David Uzcátegui
@DavidUzcategui
En las semanas de ejercicio que
lleva cumplidas la nueva Asamblea nacional, un frenesí ha asaltado a la
población venezolana, y es el de aventurarse a hacer listados sobre las
numerosas tareas que tiene por cumplir, clasificándolas en orden de urgencia.
No es para menos, ya que si en
algo coincidimos todos los venezolanos que no estamos de acuerdo con la forma
como se han manejado las cosas en la última década, es en señalar que es mucho
lo que hay que hacer. Y lamentablemente, la mayoría de esas coas no pueden
esperar.
Sin embargo, hace pocos días se
planteó en este renovado foro de debate, un asunto particularmente sensible: la
salud. La mayoría de la Mesa de la Unidad, responsablemente, votó por declarar
una crisis humanitaria en el sector salud.
El Parlamento tomó la medida
"en vista de la grave escasez de medicamentos, insumos médicos y deterioro
de la infraestructura humanitaria", según se lee en el acuerdo aprobado
por la cámara. Se trata de un exhorto que le exige al gobierno poner como
prioridad la atención de esta emergencia.
¿Por qué llegar a una medida
límite como esta? Por muchas razones. La periodista especializada en salud
Acianela Montes de Oca, reporta en su cuenta twitter paludismo en Bolívar,
Amazonas, Delta Amacuro, Monagas, Sucre, Apure, Zulia y Guárico. Agrega que la
enfermedad superó los 136 mil casos en 2015, 52,6% más que en 2014. De 2010 a
2014 la dolencia creció en 135%.
Estamos hablando de enfermedades
que llegaron a considerarse extintas en nuestro territorio y cuya lucha para
derrotarlas llevó décadas a innumerables profesionales de la salud formados en
universidades nacionales. Esta victoria fue una señal clave del paso de lo
rural a lo moderno. Hoy hemos retrocedido lo suficiente como para crear alarma.
Debido a la crisis económica que
sufre el país, en ocho de cada diez farmacias del país no se encuentran los
medicamentos básicos, según la Federación de Farmacias de Venezuela, la misma
que agrega que El gobierno debe más de US$3.000 millones a diferentes
farmacéuticas y laboratorios, que han debido limitar sus importaciones de
medicamentos al país.
A la sesión parlamentaria que
votó a favor de la emergencia médica nacional, acudieron familiares de
pacientes fallecidos por falta de medicamentos. Desde cáncer hasta enfermedades
cardiovasculares se están llevando a los venezolanos por ausencia de medicación
adecuada.
Una frase que hemos citado
reiteradamente en este espacio, es que el camino al infierno está empedrado de
buenas intenciones. Y creemos que eso es lo que ha pasado con el sector
sanitario en nuestro país.
Hace algo más de una década, la
Misión Barrio Adentro levantó revuelo en la población, por algo que lucía
novedoso, como lo era acercar los centros de salud a las comunidades. Sin
embargo, con el tiempo la iniciativa se fue desinflando; quizá porque fue una
medida reactiva para reforzar campañas electorales y tras ella no había un buen
sustento de fondo. Al día de hoy, 68% de los módulos de Barrio Adentro 1 están
cerrados, según información que maneja la MUD.
Adicionalmente, se cometió el
grave error de abandonar la red de hospitales públicos venezolanos, entre los
cuales existían incluso centros de referencia internacional, excelentes
infraestructuras realizadas por diversos gobiernos.
Y lo que es más lamentable, el
personal médico venezolano se siente solo y a la deriva. Con escasez de
insumos, de medicamentos, a merced de la delincuencia en centros asistenciales,
devengando salarios que están muy lejos de cubrir las necesidades básicas y
para colmo criminalizados, muchos han optado por partir a otros países donde sí
se aprecia su excelente formación y su inquebrantable vocación; y donde además
encuentran las condiciones imprescindibles para trabajar.
Y no se trata de un señalamiento
al poder ejecutivo para azuzar el enfrentamiento que ya tiene cansados a los
venezolanos. Se trata de exigir que se mida la dimensión de lo que padecemos
para que lo enfrentemos conjuntamente. Aquí nadie gana y todos pierden cuando
se nos van vidas por falta de atención en el sector salud.
¿Qué hacemos? ¿Existen planes
prácticos, efectivos, realizables, que atajen esta tragedia? ¿Podemos
trazarlos? ¿A cuáles prejuicios tendremos que renunciar para salvar vidas y
evitar desde ya que se sigan perdiendo?
Es lamentable que en este tema,
que debería convocarnos a todos, no se haya contado con el voto favorable de la
bancada oficialista de la AN. Y más allá, que se hayan escudado en
justificaciones y situaciones de tiempos pasados, cuando la emergencia ocurre
hoy. Si la vida de nuestros connacionales no logra sentarnos a hablar, entonces
nada lo hará. Y nos negamos a conformarnos con esa alternativa.
www.daviduzcategui.com
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