domingo, 21 de agosto de 2016

“Nicaragua no la pone fácil”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

La solicitud de visas por parte del gobierno de Nicaragua a los ciudadanos venezolanos es una noticia a medias. Para algunos era impensable que una administración unida a su par venezolana por coincidencias ideológicas –y buenos negocios- exigiera este requisito.

Pero para otros, la información no tiene sorpresa. Se trata de un escalón más entre los numerosos países que aprietan tuercas a los requisitos para que los venezolanos ingresen a su territorio.

Si bien es cierto que cada Estado es soberano en cuanto a quien dar entrada, también hay que hilar muy fino en esta situación, pues son gobiernos que se dicen hermanos a raíz de compartir un mismo proyecto político. ¿Por qué esta decisión que parece contradictoria?

No hay quien deje de ver en estos hechos un vínculo con el creciente éxodo de venezolanos que llegan a otros países, huyendo de las adversas condiciones que nuestra tierra padece en este momento.

Valga decir que sorprende que incluso Cuba solicite ahora una visa para entrar a los venezolanos, en medio de las estrechas vinculaciones que esa nación tiene con la actual administración criolla.

También se ha hecho un vínculo de esta noticia con el hecho de que dos diputados venezolanos fueran retenidos al intentar entrar a la nación centroamericana, episodio que parece haber sido aprovechado para lanzar esta medida.

Los representantes de nuestra Asamblea Nacional objeto de dicha situación fueron los parlamentarios Luis Florido y William Dávila, a quienes se retuvo en el aeropuerto de Managua y posteriormente fueron expulsados del país, en un hecho que se vinculó con su posición política, contraria al gobierno venezolano y por lo tanto incómoda para la administración nicaragüense.

En todo caso, la administración de aquella nación aclaró que el trato a funcionarios gubernamentales venezolanos seguirá siendo preferencial y que las nuevas normas van solamente dirigidas al resto de los ciudadanos de nuestro país. En todo caso, esperamos que por encima de las complejas coyunturas nacionales y de las acciones del gobierno de Nicaragua, se pueda seguir construyendo un verdadero vínculo de hermandad latinoamericana entre ambas tierras.


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