Por David Uzcátegui
@DavidUzcategui
La discusión que se ha estado librando en la opinión pública respecto a la Mesa de la Unidad Democrática, alcanzó esta semana su clímax con la renuncia de su secretario ejecutivo, Ramón Guillermo Aveledo.
@DavidUzcategui
La discusión que se ha estado librando en la opinión pública respecto a la Mesa de la Unidad Democrática, alcanzó esta semana su clímax con la renuncia de su secretario ejecutivo, Ramón Guillermo Aveledo.
La MUD está recibiendo constantes e intensos
ataques, no solamente desde fuera, sino provenientes de sus propios
miembros. Es lógico que esto suceda, porque ha habido resultados
adversos en varias de las metas que se ha propuesto la coalición
unitaria. Sin embargo, es inaceptable olvidar los logros alcanzados en
circunstancias adversas y con un trabajo sobrehumano.
Fue Simón Bolívar quien, el 15 de febrero de
1819, pronunciara ante el Congreso de Angostura aquella frase que quedó
para la historia: "Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa". Y
se nos ocurre citarla en este momento, porque el pensamiento del
Libertador es patrimonio de los venezolanos y no hay ninguna más
adecuada ante el momento que está atravesando la coalición de quienes
proponemos una alternativa de gobierno para Venezuela.
Sin embargo, el tono lapidario y definitivo de
las críticas, nos impulsa a un llamado: estamos ante el modelo más
válido para hacer contrapeso a la actual administración, y para
eventualmente consolidar una opción de poder. Recurriendo al lugar
común, no es perfecto pero sí perfectible.
Si alguna palabra debemos reivindicar es la
política, entendida como el arte y el oficio de conseguir poder para
administrarlo en función del bien de la ciudadanía. En este sentido,
cabe el llamado a convivencia a quienes piensan distinto pero tienen un
objetivo común.
Las coaliciones partidistas son el pan nuestro
de cada día en la historia y en el mundo. No solamente son válidas, sino
también necesarias, como un ejercicio de la política del más alto
nivel, entendida esta no solamente como un medio para alcanzar grandes
objetivos; sino también como un paso necesario para alcanzar fines
elevados.
El mismo gobierno ha recurrido una y otra vez a
coaliciones unitarias. De hecho, llega al poder con lo que, en la
segunda mitad de los años 90 del siglo pasado, se llamó el Polo
Patriótico. Incluso, y cuando tenía aún una gran cuota de poder, el
oficialismo se lanzó a intentar unificar bajo una sola cúpula a toda la
coalición de partidos, momento en el cual nació el Partido Socialista
Unido de Venezuela.
En aquel momento sostuvimos que era un paso
errado, y el tiempo nos ha dado la razón. La pluralidad dentro de las
coincidencias era la fortaleza de aquella propuesta que ganó las
elecciones en 1998.
El intentar unificar y uniformar esos matices,
trajo a la tolda roja deslave y desencanto. La muestra fue la baja
asistencia a sus comicios internos, hace pocas semanas. Por tanto, quien
sostenga que hay que uniformar el pensamiento opositor, debería ver
este ejemplo.
Sí, quienes convivimos en la MUD celebramos ser
distintos, y creemos que es nuestra fortaleza. Que la coalición se
reinvente es definitivamente una tarea urgente; pero con base en el
diálogo y el consenso. Que sea puertas hacia adentro y no con
enfrentamientos de micrófono. Y sobre todo, conscientes de que la
circunstancia exige que se preserve y robustezca la unidad.
Valga un reconocimiento al doctor Aveledo y a su
desprendido gesto de renunciar para permitir que entre un nuevo aire al
colectivo democrático. Le apostamos a la autocrítica y al entendimiento
entre ciudadanos que han decidido hacer de la política su oficio.
Foto: El Nacional
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