La calidad de vida
de nuestro pueblo sigue deteriorándose. El peregrinaje por varios
mercados para conseguir un determinado producto, no se limita a los
alimentos. Los venezolanos sufrimos para encontrar medicinas, artículos
para el cuidado personal, productos de limpieza, entre otros, que cuando se encuentran, nuestro pueblo debe hacer magia para adquirirlos, ya que la plata no alcanza.
Estas y otras dificultades, que hoy vivimos los venezolanos, son
producto de la crisis económica que generó el mismo gobierno, quienes
ciegos por los obscenos ingresos petroleros, con un barril por encima de
los 100 dólares, se dieron a la tarea de destruir el aparato productivo
nacional, mediante una política de nacionalización, confiscación y
expropiación de tierras y empresas privadas, que hoy no producen porque son “administradas” por funcionarios deshonestos e incapaces.
Con la destrucción de lo Hecho en Venezuela, el gobierno se dedicó a
importar todo lo que dejamos de producir en el país. Nos convirtieron en
una economía de puerto, dependiente del
petróleo. Pero detrás de la importación de alimentos y otros bienes,
¿cuántos guisos no hay? Cuánto dinero ha ido a parar a cuentas bancarias
de empresas de maletín, constituidas por esos a quienes nuestro pueblo
bautizó como los enchufados. Fueron más de 25 mil millones de dólares y
no hay un solo preso, peor aún, ni un solo citado.
No han informado al país los nombres de esas empresas, pero unas dos
veces al mes sí publican la lista de cientos de personas naturales que
deben rendir cuenta en qué gastaron los pocos dólares. Hay que ser bien
cara e’ tabla para insinuar que la escasez de dólares es producto de los
“raspacupos”, cuando todo nuestro pueblo sabe que esos reales se los
embolsillaron ellos.
Pero lejos de rectificar, este gobierno sigue lanzando a nuestra
Venezuela a un abismo. El anuncio de un conjunto de medidas no resolverá
la profunda crisis que sufre la economía, porque no atacan los
factores que generaron los desajustes económicos. Antes de dejar de
regalar nuestro petróleo, para comprar lealtades de gobiernos
extranjeros, altos funcionarios insisten en aumentar la gasolina y en la
unificación cambiaria. No les importa el impacto que estas medidas
tendrán sobre la vida de los venezolanos.
Nicolás
continúa endeudando a nuestro país e hipotecando el futuro de los hijos
de esta patria. El gobierno busca oxigenarse con el nuevo
endeudamiento, por más de 5 mil millones de dólares,
con China. Pero nada más lejano a esta pretensión. En nuestro país
puede caer un diluvio de dólares, pero si el modelo no cambia, la crisis
continuará y se profundizará. ¿La razón? El problema es el modelo. Los
dólares no se destinarán a resolver los cientos de problemas, sino que
volverían a perderse en el camino.
Además, el endeudamiento hace que los ingresos petroleros disminuyan
por los compromisos del gobierno con la nación asiática. Recordemos que
los únicos recursos que entran a nuestra Venezuela son los que provienen
del pago de 800 mil barriles diarios que le vende nuestro país a
Estados Unidos. El resto de los barriles,
2 millones, si es verdad que la producción real es de casi 2.8 millones
de barriles, salen sin producir un dólar, porque 700 mil son destinados
para el consumo interno, 100 mil barriles se van diario para los
hermanos Castro, 550 mil barriles se le entregan diario a los chinos a
cambio de pantalones, motos y carros, 377 mil barriles los han
entregado, en condiciones preferenciales, a otros países, sin mencionar
lo destinado a Petrocaribe.
Ese eslogan de que Pdvsa es del pueblo es puro cuento.
Pura propaganda para tratar de vender una mentira. Seguiremos
insistiendo en la necesidad de utilizar el petróleo como la gran palanca
para diversificar nuestra economía y superar la crisis.
Una manera de diversificar la economía es con la creación y el
desarrollo de industrias. Para que haya industrias, se necesita más
inversión; para que haya más inversión, es necesario generar confianza y
la confianza solo se logra con políticas públicas que respeten y entiendan que el esfuerzo privado es un elemento importante en el desarrollo de nuestra Venezuela.
No basta con informar que altos funcionarios del gobierno
sostendrán reuniones con inversionistas extranjeros, sino se adoptan
medidas que permitan a esos inversionistas tener confianza, porque el
problema de este gobierno es que hoy dice una cosa y mañana otra. La
confianza se genera con la institucionalidad y reglas de juego claras, que se mantengan en el tiempo.
A los inversionistas lo que hay que ofrecerles, como mínimo, es un
marco jurídico estable, porque nadie vendrá a nuestra Venezuela a
invertir sabiendo que en cualquier momento lo pueden expropiar. Si este
gobierno no cambia el modelo, sigue haciendo las cosas iguales y no
corrige los factores que generaron la crisis económica más grave en la
historia de nuestra Venezuela, lo que estamos viviendo empeorará.
Nos referimos a la inflación, al deterioro del poder adquisitivo, a la escasez, además no olvidemos que la economía salpica áreas como la seguridad, educación, salud, turismo, y servicios públicos. Ya sabemos por qué nuestra Venezuela no está bien.
Pero en las manos de cada uno de nosotros está la posibilidad de
cambiar esta realidad. Juntos estamos llamados a construir una nación
llena de muchas industrias, un país lleno de oportunidades, en el que el
pueblo pueda comer bien, vivir bien y dormir tranquilo. No dejaremos de trabajar, ni un solo minuto, hasta ver realidad ese sueño.
Al momento en el que terminaba de escribir estas líneas, anunciaron
al país la que se abría un debate sobre el aumento del precio del
combustible. Señores del gobierno, ¿cuándo y dónde es el debate?
Aceptamos el mismo.
¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!
FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/
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