jueves, 8 de septiembre de 2016

“Ojo con la educación”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

El inicio del nuevo año escolar para el día 26 de septiembre, anunciado por el ministro de Educación Rodolfo Pérez en su red social Twitter, generó una serie de comentarios en la opinión pública, a los cuales hay que poner la lupa por sus implicaciones.

En principio, lo que más llama la atención de la fecha anunciada, es el hecho de que las nuevas actividades docentes se están postergando una semana. Puede no sonar como mucho, pero sin duda es algo sobre lo cual hay que estar atentos.

De acuerdo con el Observatorio Educativo de Venezuela, la medida viola el artículo 54 del Reglamento General de la Ley Orgánica de Educación, que establece que las clases deberían comenzar el lunes 19 de septiembre.

Dicho artículo reza: “Las actividades de enseñanza del año escolar estarán comprendidas entre el primer día hábil de la segunda quincena del mes de septiembre y el último día hábil de la primera semana del mes de julio del año siguiente.”

El OEV también alerta que el nuevo año académico, que termina el 31 de julio de 2017, tendrá solo 193 días aprovechables, siete días menos de los que establece el artículo 49 de la LOE. En estos cálculos se restaron los días no laborables, las vacaciones y fechas  para eventuales actos comiciales.

Lamentablemente, las modificaciones en estas rutinas que están además marcadas por la ley, no son para mejorar sino para empeorar. Y es inquietante que esta vez se trate de la educación de nuestros hijos, algo con lo cual los padres tenemos pleno derecho a ser extremadamente celosos.

Más cuando, según el secretario de educación de la Gobernación de Miranda, Juan Maragall, hay razones para adelantar el inicio del año escolar en lugar de postergarlo. Entre otras cosas, este profesional de la docencia considera que las actividades educativas brindan una sensación de estabilidad a niños, niñas y adolescentes; así como a sus padres, representantes y demás familiares. Sobra decir que estamos de acuerdo con él, por lo urgente y necesaria que es la estabilidad para los menores en los tiempos que atraviesa Venezuela.

Por otro lado, también han resultado polémicos los anuncios –y los rumores- sobre la modificación del curriculum escolar. Y no es para menos. Se trata de decisiones extremadamente delicadas, que deben ser tomadas por personal altamente especializado y que deben tener en cuenta de qué manera afectarán el futuro de los educandos, sus oportunidades y su desempeño futuro, tanto en lo laboral como en lo humano.

El despacho de Educación negó de plano las especulaciones que corrieron hace unos días, sobre la eliminación de materias como Matemática, Física y Biología. Sin embargo y al respecto, el presidente de la Federación Venezolana de Maestros, Orlando Alzuru, explicó que se pasa del tradicional esquema de las asignaturas a “áreas de conocimiento”.

De esta manera, los alumnos ahora tendrían “ejes” de Ciencias Naturales, que incluiría materias como Biología y Química; Educación Física; Lenguas, Culturas y Comunicación, Lenguas extranjeras, Matemática, Memoria, Territorio y Ciudadanía y Educación para el Trabajo.

¿Es beneficioso o dañino este cambio? ¿Con base en qué expectativas o premisas se implementaría? 

Porque no puede hacerse simplemente como una acción de cambiar algo por el hecho de cambiarlo sin ver más allá.

El profesor Alzuru destacó que la implementación de este sistema no es acorde a la realidad, pues el despacho espera que cada área sea impartida por un sólo profesor; cuando la formación de los docentes en el país es especializada en un área determinada.

El titular del despacho de Educación también declaró que se buscará “transformar los liceos, para que sean espacios para la formación de la personalidad de los jóvenes”. Palabras que dejaron abierta una gran expectativa y curiosidad, ya que es derecho de los padres y representantes preguntarse en qué dirección apuntarán esa formación y esas transformaciones de la personalidad.

Ciertamente, el funcionario complementó alegando “Que los liceos sean un espacio para construir una ciudadanía republicana, desde la perspectiva del pensamiento y la obra de Simón Bolívar”. Pero esto no disminuye la inquietud, y menos aún cuando el pensamiento de nuestro Libertador ha sido tan subjetivizado y manipulado.

¿Qué suma esta propuesta? Estamos en una era altamente competitiva y globalizada, en la cual debemos apuntar a que los futuros profesionales venezolanos tengan una formación de excelencia y a la altura de sus mejores pares en el mundo. ¿Es eso lo que se busca? ¿Ayudan estas acciones a conseguirlo?

Muchas veces hemos hablado en este espacio de los posibles puntos de encuentro de una sociedad tan fracturada como la nuestra. Sin duda, la calidad en la formación de nuestros hijos es uno de estos puntos.

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