lunes, 13 de octubre de 2014

¿Qué quieres tú que yo haga?

“¿Qué quieres tú que yo haga?”, esa fue la cínica respuesta que le dio Nicolás a una señora, que en días pasados, se le acercó para clamarle justicia y suplicarle que desmonte la violencia que, durante los últimos años, ha cobrado la vida de más de 200 mil personas. Una realidad imposible de ocultar con vallas y propaganda.

Todos los días mueren decenas de venezolanos y los del gobierno, inmersos en su mundo de mentirillas y patrañas, tienen la desfachatez de asegurar que la percepción de la seguridad ha mejorado en nuestra Venezuela, cuando nunca antes en la historia de nuestro país habíamos tenido tantos casos de violencia, de anarquía y tantos grupos paramilitares y delictivos actuando como ahora. ¡Qué cosas! Tampoco habíamos tenido tantos generales.

Cuántas veces hemos advertido lo peligroso de que este gobierno centralista armara y protegiera a grupos delictivos y anárquicos, que operan impunemente y siembran el miedo. Lo ocurrido esta semana en el centro de Caracas con miembros de uno de estos grupos, demuestra que la violencia es alimentada por el propio gobierno. Después que los armaron, ahora no encuentran cómo frenarlos. Muchos nos preguntamos qué hay detrás de todo esto.

¿Qué tratan de esconder? ¿Y quién manda en el gobierno?, porque ver a un cabecilla de estos grupos decir que el país está bajo control, da mucho qué pensar. Los venezolanos esperamos que este hecho se investigue de manera seria, responsable y transparente.

También hemos alertado hasta el cansancio, lo peligroso que resulta la impunidad, la designación de fiscales y jueces provisionales, la estructura policial que no se corresponde con la realidad ni con las necesidades, el lenguaje de los enchufados elogiando y promoviendo constantemente la violencia, la venganza y la confrontación, así como el mensaje equivocado de que las leyes no tienen importancia.

Allí están las llamadas zonas de paz creadas inconstitucionalmente por el gobierno, que se convirtieron en áreas de impunidad y anarquía. ¿Cómo es eso que a esas zonas no puede entrar ningún organismo de seguridad? Esa es una decisión errática, como muchas de las decisiones de ellos, que lejos de ser parte de la solución, profundizan el problema. Nicolás dijo que iba a ser el presidente de la seguridad, ¿qué paso con eso?, puro cuento, o sino que le pregunten a nuestro pueblo si se siente seguro.

El primer responsable de la vida de los ciudadanos, en cualquier país normal, es el gobierno y las instituciones. ¿Dónde está Nicolás? ¿Dónde está el Ministro? ¿Dónde está la Fiscal? ¿La Defensora del Pueblo? ¿Dónde están los jueces del TSJ, cuando matan a un venezolano? ¿Por qué tanta indolencia? ¿Por qué tanto silencio, con tantos casos de violencia en diferentes rincones de nuestro país?

El silencio es lo que le queda a un gobierno que se enredó con la violencia, y los afectados somos los venezolanos. Podrán apelar ahora al silencio, perseguir a periodistas y a dueños de medios, pero recuerden que esto no oculta lo que ocurre en las calles de nuestro país.

Esto no silencia los 3.691 crímenes ocurridos en los primeros 9 meses del año, solamente en Caracas. No callan los asesinatos de 103 funcionarios policiales, en lo que va de 2014, también en la Gran Caracas. No tapa el horror que vivió la familia de un alcalde, dentro de su propia casa. Tampoco oculta el miedo que siente nuestro pueblo cuando hace las largas colas para comprar alimentos y medicinas, así como no silencia el exhorto que hizo la ONU al gobierno para liberar a Leopoldo López y a todos los presos políticos.

A nuestro pueblo le decimos que no tenemos que acostumbrarnos a la muerte. Los venezolanos que fallecen en manos de la delincuencia no pueden quedarse solo en cifras. Queremos justicia y los que tienen la responsabilidad de administrar la justicia, tienen que hacer su trabajo. Los venezolanos queremos y tenemos derecho a un país en el que la justicia funcione para todos por igual y no sea un privilegio.

Además, donde no hay justicia, es posible que haya más violencia, porque muchos apelan a la venganza y eso no es lo que queremos los venezolanos. La violencia no se acaba con más violencia, sino con un Sistema Judicial que funcione como tiene que funcionar y deje de ser un brazo político del partido oficial.

Al país ya le presentamos nuestro plan de seguridad, que comprende cuatro áreas de acción: la prevención, el fortalecimiento de los cuerpos policiales, que permitirá tener control del delito, respeto a la autonomía del Sistema de Justicia y un Sistema Penitenciario que eduque y capacite a los privados de libertad para su reinserción en la sociedad.

Debemos impedir que la anarquía y el terrorismo sigan apoderándose de nuestras calles y que hechos como este pongan en peligro la vida de otros venezolanos. Nuestra Venezuela merece mucho más que la incapacidad que ahora gobierna y traiciona a nuestros jóvenes, quienes apenas eran unos niños cuando comenzó la mal llamada revolución. Recordemos que las principales víctimas y victimarios son muchachos que no pasan los 20 años. Este gobierno no hizo y no hará nada para sacarlos del mal camino. Les negó oportunidades. Por eso debemos unirnos todos, para lograr el cambio.

Los venezolanos merecemos una vida mejor en la que podamos vivir y dormir tranquilos. Quienes queremos un mejor país, no descansaremos hasta lograr el cambio que tanto queremos y con el que soñamos.


Bien lo dijo el poeta alemán Bertolt Brecht “no aceptes lo habitual como cosa natural. Porque en tiempos de desorden, de confusión organizada, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural. Nada debe parecer imposible de cambiar”. Vamos que juntos sí podemos construir el país de justicia y paz que tanto queremos

 ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/10/12/que-quieres-tu-que-yo-haga/

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