David Uzcátegui
@DavidUzcategui
Desde hace varias semanas llama
la atención de la prensa internacional la sucesiva postergación de la entrega
de la presidencia pro tempore del Mercado Común del Sur a Venezuela. Y es que,
aunque todo se haga con sutileza y con la mayor discreción diplomática, es
inevitable que el silencio y el misterio llamen la atención.
En el medio periodístico se dice
que “no tener noticias es una buena noticia”; pero aquí parece suceder lo
contrario. Y como sabemos, el vacío de información genera rumores.
El Mercosur es una gran idea,
como todo bloque regional que intente integrar países vecinos con similitudes
económicas y culturales. Pero también sabemos que para que esta integración sea
exitosa, debe cumplir con unos parámetros mínimos de saneamiento interno en cada
nación que lo integre.
Para nuestro país fue sumamente
sencillo ingresar en tiempos de las vacas gordas, de la bonanza petrolera que
arrojaba tal cantidad de ingresos, que permitía tapar los desatinos
administrativos porque, por más desacertadas que fueran las políticas, los
números siempre quedarían en azul.
No es el caso actual, cuando los
precios petroleros se desplomaron y la actual administración no tenía tomada
previsión alguna. Padecemos de lejos, la inflación más alta del mundo; ligada
al desabastecimiento, sea cual sea la causa. Incluso, si tomáramos como
verdadera la hipótesis gubernamental de la supuesta “guerra económica”, lo
visible es la incapacidad de quienes hoy gobiernan para solucionar la
situación.
A esto se unen los atropellos al
poder Legislativo electo el año pasado, con lo cual se encienden las alarmas de
los supuestos democráticos mínimos que deben cumplir los miembros. Esto, para
no hablar de lo cuesta arriba que se ha hecho el proceso de solicitud del
referendo revocatorio, otra realidad que el mundo observa atentamente.
No se trata de una conspiración
de la derecha internacional, como justifican voceros oficialistas. Es una
cadena de omisiones y acciones erradas de quienes hoy gobiernan. Y si Mercosur
pudiera mirar hacia otro lado con los desatinos políticos, no pueden admitir el
mal desempeño económico. Pragmatismo puro. Amanecerá y veremos.
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