria.

Y es especialmente importante recalcar este asunto en las elecciones a las cuales nos preparamos para asistir, porque estamos en un país de tendencia presidencialista, en el cual se le otorga a los comicios para elegir al primer magistrado nacional una enorme importancia, como debe ser.

Pero en el caso de los otros actos comiciales, la convocatoria a los centros de votación suele descender.

Y resulta que la democracia se entreteje de un complejo tramado de poderes, en cuya designación jugamos todos, y jugamos porque es nuestro derecho, porque nuestra historia nos ha permitido ganarlo con madurez, con trabajo, con lucha. No desperdiciemos esa herencia histórica menospreciando el acto del voto.

Otro elemento que lleva a disminuir el valor de participar, es pensar que no se influye en nada con un solo voto. Si todos pensamos así, pues evidentemente estamos entregando nuestro poder. Pero si nos aferramos a la creencia contraria, pues entonces la sumatoria de los millones de participantes si hace una diferencia por demás legítima.

Afortunadamente, el creciente interés de los venezolanos por el asunto político, ha robustecido una cultura cívica de la cual nos podemos sentir orgullosos y que, entre otras cosas, ha hecho disminuir la abstención en los últimos años de cara a comicios legislativos y regionales.

Como decíamos más arriba, cada vez está más claro que el gobernó no es solamente un presidente. Que las instancias regionales y locales pueden hacer la diferencia; así como el poder legislativo, que es el que nos ocupa en este caso.

Y queremos subrayar de modo muy particular la cita comicial que nos ocupa en lo inmediato, ya que el parlamento de un país es en primer lugar, el cuerpo más representativo de la pluralidad de sentimientos y pensamientos que conforman el espectro político nacional.

Y en segundo lugar, es el espacio por excelencia para dirimir diferencias, llegar a acuerdos, conseguir encuentros y coincidencias, facultando para ello a representantes que vamos a elegir legítimamente y que tendrán nuestra voz y nuestro voto. Y no es poco decir esto: estamos hablando de gente que nos va a representar en la mayor instancia de decisiones de nuestro país.

No importa lo que usted sienta o piense, sin duda en el espectro de la oferta electoral hay quien lo represente, y el único error en este proceso es quedarse sin voz. Hablemos para que nuestros elegidos hablen por nosotros. Y sobre todo, sea cual sea el resultado, que sea legítimo y reconocido por todas las partes que participan. Esa es la mayor garantía de paz para un país y un ejercicio por excelencia para la concordia y el progreso.

Cabe en estas reflexiones el comparar la acción con la inacción. Y preguntarnos qué se obtiene desde la no participación y cuál es la ganancia la participar. Sin duda que la última opción es la que siembra, la que genera futuro, la que puede ser el detonante para que las cosas se parezcan más a nuestro modo de pensar y sentir.

E insistimos: si los resultados finalmente no se parecen a lo que hubiéramos querido, al menos tendremos la tranquilidad de haber expresado nuestra opinión y de haber ejercido el derecho que se nos pone en las manos para que nuestro parecer cuente a la hora de conformar el legislativo nacional.

En cosa de pocas horas, la incertidumbre y las expectativas serán cambiadas por certezas, el país habrá atravesado por un proceso que otorga claridad y que fija un rumbo; pero sobretodo habremos dirimido nuestras diferencias con la piedra donde descansa el pivote de la civilización: el contarnos para entendernos.

Que todo marche en paz y que seamos, a partir del próximo lunes, un país más maduro y especialmente satisfecho de haber realizado bien la tarea.


domingo, 29 de noviembre de 2015

"Mirando a Argentina"

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

La noticia de las elecciones presidenciales argentinas ha traído cola. En realidad lo hace desde mucho antes, cuando se comenzó a perfilar lo que se jugaba: la continuidad del proyecto kirchnerista, que había estado al frente del país por más de doce años, o un cambio de rumbo a manos de una nueva alternativa.

La gente se decidió por el cambio encarnado en Mauricio Macri. Argentina vio por primera vez que los comicios presidenciales se decidieran en una segunda vuelta, lo cual fue una prueba de fuego para la institucionalidad del país.

Y vale la pena poner la lupa sobre los reacomodos que hubo en esta segunda vuelta. El hecho de que en la primera, el oficialista Daniel Scioli haya ganado por un margen tan estrecho, abrió la esperanza para la coalición opositora, que logró capitalizar el descontento generado por el desgaste del prolongado mandato de los Kirchner y remontar la cuesta para vencer, por estrecho pero indudable margen.

¿Cómo se revirtieron los pronósticos que vaticinaban como invencible a la maquinaria gubernamental? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero sucedió. Y no se debe tratar de un milagro, ni de un acto de magia –aunque de que vuelan, vuelan- sino más bien de una conjunción de propuesta y trabajo por parte de la gente de Macri, aunado al ya mencionado desgaste del prolongado mandato de Kirchner y señora.

Porque esa es una verdad incontrovertible, que a muchos políticos de oficio les cuesta aceptar: los liderazgos se desgastan, los ciclos de poder no se pueden prolongar indefinidamente. La propuesta política que hoy toca a su fin en la nación sureña, tuvo su momento, lo vivió y lo agotó. Llega el momento de pasar la página y es mejor aceptarlo. Punto a favor para la presidente que sale: haber entendido que una despedida elegante es la mejor manera de asegurarse la posibilidad de un regreso.

Hay otros puntos que destacar, como por ejemplo el que Macri, exitoso alcalde de Buenos Aires antes de aspirar a la presidencia, haya sumado voluntades a su alrededor para poder superar –aunque por poco- a estatura del poderoso partido gobernante.

Toda victoria debería implicar modestia; pero muy en especial la que conlleve márgenes estrechos. Y por otro lado, toca ser inclusivo y amplio al gobernar, ya que el gobierno saliente que pasa a ser oposición, cuenta también con un capital de votos nada despreciable.

Capital que, esperamos, tampoco sea sobrevalorado por los seguidores de los Kirchner, y que se entienda la dimensión exacta de hacer oposición, sin caer en tentaciones de estorbar al gobierno que se inicia, como una posible estrategia para allanarse el camino de regreso a la Casa Rosada.

Renunciar al poder no es fácil, y menos cuando se ha ejercido durante tanto tiempo, porque genera costumbre. Los medios internacionales reflejan que los diálogos para la transición gubernamental, si bien secos y tensos, se han mantenido en los parámetros de la institucionalidad, como debe ser.

Sobre su política exterior, dijo que intentará mantener buenas relaciones con todos, aunque no comparta los criterios de algunos. Esperemos que así sea y que el gobernante a estrenarse tenga como norte los usos de la buena diplomacia, que aleja de los excesos y anima a la convivencia pacífica, es lo más sensato que se puede hacer; aunque sin duda el cambio de signo en los gobernantes, reacomodará las relaciones de la nación albiceleste.

Sobre este asunto, al igual que sobre otros tantos temas que atañen a la conformación de un gobierno, puede arrojar pistas  la manera como respondió Macri al ser consultado sobre su ideología, en la cual rechazó amoldarse a cánones tradicionales: "Nuestra ideología es resolver, es hacer, lo definiría como un desarrollismo moderno del siglo XXI".

Y abunda en cuanto a la relación con otros países del  continente: "Queremos construir, afianzar buenas relaciones con todos nuestros hermanos latinoamericanos y con el mundo", y agregó que había recibido llamadas de felicitaciones de la presidente de Chile Michelle Bachelet, de la mandataria brasileña Dilma Rousseff y del presidente uruguayo, Tabaré Vázquez.

"Argentina necesita intercambiar con todos los países para generar oportunidades", fueron otras palabras bastante significativas, tras lo cual ratificó que su primer viaje al exterior será a Brasil. Una decisión inteligente, por la proximidad del país y por el enorme peso de la nación brasileña en el continente.

Muchos interpretan la victoria de Macri como la llegada de vientos de cambio al continente. Los cambios siempre son bien recibidos, especialmente cuando la situaciones han estado estancadas por mucho tiempo. Aún es temprano para vaticinar le alcance y la dirección de esos cambios, hipotéticos, pero que sin duda sucederán. En todo caso, el mundo, y especialmente América Latina, miran a Argentina y a su nuevo presidente.


domingo, 22 de noviembre de 2015

“Más allá de lo imaginable”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Hay quienes sostienen que la entrada de la humanidad al siglo XXI tuvo que ver con los atentados ocurridos el 11 de septiembre de 2001, cuando las torres gemelas de Nueva York se desplomaron ante la atónita mirada de todo el planeta.

Casi tres lustros después, nos preguntamos cómo habrá de recordar la historia a la negra noche que padecieron París y el mundo el pasado 13 de diciembre. Casi 130 muertes y medio centenar de heridos, recordaron cuán vulnerables somos los seres humanos ante la maldad de, nada más y nada menos, que otros seres humanos.

Los antecedentes son múltiples y complejos, aunque un hito fue sin duda el aún reciente atentado a la publicación Charlie Hebdo, un semanario de humor que fuera objeto de otra acción de sangre con ribetes propagandísticos el pasado mes de enero.

Con sus satíricas creaciones, consiguieron la indignación de musulmanes, judíos y cristianos casi por igual. Por ello, el 7 de enero, dos hombres vestidos de negro y enmascarados, portando fusiles automáticos Kalashnikov, irrumpieron en su sede y dispararon unas 50 veces. Mataron a doce personas. La rama yemení de Al Quaeda se adjudicó el ataque contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo en París “como venganza por el honor” del profeta Mahoma, fundador del Islam.

Estos hechos luctuosos fueron sin duda antecedentes de los que hoy nos ocupan, que se tradujeron en seis tiroteos y tres explosiones, que fueron reivindicadas por el grupo Estado Islámico, el cual señala que los ataques fueron llevados a cabo por ocho de sus miembros. Según el grupo yihadista, “ocho hermanos que llevaban cinturones de explosivos y fusiles de asalto se dirigieron a los lugares elegidos minuciosamente por adelantado en el corazón de la capital francesa”.

El espíritu del terrorismo es justamente ese, quebrarnos en nuestro centro, hacernos sentir que jamás volveremos a estar seguros, aspirar a que ni siquiera podamos salir a la calle a hacer una compra sin sentir miedo, como reza una frase que corrió por allí justamente a propósito del horror que Francia acaba de padecer.

La respuesta inesperada –aunque no sorprendente- de Francia, atacando posiciones fundamentalistas en Siria, añade más terror al ya existente. El mundo se pregunta sí, en este momento, nos encontramos formalmente en guerra.

Por supuesto, cabe preguntarse hasta dónde podemos unos seres humanos comprender a otros, cuando caben océanos de diferencias. Hay quienes entienden a la muerte y el exterminio como arma legítima para lograr lo que desean por encima de sus adversarios. La vieja y perversa máxima de que el fin justifica los medios.

Como dijéramos tiempo atrás, este es un problema de toda la humanidad. Estamos hiperglobalizados desde hace ya tiempo y avanzamos a profundizar cada vez más esa condición. Y vale también citar aquella metáfora del aleteo de la mariposa en el otro lado del mundo tendrá alguna consecuencia donde nos encontramos nosotros.

Y se abre un gran abanico de retos ante el futuro inmediato de nuestra raza. Uno de ellos, cómo seguir conviviendo en este planeta, un delicado equilibrio que parece verse puesto al límite con más frecuencia  de lo que sería deseable.

Uno de los matices más complejos en esta situación, es sin duda, cómo ven a ser vistos de aquí en adelante los innumerables refugiados que han alcanzado tierras europeas y esperan poder hacer una vida allí.

El grave peligro de generalizar las responsabilidades de los hechos de sangre que nos ocupan y extrapolarlos a una etnia entera, cuando son obra exclusivamente de un grupo de individuos, es sin duda uno de los mayores riesgos.

De por sí, con esta crisis de refugiados, recibieron un nuevo aire partidos extremistas en el viejo continente, y estas agrupaciones se han encontrado con un argumento extremadamente poderoso desde el pasado 13 de noviembre.

Viene una tarea muy compleja para las autoridades europeas, quienes deben separar la paja del grano y tener en cuenta que no pueden cerrar la puerta en la cara de miles y miles de seres humanos que huyen presas del pánico, la violencia y el hambre; pero obviamente también deben extremar, no sin motivos, las medidas de seguridad del continente, que teme el ingreso de militantes extremistas con las peores intenciones entre ceja y ceja.


Y para todo el planeta, el reto de convivir con un extremismo que considera que quienes no compartan su fe, deben ser exterminados. Como comentáramos líneas antes, es una diferencia de creencias tan radical, que escapa a toda posibilidad de entendimiento. No hay respuesta para esta difícil confrontación. Entramos a un tiempo incierto, en el cual las respuestas las irá dando la misma circunstancia.

lunes, 16 de noviembre de 2015

"Jornada Integral de Salud"



Este jueves 19 de noviembre los esperamos en nuestra Jornada Integral de Salud en Plaza Cumbres de Curumo donde se hace el Mercadito.

Invita a tus amigos y familiares. Recuerda que contamos con:

SERVICIOS GRATUITOS:

- Medición de tensión arterial.
- Medición de glicemia (en ayunas)
- Asesoría legal.


SERVICIOS A PRECIO SOLIDARIO:

- Despistaje de Osteoporosis
- Exámenes de laboratorio (en ayunas)
- Certificado médico para conducir (vigencia 5 años)

domingo, 15 de noviembre de 2015

“Equidad electoral”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Los venezolanos estamos entrando de lleno en la campaña electoral para las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. Como lo hemos reiterado desde este espacio en muchas oportunidades, a pesar de no tratarse de comicios presidenciales, en esta cita se encuentra una pieza clave del porvenir de Venezuela, como lo es la Asamblea Nacional, que será nuestro poder Legislativo por los próximos cinco años.

Y desde ya nos venimos inquietando por la equidad de las condiciones propagandísticas de los dos grandes grupos que se darán cita en las urnas electorales: el oficialismo y la Mesa de la Unidad Democrática.

Uno de los motivos por los cuales en su momento nos opusimos a la llamada reelección indefinida, fue el hecho, mundial e históricamente comprobado, de que los gobiernos siempre compitan con ventaja en los encuentro electorales. Es un hecho incontrovertible, partiendo del aparato de poder y comunicación que cualquier administración gubernamental ostenta, y del hecho, justamente, de la percepción de poder por parte del electorado.

Venezuela no es la excepción a esa regla, y menos aún con el aparataje mediático que el gobierno ha creado para sí. Como lo confesara alguna vez un funcionario gubernamental, su objetivo era crear una “hegemonía comunicacional” y lo lograron.

No solamente se comunica el mensaje oficialista a través de radios, televisoras, periódicos y sitios web que pertenecen a la nómina del Estado. También se hace mediante pautas obligatorias en medios privados, lo cual es un beneficio al cual no tienen acceso los sectores de la alternativa democrática.

Ciertamente, en teoría se regulan las participaciones propagandísticas de los involucrados en condiciones de equidad; pero por ejemplo –y en adición-  los sectores opositores no cuentan con ventajas como elementos propagandísticos desplegados en edificios públicos, a los cuales acuden numerosos ciudadanos todos los días, quedando expuestos a tales mensajes.

Los árbitros de la contienda deberían tomar medidas, por ejemplo, en el tema de las inauguraciones de obras en períodos de campaña electoral. Este es un elemento de perturbación no solamente en nuestro país, sino en muchas otras latitudes, ya que obviamente es un recurso de propaganda indirecta para quienes ostentan el poder, que de entrada no puede ser cuestionado.

Sin embargo, aunque indirecto,  es propaganda. A tal punto que es muchas naciones se prohíbe la inauguración de obras públicas cuando se acerca un encuentro electoral. Y en los lugares donde se permite la inauguración en sí, se realiza con la mayor discreción y sobriedad, con el fin de disociar la obra en sí de la campaña en cuestión.

En las últimas semanas hemos visto el corte de cinta de obras sin duda loables y necesarias; pero acompañadas de un proselitismo definitivamente innecesario, el cual nos hace inquietarnos por el ventajismo que pueda tener una de las partes en juego.

De parte del árbitro es un excelente momento para hacer valer su autoridad e independencia y llamar a la equidad y ecuanimidad en las pocas semanas que quedan entre el momento actual y nuestro encuentro en los centros de votación.

Y por parte de los funcionarios gubernamentales sería también una muestra de buena fe la auto regulación de estas circunstancias, e incluso el brindar espacios a quienes no piensan como ellos en medios que, como bien dicen sus lemas, son de todos los venezolanos.

Sería digno de aplauso también que en los mencionados medios pro gubernamentales se bajara el tono de los espacios que aplauden la obra gubernamental y cuestionan a la oposición, en contrapartida a los medios de comunicación particulares que han llegado a balances más equilibrados en asuntos políticos.

Y todo este contexto de prudencia y sensatez en la propaganda electoral serviría de ejemplo al país entero, a un país que luce recalentado por sus problemas y que llega exhausto a la cita comicial.

Recordemos que – también lo hemos dicho- el ejemplo de respeto y convivencia por parte de quienes ejercen el liderazgo en el país, sean del bando que sean, es crucial para que volvamos a ser una sola patria y no dos mitades irreconciliables.

Factor que, por cierto, incide en el riesgo-país que preocupa a la actual administración, y que no decae a pesar de los puntuales pagos a los acreedores internacionales. Pero es que estos, más allá de llevar las cuentas, también monitorean el clima interno, el cual debería ser de mayo concordia para proyectar confianza hacia afuera.

Así pues, equilibrio, tolerancia y civismo para la importante cita del domingo 6 de diciembre. Si seguimos las buenas maneras que deberían ser práctica usual en estas circunstancias, ganaremos todos, más allá de quien saque el mayor número de votos.


domingo, 8 de noviembre de 2015

¿Por el ascensor, o por la escalera?

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Es un viejo dicho popular ese que asegura que mientras los sueldos suben por la escalera, la inflación lo hace por el ascensor. Pero, como suele suceder con los lugares comunes, el hecho de repetirlos no los desgasta; al contrario: más bien reafirma cuánto tienen de cierto.

La realidad es que hemos visto varios aumentos de sueldo en el último año, pero todos sentimos que cada vez nuestro dinero vale menos y que dichos aumentos apenas alivian por un breve lapso y en grado muy relativo las necesidades a cubrir.

Nadie puede negar que estos aumentos decretados por el gobierno vengan cargados de las mejores intenciones; pero ya sabemos que estas son las mismas que se encuentran en el camino al infierno.

El asunto es que quienes hoy administran a Venezuela están jugando a la antieconómica, y la gente se pregunta por qué no escuchan a quienes saben de esto y les advierten que se están comiendo la flecha en sus acciones.

En primer lugar, un aumento de sueldos por decreto es por definición inflacionario, dado que se está exigiendo a empresas e instituciones que no son productivas, erogar mayores cantidades en nómina, lo cual invariablemente – en caso de la empresa privada- va a tener que ser cargado al consumidor final, aumentando los precios.

Y en el caso de la administración pública, sostenida por el petróleo y cada vez recibiendo menos dinero a través del mismo, implica meterla en un callejón sin salida.

El asunto no es ordenar que se les pague más a los trabajadores, sino ver qué hacemos para ser más productivos.

Desde esta tribuna nos hemos unido a quienes hacen reiteradamente llamados a reforzar la menguada producción nacional, entre otras razones para crear riqueza, para que la misma dinámica productiva incremente la remuneración de los trabajadores al alcanzar la prosperidad a través del trabajo.

Pero para ello se necesita un concierto de la iniciativa particular y la administración pública en conjunto. Naciones que han superado coyunturas mucho peores que las que actualmente padecen Venezuela, solamente han salido adelante con la visión y acción unificada  entre todos los miembros de sus sociedades. Si no remamos todos en la misma dirección, nos hundimos.

Y otro punto muy importante: el gobierno debe enfocar acciones en el fortalecimiento y defensa del valor de nuestro signo monetario. Si conseguimos una moneda que se mantenga robusta y estable ante los vaivenes de la economía, podremos dejar en el pasado los reiterados aumentos de sueldo, los cuales no hacen sino confirmar que el dinero vale cada vez menos.

Otro factor de distorsión es el desconocimiento del verdadero monto de la inflación en nuestro país. Desde diciembre del año pasado, el Banco Central de Venezuela no publica las cifras oficiales a pesar de las numerosas y reiteradas exigencias de quienes están involucrados en el campo de la economía nacional y necesitan saberla para presupuestarse.

En una alocución televisada, el primer mandatario nacional aseguró que la inflación de este año rondaría el 80%, según le habían comentado. Y aseguró que los aumentos de salario de 2015, superaban el 130%, incluyendo las mejoras hechas a través de los cesta-tickets.

Sin embargo, otros actores económicos aseguran que el incremento de los precios para este año superará el 200%, con lo cual más bien queda un remanente negativo superior al 70% en contra de los trabajadores venezolanos. He allí la respuesta de por qué “el dinero no alcanza para nada”.

¿Cómo explicar de manera gráfica lo que sucede? Pues echando mano de la frase que afirma que los precios suben por el ascensor mientras los sueldos lo hacen por la escalera. Después de revisar este escenario de las remuneraciones venezolanas versus la inflación, no hay otra manera mejor de dibujarlo con palabras.

¿Cómo fortalecer nuestro signo monetario? Con trabajo y con confianza. Con productividad, con la producción de bienes y servicios que generen riqueza, paz y prosperidad. Con la diversificación de nuestra industria nacional y con la apuesta a que sea exitosa.

El fortalecimiento de la moneda – y por consecuencia de la economía- no pueden ser temas tabú. De ello depende el sustento de la gente y la satanización del tema, o su manejo a través de dogmas ideológicos termina impactando en las despensas de las familias.

Y también es necesario, para lograr sanear la vapuleada economía venezolana, implementar  cambios de fondo en los discursos tanto como en los hechos. Solamente con concordia, con paz y con conciliación un país puede ser productivo y por ende, próspero.

Cuando contemos con una economía en orden y con una moneda sólida, se acabarán todas las penurias al respecto que hoy padecemos.

www.daviduzcategui.com

jueves, 5 de noviembre de 2015

"Foro de Prevención del Delito"



Ayer miércoles 4 de noviembre 2015 tuvimos una excelente participación de los vecinos de Manzanares Oeste que acudieron a nuestro Foro de Prevención del Delito donde hablamos de puntos muy importantes que deben ser tomados en cuenta en todo momento por nuestra seguridad y la de todos.

Gracias por su participación.

Seguimos trabajando. 
David Uzcátegui

domingo, 1 de noviembre de 2015

“Tiempos de cambios”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

El resultado de las recientes elecciones presidenciales en Argentina, anuncia un cambio en el rumbo político de la nación suramericana. Algo que era de esperarse, porque tanto la historia como la política, son de ciclos.

La gran interrogante en Argentina de cara a las elecciones, era: ¿habrá segunda vuelta o ganará la presidencia Daniel Scioli?

Pero tras conocerse los cómputos,  que dejaron una muy cerrada diferencia a favor del candidato del gobierno y un considerable crecimiento del opositor Mauricio Macri, de la alianza Cambiemos, ahora la pregunta es otra: ¿podrá mantenerse el oficialismo en el poder tras el venidero “ballotage” del 22 de noviembre?

Los medios de comunicación internacionales calificaron como una gran sorpresa lo sucedido, especialmente cuando desde la gobernante fuerza peronista del kirchnerismo se esperaba una indudable victoria de su representante, la cual debía darse con un margen superior al 10% de votos a favor, con el fin de evitar la segunda vuelta.

Pero el estrecho resultado obtenido ha convocado al llamado “ballotage” que es, en sí, una derrota explícita para el oficialismo que controla a la nación sureña desde hace 12 años. A pesar de que Scioli sí ganó la primera vuelta, el estrecho margen permitiría calificar como “pírrica” su victoria, en el estricto sentido de este término, ya que fueron muchos los antiguos partidarios del peronismo que quedaron en el camino, pero no por muerte en batalla sino por decepción. Y consecuentemente, migraron a otras alternativas políticas.

Es difícil explicar qué pasó en apenas dos meses, para que cambiaran tanto las preferencias de los argentinos entre las primarias presidenciales de voto obligatorio de agosto pasado y las recientes elecciones generales.

Cristina Kirchner atraviesa su último año de Gobierno en medio de una crisis de confianza ante los mercados financieros internacionales, a lo cual se suman condiciones negativas dentro del propio país, debido a la falta de divisas, elevada inflación y disminución en las reservas del Banco Central. La popularidad de la primera magistrada cayó en febrero pasado del 32,5% al 29,8% luego de la polémica muerte del fiscal Alberto Nisman.

Un dato clave es que finalmente fueron muchos más argentinos a votar, y todo parece indicar que lo hicieron impulsados por el “voto castigo”, en contra del sucesor designado para  Cristina Kirchner. La participación en agosto había sido del 74% y subió al 80,8%. Es decir, 2,1 millones de personas más.

Las elecciones locales conjuntas con a las presidenciales también perjudicaron a al oficialista y beneficiaron al opositor. En la provincia de Buenos Aires, donde vota el 37% de los argentinos y gobernaba el peronismo desde hace 28 años, triunfó la candidata liberal, María Eugenia Vidal. Y esto tuvo que ver con que enfrentó a uno de los kirchneristas con peor imagen, Aníbal Fernández, el jefe de Gabinete de Ministros de la presidente Kirchner.

Así que el revés que recibió el Frente para la Victoria (FPV), la organización de corte peronista que gobierna hace 12 años el país y que es liderada por la primera mandataria, no sólo se circunscribió a la batalla presidencial.

También es oportuno apuntar que peronismo y kirchnerismo no son necesariamente sinónimos; en tanto y en cuanto los esposos Kirchner imprimieron a su larga década más dos años en el poder un estilo tan extremadamente personalista, que choca por consecuencia con otro personalismo por definición, como lo es el peronismo, bajo cuyo conveniente paraguas se ha amparado siempre, ante la amenaza de nubarrones.

Pero justamente este resultado adverso puede agudizar las escisiones, especialmente cuando se entiende que el peronismo tiene matices de muy amplio espectro y le ha dado a Argentina los más variopintos políticos.

Y justamente, la autocrítica de quienes hoy gobiernan hacia el interior de su propia coalición, es la urgencia de reagruparse; cosa que parece cuesta arriba, por aquello de que la victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana.

Vendrán, por supuesto, los reacomodos de fuerzas de cara al nuevo encuentro en las urnas. Y desde ya los analistas se aprestan a apostar que las nuevas alianzas favorecerán a Macri.

Aún es temprano para afirmarlo, pero parece que el ciclo Kirchner termina en Argentina. O al menos, entra en receso. Es el vaivén normal de la historia y de la política. Habrá que ver si es capaz de reinventarse y reflotar, como lo ha hecho tantas veces su marca madre, el peronismo. O si su eventual despedida será sin segunda vuelta.

jueves, 29 de octubre de 2015

"Colores de la Unidad"




Gran participación ayer miércoles 28 de Octubre en Caurimare, El Cafetal. Los colores de la #Unidad presente, seguimos demostrando que juntos somos indetenibles y que vamos a poder lograr el cambio que merece #Venezuela éste 6 de diciembre.


domingo, 25 de octubre de 2015

“Polarizados”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

El título de esta nota no se refiere solamente a los venezolanos que se encuentran en extremos opuestos de la circunstancia política, sin posibilidad de ubicarse en un sano centro de encuentro. En realidad es un juego de palabras y una manera de referirnos al rol que la cumpleañera Empresas Polar juega en la vida del país.

Los 75 años de este grupo empresarial lo encuentran lamentablemente en el ojo del huracán de una disputa política absurda e innecesaria, ya que se trata del mayor fabricante de alimentos del país, el cual debería esta ajeno a todo esto y enfocado en la importante labor que desempeñan.

Sin embargo, pareciera que la vorágine de la hiperpolitización que engulle al país atrajera todo hacia ese torbellino, sin posibilidad alguna de escape.

Entre finales de los años 30 y principios de los 40, los Mendoza sentaron las bases para convertir una antigua y pequeña compañía familiar de fábrica de velas y jabones en una compañía cervecera, tomando un riesgo para la época, importando maquinaria y abriendo las puertas a personal calificado que venía huyendo de la negra nube de guerra que ya amenazaba claramente a Europa. En Venezuela, mientras tanto, recién se despertaba de la larga noche del gomecismo.

Quizá el mayor aporte del conglomerado empresarial a la venezolanidad, haya sido la industrialización de la Harina pan, con lo cual se cotidianizó y masíficó el consumo de la arepa.

Pensemos en lo que era la realización de esa emblemática comida nacional hace poco más de medio siglo: había que pilar el maíz, una labor engorrosa que fue sustituida por la harina industrializada y que dio un vuelco al día a día de los venezolanos a partir de 1960.

Contribuciones de este calibre, son las que un país necesita. Que el empresario esté enfocado en su productividad, entendida esta como la generación de ideas para el bienestar colectivo. Y por supuesto, su implementación en la práctica.

Las plantas de Polar se han multiplicado por todo el país en estas décadas, hasta llegar hoy a un total de 28, que brindan empleo estable a miles de venezolanos. Amén de haberse creado la Fundación Empresas Polar, que cumple con el rol de responsabilidad social empresarial al apoyar la cultura nacional en muchas de sus variantes.

También es una iniciativa referencial del conglomerado, el haber creado en los terrenos donde había funcionado la primera planta de la empresa, ya desaparecida, fue construido el Centro de Atención Nutricional Infantil Antímano (Cania), institución se especializa en el manejo interdisciplinario de la malnutrición infantil.

Los alimentos y bebidas bajo el paraguas de la marca se han diversificado, contando todos con la aceptación de los consumidores, e incluso trascendiendo nuestras fronteras, llevando muy lejos productos que nos identifican con un indiscutible sello venezolano.

Hablamos entonces, de una iniciativa particular con capital privado, que ha crecido y se ha mantenido en el tiempo, con la misión de proveer alimentos a la ciudadanía, amén de la creación de empleo y de la responsabilidad social que se deriva de su acción y actuación en el universo nacional.

Esto es el deber ser del empresariado y en este sentido estimamos que ha cumplido su rol y por ello es un interlocutor válido en la etapa compleja que actualmente vive Venezuela. Saben cómo producir en nuestro país, padecen las limitaciones del momento actual y sin duda deben tener respuestas para su superación.

La sinergia entre gobierno y empresa privada es el deber ser de una sociedad, pueden y deben coexistir pacíficamente, cada uno cumpliendo un rol distinto, porque tiene tareas específicas –pero complementarias- dentro del hábitat de una nación.

La invasión de las ocupaciones de uno por el otro, trae distorsiones que a la larga terminan por afectar a la gente, y eso es lamentable. El momento que atravesamos exige madurez de parte de todos, y específicamente abrir las voluntades hacia posibilidades de colaboración que muevan las energías nacionales en una misma línea y con objetivos conjuntos. Ninguno de los problemas nacionales puede ser resuelto por nadie en solitario.

Por ello, nos permitimos imaginarnos un diálogo constructivo, en el cual ambas partes se escuchen y salgan beneficiadas. Porque no se trata solamente de aliviar la tensión que se respira actualmente en la atmósfera cotidiana; sino también de aportar a la válvula de escape que todos los ciudadanos que apostamos a la paz estamos buscando. Y que a todos nos haría tanto bien.

Esperemos pues, que la convivencia y colaboración entre el gobierno nacional y Empresas Polar sea lo que marque el futuro y que ambas partes se puedan dedicar a producir, como nos conviene a todos, como es necesario para el bien del país.



domingo, 18 de octubre de 2015

“El si mágico”

David Uzcátegui

@DavidUzcategui

Me explicaba días atrás un amigo que es actor de teatro, cómo se aborda la creación de un personaje. “Yo no soy Romeo, pero ¿y si lo fuera?” Los creadores de las artes escénicas llaman a esto “el si mágico”, una propuesta a su propio subconsciente que hace que tomen como realidad una situación que es ficticia.

Me gustó ese ejercicio, y aplicándolo en mi ámbito de acción, me dije a mí mismo: “El país no va por el rumbo que queremos, son muchas las cosas que hay que corregir. Pero, ¿qué pasaría si las corregimos?”

Y ciertamente, la respuesta parece magia. Si enfocamos nuestra atención en lo que podría o debería ser, nos llenamos de una energía especial, de un ánimo y de un entusiasmo que es el que estamos necesitando en este momento. Y que, sin duda es el que nos llevará a lograr todas las cosas que deseamos y necesitamos para nuestro país.

Imaginemos que un buen día nos levantamos y conseguimos en las noticias que tenemos un gobierno que comienza a hacer las cosas en la dirección necesaria para nuestro crecimiento y progreso, para nuestra paz y consolidación como nación productiva y como un espacio para que sus hijos echen raíces que darán frutos valiosos.

La primera pregunta es: ¿y si se dejara de perseguir a la iniciativa privada? ¿Qué pasaría? Pues sencillamente, que florecería el empleo bien remunerado, que el Estado se quitaría de las espaldas el fardo de una enorme nómina de empleados  públicos que pasarían a conseguir empleos en la empresa particular, que serían bien remunerados y que se identificarían con la entidad para la cual laboran.

En nuestro ejercicio de imaginación sobre qué sucedería si ese país existiera, también el gobierno invitaría a la banca –tanto pública como privada- a abrir carteras crediticias para el fomento de la iniciativa particular. Los resultados se verían en la satisfacción de trabajador venezolano, no solamente en su remuneración, sino también en su ánimo.

También incluimos en este paso imaginario, el otorgamiento de microcréditos al pequeño comerciante, para que el venezolano emprendedor sienta el gusto de empoderarse, de generar su propio empleo y como consecuencia, propiciarlo para terceros.

Y muy importante, el turismo sería piedra angular de este desarrollo empresarial, aprovechando las imbatibles ventajas naturales de nuestro país y poniendo atención en formar adecuadamente a venezolanos que atiendan al visitante.

El siguiente paso, sería levantar el control de cambio. Se acabaría el mercado negro, se dejaría de especular con nuestra moneda, los precios se igualarían con los del resto del mundo y eso exterminaría fulminantemente tanto al bachaqueo como al contrabando de extracción.

Pero también los sueldos y salarios se promediarían con los del resto del mundo y ello otorgaría un poder adquisitivo más sólido al venezolano. Adicionalmente, las empresas extranjeras que opten por invertir en Venezuela, podrían expatriar libremente sus ganancias, lo cual crearía un círculo virtuoso: ese dinero sale; pero por la confianza generada, va a entrar mucho más.

Luego, se eliminarían y revertirían las expropiaciones. Empresas y tierras que actualmente están improductivas en manos del gobierno, regresarían a manos particulares y empezarían a producir. Se atraerían más inversiones, tanto nacionales como extranjeras, al regresar a un marco jurídico que otorgue confianza y seguridad a la libre empresa y finalmente el Estado venezolano se desharía de empresas que terminan constituyendo un lastre, para enfocarse en las actividades que realmente son medulares para cualquier gobierno.

En este orden de ideas, también se eliminaría el subsidio a la gasolina, que tiene las cuentas del país en rojo. Se sinceraría el precio, que sería lógico y pagadero por el venezolano que estaría ya para ese entonces justamente remunerado. Y se mantendrían ayudas a sectores medulares, como el transporte público.

Y se vigilarían concienzudamente las cuentas de la nación para que no se vuelvan a desequilibrar. El primer paso para evitar problemas de este tipo, sería eliminar las donaciones al exterior y los llamados intercambios de quienes nadie lleva una cuenta precisa. Nuestras riquezas exportadas deben ser pagadas en moneda dura, y con transacciones transparentes, a los ojos de todos los venezolanos.

Sabemos que nada de esto es así y que nos falta mucho para llegar a ese país ideal. Es enorme el trabajo que hay que hacer. Pero el preguntarnos a nosotros mismos ¿y si fuera así? nos llena del entusiasmo y el ánimo necesario para meterle el hombro a tantas metas.