A raíz de la liberación del
estadounidense Joshua Holt, el mundo ha puesto los ojos en la situación de los
presos políticos venezolanos. Y es que un término que hasta hace poco
incomodaba a las autoridades, comienza a ser cada vez más aceptado, en la medida
en que el señor Holt fue liberado tras una negociación entre los gobiernos de
Estaos Unidos y Venezuela. Una negociación política, lo cual suena hasta
redundante.
Y es que en los largos y
complejos años de confrontación que hemos vivido los venezolanos, no hay otra
manera de llamar a quienes se han colocado en la acera contraria al gobierno y
han terminado perdiendo su libertad con especial saña, buscando acomodarlos de
una manera o de otra en la normativa legal vigente para justificar sus
respectivos encierros, pero al final siempre se ven las costuras de la
retaliación por pensar diferente.
También en días recientes se
produjo la liberación de veintidós privados de libertad en el estado Zulia,
cuyas causales de detención eran entre otras, el haber protestado públicamente.
La información parte de la internacionalmente reconocida organización Foro
Penal Venezolano.
El reconocimiento de las razones
políticas para mantener a estas personas tras las rejas es sin duda un gran
avance que permite pensar en la posibilidad de una liberación, pues desde el
más elemental sentido de justicia se ha terminado de entender que no existen
razones netamente legales para mantenerlas encerradas.
El pasado lunes, durante la
celebración del Consejo Federal, el presidente venezolano pidió a cuatro
gobernadores de oposición comprometerse por escrito “a no intentar otro golpe
de Estado” para, a cambio, proceder a liberar al mayor número de personas
detenidas.
Adicionalmente, los invitó a
convertirse en “los garantes del proceso” al firmar este consentimiento. “Yo
estoy dispuesto y lo digo públicamente, ustedes gobernadores de oposición están
dispuestos a ser fiadores de un proceso de pacificación que lleve a la
liberación de muchos de los actores políticos vinculados a la violencia de los
últimos años”, fue lo que dijo, citado por la prensa internacional. A buen
entendedor, pocas palabras bastan.
Las idas y venidas de
personalidades nacionales e internacionales, a veces a la luz pública y a veces
tras bastidores, nos hacen pensar que van a suceder más cosas al respecto.
Se ha convertido pues, la
libertad de estas personas en ficha de cambio en el marco de una transacción
netamente política, lo cual es un reconocimiento de las razones por las cuales
no están libres. Comenzar a sincerarnos tiene que ser sin duda el paso esencial
para la solución de uno de los problemas que más pesa sobre la venezolanidad en
el momento actual, el cual no es otro sino el que venimos mencionando.
Y para imaginarnos la ruta que
podríamos trazar, deberíamos ver hacia atrás en nuestra historia.
Entre finales de la década de los
sesenta del siglo pasado y comienzos de la siguiente, bajo el primer gobierno
de Rafael Caldera, se produjo en Venezuela la llamada “pacificación”, que no
fue más que la integración a la vida política de agrupaciones que habían
elegido el camino de las armas para alcanzar el poder y derrocar a quienes
intentaban construir la democracia por aquellos años.
Esos tiempos fueron
extremadamente turbulentos en nuestro país. Tras finalizar el gobierno militar
de Marcos Pérez Jiménez, hubo dos visiones de nación opuestas que chocaron y
mientras una se ponía al frente del gobierno, la otra intentó desplazarlo desde
la fuerza.
A los complejos períodos de
Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, siguió la propuesta pacificadora de Caldera. En
su presidencia, logró concluir el proceso de pacificación de los movimientos
guerrilleros insurgentes de izquierda que se alzaron contra los gobiernos de
Betancourt y Leoni a principios de los sesenta.
Tras este proceso, se
reincorporaron a la vida política del país el Partido Comunista de Venezuela y
el Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Ambos participaron en las elecciones
presidenciales de 1973.
Dicho proceso incluyó en su
camino, la liberación de todos los presos políticos de la época. De las medidas
en ese sentido, fueron beneficiados muchos de los seguidores del oficialismo
actual e incluso, varios de ellos han llegado a altos cargos gubernamentales en
las últimas dos décadas. Sin duda, un ejemplo de cómo cerrar heridas para poder
avanzar.
En todo caso, la ventana que se
abre para una posible liberación de estos venezolanos ha ganado los titulares
de la prensa en el mundo entero y la expectativa crece. La resolución de todo
esto en buenas noticias para los afectados y sus familiares, sería un respiro
en medio del rosario de adversidades que hoy padece Venezuela.
David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui
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