domingo, 14 de agosto de 2016

“Marcha atrás”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Dar marcha atrás cuando se comete un error es una acción necesaria. Si esto fuera una costumbre y no existieran tanta terquedad y prejuicio en el camino, nos podríamos ahorrar lamentables daños.

Este es el caso de la irracional y prolongada medida de cierre de la frontera entre Colombia y Venezuela, que se prolongó por casi un año, trayendo profundos daños a las familias que habitan a ambos lados de la línea fronteriza y perjudicando la economía de ambas naciones.

En todo caso, la apertura gradual y controlada de la frontera fue acordada por los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro y puesta en práctica desde el sábado 13 del corriente mes.

Nadie niega los complejos problemas que presenta uno de los límites fronterizos más vivos del continente. Pero volvimos una vez más a la política errada de vender el sofá o matar al mensajero, pasa simplemente dar luego marcha atrás; sin capacidad alguna de compensar todos los perjuicios que resultaron en estos meses.

No había necesidad alguna de fuerza ni de medidas extremas, ni de perturbar a las poblaciones de este lado de la línea con altisonantes operativos que no iban a la médula del problema.

Lo más insólito fue que, en medio de los meses de cierre, las madres venezolanas terminaron por imponer ante la fuerza pública la necesidad de sus hijos y se salieron con la suya al traspasar el cordón de seguridad.

Este gesto sin duda fue la gota que colmó el vaso en la situación y que comenzó a reconstituir lo que jamás ha debido romperse: la fluidez entre ambos pueblos, algo que la práctica demostró que es indisoluble.

Y quienes pudieron pasar en esas ocasiones a la nación hermana, comprobaron que la crispación y las incomodidades, están lamentablemente de nuestro lado de la raya.

El diálogo Santos-Maduro es lo que se ha debido hacer desde el primer día. Son los mecanismos cívicos y democráticos para tratar los problemas.

En todo caso, más vale una marcha atrás que repare, cuando la perspectiva podría ser insistir en el error. La restitución de la fluidez entre Venezuela y Colombia traerá sin duda enormes beneficios a ambos países.

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