Hay que ser bien cara e´ tabla para decirle a nuestro pueblo que 2015 será el año del despegue económico de nuestra Venezuela. Qué más deseamos los que queremos un país de oportunidades y progreso para todos por igual, que esa premisa fuera viable, pero la verdad es que, mientras en nuestro país no cambiemos este modelo trasnochado y desfasado, la crisis económica, política y social se profundizará el próximo año.
Nuestro país entrará al 2015, no solo con todos los indicadores económicos en estado de alarma, sino que la caída de los precios del petróleo repercutirá dramáticamente sobre el ingreso nacional. Recordemos que el ingreso petrolero es el sueldo de nuestra Venezuela. De cada 100 dólares que entran a nuestra nación, 96 vienen de la renta petrolera. Entonces al descender severamente el crudo, la economía de nuestro país se ve más afectada. Eso es como si a alguien en vez de aumentarle su salario, se lo bajaran.
Un gobierno serio y responsable, estuviera tomando medidas y buscando las alternativas para hacerle frente a la crisis, pero no, estos continúan estirando una cuerda que ya no da para más y repitiendo un discurso que ya nadie mastica. No hay una mentira más grande que atreverse a decir que en esta Navidad, los venezolanos estarán más felices que nunca, cuando a diario sienten cómo su calidad de vida se deteriora.
Nicolás olvida por completo que el responsable de la destrucción de nuestro país es él y su nefasto gobierno, que nos tienen la vida hecha cuadritos a los venezolanos. ¿Sabrá que nuestro pueblo necesita 6.6 salarios mínimos para cubrir la Canasta Básica Familiar, que en el mes de noviembre se ubicó en más de Bs. 28 mil? ¿Estará al tanto que la inflación en nuestro país es la más alta del mundo? Se estima que este año podría cerrar sobre el 80%, mientras que la real, la que vive nuestro pueblo en la calle, estaría por el orden de 150%.
No se puede hablar de unas navidades felices en nuestro país, cuando el índice de escasez general de insumos, que se estima en un máximo histórico de 50%, ya alcanza en varios rubros vitales, como aceite y azúcar, más de 90%. Un indicador, que por cierto hace nueve meses dejó de publicar el Banco Central de Venezuela. Así como lleva ya tres meses que no publica las cifras de Inflación, pero sí organiza parrandones, con aguinaldos y villancicos incluidos. ¡Claro! Debe ser porque quienes están al frente de esa institución, que también la politizaron, se toman a pecho eso de no ser portadores de malas noticias.
Si hablamos de la destrucción de la producción nacional, se estima que el Producto Interno Bruto decrezca 3.75%, debido a múltiples factores como la mayor escasez de divisas para el esfuerzo privado. Es inaceptable que el gobierno haya dilapidado la posibilidad de tomar las medidas necesarias para que nuestra Venezuela se encaminara hacia la recuperación económica. Hoy deberían estar promoviendo un diálogo entre todos los sectores del país, pero sobre todo, deberían entablar un diálogo real, serio y sincero con el sector productivo del país.
No hay forma de que nuestra Venezuela salga de la crisis sino se convoca al esfuerzo privado y, lamentablemente, eso no ocurrirá con este gobierno, porque sencillamente ve al sector productivo como un enemigo. Ya nuestro pueblo tiene bien claro quién es el “Gremlin” o “Grinch” de la Navidad de los venezolanos. El subdesarrollo y atraso es la consigna de este gobierno, que está entrampado.
Venezuela les quedó grande. Están perdidos y lo normal es que quienes están perdidos pidan ayuda, pero son tan soberbios que no lo harán y, lo que es peor, ellos mismos se creen que el petróleo puede llegar a cero y que nuestro país está blindado. Viven en un mundo paralelo. Por qué no dejan de regalar nuestro petróleo a intereses extranjeros, por qué no se atreven a debatir el aumento de la gasolina y la unificación cambiaria. Porque sencillamente, no les interesa.
Nicolás en su laberinto, continúa postergando decisiones ineludibles, que son reclamadas por la realidad económica de la patria de Bolívar. Un gobierno serio tomaría urgentemente medidas que nivelen las cifras macroeconómicas, sin que estas vayan en detrimento de la calidad de vida de nuestro pueblo. Una de esas medidas que puede contribuir a sanear la economía es la unificación cambiaria. Son más negativos que positivos, los efectos que tienen sobre nuestra economía los diferentes sistemas cambiarios actualmente vigentes.
No olvidemos que los diferentes tipos de cambio, se han tornado nefastos para la actividad económica, además que han sido el caldo de cultivo perfecto para que los especuladores y corruptos puedan amasar grandes fortunas, echando mano a los dólares a 6.30, para luego venderlos en el mercado paralelo.
Tales son las distorsiones, que es inminente que el gobierno devalúe otra vez, tanto por razones fiscales, como para intentar restringir las importaciones, que han desestimulado la producción nacional.
Para ajustar los desequilibrios del mercado cambiario es necesario un solo tipo de cambio, que represente el verdadero valor de la moneda. Por ello es necesario un mercado cambiario que permita la libre movilidad de capitales para que nuestro país pueda realmente integrarse económicamente a la región. Para que este proceso conduzca a un tipo de cambio estable es necesario contar con una economía en equilibrio, y para ello ya no es suficiente la unificación de las tasas, mediante una devaluación, sino también sustituir el mecanismo de asignación de divisas, abandonando el actual, donde el gobierno decide quién recibe las divisas y cuántas. Además que ya conocemos los resultados: corrupción y más corrupción, recordemos que se llevaron unos 25 mil millones de dólares, siendo el Estado el único responsable de la entrega.
Nuestra Venezuela necesita un cambio y ese cambio ya es indetenible. Insistimos en que para ello es vital unirnos como un solo pueblo que somos. Este país está encaminado a un cambio pacífico, electoral, constitucional y democrático. Por eso no estamos de acuerdo con los atajos. Por más difícil que sea la situación en nuestro país, no podemos permitir que intenten torcernos el camino.
Nuestra Venezuela tiene la fuerza en su gente, en su pueblo, ese es el mayor activo, junto a los grandes recursos naturales, para poder superar, de una vez por todas, la crisis económica que hoy no le da respiro a nuestro pueblo. Vamos que sí podemos, sobran razones para unirnos. Aprovecho estas líneas para, a pesar de todas las dificultades que vivimos, enviarles un fuerte abrazo y un deseo de Feliz Navidad.
¡Qué Dios bendiga a nuestro pueblo!
FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/12/21/el-laberinto-de-nicolas/