Si hay algo de lo que hacen gala
quienes están en el gobierno, es de lo pésimos administradores que son.
Nada cambian en lo económico, por eso nuestro país está sumergido en una
crisis sin precedentes. Se mal acostumbraron a improvisar, al cómo
“vaya viniendo van viendo” y de esa manera no se conduce un país. Esta
semana, como los últimos años, presentaron premisas presupuestarias
apartadas de la realidad, con el único objetivo de manejar a discreción
los ingresos no establecidos en la Ley de Presupuesto 2015.
Diseñaron un presupuesto basado en
mentiras, por cierto, de eso también hacen gala, en caerle a muelas a
nuestro pueblo. La planificación económica de 2015 la calcularon con un
tipo de cambio en Bs. 6,3 por dólar, cuando la verdad es que las
paridades por las que se manejan la mayoría de las asignaciones de
divisas son de Bs. 12 del Sicad I y Bs. 50 del Sicad II.
Pero eso no es todo, el gobierno central
para 2015 estimó el precio promedio de exportación del petróleo en 60
dólares por barril, cuando la realidad no es esa y nuestro pueblo tiene
que saber que subestimar el precio del barril de petróleo perjudica
principalmente a las gobernaciones y alcaldías, porque dejan de recibir
los recursos que realmente les corresponden.
El cinismo y la irresponsabilidad de los
del gobierno es tal, que el presupuesto nuevamente fue delineado con un
crecimiento económico de 3%. ¡Por favor! Quién les va a creer a estas
alturas, cuando nuestra Venezuela lleva años caminando, pero hacia
atrás. Una muestra de esto es que ya no saben cómo hacer para intentar
ocultar las kilométricas colas que se hacen en supermercados, abastos,
farmacias y en los propios establecimientos que maneja el gobierno,
porque no hay alimentos, ni medicinas, ni productos de limpieza, ni para
la higiene personal, ya que destruyeron la producción nacional.
Acabaron
con el campo, expropiaron y confiscaron empresas y al politizar Pdvsa,
también desmantelaron nuestra principal industria, por eso hoy no
produce los más de 4 millones de barriles de petróleo diario que
establecieron como meta. Muestra de la destrucción es que ya el gobierno
de Nicolás realizó esta semana el segundo pedido a Argelia para la
importación de crudo de ese país. ¿Cuándo en la historia de nuestra
nación eso había ocurrido?
Que la producción haya mermado y, además,
que los precios del barril vayan en picada, reducirá aún más el flujo de
divisas y se incrementará la escasez de los distintos rubros.
Recordemos que el petróleo genera el 96% de los dólares, tan necesarios
para la importación de los bienes y servicios que consumimos, porque
este gobierno nos volvió más rentista que nunca, y por cada dólar que
pierde el barril, nuestra Venezuela deja de percibir al año 600 millones
de dólares. La caída de 90 a 75 dólares equivale a 2.5 mil millones
menos.
Por eso es una irresponsabilidad que
Nicolás le diga al país que el gobierno está preparado para cualquier
escenario que genere la caída del crudo. Eso es parte del
desconocimiento. Ignora que en una economía contraída como la de nuestra
Venezuela, el grueso del ingreso fiscal lo aporta el petróleo, y si cae
su precio entonces aumentará el déficit fiscal. La caída de los precios
no puede ser recibida con una retórica que desconoce el grave impacto
que puede tener sobre la economía de nuestro país y, sobre todo, el
impacto que tendrá en el bolsillo de nuestro pueblo.
Y lo más inaudito de esa planificación
presupuestaria, es que el gobierno haya tenido el descaro de calcularlo
con una inflación entre el 23% y el 28%, cuando este año acumula 70%.
Por eso los gobiernos estatales y municipales deben hacer magia, porque
cuando transfieren los dozavos por Situado Constitucional, la inflación
ya se comió esos recursos. Se convirtieron en sal y agua.
¡Cuánto cinismo! Insisten en maquillar
cifras como si nuestro pueblo fuera inmune a lo que vive en la calle, en
el mercado o en la farmacia. Hace días una vecina de nuestro municipio
Sucre, me contaba que quedó en el sitio cuando fue a comprar medio
cartón de huevos. Inocentemente llegó al mercado a comprarlo con un
billete de 100 bolívares, sorpresa cuando le dijeron que eran 138
bolívares. ¡Imagínense! La jornada diaria de trabajo de un venezolano
que gana salario mínimo, se le va comprando medio cartón de huevos. Eso
no podemos seguir permitiéndolo.
Como tampoco podemos permitir que el
gobierno, para el próximo año, gaste más en propaganda que en darle
respuesta a los problemas de nuestro amado pueblo de Caracas, por citar
un ejemplo. Sí, el presupuesto del Ministerio de Comunicaciones aumentó
118,7%. De ese dinero, 73,7% se utilizará exclusivamente en propaganda
oficial, mientras los problemas de los venezolanos continúan aumentando.
¡Claro, es año electoral!
Después de conocer el proyecto de Ley de
Presupuesto 2015, muchos venezolanos nos preguntamos por qué el
gobierno de Nicolás se niega a hacer estimaciones ajustadas a la
realidad. Una planificación económica seria para un nuevo año fiscal
debería sincerar todas las premisas como la inflación y el desempeño
económico; y debería tener como principal objetivo el progreso de todos
los venezolanos, con miras a su independencia económica. No podemos
progresar dependiendo exclusivamente de la producción petrolera. El
petróleo puede y debe ser la palanca del progreso para la transformación
y diversificación productiva del país, no es justo que con una tierra
con tantas riquezas y oportunidades tengamos que traerlo todo de afuera.
Un gobierno serio, en vez de perseguir a
las empresas y ahogarlas, buscaría estimular la cooperación
público-privado en áreas claves, para activar la producción nacional,
generar mucho empleo e impulsar el desarrollo de nuestra economía. Ese
es el país con el que soñamos y por el que todos los días salimos a
recorrer nuestras comunidades, para que nuestro pueblo entienda por qué
estamos viviendo esta crisis y que con este gobierno seguiremos
retrocediendo, por eso la importancia de la Unión para impulsar el
Cambio.
¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!
FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/10/26/improvisacion/