Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui
Los más recientes aumentos de sueldos decretados por el Ejecutivo Nacional, han movilizado a la opinión pública alrededor de ellos. El asunto medular ha sido el hecho de que, si se aumenta en un 45% a los miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, por qué dicho aumento no es el mismo para toda la masa laboral del país, ya que el resto debió conformarse con un 15%.
Lo cierto es que la inflación nos afecta a todos por igual. El solo hecho de que a un sector de los trabajadores venezolanos se le beneficie con un incremento de ese porcentaje, ya indica que las previsiones de inflación para este año, hechas a finales de 2013 por el entonces ministro de Finanzas Néstor Merentes, se quedaron cortas, visto que eran de un 26 a 28 por ciento.
Algunos analistas han hecho un ejercicio de qué es lo que se puede adquirir con el monto incrementado a los salarios, por lo cual preferimos ahorrárnoslo nosotros. Adicionalmente, estos ejercicios de nunca acabar nos mantienen en la diatriba que consume nuestras energías y que no nos lleva a soluciones, más allá de altisonantes acusaciones mutuas que solamente recalientan el ya muy elevado clima del país. Aunque pertinentes y con la mejor intención, no creemos que sea el momento para ellos en la actualidad.
Y más allá de ello, creemos que hay que ver el asunto en perspectiva. Los aumentos salariales por decreto gubernamental siempre serán un triste paño caliente de consolación que jamás alcanzarán a la inflación, por mayores que sean – como vemos en este caso- si no se dedican esfuerzos a abatir las causas de ese fenómeno que engulle nuestro poder adquisitivo. Enfocada de la manera como se aborda en la actualidad, esa es una carrera que nunca se ganará.
La explicación de por qué los precios siguen aumentando es sencilla pero compleja a la vez. Hay un componente de juego de oferta y demanda, algo que todos saben, aunque sea de manera intuitiva: si se dispone de menos productos, cada uno de dichos productos costará más, especialmente cuando es mayor el número de personas que requiere de esos productos de existencia limitada.
La dinamización de la economía es prioritaria para romper el círculo vicioso de los aumentos que, por más elevados que sean, no terminan de resolver la insuficiente capacidad de compra, reconocida hasta por los funcionarios gubernamentales.
Anteriormente hemos planteado que el gobierno nacional encontraría sin duda sectores altamente dispuestos a colaborar en la reactivación del aparato productivo nacional, en el entendido de que dicha tarea es por el bien colectivo.
El asunto es que quienes ostentan posiciones de mando no pueden ser solamente reactivos ante las complejidades de la economía nacional, deben ser propositivos y atacar sus raíces. Naciones con una inflación mucho mayor que la nuestra han logrado abatirla, son muchos las países que han atravesado por la espiral que hoy afecta a Venezuela y han logrado dejarla en el pasado. Existe el conocimiento para superar lo que hoy nos afecta. Como colectividad, todos debemos enfocarnos para que nuestros esfuerzos lleven a la inflación a un dígito, como es el promedio en la región latinoamericana, incluyendo a varios países amigos de la actual administración nacional.
Mientras tanto, lo justo sería un equilibrio entre los aumentos que se den para paliar las consecuencias de la inflación, hasta controlar sus causas. El incremento de 45% para el sector militar es deseable y plausible; pero también lo sería para los demás trabajadores, hasta llegar a las causas de fondo que generan la inflación.
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