Cinismo puro, decir, en la 69° Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que el gobierno ha cumplido con las metas del milenio, cuando los indicadores económicos
y sociales muestran, no solo a lo interno de nuestro país, una nación
arruinada por la destrucción del aparato productivo nacional, corroída
por la inflación y asolada por los altos
niveles de escasez de alimentos y medicinas. En nuestra Venezuela
escasea todo, menos las mentiras del gobierno. Hay que ser bien
caradura, que digo caradura, solo una persona que no tiene vergüenza es
capaz de caerle a mentiras a los mandatarios y embajadores de los 193
países que conforman esa instancia.
Recordemos que fueron ocho los propósitos de desarrollo humano
fijados en el año 2000, que los 189 países miembros de la ONU (para ese
entonces) acordaron conseguir para el 2015. Nicolás esta semana se
valió de esas 8 metas, para hablar de un país que solo existe en su
imaginario. Bien lo dice ese refrán popular, que primero se cae un
mentiroso que un cojo.
Cuántas verdades intentan ocultar con sus mentiras. La mentira número uno, es decir que en nuestra Venezuela fue erradicada la pobreza extrema
y el hambre, cuando las propias cifras del gobierno, nos referimos a
las del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), dan cuenta que el
porcentaje de hogares venezolanos que viven en situación de pobreza pasó
de 21,2% a 27,3%. Si hablamos de pobreza extrema también se incrementó,
al pasar de 7,1% a 9,8% en 2013, lo que equivale a unos 2 millones más
de venezolanos que viven en la pobreza.
La mentira número dos es aseverar que en nuestro país se logró la enseñanza primaria
universal, cuando la verdad es que más de 2 millones de niños no acuden
a la escuela y otros 800 mil jóvenes, entre 15 y 17 años, están fuera
del sistema educativo formal. Este no es el país de las mil maravillas
que ellos se esfuerzan en mostrar. Tampoco es verdad que ellos
cumplieron la meta número tres, que es promover la autonomía de la
mujer. Si la promovieran y sobre todo la defendieran, hoy nuestras
mujeres no vivieran el calvario de tener que ir de mercado en mercado y
de farmacia en farmacia, buscando alimentos y medicinas. Ni tuvieran que
vivir con el alma en vilo, pensando que sus hijos pueden ser los
siguientes en formar parte de las estadísticas de la violencia en
nuestro país.
Como este gobierno sabe que la verdad siempre consigue la forma de salir a flote,
intentan a toda costa hundirla. No es cierto que en nuestro país se
haya cumplido el objetivo número cuatro del milenio, que es reducir la
mortalidad infantil. La verdad detrás de esa cuarta mentira es que el
inicio del año 2014, fue negativo. El Boletín Epidemiológico número 1
del Ministerio de Salud
reveló 114 muertes de niños menores de un año y la mortalidad de los
recién nacidos de 0 a 27 días concentró 79,8% de los decesos. Las
razones frecuentes de los fallecimientos fueron neumonía, sepsis
neonatal, prematuridad y enfermedad hialina, las mismas que causaron 118
muertes en la primera semana de 2013.
Y no solo es que no hemos logrado reducir la mortalidad infantil,
sino que nuestro país es líder en mortalidad materna. Sí, leyeron bien.
Es mentira que cumplimos la quinta meta del milenio. Las cifras hablan
por sí solas. 73 madres mueren por cada 100 mil nacidos vivos y al menos
13 de los 23 estados que conforman el país, superan el promedio
nacional en 80 por cada 100 mil nacimientos.
¿Sabrán los del gobierno que las causas
de la mortalidad materna en nuestro país están asociadas a la pobreza y
malnutrición, a las dificultades de las embarazadas y madres para tener
acceso a los centros de salud,
a los médicos, medicamentos y vitaminas? ¿Qué sentirían los pacientes
con VIH, cuando escucharon que Nicolás insinuó que nuestra nación
cumplió con el sexto propósito del milenio? Si la verdad es que hoy
nuestros pacientes que padecen esta patología, no cuentan con
retrovirales en el país y, por negligencia del gobierno, regresaron
enfermedades erradicadas como la malaria y otras como el dengue y
chikungunya fáciles de controlar, se expanden.
También es un caradurismo decir que alcanzamos el séptimo objetivo, que es garantizar la sostenibilidad del medio ambiente,
cuando acaban de fusionar el Ministerio del área con uno de sus mayores
depredadores, que es la cartera de Vivienda y Hábitat. La octava
mentira fue hacer creer, que este gobierno fomenta una asociación
mundial para el desarrollo. Nada más lejos de esa pretensión y eso debe
saberlo nuestro pueblo. Debe saber que este gobierno miente a costa del
sufrimiento ajeno.
Tanta es la indolencia, que en su viaje a
Norteamérica, Nicolás dijo que repotenciaría el programa que garantiza
calefacción a los norteamericanos, cuando, irónicamente, mientras
escribíamos estas letras, se fue la luz en 15 estados del país. Pero los
problemas de electricidad en Venezuela no son solo de un día, hay
comunidades que sufren a diario, como la de Las Tarabas en Zulia, que
estuvo 21 días seguidos sin luz; como Nuevo Sucre, en Anzoátegui, que
pasó 23 días sin electricidad; como aquí en Caracas, que los vecinos de
El Valle y Coche se quejan de que todos los días hay hasta 3 cortes de
luz.
Por eso insistimos en decirle a quienes
no han abierto los ojos, que es momento de abrirlos. Este es un gobierno
continuamente distraído y pendiente de todo menos de lo que le urge
atender y ocuparse. Ahora dijeron que enviarían 5 millones de dólares
para combatir el ébola en África. Como siempre, extremadamente generosos
con los ciudadanos de otros países, pero cruelmente insensibles con
nuestro pueblo de Venezuela. Qué no se
pudiera hacer con una ínfima parte de esos recursos, en un país donde
no hay ni siquiera acetaminofén para los pacientes con dengue o
chikungunya.
No se trata de ser indiferentes a las
desventuras de otros países, pero las cosas son como son. Mientras haya
problemas que resolver en nuestra Venezuela, los recursos deben ir a
solventarlos. No puede ser que este gobierno, con tal de comprar
lealtades en el exterior, sea luz para la calle y oscuridad para la casa.
Pero todos estos problemas tienen
solución, solo se necesita un gobierno serio y responsable, con ganas de
trabajar y que tome las decisiones correctas para el beneficio de todos
los venezolanos. Urge un gran pacto social con los más pobres, con los
más humildes y que sufren para lograr el cambio que Venezuela necesita.
No perdamos la esperanza de tener un mejor país,
ese sueño podemos construirlo entre todos. Vamos que sí podemos, porque
sobran razones para unirnos.
¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!
FUENTE: enriquecaprilesradonski.com/2014/09/28/escasea-todo-menos-las-mentiras/