martes, 29 de julio de 2014

¡Guiso chino!

Qué pensaría nuestro Libertador, Simón Bolívar, que por cierto este 24 de julio se cumplieron 231 años de su natalicio, sobre la pretensión de entregarle nuestro país a manos extranjeras. Cómo justifican que siendo Venezuela la nación con las reservas petroleras más importante del mundo y con el barril sobre los 100 dólares, tengamos que endeudarnos con otros países.

Tanto que hablaron de que nuestra Venezuela era una nación independiente y soberana, y hoy  a cambio de un nuevo préstamo, con el que el gobierno busca “oxigenarse”, no solo le están entregando nuestro petróleo, sino también el oro, aluminio, hierro y otros recursos naturales como tierras, a intereses extranjeros. Pese al tamaño de lo que están comprometiendo, por allí algunos se atrevieron a decir que el financiamiento con China, no le pone a nuestro país una “deuda pesada”, porque es un financiamiento que se paga con petróleo. Sí, con un recurso que le permitirá a China seguir creciendo, mientras nuestra Venezuela va hacia atrás como el cangrejo.

Esas son las contradicciones de un gobierno que dice existir por y para el pueblo. Sus prioridades no son las mismas de los venezolanos. Han demostrado que no les interesa ni el pueblo ni sus necesidades. No les importa la crisis hospitalaria, ni que los venezolanos no consigan alimentos ni medicinas, tampoco que el salario no alcance y que la inflación se coma lo poco que ganan los trabajadores.

El gran beneficiado de las negociaciones entre China y Venezuela es el país asiático. Hablan de convenios, acuerdos, pero eso es más endeudamiento, por eso el presidente de esa nación asiática vino personalmente para que le rindieran cuentas de los millones de dólares que ha prestado su gobierno a nuestro país. No son dos lochas, se trata de más de 56 mil millones de dólares que ha recibido desde que inició, en 2004, los acuerdos con China. La deuda equivale a dos veces nuestras reservas y, sin embargo, los problemas de nuestra Venezuela, lejos de resolverse, se agravan.

Ciertamente los préstamos que recibió Nicolás de China no se han traducido en beneficios para los venezolanos. ¿Dónde están esos miles de millones de dólares? ¿En qué se gastaron? Lo más probable es que hoy estén en el bolsillo de los enchufados, producto de la corrupción que ha caracterizado al Socialismo del Siglo XXI. El Fondo Chino lo convirtieron en el Guiso Chino. ¡Este gobierno y sus guisos!

Si hacemos una retrospectiva solo de los convenios suscritos que fueron dados a conocer a los venezolanos, endeudaron a nuestro país para comprar armamento. Nada más 492 millones de dólares fueron destinados para comprar aviones militares y prestaron otros 109 para adquirir radares tridimensionales. ¿Para qué sirve eso? ¿Quiénes se benefician con esos negocios? Armamento bélico, cuando nuestro pueblo está pasando tanto trabajo.

También nos dijeron que 82 millones de dólares serían utilizados para incentivar la producción nacional, otros 8 mil millones de dólares para solventar las deficiencias del sistema eléctrico, para mejorar la salud pública fueron destinados 630 millones de dólares, también pidieron prestado cientos de millones de dólares para construir escuelas y viviendas, así como para la culminación de grandes obras de infraestructura social, como el Metro de Valencia, de Maracaibo y de Los Teques, para los que pidieron 994 millones de dólares prestados.

¿Pero cuál es la realidad que hoy vemos los venezolanos? El campo continúa abandonado y la escasez de productos de diferentes índole, obliga a nuestro pueblo hacer colas kilométricas desde la madrugada para comprar alimentos; ciudades en el interior de nuestro país que pasan muchos días sin servicio eléctrico; niños fuera del sistema educativo porque no hay escuelas y; miles de venezolanos en refugios porque no construyeron las viviendas que prometieron. Y, mejor, ni hablemos del metro.

No hay promesa que hayan honrado. Los venezolanos somos víctimas de unos irresponsables cuyo único interés es continuar agregando ceros a la derecha de sus cuentas bancarias. Acabaron con Venalum, CVG Alcasa, Sidor, Bauxilum, Ferrocasa, Cavelum, Minerven y ahora hipotecan a nuestra Venezuela y que para crear nuevas Empresas Básicas.

La salud pública en nuestra Venezuela está desde hace tiempo en terapia intensiva. En los hospitales los tomógrafos están dañados, al igual que los equipos de rayos X. Ecógrafos no hay, como tampoco hay reactivos para hacer pruebas de diagnóstico de enfermedades ni insumos médicos para atender las emergencias que llegan. Sin embargo, uno de los 38 convenios que esta semana el gobierno firmó con China fue la construcción y ensamblaje de un tercer satélite, que para nada solventa los cientos de problemas que hoy tenemos los venezolanos.

¿Quién les cree? El gobierno de Nicolás es el gobierno del hambre, de las necesidades y del empobrecimiento acelerado de los venezolanos. Con su modelo económico fracasado, el despilfarro, la corrupción, el desprecio a nuestra moneda y su recurrente devaluación. Este nuevo endeudamiento, al igual que en la década de los 80, solo servirá para profundizar la desigualdad social, agudizar la crisis económica, política y social.

Nuestra Venezuela debe cambiar y cambiará. Es absurdo que un país como el nuestro, con tantos recursos naturales y tanto talento humano, hoy tenga su futuro atado a las decisiones de otros países, que vieron como un negocio financiar un proyecto político y personalista, que lo que ha hecho es empobrecer cada vez más los bolsillos de los venezolanos, hipotecando los recursos que son del pueblo.

No nos cansaremos de decirlo: tenemos la tierra, el recurso humano y el talento para incentivar la producción nacional y lograr la verdadera independencia por la que tanto luchó Bolívar. 

¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

lunes, 28 de julio de 2014

Lecciones desde China

La noticia de la semana en nuestro país ha sido sin duda la firma de convenios entre el gobierno nacional y el presidente de la República Popular China, Xi Jinping. Nadie podrá negar que en tales acuerdos priven simpatías ideológicas y políticas, más allá de los posibles beneficios.

Sin embargo, en este tipo de acuerdos, es realmente conveniente dejar de lado simpatías o aversiones hacia tales puntos de vista, y enfocarse en el pragmatismo. Lo que realmente importa es si esto trae o no bienestar a nuestra nación.

De entrada no habría por qué dudarlo. China es la más pujante economía del mundo, y de unos años para acá ha demostrado su capacidad para crear riqueza, en ese sentido el país asiático está dando una verdadera lección.

La inversión china está presente en todo el mundo, comenzando por países que tradicionalmente han sido socios comerciales de Venezuela, como Estados Unidos y España.

La nueva relación promete incrementar el envío de petróleo a China, llegando casi a duplicarla de 540 mil barriles diarios a un millón. Destacan los medios de comunicación que no se ha aclarado si el incremento de envío de hidrocarburo al lejano oriente será mediante el incremento de la producción o se le restará a otros mercados. Lo deseable sería lo primero; pero nos sumamos a la duda señalada.

La empresa pública china ha mostrado un desempeño ejemplar, dedicándose a producir dividendos y minimizando la burocracia, solamente de esta manera ha podido competir exitosamente contra los más exitosos consorcios particulares del mundo. Si algo hay que aprender de los nuevos y polémicos socios es su visión de lo que es una empresa de Estado, para qué existe y cuáles deben ser sus parámetros de emprendimiento.

Otro aspecto que contradice lo que muchos pensamos sobre China, es el fortalecimiento de un clase media emergente y de un consumismo exacerbado. Esto puede ser una sorpresa para muchos, ya que la nación no renuncia a un robusto estatismo ni a un partido único; pero resulta que esa nación también ha apostado también a descentralizar para generar eficiencia.

En cuanto al exacerbado consumismo, por supuesto que tampoco es positivo ni conveniente. En cierto modo cabe celebrar el robustecimiento y la expansión de la clase media, lo cual debe ser sin duda la meta de cualquier gobierno que desee el bienestar y el desarrollo para su tierra. Sin embargo, ya preocupa a las autoridades chinas el elevado nivel de crecimiento que deberán mantener de aquí en adelante para dar cabida a las aspiraciones de la población china.

Estamos pues, ante un socio de curiosos parámetros mixtos, el cual reúne estatismo con descentralización, férreos controles con libertades y crecimiento exponencial con limitaciones de libertad de expresión y afiliación ideológica.

No es descabellado para nada hablar de lo que podemos aprender de China: una administración pública con criterios de excelencia y el robustecimiento de su clase media, solamente para empezar y por nombrar dos aspectos.

Tampoco está fuera de lugar el intercambio comercial per se entre China y nuestra patria. Lo que cabe es preguntarse comparativamente, si es más beneficioso que el que mantenemos con otras naciones y hasta qué punto dichos intercambios no pueden ser simultáneos. Estas preguntas quedan abiertas, en el mejor propósito del interés nacional.

sábado, 26 de julio de 2014

David Uzcátegui visitó el estado Lara y asesoró a concejales de PJ en materia de gestión y gerencia municipal.



(Sábado 26 de julio de 2014).- El Secretario Nacional de Asuntos Municipales de Primero Justicia, David Uzcátegui, visitó este sábado el estado Lara y sostuvo un encuentro con los concejales de la tolda amarilla, con el propósito de asesorarlos en materia de gestión y gerencia municipal. 

La actividad se celebró en la sede de Primero Justicia en Lara. Uzcátegui informó que con esta visita buscan fortalecer  la organización política en la entidad, además del trabajo legislativo y social que se realiza en las regiones.  

“Estamos aquí en Lara motivando a nuestros concejales de Primero Justicia. Revisamos juntos los programas sociales que estamos impulsando y evaluamos todas las ordenanzas que se están adecuando en cada uno de los Concejos Municipales del país. Somos defensores de la calidad de vida de nuestros ciudadanos, hoy reiteramos el compromiso que nuestro trabajo en las comunidades será cada día mejor”, afirmó. 

El Secretario Nacional de Asuntos Municipales de Primero Justicia, destacó además, que durante la reunión los concejales compartieron experiencias y dieron a conocer los proyectos que han generado resultados exitosos, para que sean impulsados en otros municipios. 

“Para Primero Justicia la prioridad es el bienestar de nuestros ciudadanos, por  eso nos sentimos orgullosos de ser un partido que promueve a nivel nacional: salud, cultura, deporte y recreación, además de fortalecer cada día el contacto directo con nuestras comunidades”, afirmó David Uzcátegui. 

En el encuentro estuvieron presentes los concejales justicieros: Leonardo Castañeda, Edar Fernández, Francys Barragán, Emily Evies, Marcos Romero, Ibrahin Querales, Eiver Pérez, Hernán Pacheco, Heydy Rojas y Adolfo Melendez. 



lunes, 21 de julio de 2014

Rectificación o sacudón

Por David Uzcátegui
@DavidUzcategui


Años atrás, concretamente en 2008, el entonces presidente Hugo Chávez lanzó lo que él mismo llamó “Las 3 R”, conformadas por revisión, rectificación y reimpulso de su propuesta de gobierno. Esto sucedió justamente tras el referendo del 2 de diciembre de 2007, el primer evento electoral adverso al oficialismo, cuando el electorado mayoritariamente votó el “No” respecto a realizar cambios en el texto constitucional.

En aquellos tiempos, el enunciado no pasó de una declaración de buenos propósitos. Aquel gobierno siguió adelante con su forma de proceder, basado en dos fortalezas: el carisma de su líder, que ponía lo emocional por encima de lo racional entre sus seguidores, y la relativamente sana economía; que para aquel momento aún aguantaba excesos administrativos sin resentirse demasiado.

Sin embargo, a más de seis años de aquellas recordadas palabras, el panorama es totalmente distinto. El líder carismático ya no está y, aunque los ingresos petroleros siguen favoreciéndonos por sus elevados precios, las decisiones desacertadas en materia económica ya han permeado la calidad de vida de los venezolanos.

Quedará para los historiadores el dilucidar si este es el mismo gobierno o es otro. Chávez le levantó el brazo a Nicolás Maduro antes de partir a su último viaje, hubo unas elecciones y hoy tenemos en el poder al sucesor designado pero nadie duda que las cosas son distintas.

El hoy presidente Maduro anunció en días pasados lo que denominó un “sacudón”, y que sin duda tendría mucho que ver con una rectificación, palabra que él mismo utilizó y que nos trajo a la memoria las 3 R de Chávez.

Pero el esperado sacudón no se produjo. Al menos no en la fecha y la hora en que se esperaba. Revestido de prudencia, el primer magistrado prefirió hablar sobre la evaluación de una serie de factores de la administración pública y postergó los anuncios.

Esto tiene doble lectura, y es también un arma de doble filo. Si se recogen las velas del efectismo para gobernar, sería una señal positiva para tantos factores de la vida nacional que se mantienen inquietos ante el actual escenario venezolano.

Pero si se trata de no encontrar la punta del hilo, de no saber por dónde empezar, o de temer a la necesaria implantación de medidas urgentes que pueden ser mal vistas por distintos sectores afines al gobierno, pues entonces solamente estamos corriendo la arruga. Una arruga que se hincha.

Existen temas tabú para la actual administración –que, repetimos, no sabemos si definir como nueva o como una continuación de la anterior-, y nos referimos a asuntos como el temido aumento de la gasolina o la unificación cambiaria.

En eso, el gobierno no difiere mucho de otros mandatos previos e incluso de otros países. Son dos temas realmente álgidos, pero que lucen impostergables, al punto de que altos funcionarios han sido quienes los pusieron seriamente sobre la mesa.

Entre el sacudón y la rectificación, nos quedaríamos con la segunda. Bastante tensión hay en el país como para utilizar vocabulario explosivo. Lo que sí se puede celebrar, es que quienes hoy gobiernan comiencen a dar la cara a unos asuntos que son definitivamente impostergables.

¿Buena Salud?

Nuestro pueblo sigue sin ver atención a sus angustias: los recursos cada vez alcanzan menos, los productos de la canasta alimentaria siguen sin aparecer en los anaqueles, crece la desocupación y el sector informal, cientos de empresas desaparecen y la inflación se come el salario de los trabajadores. Realidad que contrasta con la afirmación hecha esta semana de que el país goza de muy buena salud financiera.

¿Es posible que un país que se encuentra en el 9no puesto como la peor economía del mundo para hacer negocios, goce de buena salud? Por supuesto que no. En una nación en la que durante los últimos años, se cerraron 500 mil empresas y mil 440 propiedades productivas fueron expropiadas, no puede hablarse de robustez económica.

El gobierno ahuyentó y ahuyenta la inversión. Durante los últimos años se han esforzado en crear un escenario árido para la inversión. Nadie quiere invertir en nuestro país. ¿Las razones? Un control de cambio, que en vez de oxigenar ahoga a las empresas; burocracia en las instituciones públicas; inseguridad jurídica y control de todo tipo. Medidas que solo han servido para profundizar la crisis económica, que ellos mismos generaron.

Recordemos también que antes de que estos señores llegaran al poder, las Empresas abastecían el mercado. En nuestro país la produción de arroz, azúcar, maíz, leche y carne, alcanzaba para el autoabastecimiento y hasta para la exportación. Según registros que maneja Fedenaga, de los 4,5 millones de hectáreas productivas que fueron intervenidas, expropiadas o confiscadas, sólo 50 mil están produciendo actualmente.
Por mencionar un solo ejemplo de lo ocurrido con lo Hecho en Venezuela, en 1999 el país producía 100% de la carne que se consumía, pero en la actualidad hay que importar 75% de lo que se consume. Para ese entonces el rebaño nacional estaba cerca de los 113 millones de cabezas. Hoy se estima que no llega a los 7 millones.
Esto apenas es una pequeña radiografía que nos indica cómo estamos. A esa realidad le llaman buena salud. No se puede ser tan cínico y decir que la economía está perfecta, además con una inflación acumulada, entre enero y junio de 2014, de 29,7%. Pero una economía que depende de las importaciones y que no tiene suficientes divisas tampoco puede estar bien. El gobierno debe 13 mil millones de dólares a productores nacionales que Cadivi aprobó y no liquida.

Crearon el Sicad para que las empresas obtuvieran divisas para producir y solo ha adjudicado el 52% de lo ofrecido. Pero sí soltaron 25 mil millones de dólares a empresas de maletín. Todo esto ocurre mientras las reservas internacionales siguen cayendo, por eso el gobierno continúa hipotecándole el país a intereses extranjeros.

Para que nuestra Venezuela cuente con buena salud económica, los dólares deben ser asignados de manera eficiente y transparente. Los recursos de nuestro país deben dejar de manejarse de manera discrecional. Para lograr una economía fuerte debemos dejar de importar y apostar, apoyar la producción nacional. El petróleo debe utilizarse como el gran motor que permita diversificar nuestra economía.

El modelo y el cambio progresista que nosotros proponemos es generar confianza para que regresen los inversionistas a nuestra Venezuela. Solo ofreciendo estabilidad, servicios públicos como electricidad y vialidad eficientes. Todo esto permitiría generar en el país miles de empleos con calidad, para el millón de venezolanos que hoy están desempleados y para los más de 5 millones que se encuentran en el sector informal. Por cierto, los más afectados son nuestros jóvenes, la tasa de desempleo de los venezolanos entre 15 y 24 años duplica el promedio nacional.

¿Qué futuro puede darle este gobierno a nuestros jóvenes? Porque no se trata solamente que no hay empleo, sino que son las principales víctimas de la inseguridad. Por eso hoy vemos como muchos de ellos se van con sus sueños a otros países que les brindan las oportunidades que este gobierno les niega.

Cuántos obstáculos ponen a nuestros jóvenes y a todos los venezolanos honestos y trabajadores, que ven como su salario se convierte en agua y sal. Este gobierno que se jactaba de que nuestra Venezuela contaba con el salario mínimo más alto de Latinoamérica. Nada más lejos de esa realidad. Hoy con 100 bolívares nuestro pueblo no puede comprar ni un cartón de huevos, ni un kilo de cebollas, ni de café. Con suerte alcanza para dos latas de sardinas o de atún. Con ese billete de 100 bolívares solo  se puede comprar 15,4% de lo que podíamos comprar hace 6 años con el mismo billete, cuando prometieron que nuestra moneda sería fuerte.

Este gobierno que creó un bolívar fuerte, tiempo después, seis años después para ser más precisos, reconocen que ni ellos saben cuánto vale un bolívar. Por allí algunos hasta se atrevieron a decir, que nuestra moneda solo “vale” en nuestra Venezuela. Cuánta irresponsabilidad. Dónde quedó la potencia económica que prometieron convertirnos. El gobierno es el único responsable de que la moneda haya perdido el 84,5% de su valor.

Una Venezuela de progreso sí es posible, pero para ello no podemos tener un gabinete económico que se enfrasca en tomar decisiones solo para mantener al gobierno en el poder. Los venezolanos podemos conquistar ese país que soñamos, pero tenemos que hacerlo trabajando juntos, unidos, procurando que a nuestro vecino no le falte nada, porque solo así nosotros también estaremos bien, generando confianza para la inversión, creando oportunidades para todos, logrando el crecimiento económico que nos permita tener el desarrollo y progreso con el que tanto sueña y se merece nuestro pueblo.

Esa Venezuela de progreso sí es posible y juntos podemos construirla ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela! y mucha fortaleza a todos para que podamos juntos sortear esta crisis y salir del caos en que nos encontramos, porque así será, ¡saldremos de caos!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/

domingo, 20 de julio de 2014

Primero Justicia Baruta celebró el Día del Niño



(Baruta, 20 de julio de 2014).- El Secretario Nacional de Asuntos Municipales de Primero Justicia, David Uzcátegui y los concejales de la tolda amarilla en Baruta,  desarrollaron este domingo una nutrida agenda de actividades recreativas  para llevar alegría y diversión a los niños de la jurisdicción, con motivo de la celebración del Día del Niño.

El encuentro tuvo lugar en el Polideportivo Asnoldo Devonich, sector Las Mesetas. David Uzcátegui informó que la actividad se realizará a partir de las 9:00 de la mañana  de este domingo,  e invitó a todas las familias que hacen vida en Baruta a pasar un momento diferente en compañía de sus hijos.

“Hoy estamos celebrando el Día del Niño, en especial con los más pequeños de la casa que pertenecen a los sectores populares de Baruta. Pueden asistir de manera gratuita a disfrutar de colchones inflables, pintacaritas, globomagia, juegos deportivos: como fútbol, voleibol y baloncesto. También tenemos música, comida, hidratación y muchísimas sorpresas más”, indicó Uzcátegui.

El Secretario Nacional de Asuntos Municipales de Primero Justicia, además reiteró su compromiso de continuar velando por el bienestar y sano desarrollo de los niños en Baruta.

“Vamos a seguir brindándole a nuestros niños oportunidades de recreación, esparcimiento, educación, deporte y el fomento de los valores; no podemos olvidar que ellos son  pequeños agentes de cambio que nos motivan a trabajar por un mejor país, es nuestros compromiso”, concluyó.





miércoles, 16 de julio de 2014

"Economía, un asunto de todos"

Por David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Uno de los temas más recurrentes en las conversaciones cotidianas de los venezolanos en estos días, es la economía. Y es que, como bien se sostiene por allí, este factor de la actividad nacional entra en la vida de todos, o quizá sea más correcto decir en los bolsillos de todos. Quien no lo entienda, o quien no se interese, también se verá afectado.

El asunto es que la economía es un circulo virtuoso –o vicioso- en cualquier sociedad, e incluso mundialmente. Todos interactúan con todos, todos toman, todos dan, todos pagan, todos compran.

Y es por ello que la única manera de superar los reveses económicos en con el diálogo, una palabra que se pone tímidamente y con reservas sobre la mesa desde hace meses, sin terminar de aportar hechos concretos y mucho menos soluciones.

La preocupación por la situación económica nacional pasa sin duda por allí, por el diálogo. El gobierno ha manifestado intenciones e interés en dialogar respecto a diversos asuntos álgidos del acontecer nacional; el sector privado no solamente ha recogido el guante, sino que también ha sometido a la opinión pública diagnósticos y posibles soluciones.

El gobierno es incapaz de satisfacer la necesidad de empleo e ingresos de toda una sociedad, es imposible que produzca todos los bienes que la población necesita; por lo cual el concurso de la actividad privada es también imprescindible.

Los particulares, por su parte, necesitan entenderse con el gobierno para crear un escenario concreto de actuación de cara a su desarrollo. Y la ciudadanía, el actor clave de este sistema, también necesita ser escuchada. Cuáles son sus urgencias y sus necesidades, qué pueden hacer el sector público y el privado para atender a su desarrollo y bienestar, para suministrarle “la mayor suma de felicidad posible”, la misma que retribuirá con su entusiasta labor que propiciará el crecimiento de estos factores de convivencia nacional.

El diálogo para propiciar el saneamiento de la economía debe darse y hay que hacerlo sin tener otra intención que el bienestar de todos los factores que confluyen en la vida del país, porque hacerlo es incluso un acto de pragmatismo. Es la única forma de crecer, de generar bienestar y de evitar problemas más complejos en un futuro.

Es un juego que nos necesita a todos, que se soluciona con todos, y que no acepta exclusiones. Por nuestra supervivencia, y porque la relación ganar-ganar sí es posible, debemos entender la economía como un asunto colectivo. Es la única manera de salir adelante.

lunes, 14 de julio de 2014

"Una Venezuela educativa"

Que en nuestra Venezuela se invierta en tanques, aviones y armamento de guerra y no en educación, es una de las contradicciones más grandes de un gobierno que no solo dice ser humanista, sino que prometió acabar con la pobreza para el año 2019. Y hago esta reflexión, porque durante las últimas semanas los anuncios sobre la compra de nuevos equipos militares no paran.

Ya lo hemos dicho en varias oportunidades. Las prioridades de este gobierno no son las mismas de nuestro pueblo. Hace tiempo que perdieron la conexión con la realidad. Afirmación que me atrevo a sostener, porque no se justifica el excesivo gasto militar de este gobierno, mientras en Venezuela se agudiza la crisis en el sistema educativo.

Y es que nuestro país es el principal importador latinoamericano de armamento. Nada más entre 2009 y 2013, Venezuela ocupó la posición 14 a nivel mundial en compra de armas convencionales, superando a Egipto y al Reino Unido. No son cifras que inventamos, sino que fueron divulgadas por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz. Para que tengan una idea de lo que se pudiera hacer en materia educativa, con lo que cuesta un Sukhoi, se pudieran construir 15 escuelas, para atender a unos 10.500 estudiantes en ellas.

Si los 16 mil millones de dólares que esta mal llamada revolución del Siglo XXI ha destinado para aumentar su capacidad bélica, se hubiesen invertido en construir las 3.100 nuevas edificaciones, entre planteles de educación inicial, básica y diversificada, que el propio Ministerio de Educación dijo que hacían falta en nuestro país, hoy no tendríamos a más de 3 millones de niños excluidos del sistema escolar, porque muchos de ellos no cuentan con un plantel cerca de sus hogares.

De eso precisamente conversaba esta semana con un grupo de docentes mirandinos, en un gabinete escolar que tuvimos en una escuela de nuestro estado. Este gobierno debe entender que la pobreza no se acaba comprando fusiles. Que más que carros blindados, buques de guerra y aviones sukhois, nuestro país lo que necesita es más y mejor educación.

Cuando hablamos de más y mejor educación nos referimos a que en nuestro país se pueda desarrollar una infraestructura educativa moderna y adecuada a las exigencias de los procesos de enseñanza/aprendizaje del siglo XXI; no del Socialismo del Siglo XXI, que cree que adoctrinando a nuestros estudiantes se construye la patria de Bolívar. Pero se olvidan que no hay nada más revolucionario, rebelde y contestatario que los estudiantes, a quienes no pueden manipular ni chantajear, por más que lo intenten, porque ellos saben dónde está el futuro.

No exageramos cuando decimos que un país que no invierte en educación no puede avanzar. Bien lo decía Martin L. King, que una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales, se acerca a la muerte espiritual. No nos extrañaría que eso sea lo que este gobierno busca al final: que los venezolanos nos resignemos a tener un gobierno incompetente, controlador y manipulador, que busca implementar, a toda costa, un pensamiento único en nuestras escuelas y universidades.

Por los hijos de esta hermosa patria estamos obligados a cambiar esta realidad. Puede que muchos no crean que la educación cambia un país, pero nosotros sabemos que la educación sí cambia a las personas, que son al final las que construyen y cambian a ese país. Por eso, en nuestro estado Miranda, invertimos más del 70% de nuestro presupuesto en educación. Nosotros creemos que la educación nos hace libres, productivos, responsables y nos capacita para desarrollar el proyecto de vida que queremos.

Desde Miranda hemos demostrado que sí es posible que nuestros niños y jóvenes tengan acceso a instituciones educativas de calidad, en las que se encuentren con buenos maestros y profesores, que no solo los enseñan a leer, escribir, dominar las matemáticas, tener identidad regional y nacional, sino también a ser críticos, a pensar por sí mismos y adquirir los valores que los enseñen a hacer siempre las cosas bien.

Si de algo nos podemos sentir orgullosos además, es que en nuestras escuelas no solo no se habla de política, sino que en los salones, pasillos, en la dirección o en cualquier área de la escuela no hay nada que tenga que ver con política partidista. Nuestros estudiantes en las carteleras lo que ven son los próceres de nuestra patria. Y mientras yo esté al frente de nuestro estado, a las escuelas no va a entrar la política de ningún partido.

No dejaremos de insistir que nuestra Venezuela necesita calidad e inversión en educación, no armamento bélico, ni que se imponga un pensamiento único y que se imparta una historia de Venezuela sesgada. El día en el que entendamos que es más importante pagarle a un docente que a un general, ese día cambiará el país. La educación es un árbol al que hay que echarle agua para que el país crezca, sea grande y dé frutos.

Nosotros sabemos que la educación es el camino para salir de la pobreza y progresar, por eso seguiremos luchando para que, junto a nuestro pueblo, construyamos la Venezuela educativa que podemos ser. Juntos podemos construir ese proyecto educativo que esté sintonizado con los desafíos actuales, con las nuevas realidades y posibilidades, con el avance de la ciencia y la tecnología, con los requerimientos y esperanzas de estudiantes y maestros, y sobre todo con la impostergable necesidad de contribuir, desde la educación, con el progreso de todos los venezolanos por igual.

No olvidemos nuestras escuelas y lo que ocurre en ellas. No olvidemos que esas comunidades educativas son semillas de progreso que queremos para nuestro país. Salgamos a su búsqueda, porque mientras para el gobierno las escuelas son centros de votación, para nosotros son centros donde se gesta el futuro y la unión.

 ¡Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE:  http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/07/13/una-venezuela-educativa/

FOTO: http://www.venezueladefensa.com/2009/10/el-sukhoi-30-mk2-el-sukhoi-su-30mk-es.html

lunes, 7 de julio de 2014

"El milagro de Colombia"

Por David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Si bien muchos teníamos elevadas expectativas con la participación de Colombia en el Mundial de Fútbol de Brasil, los mejores pronósticos se han quedado atrás con el brillante desempeño mostrado en la contienda, añadiéndose así otra disciplina a las muchas en las cuales destacan los vecinos en el momento actual.

Como es justicia cuando nos encontramos ante un ejemplo de éxito, vale la pena detenerse a analizar qué es lo que ha sucedido para que esta oncena brille como una novedad entre los grandes del balompié mundial.

Cuando se obtienen triunfos de este calibre, es usual que haya tiempo y trabajo tras ello, y ese es el caso. Lo primero que hay que decir es que no existe improvisación alguna sino por el contrario, constancia y sobre todo el hecho de que el fútbol es un sentimiento nacional en la vecina nación.

Mucha agua ha corrido bajo el puente desde que la selección nacional de esa nación debutara internacionalmente en Panamá en 1938, durante los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe donde consiguieron la Medalla de bronce. Luego entre los años 80 y el 2000, se vio la llamada generación de Oro de los futbolistas colombianos. Su actuación en torneos internacionales ha sido constante y consistente.

Una de las mejores noticias, es el surgimiento del goleador estrella James Rodríguez, quien, a pesar de su juventud –nació el 12 de julio de 1991- ya se consagra como una figura referencial de esta disciplina. La aparición de ídolos del deporte es una gran noticia para nuestro continente, ya que lo mejor que puede suceder a nuestra infancia y juventud es tener un héroe de carne y hueso, el querer parecerse a alguien que ha logrado sus metas a través del talento y el tesón y que dedica su tiempo y su energía a una actividad constructiva.

Pareciera que el deporte rey se ha contagiado de la ola de entusiasmo que disfruta la patria hermana en muchas disciplinas, ya que son numerosas las buenas noticias que siempre llegan desde allá.

Mucho más allá de la dura experiencia violenta de las últimas décadas, los colombianos se han levantado con tenacidad y decisión, contraponiendo su trabajo al clima adverso que han vivido y logrando imponerse con los más diversos talentos, desde el turismo hasta el futbol, desde textiles hasta el café, desde la industria hasta el arte.

Es una lección para gobernantes y liderazgo cuánto ha aportado este colectivo del deporte a su país, cómo han logrado que se vuelvan los ojos hacia ellos, atrayendo inversionistas, turismo, incrementando el valor de su marca país y por sobretodo se suma a una sana autoestima del gentilicio, la cual es un activo para el logro de las metas nacionales.

Seguimos apostando a Colombia como el ejemplo de una nación que puede salir adelante, superando los pronósticos más adversos. Así como los jugadores de su selección de fútbol, hay incontables ciudadanos que dan el ejemplo poniéndole corazón a su tarea diaria; al igual que millones de venezolanos que se esfuerzan en sus respectivos ámbitos para que nuestra vinotinto llegue al mundial y podamos también conquistar victorias en las más variadas disciplinas del quehacer humano.

La lucha es por el país…

Hace poco un pequeño productor de plátano de nuestro Barlovento, con quien tuve el privilegio de intercambiar algunas reflexiones, me decía que el país está sentado sobre una bomba de tiempo pronta a estallar si dejamos de trabajar y luchar por cambiar el modelo que tanto daño le ha hecho no solo a los emprendedores como él, sino a todos los venezolanos.

Insistía en lo insostenible de la situación. No hay ventana por donde uno meta la cabeza y no vea corrupción, repetía una y otra vez. La corrupción se ha adueñado del país. Y es precisamente esa corrupción la que explica la delincuencia desbordada que hay en nuestra Venezuela.

La delincuencia que hay en las altas esferas del poder, no permite acabar con la delincuencia que hay en el resto del país. Bien claro lo tenía este mirandino cuando me dijo que se predica es con el ejemplo, que la estructura de una familia, sociedad o país es como una pirámide. Si en la punta de esta hay honestidad, en su base la habrá también.


Pero cuando arriba hay descomposición, corrupción y se premian los antivalores, la ética de la base de esa pirámide también se ve comprometida y eso es justamente lo que está ocurriendo en nuestro país. Hoy vemos a un gobierno que, para mantenerse, premia al funcionario deshonesto. Vemos cómo el Sistema de Justicia no castiga a quienes han robado al país, los recursos que necesitamos para trabajar el campo, activar la manufactura y potenciar la economía.

Tanta impunidad es la responsable de que el gen de la corrupción se haya enquistado en un modelo que a todas luces fracasó. En sus manos tuvieron la responsabilidad histórica de echar a andar este país con la lluvia de dólares producto de la renta petrolera. El manejo discrecional e inescrupuloso de esos millones y millones de dólares, solo sirvió para que ese grupito de enchufados hiciera impresionantes fortunas, forjadas a la sombra del gobierno y de su conexión con él.

Vemos a otros utilizar la política para hacer grandes negocios y beneficiarse, cuando la política es sacrificio y compromiso. Nunca dejaré de decir que la política es para servir y eso lo hemos demostrado en Miranda.

Si hay algo que digo con propiedad, porque además tengo la moral para hacerlo, como se lo digo siempre a nuestro pueblo mirándolo a los ojos, es que en Miranda los recursos no terminan en el bolsillo de los enchufados, ni en la cuenta bancaria de un contratista, son para dar soluciones a las comunidades, con quienes establecemos las prioridades.

Aquí sí rendimos cuentas y no solo rendimos cuentas, sino creemos que el único camino para abrir las puertas al futuro y al progreso es apoyando y tendiéndole la mano a los pequeños emprendedores, como este barloventeño, para que no dependen del gobierno de turno y nadie pueda chantajearlos.

Hubo algunos que, con la bonanza petrolera de los últimos 15 años, se atrevieron a predecir que finalmente alcanzaríamos el anhelado sueño de convertirnos en un país desarrollado, próspero, con oportunidades para todos por igual y progreso. Pero nada más lejos de ese sueño.

Hoy nuestro pueblo ve con tristeza cómo 203 años después de ese 5 de julio de 1811, en el que en un acto, meramente civilista, fue firmada el Acta de nuestra Independencia, nuestra Venezuela es más dependiente y está más endeudada que nunca, no solo por el modelo económico, sino también por esa red de corrupción que ha malversado y desviado los recursos que debieron utilizarse para construir progreso.

El progreso y el desarrollo no se compran, como pretenden comprarlos quienes están en el gobierno. Ellos han utilizado el petróleo no solo para intentar comprar conciencias y lealtades, sino que creen que invirtiendo X barriles o destinando tantos millones de dólares para adquirir maquinarias, pueden conseguir industrialización y desarrollo social.  Pero no es así. Si no se construyen carreteras, si no apoyan a los trabajadores del campo, si no se invierte en tecnología agrícola y se dejan de expropiar tierras y empleos, no  habrá desarrollo y por consiguiente independencia.

Este modelo fracasó. Recordemos cómo se gastaron millones para adueñarse de las cementeras y no hay cemento. Cómo desviaron recursos para adquirir Agroisleña y no hay fertilizantes. Expropiaron miles de hectáreas de tierras productivas y no hay arroz, maíz y café. Se apoderaron del Sistema Eléctrico nacional, cuando antes exportábamos electricidad a países hermanos, y ahora ni siquiera es posible cubrir la demanda interna.

Un país no se desarrolla importando todo lo que necesitamos a realazo limpio, un país progresa y logra la independencia invirtiendo y haciendo todo lo necesario para producir bienes, productos y servicios Hechos en Venezuela. ¿Cómo se logra eso? Pues invirtiendo los recursos de la renta petrolera para desarrollar la tecnología, el turismo, la agricultura, la manufactura y capacitar a nuestro recurso humano.

Si se deja de malbaratar nuestro patrimonio y tenemos un nuevo gobierno, que junto a los 30 millones de venezolanos, rehaga el camino y comience a proyectar a futuro, lograremos la verdadera independencia.

En las manos de cada uno de nosotros está hacer posible la construcción de esta Venezuela honesta, próspera e independiente. Debemos entender, de una vez por todas, que la lucha es por el país y no por intereses personales, que la lucha es para garantizarle no solo a la clase media su trabajo y calidad de vida, sino para rescatar a ese 80% de venezolanos que vive en situación de pobreza y convertirlo en una poderosa clase media.

Ese es el camino, hacer de nuestra Venezuela un país donde la mayoría sea de clase media, una clase media que multiplica las oportunidades, que ayuda en la generación de empleos productivos y trabaja en equipo con el Estado para llevar verdaderamente al país a cero pobreza. ¿Podremos lograrlo? no dudo que sí, uniéndonos y dejando a un lado tanto prejuicio alimentado durante años. Depende de todos. Todos somos todos. 

 ¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!