Qué pensaría nuestro Libertador, Simón Bolívar, que por cierto este
24 de julio se cumplieron 231 años de su natalicio, sobre la pretensión
de entregarle nuestro país a manos extranjeras. Cómo justifican que
siendo Venezuela la nación con las reservas petroleras más importante
del mundo y con el barril sobre los 100 dólares, tengamos que
endeudarnos con otros países.
Tanto que hablaron de que nuestra Venezuela era una nación
independiente y soberana, y hoy a cambio de un nuevo préstamo, con el
que el gobierno busca “oxigenarse”, no solo le están entregando nuestro
petróleo, sino también el oro, aluminio, hierro y otros recursos
naturales como tierras, a intereses extranjeros. Pese al tamaño de lo
que están comprometiendo, por allí algunos se atrevieron a decir que el
financiamiento con China, no le pone a nuestro país una “deuda pesada”,
porque es un financiamiento que se paga con petróleo. Sí, con un recurso
que le permitirá a China seguir creciendo, mientras nuestra Venezuela
va hacia atrás como el cangrejo.
Esas son las contradicciones de un gobierno que dice existir por y
para el pueblo. Sus prioridades no son las mismas de los venezolanos.
Han demostrado que no les interesa ni el pueblo ni sus necesidades. No
les importa la crisis hospitalaria, ni que los venezolanos no consigan
alimentos ni medicinas, tampoco que el salario no alcance y que la
inflación se coma lo poco que ganan los trabajadores.
El gran beneficiado de las negociaciones entre China y Venezuela es
el país asiático. Hablan de convenios, acuerdos, pero eso es más
endeudamiento, por eso el presidente de esa nación asiática vino
personalmente para que le rindieran cuentas de los millones de dólares
que ha prestado su gobierno a nuestro país. No son dos lochas, se trata
de más de 56 mil millones de dólares que ha recibido desde que inició,
en 2004, los acuerdos con China. La deuda equivale a dos veces nuestras
reservas y, sin embargo, los problemas de nuestra Venezuela, lejos de
resolverse, se agravan.
Ciertamente los préstamos que recibió Nicolás de China no se han
traducido en beneficios para los venezolanos. ¿Dónde están esos miles de
millones de dólares? ¿En qué se gastaron? Lo más probable es que hoy
estén en el bolsillo de los enchufados, producto de la corrupción que ha
caracterizado al Socialismo del Siglo XXI. El Fondo Chino lo
convirtieron en el Guiso Chino. ¡Este gobierno y sus guisos!
Si hacemos una retrospectiva solo de los convenios suscritos que
fueron dados a conocer a los venezolanos, endeudaron a nuestro país para
comprar armamento. Nada más 492 millones de dólares fueron destinados
para comprar aviones militares y prestaron otros 109 para adquirir
radares tridimensionales. ¿Para qué sirve eso? ¿Quiénes se benefician
con esos negocios? Armamento bélico, cuando nuestro pueblo está pasando
tanto trabajo.
También nos dijeron que 82 millones de dólares serían utilizados para
incentivar la producción nacional, otros 8 mil millones de dólares para
solventar las deficiencias del sistema eléctrico, para mejorar la salud
pública fueron destinados 630 millones de dólares, también pidieron
prestado cientos de millones de dólares para construir escuelas y
viviendas, así como para la culminación de grandes obras de
infraestructura social, como el Metro de Valencia, de Maracaibo y de Los
Teques, para los que pidieron 994 millones de dólares prestados.
¿Pero cuál es la realidad que hoy vemos los venezolanos? El campo
continúa abandonado y la escasez de productos de diferentes índole,
obliga a nuestro pueblo hacer colas kilométricas desde la madrugada para
comprar alimentos; ciudades en el interior de nuestro país que pasan
muchos días sin servicio eléctrico; niños fuera del sistema educativo
porque no hay escuelas y; miles de venezolanos en refugios porque no
construyeron las viviendas que prometieron. Y, mejor, ni hablemos del
metro.
No hay promesa que hayan honrado. Los venezolanos somos víctimas de
unos irresponsables cuyo único interés es continuar agregando ceros a la
derecha de sus cuentas bancarias. Acabaron con Venalum, CVG Alcasa,
Sidor, Bauxilum, Ferrocasa, Cavelum, Minerven y ahora hipotecan a
nuestra Venezuela y que para crear nuevas Empresas Básicas.
La salud pública en nuestra Venezuela está desde hace tiempo en
terapia intensiva. En los hospitales los tomógrafos están dañados, al
igual que los equipos de rayos X. Ecógrafos no hay, como tampoco hay
reactivos para hacer pruebas de diagnóstico de enfermedades ni insumos
médicos para atender las emergencias que llegan. Sin embargo, uno de los
38 convenios que esta semana el gobierno firmó con China fue la
construcción y ensamblaje de un tercer satélite, que para nada solventa
los cientos de problemas que hoy tenemos los venezolanos.
¿Quién les cree? El gobierno de Nicolás es el gobierno del hambre, de
las necesidades y del empobrecimiento acelerado de los venezolanos. Con
su modelo económico fracasado, el despilfarro, la corrupción, el
desprecio a nuestra moneda y su recurrente devaluación. Este nuevo
endeudamiento, al igual que en la década de los 80, solo servirá para
profundizar la desigualdad social, agudizar la crisis económica,
política y social.
Nuestra Venezuela debe cambiar y cambiará. Es absurdo que un país
como el nuestro, con tantos recursos naturales y tanto talento humano,
hoy tenga su futuro atado a las decisiones de otros países, que vieron
como un negocio financiar un proyecto político y personalista, que lo
que ha hecho es empobrecer cada vez más los bolsillos de los
venezolanos, hipotecando los recursos que son del pueblo.
No nos cansaremos de decirlo: tenemos la tierra, el recurso humano y
el talento para incentivar la producción nacional y lograr la verdadera
independencia por la que tanto luchó Bolívar.
¡Que Dios bendiga a
nuestra Venezuela!
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