domingo, 5 de octubre de 2014

"El drama de nuestros abuelos"

El tiempo es un excelente maestro, bien me lo decía mi abuela, con quien compartí tantos momentos de sensatez y anécdotas que marcaron mi vida. Aprendí tantas cosas de sus vivencias, que entendí, desde muy joven, el valor del tiempo.

Nuestros abuelos son una especie de libros vivientes y de archivos familiares. Ellos son la luz,  la sabiduría en la oscuridad y el mayor de los tesoros. Sin embargo, muchas veces vemos cómo algunas familias ignoran a ese ser tan sabio que tienen al lado, e igual de grave es ver cómo el gobierno, que debería garantizarles una vida digna, hasta el final de sus días, también los deja de lado.

Y es que llegar a cierta edad tiene que ser un premio. Pero esa no es  la realidad de los adultos mayores en nuestro país. Aquí nadie escapa de la crisis económica, política y social que estamos viviendo. Este gobierno, con su modelo fracasado, convirtió a nuestra Venezuela, en la nación más difícil de nuestra América Latina para envejecer. Países de nuestro continente, que años atrás miraban a Venezuela como una opción para su futuro, hoy nos superan y por mucho.

No puede ser que la pensión de nuestros adultos mayores se vaya en una farmacia, comprando medicinas, cuando las consiguen. ¿Y cómo hacen para comprar los alimentos? Sí, nuestros abuelos se debaten entre comprar la comida o los medicamentos. Frente a esa realidad tenemos que hacer algo. En un país con tantos recursos y petróleo como los que tiene nuestra Venezuela, no debería haber un solo adulto mayor pasando necesidades.

Hago esta reflexión porque esta semana, que por cierto se celebró el Día Internacional del Adulto Mayor, conocí a Cleofe, una tequeña de 74 años, quien derrochando lucidez me planteó su situación como jubilada y su preocupación por la crisis económica que afecta su calidad de vida y la de sus hijos. Me dijo que ya no solo se trata de que la pensión no le alcance, sino que no consigue los alimentos y sus medicinas para la tensión. Y tampoco quiere ir sola a cobrar su pensión porque puede ser víctima de la delincuencia.

Me insistió en hablar de la delicada situación económica. “¿Cómo no voy a estar angustiada? Nací en esta tierra. Este país me duele y me duele por mis nietos. ¿Cuál es el futuro que les espera?”. Un futuro que ni siquiera tiene ella asegurado después de tantos años de trabajo. Esa angustia de Cleo es la de muchas madres y abuelas venezolanas.

Muchos de nuestros adultos mayores con un “golpe” de suerte logran sobrevivir. De por sí la inflación, que carcome los bolsillos de nuestros trabajadores, es todavía más dañina en los sectores de la tercera edad, que deben destinar recursos no solo a gastos de alimentos, sino también de medicamentos, exámenes médicos, transporte, vestimenta y en, algunos casos, hasta de vivienda.
Literalmente tienen que hacer magia para poder llegar a fin de mes. Recordemos que el monto total de la pensión es casi cuatro veces inferior al de la canasta alimentaria, que en el mes de agosto se elevó a 13.482,26 bolívares.

Y pese a que la Constitución de nuestro país dice que el gobierno está obligado a garantizar la atención integral, asegurar la calidad de vida de nuestras abuelas y abuelos; además del derecho a un trabajo acorde con los que manifiesten su deseo de tener un empleo, nada más lejano a esa premisa.
Tanto que este gobierno invierte en publicidad para informar sobre el aumento de las personas que actualmente gozan de una pensión, pero no dicen que aún hay dos millones de personas sin respuesta. Incluso algunos se han ido al cielo esperando por ese beneficio, cuando debería ser algo automático, es un derecho. No es justo que los abuelos estén de aquí para allá esperando por la misma. Eso tiene que quedar atrás.

Nadie que quiera construir futuro puede olvidarse de nuestros abuelos. Una persona que tiene 70 años igualmente tiene derecho a soñar y a pensar en su futuro y en el futuro de sus nietos.

Por eso, desde Miranda, seguimos construyendo un país de progreso, oportunidades y futuro, también para los adultos mayores. En nuestras Casas de los Abuelos, reciben atención integral durante el día, incluyendo atención médica a través de nuestros profesionales de Salud Miranda. Además, a muchos de ellos con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión o asma, les entregados sus medicamentos a través del Plan Mi Remedio.

También hemos hecho muchas propuestas para mejorar las condiciones de nuestros adultos mayores y ahí está, la Asamblea Nacional, con su fracción oficialista, negó el beneficio de bono alimenticio a nuestros abuelos.

Si los que hoy gobiernan nuestro país dejaran de regalar el petróleo, habría recursos para darle a nuestros adultos mayores no solo tiques de alimentación, sino también para crear un fondo para que puedan recibir sus medicinas, de modo que no gasten su pensión en una farmacia. Los abuelos  no tienen por qué pagar el fracaso económico del gobierno. A ellos también les pega, incluso más que a cualquier otro, la escasez de medicamentos que ronda el 60%.

Nuestro compromiso es mejorar la vida de estos venezolanos y que puedan tener tranquilidad. Hoy volvemos a poner a la orden nuestro Plan Segunda Oportunidad, con el que se pudieran generar más de 450 mil puestos de trabajo para los venezolanos mayores de 50 años. Recordemos que son muchos los que pierden su empleo, no consiguen trabajo y no pueden esperar a completar la edad para la pensión: están productivos y tienen familia.

Debemos aprovechar la fuerza productiva de los venezolanos, pero para hacerlo se requiere que todos puedan desempeñarse en las áreas y oficios que mejor responden a la realidad del país y a su vocación. El Plan Segunda Oportunidad permitiría aprovechar los conocimientos acumulados de aquellas personas mayores de 45 años que desean permanecer activos en la fuerza laboral.


Soñamos con una Venezuela en la que nuestros abuelos puedan ahorrar y que esa posibilidad no sea un lujo. Seguiremos trabajando incansablemente hasta tener un país para el progreso de nuestros abuelos, de sus familias y de todo nuestro pueblo. Esa Venezuela podemos construirla juntos, pero debemos unirnos para impulsar el cambio que tanto anhelamos. 

¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!


FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/10/05/el-drama-de-nuestros-abuelos/

No hay comentarios:

Publicar un comentario