David Uzcátegui
@DavidUzcategui
El título de esta nota no se
refiere solamente a los venezolanos que se encuentran en extremos opuestos de
la circunstancia política, sin posibilidad de ubicarse en un sano centro de
encuentro. En realidad es un juego de palabras y una manera de referirnos al
rol que la cumpleañera Empresas Polar juega en la vida del país.
Los 75 años de este grupo
empresarial lo encuentran lamentablemente en el ojo del huracán de una disputa
política absurda e innecesaria, ya que se trata del mayor fabricante de
alimentos del país, el cual debería esta ajeno a todo esto y enfocado en la importante
labor que desempeñan.
Sin embargo, pareciera que la
vorágine de la hiperpolitización que engulle al país atrajera todo hacia ese
torbellino, sin posibilidad alguna de escape.
Entre finales de los años 30 y
principios de los 40, los Mendoza sentaron las bases para convertir una antigua
y pequeña compañía familiar de fábrica de velas y jabones en una compañía
cervecera, tomando un riesgo para la época, importando maquinaria y abriendo
las puertas a personal calificado que venía huyendo de la negra nube de guerra
que ya amenazaba claramente a Europa. En Venezuela, mientras tanto, recién se
despertaba de la larga noche del gomecismo.
Quizá el mayor aporte del
conglomerado empresarial a la venezolanidad, haya sido la industrialización de
la Harina pan, con lo cual se cotidianizó y masíficó el consumo de la arepa.
Pensemos en lo que era la
realización de esa emblemática comida nacional hace poco más de medio siglo:
había que pilar el maíz, una labor engorrosa que fue sustituida por la harina
industrializada y que dio un vuelco al día a día de los venezolanos a partir de
1960.
Contribuciones de este calibre,
son las que un país necesita. Que el empresario esté enfocado en su
productividad, entendida esta como la generación de ideas para el bienestar colectivo.
Y por supuesto, su implementación en la práctica.
Las plantas de Polar se han
multiplicado por todo el país en estas décadas, hasta llegar hoy a un total de
28, que brindan empleo estable a miles de venezolanos. Amén de haberse creado
la Fundación Empresas Polar, que cumple con el rol de responsabilidad social
empresarial al apoyar la cultura nacional en muchas de sus variantes.
También es una iniciativa
referencial del conglomerado, el haber creado en los terrenos donde había
funcionado la primera planta de la empresa, ya desaparecida, fue construido el
Centro de Atención Nutricional Infantil Antímano (Cania), institución se
especializa en el manejo interdisciplinario de la malnutrición infantil.
Los alimentos y bebidas bajo el
paraguas de la marca se han diversificado, contando todos con la aceptación de
los consumidores, e incluso trascendiendo nuestras fronteras, llevando muy
lejos productos que nos identifican con un indiscutible sello venezolano.
Hablamos entonces, de una
iniciativa particular con capital privado, que ha crecido y se ha mantenido en
el tiempo, con la misión de proveer alimentos a la ciudadanía, amén de la
creación de empleo y de la responsabilidad social que se deriva de su acción y
actuación en el universo nacional.
Esto es el deber ser del
empresariado y en este sentido estimamos que ha cumplido su rol y por ello es
un interlocutor válido en la etapa compleja que actualmente vive Venezuela.
Saben cómo producir en nuestro país, padecen las limitaciones del momento actual
y sin duda deben tener respuestas para su superación.
La sinergia entre gobierno y
empresa privada es el deber ser de una sociedad, pueden y deben coexistir
pacíficamente, cada uno cumpliendo un rol distinto, porque tiene tareas
específicas –pero complementarias- dentro del hábitat de una nación.
La invasión de las ocupaciones de
uno por el otro, trae distorsiones que a la larga terminan por afectar a la
gente, y eso es lamentable. El momento que atravesamos exige madurez de parte
de todos, y específicamente abrir las voluntades hacia posibilidades de
colaboración que muevan las energías nacionales en una misma línea y con
objetivos conjuntos. Ninguno de los problemas nacionales puede ser resuelto por
nadie en solitario.
Por ello, nos permitimos imaginarnos
un diálogo constructivo, en el cual ambas partes se escuchen y salgan
beneficiadas. Porque no se trata solamente de aliviar la tensión que se respira
actualmente en la atmósfera cotidiana; sino también de aportar a la válvula de
escape que todos los ciudadanos que apostamos a la paz estamos buscando. Y que
a todos nos haría tanto bien.
Esperemos pues, que la
convivencia y colaboración entre el gobierno nacional y Empresas Polar sea lo
que marque el futuro y que ambas partes se puedan dedicar a producir, como nos
conviene a todos, como es necesario para el bien del país.
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