martes, 16 de diciembre de 2014

"Tiempos aún más difíciles"

La verdad es que seguimos muy preocupados por la caída de los precios del petróleo. A quienes nos duele esta patria no podemos ser indiferentes con esta situación, porque el año que viene se vislumbra muy duro, nos vienen tiempos aún más difíciles. El precio del petróleo ha caído alrededor de 40% y esta semana se cotizó por debajo de los 60 dólares.
Aunque desde el inicio del año no se esperaba esta caída, los precios del petróleo siempre han sido volátiles, por lo que un gobierno serio habría tomado previsiones, en lugar de improvisar como ha hecho hasta ahora. El gobierno debió reducir la dependencia del petróleo y ahorrar en las épocas de bonanza para enfrentar las épocas de caída, pero lamentablemente no hizo ninguna de las dos cosas, y nuestro pueblo es el que paga los platos rotos.
Es conveniente que nuestro pueblo sepa que de cada 100 dólares que entran al país,  96 provienen únicamente del ingreso petrolero, es decir, actualmente somos completamente rentistas y, lamentablemente, el desplome de los precios del petróleo tendrá efectos negativos para nuestra debilitada economía. Producto de la destrucción de la producción nacional, cada vez se necesitan más divisas para importaciones. Entre 1999 y 2013, las importaciones se multiplicaron por 3,6. Al menos 50% de los alimentos y 60% de las medicinas son importadas.
Necesitamos importar cada vez más, porque nuestra capacidad de producir en el país es cada día menor. Industrias en manos del Estado, que antes eran referencia internacional, en este momento están en el piso. Sidor por ejemplo, produce a niveles mínimos históricos.  Sólo 2% de los 4 millones de hectáreas de tierras en manos del Estado están productivas.  51% de la capacidad de almacenamiento de cereales y de cientos de plantas manufactureras tienen ineficiencias. Incluso Pdvsa produce menos. La situación actual es tan crítica, porque otros sectores que podrían ser exportadores como hierro, acero, químicos y agricultura están en el suelo,  y no pueden generar divisas para compensar la caída de los precios petroleros.
Lo cierto es que al caer los precios de la cesta petrolera, la cantidad de divisas que entra al país es menor, lo que lamentablemente incide en que se tengan menos dólares para la importación y esto se traduce en más escasez, porque prácticamente todo lo que consumimos en el país es importado. Hasta el llamado pabellón nacional, ya dejó de serlo, porque las caraotas, el arroz y la carne se traen de afuera. Se salvan los plátanos, aunque cada vez la producción de este rubro es más baja, luego que el Gobierno expropiara una cantidad importante de tierras en las que se cultivaba este fruto. Quien aún produce en nuestro país merece ser llamado héroe, porque el gobierno lejos de apoyar a nuestros productores, cada día les pone más trabas.
En un país con prácticamente nada de producción nacional, y ante la caída de los precios de petróleo, el Gobierno se verá en la necesidad de “cuidar” aún más las divisas de las que dispone, mediante la reducción de las importaciones. Es decir,  seguiremos expuestos a las interminables colas para comprar todo. Hay que rechazar que en un país con tantas bondades y tantas tierras fértiles estemos pasando por esto. Hay que rechazar que nuestras madres vivan en una angustia constante, porque no consiguen leche ni pañales para sus hijos.
La crisis que estamos pasando actualmente se debe a que el gobierno no construyó una economía sólida, diversificada e innovadora, y además destruyó la confianza para invertir y producir en el país. Cuando el gobierno tuvo abundancia de recursos los usó de forma irresponsable, es decir, se emplearon para pagar varias veces obras que siguen sin construir, se entregaron dólares a empresas de maletín, se derrocharon recursos en gastos suntuarios como aviones y carros de lujo,  y también se hicieron regalos a otros países tanto en petróleo como en divisas.
Lo que se necesita con urgencia es un proyecto para paliar lo que nos viene. Un conjunto de medidas específicas diseñadas para superar la crisis. Metas concretas, lapsos de tiempo y autoridades responsables. En lo que va de gobierno se han seguido tomado medidas improvisadas, y se han prometido ajustes  que no se han dado. Para recuperar la confianza es necesario reducir la incertidumbre, que nuestro pueblo sepa cuáles son las medidas que se implementarán.
Aunque debemos estar preparados y más unidos que nunca para lo que nos viene, porque muy probablemente el gobierno en su desespero de encontrar oxígeno financiero,  aumentará las tarifas de los servicios públicos y los precios de algunos productos, que hasta ahora han sido intocables, como la gasolina. Estas medidas tendrán efectos inflacionarios y recesivos, desmejorando las condiciones laborales e incluso limitando los puestos de trabajo y el poder de compra de nuestro pueblo.
Todas las consecuencias negativas podrían mitigarse si se redujeran los regalos petroleros a otras naciones, si el país tuviera un elevado nivel de reservas internacionales, si se pudieran incrementar substancialmente las exportaciones no petroleras, y si se contara con un robusto aparato productivo interno que pudiera elevar la producción nacional y reducir la dependencia de las importaciones, además de corregir fallas en el sistema cambiario. No se trata solo de devaluar el tipo de cambio, sino de garantizar que las divisas lleguen realmente a manos de quienes las necesitan para producir en el país. También se debe exigir transparencia y responsabilidad fiscal y monetaria, el Banco Central de Venezuela, no debe seguir imprimiendo dinero inorgánico para financiar los gastos del Estado, a costa del valor de nuestra moneda.
Sin embargo, sabemos que estamos frente a un gobierno que sigue empecinado en defender un modelo económico decadente, que está más que comprobado que no funciona.
Ahora más que nunca, ante el escenario que tenemos en el panorama inmediato, nuestro pueblo debe unirse, porque un pueblo unido avanza. Estamos seguros que más temprano que tarde, nuestro petróleo será utilizado como el motor para impulsar nuestra economía, para reactivar la producción nacional y generar las oportunidades que nuestro pueblo merece. Ahora más que nunca, pensemos con firme convicción que siempre al final del túnel hay una luz que alumbrará a la Venezuela que todos soñamos.

¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/12/14/tiempos-aun-mas-dificiles/

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