martes, 29 de julio de 2014

¡Guiso chino!

Qué pensaría nuestro Libertador, Simón Bolívar, que por cierto este 24 de julio se cumplieron 231 años de su natalicio, sobre la pretensión de entregarle nuestro país a manos extranjeras. Cómo justifican que siendo Venezuela la nación con las reservas petroleras más importante del mundo y con el barril sobre los 100 dólares, tengamos que endeudarnos con otros países.

Tanto que hablaron de que nuestra Venezuela era una nación independiente y soberana, y hoy  a cambio de un nuevo préstamo, con el que el gobierno busca “oxigenarse”, no solo le están entregando nuestro petróleo, sino también el oro, aluminio, hierro y otros recursos naturales como tierras, a intereses extranjeros. Pese al tamaño de lo que están comprometiendo, por allí algunos se atrevieron a decir que el financiamiento con China, no le pone a nuestro país una “deuda pesada”, porque es un financiamiento que se paga con petróleo. Sí, con un recurso que le permitirá a China seguir creciendo, mientras nuestra Venezuela va hacia atrás como el cangrejo.

Esas son las contradicciones de un gobierno que dice existir por y para el pueblo. Sus prioridades no son las mismas de los venezolanos. Han demostrado que no les interesa ni el pueblo ni sus necesidades. No les importa la crisis hospitalaria, ni que los venezolanos no consigan alimentos ni medicinas, tampoco que el salario no alcance y que la inflación se coma lo poco que ganan los trabajadores.

El gran beneficiado de las negociaciones entre China y Venezuela es el país asiático. Hablan de convenios, acuerdos, pero eso es más endeudamiento, por eso el presidente de esa nación asiática vino personalmente para que le rindieran cuentas de los millones de dólares que ha prestado su gobierno a nuestro país. No son dos lochas, se trata de más de 56 mil millones de dólares que ha recibido desde que inició, en 2004, los acuerdos con China. La deuda equivale a dos veces nuestras reservas y, sin embargo, los problemas de nuestra Venezuela, lejos de resolverse, se agravan.

Ciertamente los préstamos que recibió Nicolás de China no se han traducido en beneficios para los venezolanos. ¿Dónde están esos miles de millones de dólares? ¿En qué se gastaron? Lo más probable es que hoy estén en el bolsillo de los enchufados, producto de la corrupción que ha caracterizado al Socialismo del Siglo XXI. El Fondo Chino lo convirtieron en el Guiso Chino. ¡Este gobierno y sus guisos!

Si hacemos una retrospectiva solo de los convenios suscritos que fueron dados a conocer a los venezolanos, endeudaron a nuestro país para comprar armamento. Nada más 492 millones de dólares fueron destinados para comprar aviones militares y prestaron otros 109 para adquirir radares tridimensionales. ¿Para qué sirve eso? ¿Quiénes se benefician con esos negocios? Armamento bélico, cuando nuestro pueblo está pasando tanto trabajo.

También nos dijeron que 82 millones de dólares serían utilizados para incentivar la producción nacional, otros 8 mil millones de dólares para solventar las deficiencias del sistema eléctrico, para mejorar la salud pública fueron destinados 630 millones de dólares, también pidieron prestado cientos de millones de dólares para construir escuelas y viviendas, así como para la culminación de grandes obras de infraestructura social, como el Metro de Valencia, de Maracaibo y de Los Teques, para los que pidieron 994 millones de dólares prestados.

¿Pero cuál es la realidad que hoy vemos los venezolanos? El campo continúa abandonado y la escasez de productos de diferentes índole, obliga a nuestro pueblo hacer colas kilométricas desde la madrugada para comprar alimentos; ciudades en el interior de nuestro país que pasan muchos días sin servicio eléctrico; niños fuera del sistema educativo porque no hay escuelas y; miles de venezolanos en refugios porque no construyeron las viviendas que prometieron. Y, mejor, ni hablemos del metro.

No hay promesa que hayan honrado. Los venezolanos somos víctimas de unos irresponsables cuyo único interés es continuar agregando ceros a la derecha de sus cuentas bancarias. Acabaron con Venalum, CVG Alcasa, Sidor, Bauxilum, Ferrocasa, Cavelum, Minerven y ahora hipotecan a nuestra Venezuela y que para crear nuevas Empresas Básicas.

La salud pública en nuestra Venezuela está desde hace tiempo en terapia intensiva. En los hospitales los tomógrafos están dañados, al igual que los equipos de rayos X. Ecógrafos no hay, como tampoco hay reactivos para hacer pruebas de diagnóstico de enfermedades ni insumos médicos para atender las emergencias que llegan. Sin embargo, uno de los 38 convenios que esta semana el gobierno firmó con China fue la construcción y ensamblaje de un tercer satélite, que para nada solventa los cientos de problemas que hoy tenemos los venezolanos.

¿Quién les cree? El gobierno de Nicolás es el gobierno del hambre, de las necesidades y del empobrecimiento acelerado de los venezolanos. Con su modelo económico fracasado, el despilfarro, la corrupción, el desprecio a nuestra moneda y su recurrente devaluación. Este nuevo endeudamiento, al igual que en la década de los 80, solo servirá para profundizar la desigualdad social, agudizar la crisis económica, política y social.

Nuestra Venezuela debe cambiar y cambiará. Es absurdo que un país como el nuestro, con tantos recursos naturales y tanto talento humano, hoy tenga su futuro atado a las decisiones de otros países, que vieron como un negocio financiar un proyecto político y personalista, que lo que ha hecho es empobrecer cada vez más los bolsillos de los venezolanos, hipotecando los recursos que son del pueblo.

No nos cansaremos de decirlo: tenemos la tierra, el recurso humano y el talento para incentivar la producción nacional y lograr la verdadera independencia por la que tanto luchó Bolívar. 

¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

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