viernes, 1 de diciembre de 2017

“Defendamos Baruta”

Estamos en pleno camino de la ruta electoral, que nos lleva directamente a la próxima cita en las urnas de este domingo 10 de diciembre. Allí, la tarea es elegir a los representantes más cercanos a la comunidad, como lo son los alcaldes.

Me permito en este caso escribir en primera persona, ya que a la instancia municipal he dedicado muchos años, nada menos que toda mi vida profesional y adulta. Y por ello, también me doy el permiso de escribir con emoción y sentimiento.

Mi convicción es que una nación se construye desde las comunidades. Me lo he planteado como misión de vida y he visto cómo el trabajo en esta dirección brinda excelentes frutos.

Y me refiero a Baruta, el espacio al cual le he dedicado mi labor. Como parte del gobierno municipal construimos ciudadanía, civismo, hermandad y orgullo. Vimos crecer un municipio humano, con calidad de vida, con una robusta organización vecinal.

Y si esta experiencia pudiera ser reproducida en cada uno de los municipios de Venezuela, estoy seguro de que tendríamos otro país: mucho más acogedor, mucho más amable, y además indetenible en el camino al desarrollo que todos merecemos.

Necesito expresar mi alarma ante el escenario que enfrentan los comicios municipales en general y el caso baruteño en particular.

El cansancio, la frustración y el descreimiento están llevando a la gente a tirar la toalla en la lucha política por salvar a nuestra nación. Ha sido un largo y extenuante camino para enfrentar un proyecto de país equivocado, que ha demostrado su inviabilidad en el deterioro que todos padecemos cotidianamente.

Las cosas parecen ir de mal en peor, y las luchas ignoradas por funcionarios sordos y ciegos parecen habernos encajonado en un callejón sin salida.

Sin embargo, entre las escasas –pero efectivas- maneras de seguir adelante en una lucha que no podemos abandonar, se encuentran los eventos electorales. Y muy en particular, los municipales, que sirven para construir patria y ciudadanía desde el corazón mismo de las comunidades, como manera de contraponerse también al avasallante poder central.

Baruta, lo repetimos con certeza, se ha constituido en modelo y ejemplo nacional, gracias a un tenaz trabajo de quienes vivimos aquí y de quienes hemos formado parte del gobierno municipal en las dos últimas décadas.

En mi caso, no pude formalizar mi legítimo deseo de postularme a la alcaldía baruteña debido a la inhabilitación que pesa sobre mi persona. Sin embargo, allí hay un equipo que ha trabajado duramente y que conoce como nadie la realidad municipal, porque ha lidiado con ella en un día a día que suma ya unos cuantos años.

Parte de ese equipo ha sido el hoy candidato Darwin González, un joven ejemplar y solvente como profesional, quien se ha hecho conocido de los baruteños a raíz de tanto verlo en las calles: conociendo, preguntando, resolviendo.

Esa es la manera de ejercer el gobierno municipal: “pateando calle”, metiendo los pies en los charcos y recorriendo cada recoveco de nuestras comunidades. Escuchando.

Gobierno municipal es servicio y un servidor público no se improvisa. Se forma a través de años sumando hechos. Y evidentemente, con una meridiana conciencia de lo que es servir. Porque solamente en el día a día del trabajo en el gobierno local se entiende de qué va esto. Es primeramente, un ejercicio de humildad.

La mayor parte de lo que hacen los trabajadores de las alcaldías no se ve. No son fotos, ni entrevistas, ni apariciones por TV. Son madrugonazos, trasnochos y fines de semana robados a la familia para salir a robustecer el tejido vecinal.

Solamente quien esté consciente de todo esto, puede capitanear una gestión municipal que es un arte y una ciencia, que exige hilar fino y conocer desde adentro la estructura que permite que el municipio funciones. Y lo que es más importante, hay que saber cómo engrasar esa estructura.

Con propiedad lo digo, hemos avanzado mucho en Baruta, por el trabajo de un equipo enorme y brillante, que somos los baruteños. No podemos dejar este preciado bien a la deriva por más vencido que tengamos el ánimo, por más que nos hayan golpeado los reveses de los últimos tiempos.

No perdamos Baruta. No entreguemos ese orgullo que sentimos por nuestro gentilicio. No abandonemos lo que hemos avanzado en todo este tiempo, y sobre todo, preservemos para Venezuela una referencia del país que podemos llegar a ser. La semilla baruteña es un norte y la posibilidad de un laboratorio de país exitoso, algo que los venezolanos necesitamos vivo y con urgencia.

A respirar profundo, a levantarnos del suelo, a sacudirnos la tierra y a seguir adelante. ¿Es o no es una oportunidad lo que tenemos por delante el 10D? Eso depende de nuestras acciones y de nuestra actitud. Yo voto por defender a Baruta con Darwin González.

David Uzcátegui                                                                                         
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui

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