Los desesperados esfuerzos que desde el gobierno hacen para intentar tapar el sol con un dedo, no dan resultados. La verdad es que nuestro pueblo padece a diario la crisis económica, nadie se la cuenta, la vive en carne propia. Ya no solo se trata de conseguir la harina para las arepas, el cafecito para la mañana o ese producto para la higiene personal o de la casa.
Hoy nuestro pueblo se ve obligado a recorrer farmacia tras farmacia con la esperanza de conseguir, en esa injusta peregrinación, la medicina que alivie su malestar, mejore su salud o cure su patología. Vitaminas no hay, así como tampoco se consiguen antialérgicos, antibióticos, antipiréticos y analgésicos como el acetaminofén, necesario para la fiebre, el dolor moderado y para calmar los síntomas que presentan los pacientes con dengue clásico o chikungunya, que hoy tenemos en nuestra Venezuela.
Y lo más delicado de esta situación es el manejo que el gobierno le da a un tema tan sensible para los venezolanos como lo es el de la salud. Cuándo entenderán que con la salud del pueblo no se juega. Hace poco lo dijimos y volvemos a reiterarlo, la salud es la angustia asistencial primordial de cualquier ser humano. Por eso indigna la indolencia con la que el gobierno viene asumiendo la crisis, no solo del sector farmacéutico, sino del sistema de salud nacional.
En menos de dos años ya han desfilado 4 personas por el Ministerio de Salud y lejos de presentar mejoría, la crisis se agudiza y con ella las graves consecuencias para los enfermos y sus familias. En una vergonzosa declaración que duró un poco más de nueve minutos, la nueva Ministra no mencionó cómo se controlará la epidemia de dengue y de chikungunya que hay en nuestra Venezuela. Tampoco habló del regreso a nuestro país de enfermedades, erradicadas en el pasado, como la malaria, tuberculosis o leishmaniasis.
Se limitó a informar cifras que a todas luces están maquilladas y a hacer un pronunciamiento netamente político. Cinismo puro decir que lo primordial es el manejo de la información. No señora ministra, lo importante es que diga cuáles son los planes para solventar la escasez de medicamentos que hay en nuestro país y que pasa el 60%. Lo urgente es que les explique a los venezolanos cómo hará para reactivar el 69% de los quirófanos y el 52% de las camas que no están habilitadas en 10 de los hospitales más importantes del Área Metropolitana de Caracas.
Quedó claro, con esas nefastas declaraciones, que para este gobierno el deplorable estado de los 302 hospitales y 4.618 ambulatorios que hay en nuestra Venezuela, no es una alarma. Así como tampoco lo es la falta de insumos y equipos médicos, los homicidios ocurridos en las emergencias o quirófanos de algunos centros asistenciales, ni la migración de lo más valioso que tiene un país, que es su recurso humano. Nos referimos a los médicos, enfermeras, bioanalistas y otros profesionales de la salud que se han ido de nuestra Venezuela buscando no solo oportunidades, sino mejores condiciones laborales.
En nuestro país hay, en este momento, una epidemia de dengue y de chikungunya y la mejor acción de salud pública del gobierno de Nicolás es informar que serán repartidas 428 mil tabletas de acetaminofén en los hospitales. Cuanta irresponsabilidad, cuando nuestros médicos saben que esas tabletas, con un poco de suerte, alcanzan para 5 días de fiebre en algo más de 21 mil pacientes.
Ahora se inventan una nueva “guerra” esta vez la etiquetaron como psicológica. Cuanta ridiculez. Que la sanidad de nuestra Venezuela esté en terapia intensiva, es otro fracaso más de la nefasta gestión de este gobierno. Con politiquería no es posible atender enfermos y dar respuestas.
Quieren hacer ver normal que en un país, que recibe millones y millones de dólares, producto de la renta petrolera, muchos hermanos venezolanos fallezcan por patologías fáciles de tratar. A nuestro pueblo queremos decirle que no es normal ni lógico que en los centros de salud no haya algodón, inyectadoras, anestesia ni medicamentos para combatir el cáncer. No tenemos que resignarnos a vivir al borde de la tragedia.
A nuestro pueblo volvemos a pedirle unión y organización para impulsar el cambio en nuestro país. Estamos obligados a darle un parado a todo este caos, producto de la corrupción, de la improvisación, de la incapacidad y de la irresponsabilidad de un pequeño grupo de enchufados, que gobiernan alegremente y sin remordimiento, y que se robaron 25 mil millones de dólares de la extinta Cadivi, que hoy pudieran destinarse a la importación de los insumos médicos necesarios para restaurar la sanidad de nuestro país.
En nuestra Venezuela sí podemos tener un sistema de salud pública de calidad para todos. Allí está nuestra Red de Salud Francisco de Miranda, que construimos desde cero, junto al pueblo y al mejor talento humano y que es un ejemplo para todo el país. En ella hemos atendido ya a 7 millones de pacientes, más de los atendidos en los centros asistenciales que nos arrebataron cuando llegamos a Miranda.
Solo basta tener la voluntad y que los recursos se inviertan en lo que deben invertirse y no se pierdan en el camino, como volvió a ocurrir esta semana con los casi 160.000 dólares que se desaparecieron de la “caja chica” de una oficina en el Instituto Nacional de Deporte. ¿A quién le van a echar la culpa ahora? El único responsable tiene nombre y apellido.
Estas son las cosas que no podemos seguir permitiendo. No podemos consentir que digan que es “un milagro de la revolución” invertir en un hospital, después de que se presenta un escándalo que intentan tapar. No hace falta que ocurra una crisis para que se invierta en la salud de los venezolanos, esta debe ser una prioridad de cualquier gobierno responsable y serio, que lamentablemente hoy no tenemos en nuestra Venezuela.
Razones para unirnos y luchar por un cambio sobran, está en cada uno de nosotros lograr la Venezuela que todos soñamos y que nos merecemos.
¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!
FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/09/21/cual-salud-nicolas/
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