Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui
Los venezolanos asistimos por estos días con
desconcierto, al anunciado cese temporal de actividades del centenario
periódico larense El Impulso. Se trata de uno de los decanos de nuestros
medios de comunicación, con 110 años de vida.
Es
otro más entre esos símbolos de la venezolanidad, que para varias
generaciones ha estado siempre allí y que suponemos siempre va a estar a
la mano, para reafirmarnos la pertenencia al país.
¿Por
qué, de pronto, nos enfrentamos a la amenaza de que no esté más? Al
parecer, el diario sucumbirá al cuello de botella en el cual se ha
convertido la búsqueda de dólares en nuestro país.
El
complejo asunto del control cambiario se le ha ido de las manos al
gobierno, las modificaciones al respecto han sido epidérmicas y no van
al fondo de las complicaciones. Mientras se pierde tiempo, la situación
se complica cada vez más y obviamente cada vez será más difícil
solucionarla.
Es un asunto que afecta a
prácticamente todos los ámbitos de la vida nacional, haciéndose
particularmente difícil en los sectores salud y alimentos, dado lo
prioritarios que son estos ramos para la vida de los venezolanos.
Queda
aún por aclarar si se trata de decisiones con motivaciones políticas o
si, ciertamente el asunto de los dólares se le ha salido de control a
quienes gobiernan.
Volviendo al trance que
atraviesa el rotativo larense, hay antecedentes de la discrecionalidad
con la que gobiernos venezolanos anteriores otorgaron –o negaron-
dólares a medios de comunicación, en controles de cambio previos.
La
discrecionalidad para distribuir el papel periódico con fines políticos
se hace especialmente notable cuando voceros oficialistas anuncian el
lanzamiento de dos periódicos gubernamentales, para quienes sí hay papel
periódico suficiente, por lo cual no se trata de la falta del mismo,
sino de la distribución con criterios sesgados.
Ante
las reiteradas quejas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Prensa, por los numerosos puestos de trabajo que están en riesgo, el
gobierno respondió con la creación de la “Corporación Maneiro”, único
ente encargado en el país de importar papel periódico. De esta manera,
queda clara la responsabilidad de quiénes son los encargados de
distribuir esta materia prima en el país.
En
la actualidad, el gobierno posee cuatro periódicos: Correo del Orinoco,
Ciudad Caracas, Ciudad Valencia y Ciudad Petare. Además, financian unos
215 periódicos comunitarios. Ahora anuncia Los Mazazos de Diosdado y El
Diario del PSUV.
Mientras tanto, los diarios
La Nación, Diario de Los Andes y Correo del Caroní informan que sólo
circularán de lunes a viernes y el diario El Impulso afirma que tiene
papel hasta el 15 de septiembre.
Hace
más de un año explotó la crisis de papel que amenaza directamente la
circulación de los 100 diarios que se publican en Venezuela. A pesar de
las tímidas respuestas del ejecutivo y los sacrificios de los propios
medios, éstos han logrado sobrevivir en condiciones precarias.
Quizá
la mayor dificultad que enfrentan los gobernantes para demostrar su
talante democrático, sea el hacerlo patente mediante la convivencia con
medios de comunicación que les son críticos; pero que también son
necesarios para mantener el delicado equilibrio de la democracia. Es
difícil no ceder a las herramientas de coacción que pueden estar a la
mano, pero es un ejercicio que hay que hacer.
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