La noche del pasado lunes 15, una
parte significativa del territorio nacional se vio afectada por un prolongado
corte de energía eléctrica. El tema no es novedad, porque las irregularidades
en el suministro de este servicio se han convertido en cotidianas desde hace algún
tiempo.
Sin embargo, sí preocupa la
extensión y la duración de este reciente evento, lo cual nos hace proyectar que
pudieran ser en un futuro no solamente más frecuentes, sino más prolongados y
con la capacidad de afecta a más entidades del territorio nacional.
A la 1:45 del día martes, el
ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, informó que seguían los
trabajos para recuperar el servicio en los estados afectados. Anteriormente, el
mismo funcionario explicó, en un video difundido en redes sociales, que
“Motivado a una explosión y posterior incendio en la subestación La Arenosa
(estado Carabobo) tenemos una interrupción fuerte del servicio eléctrico en
varios estados".
Si bien por su frecuencia han
dejado de ser noticia, este último incidente sí fue reseñado incluso por medios
extranjeros.
Por ejemplo, en Perú -donde
existe una gran colonia de venezolanos- el importante diario El Comercio reseñó
la situación, titulando con que “Una explosión en una planta eléctrica en el
norte de Venezuela” había causado la situación ya comentada.
La situación también fue recogida
por el diario Excelsior de México, otra nación que ha recibido a gran cantidad
de compatriotas. Este periódico aseguró en su sitio web que se trataba de “una
información que está respaldada por decenas de mensajes que circulan en las
redes sociales”.
Por supuesto, cada vez que la
población se halla ante uno de estos acontecimientos, lo que interesa es saber
qué haremos para que no se produzcan más.
Ya hemos pasado por todo el abanico
de posibles causas para endilgarles la responsabilidad; pero lo cierto es que
la situación se sigue repitiendo y que no vemos solución. Ya nadie cree en los
habituales culpables señalados por voceros oficiales, porque la situación se
prolonga, se complica y hasta el sol de hoy no vemos solución. Esa es la
verdad.
Al menos en esta oportunidad no
se habló de sabotajes ni de daños provocados por animales silvestres y sí se
atribuyó lo sucedido a una explosión ocurrida en una de las instalaciones que
sirven al sistema eléctrico nacional.
Lo ocurrido nos demuestra también
que aquel llamado estado mayor eléctrico no ha tenido mayor capacidad de
solucionar lo que sucede, y que tampoco vale de mucho asegurar que hay una
guerra al sistema eléctrico, como se dijo el pasado mes de febrero. Nada de
esto ha traído soluciones.
Insiste una vez más el gobierno
en un vocabulario belicista, en hacerse una película de guerra donde no existe,
en crear una ficción como pretexto para una realidad.
Y nos detenemos en el llamado de
atención ante esa carga violenta del discurso, porque es lo que menos
necesitamos en estos complejos momentos de la vida nacional. No nos cansaremos
de llamar a la conciliación entre venezolanos, porque remando todos juntos
hacia la misma dirección es la única forma de salir adelante en problemas
nacionales de tal calibre, como el que hoy exponemos en esta tribuna. Más
división y más guerras, no nos sirve. Ni más insultos, ni mucho menos, más
culpables fantasmas.
Nos preguntamos, muy por el
contrario, dónde están los venezolanos más capacitados en el asunto eléctrico,
los mismos que han brillado en universidades nacionales y extranjeras y que han
desempeñado con excelencia sus labores en importantes empresas.
Sí es cierto que tuvimos -e
incluso aún tenemos- uno de los sistemas eléctricos más envidiables de América
Latina, con el Guri como la joya de la corona.
Ya toda esa infraestructura existe. Golpeada por el tiempo, es verdad; pero también con una robustez que
permitirá recuperarla y volver a sacarle el brillo de los mejores días.
Lo que se necesita es voluntad
política. Enfocarse en el verdadero problema y en su solución. Dejar de irse
por las ramas y ponerle nombre y apellido al problema, así tenga el costo
político que tenga; pero muy por encima de todo esto, está el bienestar de los
venezolanos, que somos quienes padecemos la virtual paralización de nuestras
vidas cada vez que se va la luz, sea por la causa que sea.
La ciudadanía solamente requiere
del gobierno que trabaje en función de permitirnos una vida normal, que todas
nuestras actividades cotidianas se puedan desenvolver con los menores
obstáculos y contratiempos posibles. No es difícil ni se les pide mucho, al fin
y al cabo, para eso están allí.
Con este cambio de enfoque, y su
traducción en hechos, nadie duda que los venezolanos podamos ver luz algún día.
Caso contrario, la oscuridad se abre paso ante nosotros, literal y
metafóricamente.
David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui
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