David Uzcátegui
@DavidUzcategui
Parafraseando una famosa frase
utilizada en la campaña electoral de Bill Clinton, y que hacía referencia a la
economía, preferimos poner el acento en este momento en lo social.
Y no es que lo económico sea
menos urgente en el por demás complejo panorama nacional. Sin embargo, el
problema económico –así como toda la agenda legislativa y ejecutiva por venir-,
deben enfocarse en lo social con criterio de urgencia.
Cuando empieza a tomar cuerpo el
debate sobre la agenda del nuevo Poder Legislativo en la opinión pública
nacional, cada quien comienza a trazar su largo listado de asuntos pendientes.
Algunos privilegian lo político, otros lo económico, y otros tantos lo social.
Es de verdad muy difícil priorizar.
Pero incluso el tono, el matiz y el alcance de las agendas política y económica
debe asumirse midiendo milimétricamente la deuda social y la necesidad de
rebajar ese pasivo nacional.
Entre las manifestaciones de que
sí es posible comenzar a andar a muy breve plazo ese camino, cabe destacar la
propuesta llevada al parlamento por el diputado Julio Borges, con el fin de
otorgar la titularidad a los adjudicados del a Gran Misión Vivienda Venezuela,
en cumplimiento de una de las más emblemáticas promesas de la Mesa de la Unidad
Democrática.
El parlamentario de la MUD
especificó que hacía dicha entrega a los fines de que a muy corto plazo se
pueda hacer la discusión de “la ley que le otorga la propiedad plena a todos
los beneficiarios de la Misión Vivienda, para que sean dueños de su futuro”.
En el acto, apuntó un dato que
debe movernos a todos en la dirección que mencionamos: Venezuela necesita
construir 3 millones de viviendas para que se pueda cubrir el déficit que
existe en la actualidad.
Y queremos agregar nosotros que
el tema vivienda es un buen ejemplo de lo que hay que hacer para alcanzar las
impostergables metas sociales: despojarlas de colores políticos. Lo cierto es
que han existido avances destacables en la construcción de viviendas por parte
del sector público y eso hay que destacarlo. Pero también se debe subrayar que
existen cabos sueltos y el hecho de que los traiga a colación un diputado que
no es del oficialismo, no se puede convertir en obstáculo para que sea
favorablemente votada.
Recordó Borges, que la urgencia
por cumplir esta ambiciosa meta pasa por la generación de empleo, lo cual es
una de las características más emblemáticas del sector construcción.
Y utilizamos esta afirmación para
hacer el puente con otro de los temas considerados prioritarios, como lo es el
económico.
El nuevo gabinete que se ocupará
de esta área ha despertado intensas polémicas en los últimos días.
Entre los seleccionados para esta
tarea hay personas con experiencia y la capacidad como para tender los puentes
entre los altos mandos del Ejecutivo y la realidad nacional, léase los
productores particulares que están dispuestos a apostar por el país pero
encuentran un panorama adverso.
Retomando lo social, desde aquí
hemos planteado que el incremento de la producción nacional es el remedio
contra males tan urgentes como la escasez y la inflación, terminología técnica
que puede parecer alejada de lo social, pero que está íntimamente ligada en
tanto y en cuanto son dos variables que torpedean sin misericordia la calidad
de vida del pueblo.
Sabemos también que hay otros
funcionarios más ortodoxos en su visión de la economía nacional, la cual
abordan desde teorías que parecen divorciadas de lo que realmente sucede. Pero
estamos en un momento en el cual los hechos obligan a tomar el riel del
pragmatismo, si es que realmente se desean materializar soluciones.
Y sí, hay verdades en lo que han
dicho voceros del ejecutivo en cuanto al panorama económico. El precio del
petróleo se desploma y no parece haber nada en manos de Venezuela para
evitarlo. Adicionalmente, por encima de esta dura realidad, también estamos de
acuerdo en que hay que privilegiar la agenda social con recursos cada vez más
menguados. Y allí de nuevo la economía se impone ante las mejores intenciones,
de las cuales dicen que está empedrado el camino al infierno.
Quizá deberíamos retomar la frase
original de Clinton: es la economía. Porque sin los números en orden, no se
puede generar el músculo para pagar la deuda social e igualar hacia arriba a los
venezolanos garantizándoles su salud, su educación y su techo, entre otras
prioridades. Porque como bien lo dijera Borges, queremos un país de ciudadanos.
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