David Uzcátegui
@DavidUzcategui
El cada vez más caótico panorama
que hoy padecemos los venezolanos, difícilmente puede ser ignorado. Y eso nos
lo confirma el hecho de que importantes funcionarios, así como figuras
emblemáticas del oficialismo, se hayan venido manifestando en las últimas semanas
contra los despropósitos gubernamentales y los atropellos a la ciudadanía.
El caso más reciente, y sin duda
el más importante, ha sido el pronunciamiento del ministro de la Defensa,
Vladimir Padrino López. “No quiero ver un Guardia Nacional más cometiendo una
atrocidad en la calle”, fue la contundente frase que lanzara el alto
funcionario, con la cual reconoció públicamente los excesos cometidos contra
los ciudadanos en las últimas semanas.
Quizá en medio del torbellino que
es la actualidad nacional, la posición de Padrino no haya sido lo
suficientemente sopesada. Es una campanada, un “hasta aquí”, un reconocer que
alguien debe “ponerle un parao” a esto. Y ese “alguien”, son los responsables
del poder, ni más ni menos.
Se empieza a tejer entonces un
hilo que guía el señalamiento de los excesos, lo cual es el comienzo para que
cesen y para que sean castigados.
Desde hace años, quienes no
estamos de acuerdo con lo que sucede en nuestra tierra, nos hemos tropezado
reiteradamente contra un infranqueable muro que blinda al gobierno contra los
señalamientos y quejas que le dirigimos.
Y reiteramos nuestro derecho a
ser escuchados. En una democracia, los gobernantes son empleados de la gente, y
existe el derecho a exigirles cuentas y a señalarles sus errores. Esto es lo
normal, y el hecho de que este hábito tan saludable nos haya sido confiscado
por tantos años, no quiere decir que se haya erradicado. Muy por el contrario,
parece regresar, y por la calle del medio, a punta del esfuerzo ciudadano por hacer
se escuchar ante estos oídos sordos.
¿Cambiará la actuación de las
fuerzas del orden público de aquí en adelante, tras el pronunciamiento de
Padrino López? ¿Podremos todos salir a expresar nuestra opinión en las calles
de Venezuela?
La duda existe, y no sin motivos.
Lo que hemos visto por tanto tiempo, nos induce lo que especialistas han
bautizado como “la desesperanza aprendida”. Sin embargo, gestos como el que
analizamos, deben reafirmarnos que la denuncia ciudadana reiterada, termina por
demoler los muros de silencio que el poder construye a su alrededor.
Debemos seguir adelante con
nuestras convicciones, porque, los hechos de los últimos días nos han
demostrado que, a cuentagotas, se suma. Al momento de escribir estas líneas, el
ministro de la Defensa es la última de una suma de personalidades que han
convalidado, desde un punto de vista o desde otro, lo que la gran mayoría de
los venezolanos viene denunciando desde hace ya un buen rato.
Las realidades son innegables en
este mundo globalizado. Celulares en mano, los venezolanos se han dado a la
tarea de registrar y difundir las actuaciones inapropiadas de unos cuantos
uniformados.
El punto delicado, el punto de
quiebre, tiene que ver aquí con el hecho de decidir si se trata de hechos
aislados, de actuaciones individuales; o si es una política generalizada. Es
allí donde los pronunciamientos como el de Padrino son claves, porque llegará
el momento de sacar esas cuentas.
Y los venezolanos comprometidos a
salvaguardar la ciudadanía que no cumplan con su deber, tendrán que responder.
Su responsabilidad será individual y no podrán alegar que “cumplían órdenes”.
Ahora menos aún, con la contundente declaración del alto funcionario.
"El que se aparte de la
línea de Estado, de la preeminencia del respeto de los derechos humanos y que
se comporte no como un profesional, entonces tiene que asumir su
responsabilidad", fueron sus palabras. Una declaración que quedará para la
historia y que servirá para confrontar en algún momento, el accionar de estos
cuerpos con la posición pública de su máximo líder.
Quienes se sientan tentados a
violentar esta línea, deberían pensarlo mucho mejor de aquí en adelante. Ahora
lucen mucho más desamparados de cara a la posibilidad de poder defender
cualquier exceso futuro.
Como se suele decir, los árboles
no dejan ver el bosque. Y es que, a punta de sacrificio y tenacidad, a un costo
extremadamente alto, la ciudadanía venezolana está empujando a las
instituciones a cumplir su rol.
Veamos el vaso medio lleno y
reconozcamos la dimensión enorme del esfuerzo que hemos hecho en estas semanas,
que ha conseguido voltear a la opinión pública internacional a nuestro favor,
que ha logrado que prominentes figuras del chavismo señalen los desaciertos en
materias como la descabellada Asamblea Nacional Constituyente oficialista y que
figuras como la Fiscal General y el ministro de la Defensa suenen campanazos de
advertencia. Aunque no nos demos cuenta, lo estamos logrando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario