viernes, 30 de noviembre de 2018

“Defendamos Baruta”

Cuando el país se prepara para una nueva cita electoral para el próximo domingo 9 de diciembre, el clima de la opinión pública nacional se está caldeando por donde menos debería ser. Se trata de la diatriba entre quienes convocan a acudir a la cita comicial y quienes, por una u otra razón, llaman a no asistir.

Y decimos que esta es la discusión que menos debería ocuparnos, porque para quienes tenemos un compromiso con la defensa de la democracia, no podemos vernos como enemigos, más bien, son otros los favorecidos que esta discusión se presente.

Podemos entender buena parte de la argumentación de quienes alegan que es mejor quedarse en casa, somos solidarios en la petición de mejores condiciones electorales que nos permitan enfrentar venideros comicios.

Ahora bien, la pasividad jamás traerá cambios. La acción puede tener diversas consecuencias y resultados, pero de una manera u otra, estamos empujando hacia adelante. Y, probablemente, entre ese cúmulo de consecuencias, puede estar la que nos haga avanzar un paso hacia adelante hacia nuestros objetivos.

Es inquietante pero entendible ver cómo algunas personas sienten que el voto es una acción vacía de significados y que puede no llevar a resultado alguno. Siempre hemos considerado el voto como un testimonio.

En primer lugar, porque nadie dijo que esto fuera fácil. Enrumbar a Venezuela hacia un camino de paz y progreso es un camino largo y complejo, como bien lo hemos visto. Prometer soluciones mágicas es irresponsable, tanto como lo es quedarse de brazos cruzados y perder cualquier oportunidad de cambiar las circunstancias.

En segundo término, no dejamos de preguntarnos a quiénes beneficia abstenerse de participar. Y tenemos muy claro que no es a nosotros.

Algunos piensan que el voto no sirve para modificar nuestra circunstancia.

Sin embargo, a través de él, hemos defendido nuestras propuestas y nuestros valores para construir la Venezuela que merecemos, como fue el caso del referendo constitucional de 2007 y las parlamentarias de 2015.

Y nos permitimos hablar de una circunstancia mucho más cercana a nuestra experiencia, como lo ha sido la historia de Baruta. Ha quedado demostrado en todas las elecciones de los últimos tiempos, incluso en las más recientes, en las cuales se logró -contra todo pronóstico- llevar a la alcaldía a un representante de las fuerzas alternativas democráticas.

Y es que estamos hablando de un municipio caraqueño altamente consciente y ejemplarmente movilizado, a través de estos años tan complejos que nos ha tocado vivir en Venezuela.

La creciente inquietud ciudadana del baruteño, ha permitido otorgarle al municipio de manera reiterada, gobiernos locales que han preservado su calidad de vida y sus virtudes, convirtiéndolo en uno de los más buscados en el país para residir o establecer comercios.

Todo esto ha sucedido por que los vecinos jamás han faltado a la cita electoral cuando es convocada, y han acudido masivamente.

Ese es el gran punto a favor de acudir a votar: mientras mayor sea la participación, más garantías hay de pasar por encima de cualquiera de esas circunstancias que hacen a algunos dudar sobre el valor de la participación electoral.

En este sentido, los baruteños han logrado hacer del municipio no solamente un bastión de la participación electoral, sino también de la Venezuela posible. Esa donde los ciudadanos deciden su destino como colectividad y demuestran el poder de su voluntad en las mesas electorales.

La tarea ahora es justamente, blindar a ese gobierno local que los vecinos se han otorgado a sí mismos. Se trata de las elecciones de concejales, quienes son nada menos que el poder legislativo local.

Y me permito hablar de esta instancia en primera persona, ya que tuve el privilegio de hacer una carrera de varios años en la cámara municipal baruteña y puedo decir de primera mano cuál es el tamaño de la enorme responsabilidad que cargan sobre sí estos funcionarios públicos locales.

El trabajo conjunto entre la cabeza del poder ejecutivo y los concejales, puede convertirse en el gran motor municipal. Y en caso contrario, dejar al alcalde contrapuesto a quienes no tengan interés en el bienestar del municipio, o tengan otra agenda de intereses, puede ser la causa de circunstancias adversas para las comunidades.

Por eso, vale la pena apostarle a la defensa de lo que hemos logrado y a ir más allá, ante la posibilidad de ganar nuevos terrenos en la próxima contienda electoral. Porque podemos demostrar cómo el país que queremos se construye desde las bases de las comunidades. Cómo la gente impone de abajo hacia arriba su voluntad y si arriba no la escuchan pues insiste e insiste, con las herramientas de la democracia, como lo es precisamente el voto.

David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui

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