David Uzcátegui
@DavidUzcategui
Dar marcha atrás cuando se comete
un error es una acción necesaria. Si esto fuera una costumbre y no existieran
tanta terquedad y prejuicio en el camino, nos podríamos ahorrar lamentables
daños.
Este es el caso de la irracional
y prolongada medida de cierre de la frontera entre Colombia y Venezuela, que se
prolongó por casi un año, trayendo profundos daños a las familias que habitan a
ambos lados de la línea fronteriza y perjudicando la economía de ambas
naciones.
En todo caso, la apertura gradual
y controlada de la frontera fue acordada por los presidentes Juan Manuel Santos
y Nicolás Maduro y puesta en práctica desde el sábado 13 del corriente mes.
Nadie niega los complejos
problemas que presenta uno de los límites fronterizos más vivos del continente.
Pero volvimos una vez más a la política errada de vender el sofá o matar al
mensajero, pasa simplemente dar luego marcha atrás; sin capacidad alguna de
compensar todos los perjuicios que resultaron en estos meses.
No había necesidad alguna de
fuerza ni de medidas extremas, ni de perturbar a las poblaciones de este lado
de la línea con altisonantes operativos que no iban a la médula del problema.
Lo más insólito fue que, en medio
de los meses de cierre, las madres venezolanas terminaron por imponer ante la
fuerza pública la necesidad de sus hijos y se salieron con la suya al traspasar
el cordón de seguridad.
Este gesto sin duda fue la gota
que colmó el vaso en la situación y que comenzó a reconstituir lo que jamás ha
debido romperse: la fluidez entre ambos pueblos, algo que la práctica demostró
que es indisoluble.
Y quienes pudieron pasar en esas
ocasiones a la nación hermana, comprobaron que la crispación y las
incomodidades, están lamentablemente de nuestro lado de la raya.
El diálogo Santos-Maduro es lo
que se ha debido hacer desde el primer día. Son los mecanismos cívicos y
democráticos para tratar los problemas.
En todo caso, más vale una marcha
atrás que repare, cuando la perspectiva podría ser insistir en el error. La
restitución de la fluidez entre Venezuela y Colombia traerá sin duda enormes
beneficios a ambos países.
No hay comentarios:
Publicar un comentario