Por David Uzcátegui
Secretario Nacional
de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui
En el marco de los tan esperados
y postergados anuncios económicos del gobierno nacional, sin duda uno de los
que más llama la atención –quizá el estelar- fue el llamado Sistema Marginal de
Divisas, o Simadi, el cual abrió una rendija al cuello de embudo en el cual se
ha convertido la economía venezolana.
El sistema mencionado introduce
nuevamente en la escena nacional la operación de las casa de cambio, proscritas
tiempo atrás, y una nueva ventana para la compra de divisas.
Sin embargo, cuando ya tenemos varias
semanas con el nuevo sistema, el dólar paralelo sigue escalando precio. ¿Por
qué?
De entrada, siempre nos hemos
declarado partidarios de ver el vaso medio lleno, y eso es lo que pensamos
respecto al Simadi. Es una propuesta que se acerca a lo que era antes –y a lo
que debería ser- el libre comercio de divisas, que contribuiría a bajar la
presión sobre el mercado negro.
Pero esto no termina de suceder.
Y se aprecian varios factores. De entrada, las casas de cambio no tienen
divisas para ofertar. Recordemos que el grueso de estas está en manos del
gobierno, quien la recibe vía Petróleos de Venezuela por las ventas de nuestro
principal –hoy prácticamente único- recurso natural comercializable.
Este hecho deja la pelota del
lado del gobierno. Si se quiere que Simadi funcione, debe tener dólares para
ofertar. Y el gobierno los tiene. El sistema ya existe y lo que se debe hacer
es enfocar esfuerzos en que funcione.
Por otro lado, se espera que
tanto particulares como empresa privada oferten a través de este nuevo canal,
con la obvia y justa comisión para quienes sirvan de intermediarios legales.
Este es otro objetivo que no se ha logrado, y ello se puede deber a una
reglamentación imprecisa y engorrosa que habría que afinar en el sentido de
poner menos trabas, otorgar mayores libertades y ser más precisos al respecto.
Sin duda, otro de los
contratiempos es el hecho de que nuevamente se ha creado una brecha en los
últimos días entre el mercado Simadi y el paralelo, la cual podría hacer al
segundo más atractivo para los oferentes. Ya el gobierno ha asumido que existe
ese mercado, denominado “el innombrable” hasta hace poco tiempo. Pues lo mejor
que se puede hacer es nombrarlo, asumir que existe y solamente así se le podrá
hacer frente para que su cotización no se siga elevando.
Por otro lado, el hecho de
colocar excesivos requisitos a los compradores, así como limitar a cantidades
muy pequeñas las transacciones, también le quita atractivo al Simadi. Si en la
delicada situación de la economía nacional en la actualidad, quienes hoy
gobiernan alegan que deben mantener el control de cambio, este ya se mantiene
con el sistema de cuatro tasas que actualmente existen. El único modo de no
asfixiar la economía nacional es ventilar este sistema, ya que no discutimos
que al día de hoy sea necesario; pero en tanto y en cuanto se disminuyan las
trabas y se agilicen los trámites, la situación será más fluida.
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