lunes, 16 de marzo de 2015

"Cuando la gasolina nos alcance"

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

La campaña que en medios de comunicación mantiene el gobierno nacional con el fin de introducir en la opinión pública el asunto del aumento de la gasolina, nos indica que el mencionado ajuste es inminente.
Las cuentas de la República no cuadran, y no cuadran por una enorme cantidad de factores. Sin embargo, uno de ellos es el hecho de que el combustible que producimos los venezolanos se produce a pérdida. Y esto sucede porque nos hemos regodeado en una serie de suposiciones y tabúes que, de seguir manteniéndose seguirán horadando nuestra viabilidad como país.
Uno de ellos es, sin duda, el pensar que somos un país rico por azar, o porque nos corresponde y ya. Ciertamente la providencia dotó con una generosidad sin límites nuestra tierra, con recursos naturales de sobra… Lo cual no nos autoriza al derroche.
Desde siempre se nos ha enseñado que la gasolina es un recurso natural no renovable; sin embargo el modo como hacemos uso de la misma parece dejar claro que seguimos sin entender ese concepto.
Naciones como Noruega, poderosa productora y exportadora de petróleo, hacen que sus ciudadanos paguen la gasolina al precio del mercado internacional. Y no es que estemos proponiendo un cambio tan drástico en la economía del venezolano; pero es bueno que tengamos referencias sobre otras realidades; porque entre nuestros problemas figura el hecho de descartar otras referencias alternativas a nuestra situación.
Un gran tabú que pesa sobre el tema gasolina es el penoso recuerdo del Caracazo, originado por un aumento del combustible mal manejado tanto en lo político como en lo comunicacional. A 26 años de aquellos episodios luctuosos, la lección parece aprendida. Hay que afrontar nuevamente una realidad similar –lo cual indica que muchos correctivos aún no se han tomado un cuarto de siglo después- pero aquella lección debería estar aprendida, y con ello se impone el manejo atinado de la circunstancia, para provocar el menor contratiempo posible en la sociedad.
Son las mismas piezas comunicacionales del gobierno las que revisan los valores e otros fluidos como una taza de café o una botella de agua mineral. Y tienen razón: el precio de la gasolina en Venezuela es absurdamente bajo e insostenible.
No estamos como para celebrar el aumento de ningún bien de consumo; pero hay que asumir que el de la gasolina es inevitable. Y más allá de ello, es el comienzo del saneamiento y la sinceración de nuestra economía. Tarea en la cual, por cierto queda mucho por hacer.
A dicha sinceración de precios y costos debe seguir el impulso a la productividad, que es la única manera de generar un círculo virtuoso de prosperidad para un país. Es también un momento propicio para recordar aquella vieja frase de nuestros abuelos: “A Dios rogando y con el mazo dando”. Es decir, tenemos que responsabilizarnos por nuestro destino, por nuestro sustento y por nuestro futuro. Nacer en una tierra de gracia no nos autoriza a desentendernos de nuestras responsabilidades. Dios trató con sobreabundante generosidad a Venezuela, pero a Él deberemos rendirle cuentas de la administración que hicimos de sus bendiciones. Esperemos poder entregar un balance positivo.

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