David Uzcátegui
@DavidUzcategui
Y la respuesta, como era de
esperarse, fue positiva. El organismo electoral ha puesto el foco en
materializar en tiempo récord la solicitud en cuestión.
Llama poderosamente la atención,
insistimos, porque aún está fresca en la memoria del venezolano –y de la
opinión pública internacional- el hecho de cómo se convirtió en sal y agua la
solicitud de un referendo revocatorio al presidente de la República; así como
el reiterado retraso en las elecciones regionales.
Si comparamos, por ejemplo, la
actual propuesta de ANC con el referendo revocatorio que nos fue confiscado a
los ciudadanos por el poder Electoral, el revocatorio en cuestión tenía unos
cuantos puntos a favor.
Primeramente, fue convocado por
el pueblo. La gente salió a firmar masivamente y muy por encima de la extremada
lentitud en el proceso, de la escasez de puntos de recolección de firmas, de
máquinas captahuellas y de la cantidad de alcabalas y obstáculos que se
pusieron en las vías para llegar a la cita.
Sin embargo, el legítimo evento
comicial se desapareció entre galimatías, dejando cargada a la gente de
frustración e indignación. Cargas que por cierto, sumaron al cúmulo de
injusticias de las cuales es objeto la población venezolana y que hoy mantienen
en protesta continua a un enorme número de ciudadanos.
En su momento, el CNE aseguró que
acataba las medidas ordenadas por los tribunales y que había girado
instrucciones de posponer el proceso de recolección de firmas hasta nueva
instrucción judicial, según se podía leer en un comunicado publicado en su
página de internet.
La autoridad electoral suspendió
así el proceso para la recolección de las firmas del 20% de los electores del
país, que era el siguiente requisito para celebrar el revocatorio y que estaba
previsto para la semana siguiente a esta declaración.
Todo esto se hizo alegando que un
tribunal penal del estado Aragua, anuló el proceso de recolección de firmas que
ya se había realizado, superando ampliamente la meta fijada.
Por su parte, la ANC oficialista
se está saltando el muy importante paso de someter a aprobación del pueblo,
mediante referendo, las bases que regirán este proceso, que si bien puede ser
propuesto por el primer mandatario, debe ser refrendado por la gente, tanto en
la activación del mismo como en la aprobación del texto que resulte.
El mismo Luis Emilio Rondón,
rector principal del CNE, rechazó que se comiencen las postulaciones de los
candidatos a la Asamblea Nacional Constituyente sin normas que regulen dicho
proceso.
Llama pues la atención que, ante
un proceso apegado estrictamente a la letra constitucional, como lo fue la más
reciente solicitud del referendo revocatorio presidencial, el ente electoral
haya caído en la inercia y la inoperancia, al punto de convertir dicha
exigencia popular en una idea inoperante; mientras ante una propuesta que cojea
de varias patas, actúe con celeridad ejemplar.
Cojea por ejemplo, de llevar un
apellido. La “Constituyente Comunal” no existe en el texto constitucional y, en
el marco de todo lo que está sucediendo en la nación en estos momentos,
cualquier sospecha de sesgo, por mínima que sea, es extremadamente delicada.
En paralelo, esto significa un
nuevo escalón en la confrontación entre los poderes Legislativo y Ejecutivo,
donde el último ha intentado desconocer a toda costa al primero, desde que la
correlación de fuerzas cambió dramáticamente en el parlamento, a raíz de las
elecciones del 6 de diciembre de 2015, cuando, contra todos los obstáculos, las
fuerzas alternativas democráticas se lograron adueñar de una inocultable
mayoría, por mandato de la gente.
Todo el proceso de esta curiosa
Constituyente que ha sido expuesto a la opinión pública, está salpicado de lo
que se ha dado en llamar “caramelitos de cianuro”. Mucho efectismo y muchos
conejos que salen del sombrero, cartas que se oculta bajo la manga; pero se
aleja peligrosamente no solo del texto constitucional; sino también de lo que
fue la Constituyente de 1999, la más reciente de nuestra historia.
Llama la atención que muchos de
los constituyentistas de entonces hayan expresado su rechazo a la propuesta
actual. Y eso incluye a emblemáticas figuras del chavismo quienes, justamente,
destacan las diferencias entre aquel proceso y este que se pretende implementar
hoy; amén de las diferencias insalvables entre lo que propone para estos casos
la Constitución que ellos mismos firmaron y lo que hoy sucede.
¿Sigue el CNE el mandato del
pueblo? No lo creemos. Aún hay tiempo de rectificar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario