Este gobierno es pura manipulación, puro chantaje, pura mentira… y así no se construye un país. Esta semana salieron con el disparate de aseverar que el nuevo salario mínimo, que entrará en vigencia en un par de semanas, es el más alto de la región. Utilizando cálculos inexplicables, aseguraron que luego del aumento de 21 bolívares diarios, los venezolanos pasaron a ganar, incluyendo el bono de alimentación, 6.916 bolívares, y que eso equivale a 1.097 dólares mensuales.
Claro, lo están calculando a una tasa irreal de cambio de 6.30 dólares, a la que solo tienen acceso los enchufados. Si tomamos como referencia el Sicad II, de Bs. 50 por dólar, al que solo se puede acceder cumpliendo con una serie de requisitos y restricciones, hablamos de 138 dólares mensuales. Pero la verdad es que la tasa real, con la que se maneja la economía en nuestro país, es la del llamado mercado negro, y esta semana batió record, al cotizarse a 119 bolívares por dólar. Si calculamos el salario con la cotización del dólar en el mercado negro, el equivalente es de unos 61 dólares mensuales, ubicándolo como el segundo peor salario mínimo de la región, solo por encima del de Cuba, que son unos 10 dólares mensuales.
Esa es una verdad que retumba en todos los hogares venezolanos, pese a los esfuerzos que hacen desde el gobierno, con su plataforma propagandística y comunicacional, para hacer creer que ese pírrico aumento es un verdadero dineral. Esos 21 bolívares diarios no alcanzan ni siquiera para comprar una arepa socialista, que en los establecimientos del gobierno cuesta 25 bolívares. Tampoco cubren los 50 bolívares que cuesta un pastelito o los 33 bolívares de una porción de torta que venden en Café Venezuela, establecimiento que queda en los alrededores de la Plaza Bolívar de Caracas.
El aumento chucuto apenas alcanza para tomarse medio litro de jugo Los Andes, que cuesta 18 bolívares, y pagar el tique de ida y vuelta en el Metro de Caracas, que cuesta 3 bolívares, en eso se van los 21 bolívares de aumento. No alcanza para más nada. Si hablamos de los aguinaldos, los cuales algunos trabajadores ya cobraron, tampoco dan para mucho. Más de uno espera esa plata para comprar los regalos de los niños, los ingredientes para la cena de Noche Buena, los estrenos de Navidad y Año Nuevo, y hasta para pintar la casa. La gran incógnita: ¿alcanzará?
Hasta hace algunos años, los aguinaldos de los venezolanos, cuando no se las comía la inflación, alcanzaban para eso y más. Algunos aprovechaban para renovar los muebles, otros la línea blanca y otros sus equipos tecnológicos. Pero qué tanto puede hacer un venezolano, quien en el mejor de los casos, recibe de utilidades 90 días de salario. Alguien que gana salario mínimo recibirá cerca de 15 mil bolívares, que ni siquiera le alcanza para comprar el juego de muebles que es ofertado en 25 mil bolívares en la Feria Navideña que el gobierno instaló en Los Próceres.
El año pasado una hallaca en Mercal salía en 10 bolívares y este año aumentó a 30 bolívares; mientras que en Pdval, pasó de 30 bolívares a casi 60. Para que ustedes vean cómo ha impactado la inflación, que hasta en estas cadenas de distribución de alimentos, que dependen del gobierno, subieron los precios. Otro ejemplo de cuánto va a costar la comida navideña es el precio de un pan de jamón, que pasa los 400 bolívares, o el kilo de pernil que el gobierno vende en sus establecimientos en 80 bolívares. Díganme, quién con un salario mínimo, puede comprar un pernil, un pan de jamón y más de una hallaca.
Así se atrevieron a decretar unas Navidades Felices, cuando cada día tenemos más pelazón, inflación, hambrezón, matazón y robolución. Por eso hemos ido y seguiremos visitando casa por casa en los sectores más populares, para explicarle a nuestro pueblo por qué estamos viviendo este caos económico y quién es el responsable. Solo así sumaremos voluntades, para impulsar el cambio.
Por cierto este gobierno ya no solo no le informa a los venezolanos las cifras de inflación y escasez, ahora tampoco le informa a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) cuánto petróleo está produciendo Venezuela. ¿Las razones? Sencillitas. La producción cayó. La realidad es que ni siquiera pueden mantener el nivel de producción del año pasado y eso es tan grave como la caída del precio del barril. No olvidemos que dependemos de las divisas para importar alimentos, medicinas e insumos médicos.
Este modelo no funciona, no sirve, por eso es que no se consigue nada. No hay medicina, no hay comida, no hay nada. Entonces no se puede seguir apoyando lo que no sirve, porque ellos son los responsables de la actual situación del país. Apoyar a este gobierno significa un retroceso, es empujar el país hacia atrás y eso deben entenderlo todos los venezolanos.
No queremos un pueblo que se conforme con lo que hay. Queremos que nos acompañen a luchar por lo que les pertenece. Estas líneas van especialmente para nuestro pueblo que creyó en el proyecto oficialista. El modelo de Nicolás y su combo ha destruido la vida de todos los venezolanos, por eso es tan necesario unirnos frente a todas las dificultades por las que estamos pasando.
Juntos podemos construir un país en el que podamos ganar bien, comer bien y dormir tranquilos, un país en el que la libertad de comprar lo que queramos, estudiar en donde queramos, adquirir una vivienda digna, viajar si queremos y hasta ahorrar, no sea una utopía sino una realidad. Vamos que sí podemos. Esperanza, fe y valentía. No olvidemos que la esperanza es desear que algo suceda. La fe es creer que va a suceder y la valentía es hacer que suceda. El cambio está escrito y es irreversible.
¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!
FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/11/16/pura-pelazon/
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