lunes, 8 de diciembre de 2014

"Un condimento amargo"

Esta semana arrancó lo que nuestro pueblo llamaba, el mes más bonito del año, y decimos llamaba, porque las políticas erradas de un gobierno, cada día más impopular, hacen que la mayoría de los venezolanos veamos estas fechas bajo la sombra de la incertidumbre, producto de una crisis que nos golpea a todos, especialmente a nuestro pueblo más pobre. Y aunque Nicolás pretenda con un decreto imponer alegría, los motivos para celebrar, lejos del encuentro familiar, cada vez son menos.
La verdad es que la felicidad no se decreta, ni se compra pagando artistas internacionales para un concierto ¿Cómo puede estar feliz una madre que no tiene para darle el Niño Jesús a su hijo? ¿Cómo puede haber felicidad en casa cuando se tiene un enfermo y no se consiguen las medicinas para aliviarlo? ¿Cómo nuestro pueblo puede estar en paz y relajado en estas fechas, cuando permanentemente el gobierno acostumbra anunciar medidas impopulares que profundizan la crisis siempre a final de año?
Y es que todo apunta a que nuevamente el regalo de Navidad o el estreno de Año Nuevo para nuestro pueblo, de parte del grupito de enchufados, será meterle la mano al golpeado bolsillo del venezolano, ya que esta semana supimos que el gobierno estudia ejecutar modificaciones al Sicad 2, así como algunos cambios en el Cencoex.
Firmas reconocidas como Barclays Capital, sostienen que el gobierno aplicará un tipo de cambio dual para el año 2015, con su consiguiente devaluación, es decir, que el gobierno se lanzará una nueva devaluación disfrazada, en la que muy probablemente se eliminarán las ventas de divisas a través de Cencoex a 6.30 bolívares por dólar, tasa que realmente ya no existe. Nada se puede importar a esa tasa, y ahora pretenden transferirlas a la tasa Sicad 1, y devaluar este último a un promedio de 20 bolívares por dólar durante el año 2015, mientras que la tasa de Sicad 2 podría devaluarse a un promedio de 90 bolívares por dólar.
Esta nueva señal es un condimento más que, lejos de endulzar, amarga más el plato de la inflación y la escasez que nuestro pueblo se come a diario. Esas medidas son una señal del desespero de un gobierno que perdió la perspectiva, que vive en un mundo paralelo, disociado de las verdaderas necesidades del pueblo.  De un gobierno que ni siquiera para mentir se pone de acuerdo. De un gobierno que dice que la escasez es culpa de la guerra económica, cuando ya cada vez son más venezolanos, los que han abierto los ojos y saben que la verdadera guerra económica es del gobierno contra el pueblo.
Si, mentiras, una tras otra, como la que nos dijo Nicolás hace un año, cuando anunció que crearía una comisión especial para que investigara el destino de las divisas que se otorgaron a las empresas de maletín, esas mismas que se robaron 25 mil millones de dólares que hoy están haciendo falta para comprar alimentos y medicinas. ¿Qué pasó con esa investigación? Nada, como siempre, puros ofrecimientos en cadena de radio y televisión, pero no se han concretado acciones, porque detrás de esos ilícitos hay enchufados del propio gobierno que no serán desenmascarados. Así siempre actúa el gobierno, no investiga el destino de esos recursos, pero seguramente se lanzará esa nueva devaluación que le meterá la mano al bolsillo del venezolano.

La reflexión que sacamos de todo esto es que es necesario rescatar el valor de la palabra de quienes ejercemos la política en este país. Para nosotros la palabra empeñada vale, cada vez que asumimos un compromiso es para cumplirlo, así trabajamos nosotros en Miranda. Qué lástima que para este grupo de enchufados la palabra no valga nada. Ellos dicen defender el socialismo y al pueblo, pero nos seguimos preguntando a cuál pueblo, porque la señora que pasa horas en una cola para comprar una harina para hacerle la arepa a los muchachos, o la que se queda sin pañales o leche para sus hijos, siguen sin ser defendidas.
Esas acciones son las que cada día hacen más impopular a este gobierno, como lo revela un reciente estudio, que afirma que el 81.1% de los venezolanos piensan que Nicolás fracasó en mantener el abastecimiento de bienes básicos y que 85.7% de nuestro pueblo considera que el país está sumido en una situación de crisis.
Esos son los logros de este gobierno, que anunció con bombos y platillos un aumento de salario mínimo, cuyo monto diario no alcanza ni para comprar una empanada. Así está nuestra Venezuela actualmente, lamentablemente, la realidad es que la cena navideña va a estar ausente en casi el 80% de los hogares de Venezuela, ya que solo las familias que perciban más de tres sueldos mínimos podrán costear los gastos alimentarios de la temporada decembrina.
Y es que hemos visto que todos los precios suben constantemente, ¿cómo no va a ser así, si todo es importado? Un país no puede avanzar cuando depende de las importaciones para obtener los productos básicos. En 11 meses el precio de los productos utilizados para la preparación de recetas en Navidad registró un aumento de 124%. En 2013 la canasta navideña se ubicaba en 6.411,13, y para noviembre de 2014 pasaba de los 14.386 bolívares, en un año la canasta navideña aumentó más del doble. Y ¿cuánto cuesta un pan de jamón? 400 bolívares. No hablemos de la hallaca, que subió 300% en comparación al año pasado en los establecimientos del gobierno.
Este gobierno pone cada vez más cuesta arriba el día a día de los venezolanos, quienes no solo deben cumplir con su trabajo, en el mejor de los casos, o inventarse una para rebuscarse, y así poder costear lo básico, si no que además, ahora deben invertir horas en colas para poder adquirir los productos y alimentos. Todo esto se debe a este modelo fracasado que el gobierno insiste en mantener pero que nos ha llevado a la crisis que hoy en día vivimos. Ningún país de nuestra Latinoamérica ha comprado ese modelo atrasado.
Pero todo esto que estamos viviendo, tiene que darnos más fuerza. Hacer de los problemas la razón perfecta para formar un frente de lucha que nos permita impulsar el cambio que todos los venezolanos queremos. Para construir un país de oportunidades y una Venezuela en la que se apoye la producción nacional para generar empleo. Una Venezuela en la que diciembre si sea y lo veamos como el mes más bonito del año. Ahora más que nunca sobran las razones para unirnos.

 ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2014/12/07/un-condimento-amargo/

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