lunes, 27 de octubre de 2014

"Un país saludable"

Por David Uzcátegui  
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

Las recientes amenazas a su salud que el venezolano ha visto aparecer en los últimos tiempos, deben ser el detonante para abrir una discusión sobre la salud pública de nuestra nación.
El transcurrir del siglo XX vio cambios drásticos en el enfoque de la salud pública nacional. La llegada de la centuria pasada encuentra a un territorio patrio netamente rural, y por ello plagado de dolencias, como era natural en tal circunstancia.
Solamente hacia mediados del siglo se comienzan a ver avances al respecto, llegando a erradicarse amenazas que parecían una condena y que lograron exorcizarse.
El nuevo milenio impone retos ante dolencias desconocidas, como el novísimo chikungunya o el temible ébola. Circunstancias ambientales también pueden modificar para bien o para mal la expansión de males como el dengue.
También depende del enfoque de las autoridades el manejo de dolencias tales como el cáncer, la diabetes, cardiopatías o VIH, por nombrar otros desafíos sanitarios que ponen bajo presión la capacidad de respuesta de los gobiernos del mundo en estos tiempos.
¿Cómo se enfrenta el aumento de personas que son víctima de estos males? Y sobre todo: ¿hasta qué punto está en manos de quienes ostentan funciones de gobierno el contribuir a prevenirlos? ¿Pueden los funcionarios del Estado ahorrar dolor y padecimientos a su gente? ¿Se pueden descongestionar los servicios de salud evitando que muchos se vean obligados a necesitarlos?
Es responsabilidad de las autoridades asegurar calidad de vida a los ciudadanos, y ello pasa por enfocar proactivamente el bienestar físico y emocional de todos. Hay que adelantarse a actuar, si en algún campo tiene consecuencias nefastas el comportamiento reactivo, es precisamente en el de la salud.
Asímismo, el aumento de la población exige robustecer todos los mecanismos para cuidar su salud, desde los preventivos hasta la higiene del entorno, muchas veces sacrificada por condiciones de habitabilidad que no son las más adecuadas y que comprometen la higiene del hábitat.
El asunto es también educativo. Toda la ciudadanía debe conocer las amenazas que acechan y cómo combatirlas con hábitos de vida. Hay que recordar que la gran arma de empoderamiento de la humanidad en el siglo XXI es la información, y estar informado en el campo de la salud, es sencillamente la posibilidad de salvar vidas.
Finalmente, hay que tener en cuenta lo que está sucediendo con nuestros médicos. Incentivos para el estudio de tan exigente carrera, así como para su posterior ejercicio en nuestra patria. Con orgullo podemos decir que nuestros galenos siempre han sido considerados entre los mejores del mundo; pero también duele decir que son muchos los que nos abandonan, justamente tentados por mejores condiciones laborales y de vida. Queda pendiente una gran tarea para el liderazgo venezolano: ¿cómo los retenemos?
En resumen, los retos en materia de salud pública, son completamente distintos en la segunda década del nuevo milenio. Las enfermedades son nuevas, las condiciones demográficas son otras. Hay que aprender y reinventarse. Es una tarea que no se puede dejar para ayer, porque los enemigos de la salud ciudadana avanzan sin descanso y la mayor diligencia nunca será suficiente.

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