viernes, 2 de junio de 2017

“Constituyente y CNE”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui

Para quienes siguen con atención los vertiginosos acontecimientos de Venezuela, debe generar curiosidad la rápida respuesta del Consejo Nacional Electoral ante la propuesta del poder Ejecutivo de convocar una muy sui generis Asamblea Nacional Constituyente.

Y la respuesta, como era de esperarse, fue positiva. El organismo electoral ha puesto el foco en materializar en tiempo récord la solicitud en cuestión.

Llama poderosamente la atención, insistimos, porque aún está fresca en la memoria del venezolano –y de la opinión pública internacional- el hecho de cómo se convirtió en sal y agua la solicitud de un referendo revocatorio al presidente de la República; así como el reiterado retraso en las elecciones regionales.

Si comparamos, por ejemplo, la actual propuesta de ANC con el referendo revocatorio que nos fue confiscado a los ciudadanos por el poder Electoral, el revocatorio en cuestión tenía unos cuantos puntos a favor.

Primeramente, fue convocado por el pueblo. La gente salió a firmar masivamente y muy por encima de la extremada lentitud en el proceso, de la escasez de puntos de recolección de firmas, de máquinas captahuellas y de la cantidad de alcabalas y obstáculos que se pusieron en las vías para llegar a la cita.

Sin embargo, el legítimo evento comicial se desapareció entre galimatías, dejando cargada a la gente de frustración e indignación. Cargas que por cierto, sumaron al cúmulo de injusticias de las cuales es objeto la población venezolana y que hoy mantienen en protesta continua a un enorme número de ciudadanos.

En su momento, el CNE aseguró que acataba las medidas ordenadas por los tribunales y que había girado instrucciones de posponer el proceso de recolección de firmas hasta nueva instrucción judicial, según se podía leer en un comunicado publicado en su página de internet.

La autoridad electoral suspendió así el proceso para la recolección de las firmas del 20% de los electores del país, que era el siguiente requisito para celebrar el revocatorio y que estaba previsto para la semana siguiente a esta declaración.

Todo esto se hizo alegando que un tribunal penal del estado Aragua, anuló el proceso de recolección de firmas que ya se había realizado, superando ampliamente la meta fijada.

Por su parte, la ANC oficialista se está saltando el muy importante paso de someter a aprobación del pueblo, mediante referendo, las bases que regirán este proceso, que si bien puede ser propuesto por el primer mandatario, debe ser refrendado por la gente, tanto en la activación del mismo como en la aprobación del texto que resulte.

El mismo Luis Emilio Rondón, rector principal del CNE, rechazó que se comiencen las postulaciones de los candidatos a la Asamblea Nacional Constituyente sin normas que regulen dicho proceso.

Llama pues la atención que, ante un proceso apegado estrictamente a la letra constitucional, como lo fue la más reciente solicitud del referendo revocatorio presidencial, el ente electoral haya caído en la inercia y la inoperancia, al punto de convertir dicha exigencia popular en una idea inoperante; mientras ante una propuesta que cojea de varias patas, actúe con celeridad ejemplar.

Cojea por ejemplo, de llevar un apellido. La “Constituyente Comunal” no existe en el texto constitucional y, en el marco de todo lo que está sucediendo en la nación en estos momentos, cualquier sospecha de sesgo, por mínima que sea, es extremadamente delicada.

En paralelo, esto significa un nuevo escalón en la confrontación entre los poderes Legislativo y Ejecutivo, donde el último ha intentado desconocer a toda costa al primero, desde que la correlación de fuerzas cambió dramáticamente en el parlamento, a raíz de las elecciones del 6 de diciembre de 2015, cuando, contra todos los obstáculos, las fuerzas alternativas democráticas se lograron adueñar de una inocultable mayoría, por mandato de la gente.

Todo el proceso de esta curiosa Constituyente que ha sido expuesto a la opinión pública, está salpicado de lo que se ha dado en llamar “caramelitos de cianuro”. Mucho efectismo y muchos conejos que salen del sombrero, cartas que se oculta bajo la manga; pero se aleja peligrosamente no solo del texto constitucional; sino también de lo que fue la Constituyente de 1999, la más reciente de nuestra historia.

Llama la atención que muchos de los constituyentistas de entonces hayan expresado su rechazo a la propuesta actual. Y eso incluye a emblemáticas figuras del chavismo quienes, justamente, destacan las diferencias entre aquel proceso y este que se pretende implementar hoy; amén de las diferencias insalvables entre lo que propone para estos casos la Constitución que ellos mismos firmaron y lo que hoy sucede.

¿Sigue el CNE el mandato del pueblo? No lo creemos. Aún hay tiempo de rectificar.

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