Nuevamente, la palabra “diálogo”
ocupa centrimetraje en la prensa nacional e internacional, relacionada con la
crisis venezolana.
Y es que todos estamos siguiendo
con sumo interés lo que ha sucedido y lo que puede estar por suceder en los
nuevos intentos de entendimiento entre el oficialismo y las fuerzas
alternativas democráticas en República Dominicana.
Si bien en el primer encuentro,
el ansiado “humo blanco” estuvo muy lejos de salir, el episodio aún no ha
finalizado, y continúa con un nuevo intento de hilar acuerdos, fijado para el
15 de este mes.
Si de algo no se puede perder el
foco es de las condiciones cambiantes a medida que los intentos de diálogo
avanzan. El escenario de hoy no es el mismo de ayer, las situaciones avanzan y
la comunidad internacional tiene hoy una meridiana conciencia de la gravedad de
lo que está padeciendo el pueblo venezolano.
Este es un hecho incuestionable,
dado que el deterioro económico y social de Venezuela es tan inocultable, que
se ha convertido en titular mundial.
Esta situación no existía
previamente y de manera adicional, el gobierno había sido extremadamente eficaz
en implementar una eficientísima campaña de relaciones públicas que le lavara
el rostro ante el mundo, y que ahora parece ser insuficiente ante las verdades
que se van conociendo cada día.
El hecho irrebatible de los
cambios de condiciones en la situación nacional, legitima el propósito de
perseverancia en el diálogo, en el intento de entendimiento con quienes hoy
detentan el poder, ya que la modificación de la realidad puede permitir que
también se obtengan resultados diferentes y nos encausemos, cuando menos lo
esperemos, hacia un camino que pueda traer soluciones.
Entre las novedades que han
ocurrido en estos días respecto a esta información, se encuentra el hecho de
que el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, indicase que “el Gobierno de
Nicolás Maduro no llegará a ningún acuerdo con la oposición ni convocará a
elecciones si no se retiran las sanciones económicas internacionales”.
Esta afirmación abre, de por sí,
un nuevo y sumamente interesante escenario en el polémico diálogo, ya que, por
primera vez, el gobierno acusa el golpe de la presión que están ejerciendo los
actores de la comunidad internacional en la situación venezolana.
Y, más allá de lo que suceda de
aquí en adelante con este proceso, el hecho es que, al día de hoy, la situación
de por sí acusa un notable cambio con este nuevo elemento.
Entre otros aspectos de interés,
no se puede perder el foco de que, en la agenda de las nuevas conversaciones se
encontrarían las impostergables elecciones presidenciales del próximo año, en
lo cual la inmensa mayoría de los venezolanos coinciden que se debe poner el
empeño, ya que pueden ser la alternativa final de destrabe de la hoy
insostenible situación nacional.
Respecto a lo que ha sucedido
hasta ahora en Santo Domingo, y a lo que puede acontecer de aquí en adelante,
el diputado de la Asamblea Nacional, Luis Florido, ha señalado que si bien no
hubo un acuerdo, sí se encuentran sentadas las bases para el próximo 15 de
diciembre.
Las afirmaciones del
parlamentario dejan abiertas las puertas hacia una posibilidad que no se puede
ni debe desestimar. “La peor diligencia es la que no se hace”, dirían
sabiamente nuestros abuelos.
Y es que, cabe una vez más la
pregunta aquí: ¿cuál es la alternativa al diálogo? ¿Vamos a desechar alguna de
las posibilidades de salida a esta situación? ¿Cuál es la propuesta alterna?
¿La hay?
Por su parte, el presidente de la
Asamblea Nacional, Julio Borges, aseguró que el logro más importante durante el
diálogo de los días 1 y 2 de diciembre, fue hacer que el Gobierno nacional se
sentara frente a cinco países a rendir cuentas de los puntos más importantes
que afectan a Venezuela: lo social, lo económico y lo político.
Apunta el diputado que, tras
estas cinco naciones se encuentran muchas más, incluida la Unión Europea.
No es poco que hayan sucedido dos
cosas: la primera, que el oficialismo se siente a dialogar, así en esta sesión
no se haya llegado a nada. Y la segunda, que por primera vez existan testigos
internacionales en el mismo evento. Por ejemplo, y siguiendo lo testimoniado
por Borges, la negativa del gobierno a abrir el urgente canal humanitario
ocurrió frente a estos testigos, quedando así claro quiénes son los que
dificultan hasta lo indecible los más elementales derechos de los venezolanos.
Y otro factor a no perder de
vista es que el diálogo no está ocurriendo en Miraflores. No es el omnipotente
oficialismo imponiendo sus condiciones. El hecho de que haya comunidad
internacional involucrada comporta testigos, mecanismos de verificación y
compromisos que se deben cumplir. Las condiciones son distintas y pueden jugar
a nuestro favor.
David Uzcátegui
Twitter:
@DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui
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