martes, 24 de marzo de 2015

Destruyeron la cosecha

Cuando los que están en el gobierno llegaron al poder, lo hicieron sobre la promesa hecha al pueblo venezolano de erradicar la pobreza, la corrupción, la exclusión y el sectarismo. Prometieron justicia social, reconciliación y prosperidad. Contaron con la bonanza petrolera más importante de nuestra historia. Más de 800.000 millones de dólares ingresaron a nuestro país, con los que pudieron materializar todas esas promesas y más. ¿Lo insólito? Esos recursos no fueron invertidos en obras de infraestructura social, que generaran empleo de calidad y  permitieran a los venezolanos salir de la pobreza.
La realidad habla por sí sola. Los desbarajustes que vemos en nuestro país en las áreas de seguridad, justicia, salud, educación y economía, resultado de la improvisación e ineficacia, dan cuenta de que este gobierno fracasó. Eso nos lo decía en estos días Alicia, una vecina de la comunidad Jardines de Betania en nuestros Valles del Tuy, que nuestra Venezuela nunca antes había tenido un gobierno tan irresponsable, incapaz y desconectado de la realidad como el de Nicolás; quien en vez de hablar de los verdaderos problemas del pueblo, ahora le dio por retomar su retórico, paranoico y absurdo discurso de guerras ficticias, invasiones imperialistas y ataques fantasmas, que solo existen en su imaginación.
Y es cierto lo dicho por esta tuyera. Hace más de tres años, no había ni la inflación ni la escasez que hoy padecemos los venezolanos. Tampoco había tanta pobreza como ahora. Recordemos que la pobreza en nuestra Venezuela, para finales del año 2000, era de 46,3%, pero esta se logró disminuir a 21,2%, producto de la bonanza petrolera. Sin embargo, acabaron con la cosecha estos últimos años. Hay en nuestro país un proceso de retroceso en la lucha contra la pobreza. Se desmantelaron los avances sociales que se lograron durante la bonanza petrolera.
Cifras oficiales revelaron que en 2013 la pobreza se incrementó hasta 27%. Eso significa que 416.326 hogares se incorporaron a la gran población de personas que viven en condiciones de exclusión. Venezuela cerró 2013 con 9.200.000 pobres. Realidad que llevó al gobierno a ocultar estas cifras. Sin embargo, algunas proyecciones dan cuenta que nuestro país cerrará 2015 con una cantidad de personas pobres similar a la que tenía cuando el presidente Chávez llegó al poder.
Allí es cuando un gobierno serio y responsable debería dedicarse a resolver las prioridades. Pero no. Mientras Nicolás y su gobierno juegan a la guerra imperial, los venezolanos sufren, a diario, los resultados de las maniobras improvisadas de este gobierno para intentar ocultar la crisis. Ahora salieron con el disparate de recoger firmas para enviarle una carta a Obama rechazando la sanción contra un grupete de enchufados.
Por más que este gobierno utilice toda su plataforma propagandística para que los venezolanos perdamos el foco, están pelaos, porque así como en Barlovento y en Valles del Tuy, nuestro pueblo no habla de imperialismo ni de guerra económica, en el Sur del Lago de Maracaibo, en Barquisimeto y en el norte de Anzoátegui, por nombrar algunas zonas, tampoco se habla de estos temas. En esas comunidades se habla de escasez de alimentos y medicinas, de crisis hospitalaria, de inseguridad y de la violencia que los azota, de las kilométricas colas para comprar 2 kilos de harina y un litro de aceite. Se habla de que la plata no alcanza y de que hoy los venezolanos no tenemos calidad de vida.
No pisemos el peine de los conflictos imaginarios y dediquémonos a construir la fuerza social más grande en la historia de nuestra Venezuela. 80% de los venezolanos valora negativamente al gobierno; hay que ir por el restante 20% y dejar aislada a esa cúpula corrupta e incapaz que gobierna. Ellos insistirán en la diatriba política, mientras la crisis se acentúa y seguirá acentuándose porque las consecuencias de la recesión apenas las estamos viendo. No es que estamos saliendo de la crisis. Apenas está empezando.
Es allí cuando insistimos en la importancia de las elecciones parlamentarias. Estos comicios son una ventana para impulsar los cambios que nuestro país reclama. Por eso hoy, más que nunca, debemos unirnos para impulsar el cambio. Ese cambio que se construye de abajo hacia arriba, para que perdure en el tiempo y no sea efímero. Ya lo hemos dicho y seguiremos diciéndolo, no creemos en aventuras, ni en caminos exprés que nos llevan a “cambios” que duran 48 horas. Estamos obligados a construir una mayoría con todos los venezolanos, vengan de donde vengan. La unión es para que cualquier venezolano se sienta identificado.
Miranda es ejemplo de unión y de ese país de oportunidades y progreso que sí es posible. Esta semana lo demostramos en nuestro estado, al entregarle a la comunidad de Valles del Tuy la escuela Nelson Mandela, la más grande de esa región. Ya son 47 nuevas escuelas construidas en nuestra gestión. Nosotros creemos y apostamos a la educación porque como bien lo dijo Mandela, la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. Y es así, la educación es un escudo contra la pobreza y un pasaporte hacia el futuro. Invertir en educación es invertir en el futuro.
Mientras nosotros hablamos de progreso y futuro, ellos hablan de guerras. A ellos les gusta pelear y perder el tiempo, a nosotros resolver los problemas. En nuestra Venezuela debemos unirnos todos, porque la situación del país es muy difícil. Si vivimos en peleas políticas, las soluciones se alejarán. No perdamos el tiempo en discusiones estériles. 

¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2015/03/22/destruyeron-la-cosecha/

lunes, 23 de marzo de 2015

¿Inflación sin solución?

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

Entre los titulares de prensa de los últimos días, nos encontramos con que, según el informe mensual de precios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, la inflación alimentaria de Venezuela fue de 7,5% en enero pasado.
Si anualizáramos este índice inflacionario, llegaríamos al 90%, en caso de mantenerse igual en promedio durante los 11 meses posteriores. Y estamos hablando solamente del sector alimentos, el medular para la supervivencia de la gente.
Según el mismo organismo, la inflación de alimentos alcanzó en América Latina y el Caribe un 1,2%. Y detalla que en Bolivia fue un 1,9%, en Brasil y Colombia un 1,5%, en México 1,4%. Esta muestra detalla cómo Venezuela sigue mostrando sostenidamente un índice inflacionario muy superior al resto de la región.
En principio, debemos considerar que la inflación es el aumento generalizado de los precios de los bienes transados en una economía. Es una de las variables económicas más importantes, ya que manteniéndola bajo control se garantiza el ingreso real a la población y la competitividad de los productos en el mercado nacional e internacional.
Hablando en términos más especializados, se considera un nivel de inflación bajo entre el 0 y el 10%, moderado de 11 a 30%, alto de 31 a 100% e hiperinflación más del 100%. Según cifras del Banco Central de Venezuela, la inflación de alimentos en 2014 alcanzó el 102,2%, con lo cual ya pisamos el peligroso terreno de la hiperinflación.
Las estadísticas del organismo emisor dejan ver que el grupo de alimentos se situó en más de 33 puntos porcentuales por encima del promedio nacional de la inflación, hecho que podría confirmar la hipótesis de especialistas en cuanto a que Venezuela cierre el 2015  con una inflación general por encima de 100%, dejando muy atrás la de 2014, que fue de 68,5%, la más alta en 14 años. Tomemos en cuenta que, en la región, todos los países, -a excepción de Argentina con 24,2%- tienen una tasa por debajo de 10%
¿Qué nos sucede? ¿Por qué no se puede abatir este fenómeno que engulle el salario de los trabajadores? ¿Por qué nuestro desempeño es tan distinto al de los países que nos rodean?
Una de las prioridades urgentes del actual gobierno nacional debe ser el equilibrio fiscal, lo cual significa que hay que ajustarse para no gastar más que lo que se percibe. También debe revisarse la política para gasto y endeudamiento público, ya que al no respetar el principio previamente mencionado, termina por atentar contra la estabilidad económica del país.
Por otro lado, los controles de precios –reiteradamente cuestionados por economistas- no contribuyen a resolver el problema de la inflación, y muy por el contrario, la disparan. Los controles de precio a nivel mundial no son utilizados para controlar la inflación, y ello se puede ver en que ninguno de los países con menores índices de inflación tiene control de precios alguno. Definitivamente la solución no va por allí, aunque de entrada pueda parecer la mejor idea. Pero recordemos aquel refrán: “El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”.
También la excesiva complicación del control cambiario hace lo suyo. Ya son habituales las quejas de los empresarios que no reciben a tiempo las liquidaciones de dólares a tasa oficial para adquirir productos de primera necesidad, lo cual lleva a que no estén presentes en los estantes, a que tengan que ser importados a tasas superiores a la oficial, o a que aumenten los precios de las unidades existentes, por simple ley de oferta y demanda. Si se consiguen pocas unidades de un producto que es buscado por muchos, esas unidades subirán su precio. La economía es una ciencia exacta y no cambia por órdenes.
Por tanto, otra de las soluciones es producir. Producir mucho y en cantidad. Por el sector privado y el público. Cada uno por su lado y ambos en alianza. Escuchar a quienes han dedicado su vida a producir, porque saben cómo hacerlo.
Y propiciar que los particulares creen empleo, para que no quede al Estado la responsabilidad de tener a todos los venezolanos en una nómina exhausta que se carga al gasto público que hay que disminuir para que la economía nacional pueda marchar hacia los ajustes que permitan su estabilización.
Para finalizar, vale la pena recordar aquella cita bíblica que dice: “"Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá permanecer”. La reconciliación y unificación de los venezolanos en torno a un proyecto de país común, es factor clave para sanear la economía, reducir la inflación y logran nuestros objetivos como país. Tenemos los recursos y la gente, esa es la buena noticia. Con una administración adecuada de estos activos, podemos convertir en poco tiempo a la inflación en un fantasma indeseable que nadie querrá recordar.

lunes, 16 de marzo de 2015

"Cuando la gasolina nos alcance"

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

La campaña que en medios de comunicación mantiene el gobierno nacional con el fin de introducir en la opinión pública el asunto del aumento de la gasolina, nos indica que el mencionado ajuste es inminente.
Las cuentas de la República no cuadran, y no cuadran por una enorme cantidad de factores. Sin embargo, uno de ellos es el hecho de que el combustible que producimos los venezolanos se produce a pérdida. Y esto sucede porque nos hemos regodeado en una serie de suposiciones y tabúes que, de seguir manteniéndose seguirán horadando nuestra viabilidad como país.
Uno de ellos es, sin duda, el pensar que somos un país rico por azar, o porque nos corresponde y ya. Ciertamente la providencia dotó con una generosidad sin límites nuestra tierra, con recursos naturales de sobra… Lo cual no nos autoriza al derroche.
Desde siempre se nos ha enseñado que la gasolina es un recurso natural no renovable; sin embargo el modo como hacemos uso de la misma parece dejar claro que seguimos sin entender ese concepto.
Naciones como Noruega, poderosa productora y exportadora de petróleo, hacen que sus ciudadanos paguen la gasolina al precio del mercado internacional. Y no es que estemos proponiendo un cambio tan drástico en la economía del venezolano; pero es bueno que tengamos referencias sobre otras realidades; porque entre nuestros problemas figura el hecho de descartar otras referencias alternativas a nuestra situación.
Un gran tabú que pesa sobre el tema gasolina es el penoso recuerdo del Caracazo, originado por un aumento del combustible mal manejado tanto en lo político como en lo comunicacional. A 26 años de aquellos episodios luctuosos, la lección parece aprendida. Hay que afrontar nuevamente una realidad similar –lo cual indica que muchos correctivos aún no se han tomado un cuarto de siglo después- pero aquella lección debería estar aprendida, y con ello se impone el manejo atinado de la circunstancia, para provocar el menor contratiempo posible en la sociedad.
Son las mismas piezas comunicacionales del gobierno las que revisan los valores e otros fluidos como una taza de café o una botella de agua mineral. Y tienen razón: el precio de la gasolina en Venezuela es absurdamente bajo e insostenible.
No estamos como para celebrar el aumento de ningún bien de consumo; pero hay que asumir que el de la gasolina es inevitable. Y más allá de ello, es el comienzo del saneamiento y la sinceración de nuestra economía. Tarea en la cual, por cierto queda mucho por hacer.
A dicha sinceración de precios y costos debe seguir el impulso a la productividad, que es la única manera de generar un círculo virtuoso de prosperidad para un país. Es también un momento propicio para recordar aquella vieja frase de nuestros abuelos: “A Dios rogando y con el mazo dando”. Es decir, tenemos que responsabilizarnos por nuestro destino, por nuestro sustento y por nuestro futuro. Nacer en una tierra de gracia no nos autoriza a desentendernos de nuestras responsabilidades. Dios trató con sobreabundante generosidad a Venezuela, pero a Él deberemos rendirle cuentas de la administración que hicimos de sus bendiciones. Esperemos poder entregar un balance positivo.

"Ataque contra el bolsillo del pueblo"

Una Ley Habilitante no faculta para gobernar a quienes no saben hacerlo. Comentario tajante y contundente de Mirla, una trabajadora de la economía informal, con quien he tenido el privilegio de conversar en reiteradas oportunidades. Ella vive en la comunidad de El Vigía en Los Teques, donde estuvimos esta semana realizando un recorrido casa por casa, entregando obras comunitarias, y una Asamblea Popular para buscar, junto a nuestro pueblo, no solo las mejores soluciones a sus problemas, sino también para unir a todos los vecinos de esa comunidad.
Debo confesar que si hay algo que disfruto y que considero una bendición, es tener la posibilidad de escuchar e intercambiar ideas con los vecinos de nuestras comunidades, muchas de ellas populares y llenas de necesidades. Y es que recorrer esta hermosa nación, hija de Bolívar, es encontrarse con venezolanos cansados de la diatriba política, que lo que precisan, piden y merecen son soluciones a sus problemas.
Hemos visto cómo esos mismos venezolanos, que en algún momento tuvieron algún tipo de expectativa con este gobierno, ya hoy no la tienen. Por eso lo que claman, gritan y exigen es cambio. Y esas personas, que se unen para impulsar un cambio pacífico, electoral, constitucional y democrático, no son los fantasmas que se inventa Nicolás en sus sueños, son venezolanos que hoy saben que aquí el único ataque que existe es el que da, todos los días, Nicolás y su gobierno a sus bolsillos.
Son venezolanos que saben que el único imperio que existe es el del hampa, que sí es una amenaza real y nada más el año pasado cobró la vida de 25.000 personas. Y es cierto, la única guerra que hay en nuestro país es la que este gobierno libra, periódicamente, contra la calidad de vida de nuestras madres, de nuestros jóvenes, de nuestros abuelos, de nuestros agricultores, de nuestros profesionales y de 30 millones de venezolanos.
Hoy queremos recordarle a nuestro pueblo, que no es la primera vez que el gobierno solicita a la Asamblea Nacional una Ley Habilitante. Hubo Habilitante para supuestamente reconstruir las áreas afectadas por las lluvias en 2010, y 5 años después, aún hay venezolanos en refugios. Hubo Habilitante en 2013 para combatir, y que, la corrupción, resulta que lo que hicieron fue reforzarla. Ahora, nuevamente, solicitan una Habilitante para defender al país de un imaginario ataque imperial. ¡Puro cuento! Excusas para continuar con la novela con la que intentan tapar la profunda crisis económica, política y social que vive nuestra Venezuela.
La crisis nada tiene que ver con imperios, ni con guerras económicas, ni con golpes secos o mojados, como bien lo dijo Mirla, quien nos aseguró conocer muy bien los nombres de los responsables de la crisis y de que ella, al igual que todos los venezolanos, estemos pasando más trabajo que nunca. Aseguraba que Nicolás, con esta nueva novela, lo que busca es evitar, a toda costa, que ella y todos los venezolanos hablemos de la escasez de alimentos y medicinas, producto de la destrucción de la producción nacional.
Nada más cierto. Quieren desviar la atención sobre la crisis humanitaria, que ellos mismos generaron con sus políticas fracasadas, en el área de salud. Creen que maquillando cifras, nuestro pueblo no sentirá en la calle, el alto costo de la vida y la inflación más alta del planeta. Lejos de buscar las soluciones para superar la crisis, este gobierno se sigue equivocando y continúa accionando para profundizar la crisis.
Esta nueva Ley Habilitante no dotará los hospitales. No abrirá el 44% de los quirófanos que hoy están cerrados. No sembrará los millones de hectáreas de tierras que hoy están improductivas. No les dará justicia a las madres que perdieron a sus hijos producto de la violencia. No hará que aparezcan las medicinas, ni los alimentos, ni los productos de limpieza y aseo personal. Tampoco incrementará la producción, ni incentivará la inversión, ni abatirá la inflación. No reactivará el aparato productivo y, menos que menos, generará empleo.
Con esta nueva Habilitante lo que harán es profundizar los ataques contra el esfuerzo privado, dará más poder al poder y más persecución política y represión contra los adversarios. Por eso Mirla tiene razón: esta crisis, que nos afecta a todos y que el gobierno trata de ocultar con una Habilitante, debe ser una gran oportunidad para el encuentro y la unión de todos los venezolanos, para impulsar el cambio de este modelo por uno que brinde confianza y seguridad jurídica. Ese es el modelo progresista en el que nosotros creemos y no descansaremos ni un solo minuto hasta construir esa Venezuela de futuro, paz y progreso que nos merecemos y con la que tanto soñamos.
Hoy más que nunca los venezolanos tenemos que unirnos contra la cúpula corrupta que gobierna nuestro país y que quiere, a toda costa, continuar disfrutando de los privilegios que tiene. A nuestra Venezuela la defenderemos todos los venezolanos, especialmente de este gobierno corrupto que le ha robado a nuestro pueblo millones y millones de recursos que debieron ser invertidos en obras de infraestructura social, que mejoraran la calidad de vida de nuestro pueblo y generaran empleo. Vamos Venezuela, sobran razones para unirnos. 
¡Que Dios bendiga a nuestro pueblo!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2015/03/15/ataque-contra-el-bolsillo-del-pueblo/

martes, 10 de marzo de 2015

“Simadi”

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

En el marco de los tan esperados y postergados anuncios económicos del gobierno nacional, sin duda uno de los que más llama la atención –quizá el estelar- fue el llamado Sistema Marginal de Divisas, o Simadi, el cual abrió una rendija al cuello de embudo en el cual se ha convertido la economía venezolana.

El sistema mencionado introduce nuevamente en la escena nacional la operación de las casa de cambio, proscritas tiempo atrás, y una nueva ventana para la compra de divisas.

Sin embargo, cuando ya tenemos varias semanas con el nuevo sistema, el dólar paralelo sigue escalando precio. ¿Por qué?

De entrada, siempre nos hemos declarado partidarios de ver el vaso medio lleno, y eso es lo que pensamos respecto al Simadi. Es una propuesta que se acerca a lo que era antes –y a lo que debería ser- el libre comercio de divisas, que contribuiría a bajar la presión sobre el mercado negro.

Pero esto no termina de suceder. Y se aprecian varios factores. De entrada, las casas de cambio no tienen divisas para ofertar. Recordemos que el grueso de estas está en manos del gobierno, quien la recibe vía Petróleos de Venezuela por las ventas de nuestro principal –hoy prácticamente único- recurso natural comercializable.

Este hecho deja la pelota del lado del gobierno. Si se quiere que Simadi funcione, debe tener dólares para ofertar. Y el gobierno los tiene. El sistema ya existe y lo que se debe hacer es enfocar esfuerzos en que funcione.

Por otro lado, se espera que tanto particulares como empresa privada oferten a través de este nuevo canal, con la obvia y justa comisión para quienes sirvan de intermediarios legales. Este es otro objetivo que no se ha logrado, y ello se puede deber a una reglamentación imprecisa y engorrosa que habría que afinar en el sentido de poner menos trabas, otorgar mayores libertades y ser más precisos al respecto.

Sin duda, otro de los contratiempos es el hecho de que nuevamente se ha creado una brecha en los últimos días entre el mercado Simadi y el paralelo, la cual podría hacer al segundo más atractivo para los oferentes. Ya el gobierno ha asumido que existe ese mercado, denominado “el innombrable” hasta hace poco tiempo. Pues lo mejor que se puede hacer es nombrarlo, asumir que existe y solamente así se le podrá hacer frente para que su cotización no se siga elevando.

Por otro lado, el hecho de colocar excesivos requisitos a los compradores, así como limitar a cantidades muy pequeñas las transacciones, también le quita atractivo al Simadi. Si en la delicada situación de la economía nacional en la actualidad, quienes hoy gobiernan alegan que deben mantener el control de cambio, este ya se mantiene con el sistema de cuatro tasas que actualmente existen. El único modo de no asfixiar la economía nacional es ventilar este sistema, ya que no discutimos que al día de hoy sea necesario; pero en tanto y en cuanto se disminuyan las trabas y se agilicen los trámites, la situación será más fluida.

El Simadi nos parece un paso adelante; pero un solo palo no hace montaña. Debe, para ser efectivo, tener un telón de fondo de confianza, de conciliación, de encuentro con la empresa privada –de quienes se espera que oferten sus divisas en el nuevo mercado- y comparativamente debe incentivar la participación en el mismo cuando se le compara con el mercado paralelo. Es un paso certero y en firme; pero si no se contextualiza adecuadamente, será otra solución que no solucione.

lunes, 9 de marzo de 2015

"Golpe al bolsillo"

Por mucho que este gobierno se esfuerce en distorsionar la realidad, cada vez hay más venezolanos, como Juan, que saben que en nuestro país no hay ninguna guerra económica, así como tampoco existe ningún ataque golpista o golpe fantasma; lo que hay es un gobierno irresponsable y corrupto, que insiste, con su modelo económico fracasado, en deteriorar la calidad de vida de nuestro pueblo.

Juan es un agricultor, a quien tuvimos el privilegio de escuchar en una asamblea que hicimos esta semana en Mamporal, en nuestro municipio Buroz de Barlovento. Él nos confesó que hasta hace algunos meses militaba en el partido de gobierno, pero se decepcionó al ver que mientras él pasa trabajo para llevar el sustento a su casa, hay un grupito de enchufados amasando grandes fortunas, bajo la sombra de los que gobiernan.

Decía que muchas veces tiene que pedir prestado, porque el dinero no le alcanza. “Cómo va alcanzar una quincena si tengo gastos diarios de transporte y comida, y también gastos semanales, de medicinas para el menor de mis cuatro hijos, que es asmático”, repetía una y otra vez. El costo de la vida de los venezolanos aumentó 74,8% en el último año. Incluso con el aumento reciente del salario mínimo, se necesitan 3,5 salarios nada más para poder cubrir los gastos básicos de alimentación y 6.5 para cubrir la canasta básica. ¿Qué bolsillo aguanta tanto? Solamente el de los enchufados.

Este barloventeño se lamentaba de que este gobierno haya lanzado por la borda, la posibilidad histórica de convertir a nuestra Venezuela en un país desarrollado y próspero, con la torrencial lluvia de dólares que ingresó producto de una bonanza petrolera sin precedente.

Dólares que fueron a parar a los bolsillos de unos pocos, en vez de ser invertidos en obras de infraestructura social, que generaran empleos de calidad, y en incentivar la producción nacional. No olvidemos que sigue sin haber un solo responsable por los más de 25.000 millones de dólares que se robaron de Cadivi, a través de empresas de maletín. Este gobierno también se gastó los dólares en asesores para intentar consolidar, a costa de las necesidades del pueblo, un proyecto político fracasado.
Ahora pretenden que los venezolanos paguemos los platos rotos. Ya vimos cómo volvieron a devaluar nuestra moneda. Hablamos de la devaluación más grande de la historia de nuestro país, al pasar de 12 a más de 170 bolívares por dólar, con la inflación más alta del mundo. Con esta nueva devaluación los venezolanos pasaron a ganar un poco más de un dólar diario. Paradójico, cuando tenemos un gobierno que siempre se ha jactado en decir que somos el país de Latinoamérica con el salario mínimo más alto.

Eso sin mencionar que esta semana el dólar paralelo, el mismo que algunos voceros de este gobierno mentiroso prometieron pulverizar, al momento de escribir estas líneas pasó la barrera de los 280 bolívares. ¿Dónde estará el enchufado que nos dijo que el Sistema Marginal de Divisas (Simadi) destruiría al paralelo, que prometió que ese mercado dejaría de existir? No olvidemos que cuando arrancó el Simadi, la diferencia entre su tasa de cambio y la del paralelo era 12%. Hoy esa diferencia es de casi 50%. ¿Así es que se gobierna Nicolás? Mientras este gobierno ensaya con la economía, el bolsillo de nuestro pueblo sufre.

A esto hay que agregarle el aumento y anuncio de nuevos impuestos, el incremento de la tarifa eléctrica y otros servicios públicos, el aumento de 40% en el pasaje de rutas interurbanas y suburbanas, a ser cobradas en todo el territorio nacional, además de las pretensiones de subir el precio de la gasolina. Es una burla a la inteligencia de los venezolanos, la campaña mediática del gobierno sobre el aumento del combustible. ¿Por qué mejor no dejan de regalar nuestro petróleo a intereses extranjeros?

Esta medida, al igual que las otras, para nada alivia el ya golpeado bolsillo de los venezolanos, quienes además de batallar contra la inflación, tienen que lidiar con la escasez, que se ha convertido en otro dolor de cabeza a la hora de hacer mercado, porque si logran tener el dinero, entonces muchas veces, no hay los productos.

Y todavía tienen la desfachatez de afirmar que los venezolanos son más felices ahora. ¡Cínicos! Cómo puede hablarse de felicidad en un país, en el que la inflación acumulada de alimentos durante los últimos dos años, con un gobierno que dice ser socialista, es de 252%. Nada más la inflación de enero de 2015 superó los dos dígitos. ¿Cuánto fue la del mes de febrero? ¿Por qué no la publican? En 2014, la inflación de alimentos fue 102.2%, en salud 41.4%, en vestido 43% y transporte 59.7%. 

¿Cómo cerrará este año?

¡Ya nadie les cree! Por eso cada vez hay más pueblo oficialista descontento en todos los rincones de nuestro país, protestando pacíficamente, como dijo Juan que lo hace cada vez que puede, para pedir soluciones a sus problemas. Y de esto es precisamente de lo que no quiere hablar Nicolás, por eso a diario lanza potes de humo. Por eso manda a su combo de enchufados a decir mentiras a través del canal que debería ser de todos los venezolanos, culpando a otros del desastre y el caos que generaron.
A quienes aún tienen algún tipo de expectativa por este gobierno, insistimos en pedirles que abran los ojos. No tienen que esperar que una situación extrema toque sus puertas, para entender que este modelo fracasó, se agotó, no sirve. Nuestra Venezuela necesita un gobierno responsable y serio, no un gobierno que todos los días empuje a nuestra Venezuela hacia atrás.

Por eso seguiremos recorriendo todos los días todos los rincones de nuestra Miranda y nuestra Venezuela, pidiendo a los venezolanos unión para impulsar los cambios que nuestro país reclama. El 85% de los venezolanos queremos un cambio, pero no olvidemos que los cambios no se dan solos, debemos ser protagonistas y que cada uno de nosotros, en su comunidad, sume esfuerzo. Nuestra Venezuela necesita avanzar. Recordemos siempre que sobran razones para unirnos. Tenemos la tierra, el recurso humano y el talento para incentivar la producción nacional y lograr el país con el que tanto hemos soñado y que nos merecemos.

¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!


FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2015/03/08/golpe-al-bolsillo/

martes, 3 de marzo de 2015

"No más odio"

El odio es tan peligroso que se lleva por delante al jardinero que lo siembra. Reflexión que hacemos, porque quienes promueven el rencor deberían tener en cuenta que no son inmunes a recibir los embates del resentimiento y la confrontación que llevan años promoviendo. Y no vengan ahora algunos a dárselas de víctimas o con la fábula de que están siendo amenazados. Ya los venezolanos saben quién es quién, porque conocen cómo los del gobierno actúan con tal de no salir del palacio.
Por mi parte, nuestro pueblo sabe que soy una persona profundamente católica, que no guarda rencor en su corazón. Eso lo aprendí de mi abuela, quien me enseñó que quien odia a otros se odia a sí mismo, porque, al final, forma parte de esa humanidad por la que siente animadversión. Nuestra Venezuela está cansada de tanta división. Por eso todos los días trabajamos por la unión de todos los venezolanos.
Quienes odian terminan autodestruyéndose. Eso hay que tenerlo claro. Por eso, no entendemos cómo quienes tienen la responsabilidad, en nuestra Venezuela, de llamar a la paz, a la unidad, y a la tranquilidad, alimentan la violencia a través de un discurso que descalifica, ofende, y con el que pretenden desviar la atención sobre la escasez de alimentos y medicinas, sobre la inflación, el alto costo de la vida y la crisis hospitalaria. Intentan tapar que el 85,6% de los venezolanos considera la situación del país negativa.
Basta con escuchar, unos segundos, a Nicolás y su combo de enchufados para ver la desconexión que tienen de los problemas que, día a día, sufre nuestro pueblo. De nada han servido, todos los recursos que han invertido y toda la maquinaria propagandística, porque 42,8% de los venezolanos considera que el principal responsable de esos problemas es, precisamente, Nicolás.
Esos mismos personajes han utilizado todos los medios con el único propósito de intentar tapar tanta ineptitud y mantenerse en el poder, pero nuestro pueblo no es tonto. Esas cifras que hoy compartimos con los venezolanos, son de Datanalisis, consultora a la que tanto admira y respeta Nicolás. Ese estudio reveló que 79% de los venezolanos considera que Nicolás no está preparado para enfrentar la crisis económica.
Este gobierno ha demostrado con cada una de sus acciones, una y otra vez, que no le importa la vida de nuestro pueblo. Esta semana vimos los resultados de una resolución del Ministro de la Defensa que, contradiciendo lo que expresa nuestra Constitución, autoriza el uso de armas de fuego, por parte de funcionarios de los cuerpos de seguridad, para controlar las manifestaciones genuinas de los venezolanos, que protestan por el desprecio del gobierno. Venezolanos que reclaman la solución a sus problemas y una Venezuela de progreso para todos por igual.
Es irrelevante si ese muchacho de 14 años protestaba o pasaba por el lugar donde perdió la vida, lo relevante es que ese adolescente fue asesinado por otro joven de 23 años. Un funcionario policial de tan solo 23 años accionó un arma que acabó con las ilusiones de una familia entera. Nuestra juventud ve sus sueños hundirse como resultado de un gobierno que promueve el odio.
El único responsable de este hecho es el gobierno que le dio a otro muchacho un arma sin educarlo, sin prepararlo, sin formarlo y sin advertirle la responsabilidad que significa portar un arma. Además del terrible hecho, están también las infelices e irresponsables declaraciones del propio Nicolás y de voceros de su nefasto gobierno, quienes dijeron que lo ocurrido esta semana en nuestro amado pueblo del Táchira, con Kluiverth Roa, es un hecho aislado.
¿Cuántos hechos aislados van en estos años? Nada más el año pasado, cayeron 25.000 venezolanos producto de la violencia. ¿Esos 25.000 homicidios también fueron hechos aislados? Nicolás y su gobierno tienen “manos de hierro” contra quienes protestan y manos de seda con la delincuencia. Los venezolanos queremos justicia, no venganza.
Los venezolanos estamos cansados de vivir momentos muy difíciles, momentos que nos han quitado el aliento y nos desvelan, que nos han generado frustración, impotencia, angustia, dolor y mucha tristeza. Esos momentos, precisamente, son los que tienen que llenarnos de fuerza para impulsar el cambio, pacífico, constitucional y democrático, para que comencemos a construir la Venezuela de paz, oportunidades y progreso que nos merecemos.
A nuestro amado pueblo de Venezuela, piense como piense, le pedimos que no pise el peine de la violencia, que a diario nos pone este gobierno, por más frustración e indignación que sintamos. Este gobierno ha sembrado mucho odio y nos toca unirnos para desmontarlo. No podemos permitir que nos desvíen del camino que está en la Constitución. Aquí la lucha no es de pueblo contra pueblo, sino del pueblo contra un gobierno que lo único que ha hecho es desmejorar la calidad de vida de 30.000.000 de venezolanos.
A este gobierno le quedó grande esta hermosa patria hija de Bolívar. Si este gobierno no sirve, si no sabe cómo resolver los problemas del país, debe venir otro que sí nos saque del caos donde este nos metió. Eso sí, ese cambio no se logra a través de atajos ni por arte de magia. Tengamos siempre presente que a un gobierno profundamente débil como el de Nicolás, le convienen los atajos.
Les pido, encarecidamente, que desmontemos el libreto macabro creado por quienes están en el poder. No permitamos que nada ni nadie nos desvíen de la meta, que es el cambio para darle solución a la crisis económica, política y social de nuestra Venezuela. Hay muchos problemas en el país que deben resolverse y juntos vamos a resolverlos. Sigamos trabajando para continuar sumando más voluntades a este proyecto de cambio que quiere futuro. 

¡Que Dios bendiga a nuestro amado pueblo de Venezuela!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2015/03/01/no-mas-odio/

lunes, 2 de marzo de 2015

"Primero Justicia"

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

En el tenaz camino de dar a Venezuela un rumbo diferente, muchos venezolanos hemos apostado a organizarnos en agrupaciones que nos permitan alcanzar este objetivo en el marco de la ruta democrática, del camino largo pero seguro. Y en este espíritu, existe Primero Justicia.
El que es hoy uno de los principales partidos políticos del país nació en 1992, como iniciativa de un grupo de jóvenes estudiantes universitarios, para impartir conocimiento sobre la Justicia de Paz, una propuesta para resolver conflictos de manera pacífica y descongestionar simultáneamente el sistema de justicia tradicional.
Nació en un año históricamente marcado por la violencia política, para demostrar que un grupo de venezolanos trabajadores y formados estaban dispuestos a encontrar una vía diferente para los años por venir en nuestra nación.
Con el proceso constituyente de 1999, la asociación reunió firmas para convertirse en un partido político y conseguir un espacio protagónico en los cambios que para aquel momento se gestaban. El camino era sin duda la política. Y había que dar un paso adelante. El jugar a la antipolítica conduce a callejones sin salida, a males mayores y las cosas se cambian desde adentro.
A partir de un comienzo limitado al área metropolitana de Caracas, nos hemos extendido por todo el país. El crecimiento de nuestra militancia requirió la realización de elecciones internas, en el marco de un propósito de construir una agrupación sólida y congruente.
En los más de tres lustros que median hasta hoy, los autodenominados “justicieros” hemos hecho una labor de día a día para construir país. Hemos empezado desde abajo, desde las raíces de las comunidades, identificando y formando a los líderes natos de cada lugar.
Hemos ido escalando posiciones a través de cargos de elección popular y ejerciendo en dichas instancias de poder para crecer, para aglutinar ciudadanos, para demostrar con resultados que sí es posible una Venezuela alternativa y que no es hoy, que es en el futuro, que ya existe; aunque efectivamente nos demanda un esfuerzo titánico para que crezca y se consolide.
Desde gobernaciones, alcaldías, parlamento y cuanta instancia de administración pública nos haya abierto las puertas a través del voto ciudadano, hemos demostrado con hechos cuál es nuestro norte como partido político. Estamos hechos de democracia y somos una alternativa de poder, entendiendo al mismo como un instrumento que construye el puente necesario hacia una mejor calidad de vida.
Perseverar tercamente en objetivos trazados hace tantos años puede parecer difícil, pero no lo es cuando se entiende que es el único camino, cuando se cree en él y se cosechan pequeños pero significativos resultados todos los días. Resultados que a la suma de años y de décadas consolidan la fe en que la perseverancia de un modo de actuar será como la gota que desgasta la roca y terminará por imponerse.
Queremos empoderar a la gente a todos los ciudadanos, que desde su voz y su voto decidan los destinos del país. Que hablen, que participen y hagan sentir su peso. Son caminos que conducen a un único destino: la dignificación de la persona humana, en el marco de la libertad y la justicia social.
Las acusaciones de los últimos días a nuestro coordinador general, Julio Borges, no se parecen a lo que somos. Repetimos que los hechos hablan por la organización y que estamos todos en nuestros puestos de trabajo desde lo que sabemos hacer: la política, entendida como un arte que permite la convivencia para el máximo bienestar de todos. Somos cívicos, civiles y civilistas. Nada ni nadie nos va a sacar de ese camino.