lunes, 2 de marzo de 2015

"Primero Justicia"

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

En el tenaz camino de dar a Venezuela un rumbo diferente, muchos venezolanos hemos apostado a organizarnos en agrupaciones que nos permitan alcanzar este objetivo en el marco de la ruta democrática, del camino largo pero seguro. Y en este espíritu, existe Primero Justicia.
El que es hoy uno de los principales partidos políticos del país nació en 1992, como iniciativa de un grupo de jóvenes estudiantes universitarios, para impartir conocimiento sobre la Justicia de Paz, una propuesta para resolver conflictos de manera pacífica y descongestionar simultáneamente el sistema de justicia tradicional.
Nació en un año históricamente marcado por la violencia política, para demostrar que un grupo de venezolanos trabajadores y formados estaban dispuestos a encontrar una vía diferente para los años por venir en nuestra nación.
Con el proceso constituyente de 1999, la asociación reunió firmas para convertirse en un partido político y conseguir un espacio protagónico en los cambios que para aquel momento se gestaban. El camino era sin duda la política. Y había que dar un paso adelante. El jugar a la antipolítica conduce a callejones sin salida, a males mayores y las cosas se cambian desde adentro.
A partir de un comienzo limitado al área metropolitana de Caracas, nos hemos extendido por todo el país. El crecimiento de nuestra militancia requirió la realización de elecciones internas, en el marco de un propósito de construir una agrupación sólida y congruente.
En los más de tres lustros que median hasta hoy, los autodenominados “justicieros” hemos hecho una labor de día a día para construir país. Hemos empezado desde abajo, desde las raíces de las comunidades, identificando y formando a los líderes natos de cada lugar.
Hemos ido escalando posiciones a través de cargos de elección popular y ejerciendo en dichas instancias de poder para crecer, para aglutinar ciudadanos, para demostrar con resultados que sí es posible una Venezuela alternativa y que no es hoy, que es en el futuro, que ya existe; aunque efectivamente nos demanda un esfuerzo titánico para que crezca y se consolide.
Desde gobernaciones, alcaldías, parlamento y cuanta instancia de administración pública nos haya abierto las puertas a través del voto ciudadano, hemos demostrado con hechos cuál es nuestro norte como partido político. Estamos hechos de democracia y somos una alternativa de poder, entendiendo al mismo como un instrumento que construye el puente necesario hacia una mejor calidad de vida.
Perseverar tercamente en objetivos trazados hace tantos años puede parecer difícil, pero no lo es cuando se entiende que es el único camino, cuando se cree en él y se cosechan pequeños pero significativos resultados todos los días. Resultados que a la suma de años y de décadas consolidan la fe en que la perseverancia de un modo de actuar será como la gota que desgasta la roca y terminará por imponerse.
Queremos empoderar a la gente a todos los ciudadanos, que desde su voz y su voto decidan los destinos del país. Que hablen, que participen y hagan sentir su peso. Son caminos que conducen a un único destino: la dignificación de la persona humana, en el marco de la libertad y la justicia social.
Las acusaciones de los últimos días a nuestro coordinador general, Julio Borges, no se parecen a lo que somos. Repetimos que los hechos hablan por la organización y que estamos todos en nuestros puestos de trabajo desde lo que sabemos hacer: la política, entendida como un arte que permite la convivencia para el máximo bienestar de todos. Somos cívicos, civiles y civilistas. Nada ni nadie nos va a sacar de ese camino.

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