lunes, 27 de abril de 2015

"El futuro lo escribimos todos"

Mucha gente pregunta a diario, en qué momento convirtieron al país en
esto que hoy somos. Muchas veces sentimos que todo se termina y que el
futuro de nuestro país y el de nuestras familias es oscuro, porque
desafortunadamente, en nuestro país hay un gobierno que no da
respuestas a nuestro pueblo, pero sí apela al miedo, al control y al
chantaje, para perpetuarse en el poder. 

Por eso siempre vemos cómo huyen hacia adelante cuando sienten el agua 
en el cuello. Es así como inventan novelas chimbas para hacerle creer 
a nuestro pueblo que los responsables de todo el caos, que ellos 
mismos generaron, no son ellos, sino otros. Y así los vemos producir 
propaganda, con recursos que deberían dirigirse a darle calidad de 
vida al pueblo. Todo con el único propósito de intentar ocultar una 
realidad de privaciones, de escasez, de violencia, de dolor, de 
sufrimiento de los venezolanos y sus familias, que son víctimas de la 
violencia y sus consecuencias. 

El objetivo es provocar desaliento, pero no todo está perdido. 
Sigan creyendo que nuestro pueblo se resignó. A los responsables de esta 
crisis, nuestro pueblo les dará una lección. De cada uno de nosotros 
depende que podamos salir de esta oscuridad, para juntos construir un 
país de progreso, donde cada venezolano sea esa luz que alumbre el 
futuro de esta hermosa nación, hija de Bolívar. 

Este es el año perfecto para que todos los venezolanos, en las 
elecciones parlamentarias, hagamos oír nuestras voces. 
Están dadas todas las condiciones para que  
esa fuerza de cambio se exprese con 
contundencia.


Cuando nos hemos unidos, hemos logrado derrotar la oscuridad. Cada uno

de nosotros en nuestra Venezuela tiene que dejar a sus hijos, a sus
nietos y a sus vecinos un país mejor y más justo que el que
encontramos. Si dejamos esperanza y confianza en las futuras
generaciones sabremos de antemano que sus vidas serán mejores que las
nuestras, porque la esperanza es vida y Venezuela unida tiene vida. 

En Miranda son muchos los sueños y metas que hemos alcanzado junto al 
pueblo, hablamos de logros en las áreas de salud, productividad, 
educación y vivienda. En    esta última área podemos decir con 
orgullo, que a través del Plan Mi Vivienda, más de 300.000 mirandinos 
han podido mejorar sus condiciones de habitabilidad gracias a nuestros 
Certificados de Materiales de Construcción Sin Deuda en sus distintas 
modalidades. 

Nosotros, a diferencia de este gobierno, sí creemos en el 
emprendimiento y en el talento de nuestro pueblo. Además, sabemos que 
el único camino para salir de la crisis es produciendo, por eso 
apoyamos lo Hecho en Miranda y a nuestros productores regionales, a 
través de la entrega de créditos a emprendedores. Ya son 7.700 
créditos que hemos entregado. Además, a través del Plan Mi Bodega ya 
son 3.000 empleos directos generados. 

En cuanto a salud, otros se hubiesen quedado de brazos cruzados si les 
hubiesen quitado la administración de los hospitales y ambulatorios, 
pero nosotros no. Creamos desde cero la Red de Salud Francisco de 
Miranda, que cuenta con 72 centros de salud, con tecnología de punta, 
y ya ha atendido cerca de 8.000.000 de pacientes.

Nuestros avances en educación son los que más nos llenan de orgullo. 
No solamente hemos construido 47 nuevas escuelas, beneficiando a 
20.949 alumnos, sino también podemos hablar de que el año pasado, más 
de 8.000 estudiantes de nuestras escuelas superaron el estándar 
internacional lector. Somos el único estado de nuestra Venezuela que 
invierte más del 70% de su presupuesto en educación, porque sabemos 
que la educación es un pasaporte hacia el futuro y el progreso. 

Todos estos ejemplos, que hoy son realidad en Miranda, expresan muy 
bien lo que con tantas ansias esperan los venezolanos en todos los 
rincones de nuestro país. Los mirandinos hoy cuentan con un gobierno 
que asume compromisos y da respuestas a las comunidades. 

Pese a todos los obstáculos que a diario nos ponen, intentando 
sabotear nuestra gestión, en Miranda tenemos resultados que mostrar. 
Sabemos que aún faltan muchas cosas más por hacer y si hay algo que 
nos sobra es voluntad. Puede que nos falten recursos, pero nos sobran 
ganas para seguir trabajando por darle calidad de vida a todos los 
mirandinos por igual. 

Todos los días reafirmo mi convicción de que cada venezolano merece la 
oportunidad de progresar en la vida y que el compromiso de quienes 
tenemos responsabilidad de gobierno es, precisamente, construir las 
condiciones que permitan a cada vez más familias progresar y alcanzar 
sus metas y sus sueños. 

Cuando ocurran las cosas grandes e importantes que estamos seguros 
ocurrirán en esta nueva etapa de nuestra historia venezolana, todos 
diremos: “yo fui parte, yo hice mi parte, yo participé”. Y así será, 
porque en ese futuro ya próximo, los venezolanos descubriremos que no 
estábamos solos, ni estábamos condenados a repetir los errores del 
pasado y del presente, ni a resignarnos frente al autoritarismo de 
quienes insisten en imponer a la fuerza, un modelo fracasado, que lo 
que ha hecho es convertirse en un generador de pobreza. 

Hay algunos que se empeñan en mirar el futuro por el espejo del retrovisor. 
Ya sabemos que esos que viven en el pasado, jamás abrirán 
las puertas del futuro y sí hay algo de lo que estoy seguro, pese al 
empeño de algunos en mantenernos anclados en el pasado, es que nuestra 
Venezuela tiene más futuro que pasado. 

Vamos hermanos, construyamos juntos ese futuro y démonos la  
oportunidad para que en nuestra Venezuela, de una vez por todas, 
haya futuro, progreso y oportunidades. Que nadie se deje manipular, 
el futuro lo escribimos los venezolanos y créanlo que será un futuro  
lleno de progreso. 


¡Que Dios bendiga a nuestro pueblo!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2015/04/26/el-futuro-lo-escribimos-todos/

“Policías asesinados”

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

El reiterado asesinato de policías que viene ocurriendo de un tiempo a esta parte en nuestro país y que aumenta exponencialmente y en cantidades inquietantes, es un tema de opinión pública nacional que ha trascendido fronteras.
La cifra de funcionarios asesinados ya toca los cincuenta en lo que va de este año 2015 y entre los motivos fútiles que mueven tan condenable acciones están el robo de sus armas de reglamento y el prestigio que gana en su entorno un delincuente al asesinar a un policía. Ambos móviles nos hablan de situaciones que deben alertar a la sociedad, ante una descomposición de valores que debe ser atajada y revertida a la brevedad, por el bien de todos los venezolanos.
A ello se agrega que también aumentan las casos de muerte de uniformados en procedimientos, así como las sucedidas por robos comunes, sumando a los riesgos inherentes de su profesión, los nuevos móviles anteriormente señalados.
Estamos ante una de esas situaciones que debe convocar al país entero, sin distinción de color político alguno, ya que los infortunados occisos pertenecen a los más diversos cuerpos de seguridad, adscritos a cuerpos que pertenecen a gobernaciones, alcaldías y al gobierno central. Con la muerte no cabe hacer distinciones de matices políticos, y en un caso como el que nos ocupa, mucho menos.
En uno de los casos más recientes, el de la funcionaria de Polisucre Osmary Tavare, de 27 años, la situación adquirió matices macabros al ser grabada su muerte por una cámara, con lo cual se conmovió a la colectividad, ya que el video pudo ser conocido y visto a través de la web.
Previamente, fue asesinado un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana con una granada fragmentaria. Al modo cruento en el cual fue cometido el homicidio se agregó el hecho de que se perpetrara con un arma de guerra, lo cual lleva la situación a niveles dramáticos.
Y ya en los primeros días de enero, se conoció del asesinato de Álvaro Blanco Escobar, supervisor agregado de la Policía de Miranda, cuyo homicidio también fue captado por una cámara y difundido posteriormente, conmoviendo a quienes lo visualizaron.
El año pasado fueron asesinados 132 policías en Caracas y 150 en todo el país, según cifras oficiales. En promedio, ha sido un policía cada tres días y medio en los últimos tres años. Y La cifra de 2014 aumentó en un 32% respecto a 2013. Las cifras también muestran que el cuerpo que ha perdido mayor cantidad de oficiales ha sido la Policía Nacional Bolivariana. Y según el canal de noticias NTN 24, al 57% de los efectivos los asesinaron para quitarles su arma de reglamento.
Lamentablemente las proyecciones amenazan con superar estas estadísticas para el año en curso, por lo cual toda la sociedad venezolana debería movilizarse como un solo hombre en solidaridad con nuestros uniformados.
El llamado a hacer algo respecto a tan lamentable situación parte de los mismos cuerpos policiales y de los familiares de los asesinados, quienes han dejado viudas, huérfanos, hogares incompletos y parientes adoloridos.
Por su parte, el ministro para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, mayor general Gustavo González López, aseguró tener pruebas de que el reiterado asesinato de policías forma parte de un plan desestabilizador, emitiéndose así una posición desde el gobierno central respecto a este caso que ha sensibilizado a la ciudadanía.
El diputado Eduardo Piñate reiteró las aseveraciones de González López, mientras los medios de comunicación reprodujeron las declaraciones de Freddy Bernal, Presidente de la Comisión Presidencial para el Sistema Policial, quien aseguró que “Cuando se asesina a un policía, se pisotea la Constitución” y agregó que estos condenables crímenes buscan desmoralizar a los cuerpos de seguridad. Cabe la observación de que hay que poner la lupa sobre las declaraciones de Bernal, quien fuera policía y por ello está inclinado a poner especial atención a tan doloroso asunto.  
En todo caso, y sin calificar los hechos de manera alguna que pueda esperar polémicas partidistas, lo importante es accionar desde el gobierno central para detener estos hechos que condena el país entero, y por supuesto contar con todos los organismos de seguridad afectados y con el consenso de la gente, que ha sido víctima desde cualquier orilla política.
Desde esta tribuna hemos abogado reiteradamente por el Plan Desarme, loable iniciativa gubernamental con la cual nadie puede estar en desacuerdo y que muy por el contrario, hemos solicitado afinar y agilizar, con el fin de salvar vidas y ahorrar sangre y dolor a nuestra ciudadanía. Esta propuesta ha arrojado resultados en lo cualitativo; pero en lo cuantitativo debe ser más efectiva, reproduciendo lo realizado para alcanzar resultados y aprendiendo de propuestas similares en otras naciones.
Que estos condenables episodios de asesinatos de servidores públicos sirvan para recalcar la urgencia que debería movilizar a todos los venezolanos al respecto.

miércoles, 22 de abril de 2015

“Encumbrados”

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

La noticia de la semana de este lado del mundo ha sido sin duda la Cumbre de Las Américas celebrada en Panamá. Y la noticia dentro de la noticia fue que en tierra panameña se enterró el último vestigio de Guerra Fría que vagaba, fantasmal y sin rumbo, por el planeta.
Por primera vez en décadas, se logró sentar en un mismo foro internacional a representantes de Estados Unidos y Cuba, un desencuentro que pesaba y obstaculizaba en la integración continental; porque dicha integración no se puede entender solamente como un asunto del sur del Río Grande, cuando nos unen tanto a vínculos económicos, culturales y geográficos con el gigante del norte.
Siempre hay vedettes en estas cumbres y sin duda el foco fue compartido en esta ocasión por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro. Del primero ya hemos dicho desde esta tribuna, que cabía esperar sorpresas cuando se encuentra más allá de la mitad de su segundo mandato y ello le permite tomar decisiones polémicas desde el punto de vista político sin temer costos electorales.
Esto fue sin duda lo que hizo respecto al largo lapso de desencuentros con su vecina isla caribeña, circunstancia que podemos explicar con un dicho de nuestros abuelos: “si siempre haces lo que siempre has hecho, siempre obtendrás lo que siempre has obtenido”.
Era un disparate, por decir lo menos, esperar que el juego trancado de las relaciones cubano-estadounidenses avanzara mediante la reiterada aplicación de la misma receta que no ha mostrado resultados en cinco décadas.
Por parte de Raúl Castro, señalado por ser el hermano de Fidel, hay que recordar una cosa. No es Fidel. Y por ello, también puede traer sorpresas. Y de hecho las trae. No serán tan drásticas y definitivas como las de Obama y definitivamente desconocemos las herméticas circunstancias internas de la isla; pero también sabemos –o suponemos- que se mueven corrientes submarinas que traerán sorpresas. Y para quienes piensen lo contario, recordemos que hace pocas emanas despertamos con la sorpresiva noticia del acercamiento entre Washington y La Habana, algo impensable por años y más años. ¿Cuál será la próxima sorpresa de este tenor?
Mientras en suelo panameño Obama y Castro se daban el esperado e histórico apretón de manos, aumentaban los vuelos a Cuba desde territorio estadounidense y las tarjetas de crédito de la nación norteña comenzaban a pasar por establecimientos cubanos. No pasará mucho tiempo para que veamos resultados tangibles que nos confirmen si la jugada del controversial mandatario norteamericano valió la pena o no.
Por otra parte, la falta de acuerdos, al menos estampados en papel y firmados, fue una característica del encuentro, la cual no desmerece el hecho de que se hayan producido encuentros bilaterales entre diversos países y las infaltables “contracumbres” que se sirven de la Cumbre para declararse en la acera contraria.
En este sentido, suele ser predecible lo que va a suceder, pero no dejemos de pensar que suceden cosas que valen la pena, y que quizá se desenvuelven más en los pasillos que en las plenarias. Y esto tiene que ver con el conocimiento político del entorno y sobretodo, con tener claros los objetivos como nación.
Por supuesto, al hablar de una convocatoria de esta categoría, los venezolanos no podemos evitar evocar aquella frase que pronunciara el desaparecido presidente Hugo Chávez, quien subrayó que los mandatarios se la pasaban de cumbre en cumbre mientras los pueblos estaban de abismo en abismo.
No parece haber sido por ejemplo, el caso de Panamá, país que dinamizó su economía con el encuentro internacional y con la llegada de múltiples delegaciones destinadas a ejercer representación de sus naciones.
Panamá sumó a su marca-país, la convertirse en bisagra del continente, ya no solamente en lo económico y en lo geográfico, con el imprescindible canal que lo atraviesa, sino también con un protagonismo político que nos habla de su empuje y avance en esta década.
Cincuenta mil extranjeros llegaron a suelo panameño, ingresaron más de 100 millones de dólares, la ocupación hotelera subió a 85%, veinte puntos más que el promedio habitual. Voceros de todas las tendencias políticas coincidieron en la calidad de anfitriones que habían conseguido en los panameños.
Digamos pues, para concluir, que las cumbres en sí –como todo en la vida- no son ni malas ni buenas. Depende de la actitud con que se asuman, de lo que se espere obtener, de la claridad de objetivos, del sentido de la oportunidad, de la capacidad de diálogo, de adaptarse, de modificarse. Y de saber qué queremos de ellas.
El balance parece haber sido positivo para nuestra región. Insistimos una vez más en ver el vaso medio lleno. Las diferencias siempre existirán y al menos en este caso se respetaron y no comprometieron la altura de la cita. Eso es digno de aplauso.

domingo, 12 de abril de 2015

"Dilma en su laberinto"

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui


Dilma Vana Da Silva Roussef es la primera mujer que ha sido elegida presidente de Brasil y la quinta en un país latinoamericano, cuando aún ni en Estados Unidos ha sucedido esto. Guerrillera, militante de la izquierda, prisionera política comparada por sus correligionarios con Juana de Arco, se trata de una personalidad respetada y admirada incluso por sus detractores. La revista Forbes la ha ubicado entre las mujeres más poderosas del mundo, precedida solamente por Angela Merkel y Hillary Clinton.
Su militancia en el Partido de los Trabajadores le permitió entrar en un rol estelar en el gobierno de Luiz Inacio “Lula” Da Silva, en el marco de una luna de miel que se prolongó de tal manera que le dio dos períodos a este ex dirigente sindical y luego otros dos más a su sucesora. Sin duda una de las cuotas de popularidad de más largo aliento que se recuerde en la historia reciente de la política latinoamericana.
Por esos extraños e irónicos giros del destino, Dilma pasó a tener visibilidad en el gobierno de Lula cuando reemplazó a un alto mando señalado por corrupción. Y decimos que es una gran ironía porque ahora., justamente, los escándalos de corrupción han mellado gravemente el inicio de su segundo mandato, justamente cuando el PT está lógicamente desgastado y exhausto tras haber vencido en cuatro elecciones.
Dentro de las muestras que dio Lula de ser eso que llamamos “un animal político”, estuvo su extraordinaria habilidad para desprenderse de los personeros señalados por latrocinio. Esto nunca afectó su imagen, aunque sí la de su partido.
El “lulismo” se separó del PT y ello le dio a Lula la potestad de escoger a su sucesora, y nada mejor que una mujer, la intachable Dilma, quien también había sido salpicada muy de cerca por malversaciones, logrando escapar de las mismas sin padecer daños colaterales.
De esta manera, la ex guerrillera que combatió a la larga dictadura militar brasileña, se hizo con el triunfo gracias al 54% de los votos. Y heredó lo que en Venezuela se llamaría un “bacalao al hombro”.
No es fácil ser la sucesora de un hombre con tan buena estrella, y hay que decir que Dilma lo ha hecho brillantemente, para las dimensiones de tal responsabilidad.
De Lula heredó la misión de acorralar la pobreza y robustecer a la clase media, cuando muchos decía que los logros de su antecesor parecían más bien el espejismo de una burbuja que caería por su propio peso. Continuó su política de no entrar en los moldes estrictos del sistema financiero internacional, apoyándose para ello en la formidable carta política que constituye el Mercosur y en el grupo BRICS. Una irreverencia aplaudida por muchos y que trajo oxígeno a las soluciones predecibles en este campo.
Lo cierto es que el llamado “lulismo” logró avances contundentes que fueron alabados por la población brasileña, tanto así que le dieron al cuestionado partido cuatro triunfos en línea.
Pero a pesar de los esfuerzos de esta nueva dama de hierro latinoamericana, el barniz se descascara. La magia pierde brillo. Los escándalos de corrupción siguen explotando como cotufas. El más ruidoso: el de la petrolera estatal brasileña Petrobras. El más reciente: el de la abogada Erenice Guerra.
Tanto la Roussef como su mentor político han librado admirables pulsos con los escándalos de corrupción más sonados de la era democrática brasileña y es admirable cómo han logrado deslastrar sus respectivos nombres de las consecuencias nefastas de ello.
Por si todo ello fuera poco, el reciente Mundial de Fútbol también hizo aguas. Se trata de eventos que se constituyen en armas de doble filo, que pueden bendecir el nombre de un país como marca ante el resto del mundo; pero que también pueden hacer que se vean las costuras.
Sin embargo, el espacio político de la prestigiosa mujer se reduce. Las bendiciones se desgastan y destiñen. Ya son muchos los funcionarios del entorno de los cuatro gobiernos consecutivos del PT que han caído en desgracia. Y la gente lleva la cuenta.
Y ello fue así en este caso, debido al retraso en la entrega de las obras para la justa futbolística, a los cuestionables estándares de calidad en algunas, al dinero dilapidado y a las manifestaciones de sectores populares que aún no son redimidos de la pobreza, tras años de lo que a ratos pareció auténtico desarrollo pero que se vio también por momentos como una burbuja inorgánica.
 Ahora viene otra prueba de similar talla: las Olimpiadas 2016. Suponemos que deberán ser mejor libradas, con la experiencia previa. Y por supuesto para el gentilicio latinoamericano es una alegría que semejante encuentro toque en esta tierra del coloso del sur.
El laberinto de Dilma aún no se desploma. Y como una heroína del cine, está aún a tiempo de escapar ilesa del colapso en la escena final. Esperamos con suspenso el desenlace.

lunes, 6 de abril de 2015

"La última oportunidad del petróleo"

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

La historia de Venezuela ha estado ligada al petróleo desde tiempos muy remotos, cuando el bitumen se utilizaba para calafatear navíos. Pero es con los albores del siglo XX cuando comienza a asomar el potencial de una industria que terminaría por convertirse en eje de la vida del país. Para bien y para mal.
En nuestro intenso siglo pasado, intelectuales de elevada talla como Arturo Uslar Pietri y Juan Pablo Pérez Alfonzo, hablaron de aquello que para algunos era una bendición y para otros, todo lo contrario. Uslar con su histórico artículo “sembrar el petróleo”, el cual hemos citado desde esta tribuna en diversas oportunidades y que nos dejaba un alerta sobre cómo proceder ante esa riqueza súbita.
Pérez Alfonzo sí fue bastante más escéptico con aquello del excremento del diablo, recordándonos que el codiciado recurso podía volverse en nuestra contra.
Lo cierto es que ya nos encontramos en la segunda década del siglo XXI, una centuria trepidante, don de las realidades mundiales cambian con una velocidad vertiginosa y en la cual de poco sirven muchos conocimientos que se consideraban de vanguardia hace apenas unos lustros.
Esto es particularmente cierto con respecto al petróleo. Los grandes cerebros del mundo se preocupan –y se ocupan- del asunto energético de una manera que contribuye a modificar realidades en lapsos más breves de lo que pueden ser asimilados.
Nos referimos a nuevos actores en la industria petrolera internacional. Productores que hace unos años no existían y que hoy cambian las correlaciones del mercado. También existen nuevas tecnologías. A decir verdad, la avasallante industria petrolera nunca deja de actualizarse y de superarse a sí misma, con lo cual marchamos de sorpresa en sorpresa en cuanto a las posibilidades para extraer y procesar el crudo en el mundo entero.
Sirva toda esta introducción para dejar aquí nuestro alerta sobre el cambio de contexto que enfrentamos como proveedor de petróleo, ya que ahora estamos ante un mercado muy distinto al de hace cinco años. Y a todos los venezolanos nos interesa que nuestra industria sea competitiva.
Pero esto indica que debemos estar preparados para las nuevas oportunidades. Que se impone inversión y actualización tecnológica. Que es necesario el personal mejor calificado para poder dar la competencia a nivel mundial. Que hay que saber de ventas, de mercadeo, del nuevo mapa del consumo mundial. La realidad ha cambiado y hay que asimilar la nueva para poder sacar provecho de las oportunidades que aún existen y de las nuevas que surgen.
Aquello de que Venezuela es un país monoproductor y monoexportador sigue siendo tan cierto como cuando lo aprendimos en la escuela. No escuchamos a Uslar Pietri y aún estamos lejos de tomar en serio a Pérez Alfonzo.
Pues bien, hay que convivir con esta realidad, que no es la ideal pero tampoco es como para rasgarse vestiduras. Tenemos un recurso aún muy valioso para el planeta y este valor aún se extenderá por un rato, aunque las nuevas tecnologías y las modificaciones de los escenarios geopolíticos nos están lanzando la campanada de que las realidades favorables a los países petroleros comienzan a cambiar y hay que reinventarse para provechar las últimas décadas del ciclo petrolero de la historia de la humanidad.
Extraer, procesar, exportar y conseguir la mejor ganancia posible de ese oro negro sigue siendo nuestra tarea, así como la revisión de los destinos que se le dan a esos recursos para crear desarrollo sustentable, es decir, ese aire que nos permita confiar en el crecimiento y desarrollo de Venezuela en los años por venir.
El mapa de nuestras oportunidades ya no es igual y hay que aprender a conocerlo. Todavía no se nos ha cerrado la puerta, pero es mejor que comencemos a actuar como si fuera a suceder más pronto que tarde. La agresividad – en el mejor sentido-, la competitividad, la inversión y la formación son más urgentes que nunca, tanto como la diversificación de intereses de nuestra economía. Aún tenemos una oportunidad.

¿Quién manda?

Los venezolanos no podemos acostumbrarnos a tanta violencia, ni podemos permitir que el miedo se convierta en el mejor aliado para resguardarnos de ella. No podemos ver como normal que todos tengamos un familiar, un amigo o un conocido asesinado producto de la violencia que reina en nuestro país. Tampoco tenemos por qué ver como normal que un efectivo, de cualquier cuerpo de seguridad, pierda la vida por una granada que le lanza un grupo hamponil. Hace aproximadamente un mes, en la Gran Caracas se reportaron por lo menos 7 arremetidas en dos semanas contra diferentes comisiones policiales en servicio, y en 4 de ellas utilizaron granadas.
Esa violencia de la que hablamos, el año pasado, cegó la vida de casi 25.000 venezolanos. No es posible que el auge del hampa común y la consolidación del crimen organizado sea parte de nuestro día a día. La inseguridad es una de las principales preocupaciones de los venezolanos y nos lo manifiesta nuestro pueblo a diario. En cada asamblea popular y recorrido casa por casa que hacemos, se nos acerca alguien para plantearnos ese drama y la respuesta no puede ser: “Qué Quieres tú que yo haga”, como dijo Nicolás, a una humilde señora que le imploró frenar la violencia, demostrando su clara incompetencia.
Y es que en nuestro país se producen más homicidios y crímenes violentos que en cualquiera de las naciones que hoy están en guerra. Esas lamentables cifras rojas, no son un invento del imperio, ni una película de ciencia ficción, son una realidad. De hecho, nuestra Venezuela, es la segunda nación en la que ocurren más asesinatos en América Latina, con 82 muertes por cada 100.00 habitantes, solo superada por Honduras, con una tasa de 104 por cada 100.000 habitantes.
Mientras tanto, vemos a un gobierno que no tiene la menor idea de cómo resolver el problema de la inseguridad, sólo hace bochinches todos los días. Allí está esa campaña que desplegaron para recoger firmas contra un fulano decreto que, por cierto, no afecta a los venezolanos sino a 7 enchufados que tienen propiedades afuera. Para eso sí destinan cifras mil millonarias, tiempo y esfuerzo. Cómo les sobra la voluntad para defender lo indefendible. ¿Pero lo importante? ¿Qué pasa con lo que es verdaderamente prioritario para nuestro pueblo? ¿Alguien los ha oído hablar últimamente de la seguridad de los venezolanos? ¿Alguien los ha escuchado decir que están construyendo escuelas, para alejar a nuestros niños y jóvenes de la violencia?
De lo que sí los hemos oído hablar es de unas supuestas guerras: guerra imperial, guerra económica y guerra psicológica. Todas utilizadas para intentar tapar tanta ineficacia y la profunda crisis económica, política y social, que ellos mismos generaron. Son tan predecibles que ya sabemos que la respuesta a un problema es echarle la culpa a otro. Y eso ya lo sabe nuestro pueblo, que cada día está más claro, porque según la última encuesta de Datanalisis -encuestadora que el propio Nicolás afirma que es seria-, 87,9% del país califica como negativa la situación que vivimos, mientras que 70,8% de los venezolanos califica negativamente la gestión de Nicolás Maduro y 73,6% evalúa negativamente el modelo económico del gobierno.
Otra de las contradicciones de un gobierno que se jacta de ser humanista y al que este país le quedo grande, es ver cómo durante los últimos años, ha malgastado más de 11 mil millones de dólares en comprar armamento militar, que es exhibido en desfiles. Con esos recursos perfectamente se pudieron haber construido 5.000 escuelas que necesitan nuestros estudiantes en todo el país.
Se ha hecho habitual que los que gobiernan hagan uso discrecional de los recursos del pueblo, mientras a los cuerpos de seguridad regionales y municipales casi no les asignan recursos ni para adquirir un vehículo para patrullar. Ellos lo único que saben hacer es poner trabas y alcabalas. Tal como ha pasado con nuestra Policía de Miranda, que, como muchos otros organismos policiales, no cuenta con los recursos para adquirir las unidades e implementos necesarios para hacerle frente a unos delincuentes que ya hasta utilizan fusiles y granadas para atacar; armas que en teoría deben ser de uso exclusivo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Mientras tanto, las policías estadales y municipales solo pueden tener una escopeta por cada 10 funcionarios.
La pregunta que nos hacemos es ¿cómo van a parar estas armas a manos de delincuentes? Por supuesto que hay complicidad por parte de este gobierno, que también fracasó en materia de seguridad. El mejor ejemplo de ello es que ahora les dio por pedir ayuda a un gobierno regional para buscar soluciones a este problema. ¿Con qué moral ellos piden?, ¿no les da pena? Este es otro ejemplo de que no pueden con el país. La situación se les fue de las manos. Vergüenza debería darles. Ellos que controlan todas las instituciones, los tribunales, la Fiscalía, la Contraloría, la Guardia Nacional, el Cicpc, la Policía Nacional y el Sebin, le achacan a otro una responsabilidad primordialmente suya.
Pero para que nosotros aportemos a las soluciones de nuestra Venezuela no es necesario que vengan a preguntarnos, ya nosotros hemos entregado nuestro plan de seguridad y nuestras propuestas para combatir los niveles de violencia, incluso en manos de quien era el ministro de Interior, Justicia y Paz. No tenemos ningún tipo de prejuicios ni complejos para reunirnos con quién sea y aportar nuestras ideas para brindar seguridad a nuestro pueblo.
Ya lo hemos dicho y no nos cansaremos de repetirlo, la seguridad es un tema integral, hay que fortalecer los cuerpos de seguridad, pero también hay que invertir en el fortalecimiento de la educación y hay que formar valores, porque lamentablemente quienes más caen víctimas de la violencia son los más jóvenes. Esos jóvenes a quienes este gobierno ha negado oportunidades y se han desviado del camino del bien.
Para resolver el problema de la inseguridad también se requiere voluntad política y la depuración del Sistema de Justicia y Penitenciario. No olvidemos que más del 90% de los homicidios quedan sin castigo. Pero además, el gobierno debe desarmar a los grupos paramilitares y desmontar las llamadas “zonas de paz”, que en la práctica demostró que son guarida de delincuentes y se han convertido en áreas de impunidad.
Nosotros siempre hemos trabajado para brindarle tranquilidad a nuestro pueblo, no solo con la formación de nuestros agentes de seguridad y la calidad profesional que brindamos desde nuestra Policía de Miranda, sino también dándole oportunidades a todos los mirandinos, con nuestros distintos programas que van desde garantizar la asistencia escolar a los niños y jóvenes, hasta la preparación para un oficio a los adultos, para que se vuelvan independientes y puedan progresar.
Nosotros vamos a seguir luchando para resolver el problema de la violencia. Y aplaudiremos el día que en nuestra Venezuela haya un gobierno comprometido con la paz y la seguridad de nuestro pueblo. Para ellos, insistiremos en la unión de todos para impulsar un cambio que permita a nuestro país abrirle las puertas del futuro.
Hoy Domingo de Resurrección, recordemos que Cristo venció el pecado y la muerte y nos abrió las puertas al cielo. La resurrección es una luz para los que creemos en Dios, aprovechemos este día para reflexionar y encontrar el camino para tener una Venezuela sin violencia. 

¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

FUENTE: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/2015/04/05/quien-manda/

miércoles, 1 de abril de 2015

"Plan desarme II"

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

Meses atrás el gobierno nacional emprendió un plan de desarme que obtuvo grandes espacios en los medios de comunicación, porque sin duda respondía a un clamor popular que unía a venezolanos de todas las tendencias políticas ante el desangramiento que está sufriendo nuestro país.
En aquel momento escribimos a favor de una iniciativa que nadie puede cuestionar, dado que se trataba de algo que todos esperábamos que el gobierno hiciera. En aquella oportunidad hubo ciertas observaciones al modo de ejecutar la propuesta, y entre esas dejamos colar algunas nuestras, con la intención de optimizar la necesaria iniciativa.
Hoy nos preguntamos qué ha sucedido con una acción que en su momento concitó voluntades a su alrededor y motivó a los más diversos sectores de la vida nacional a colocar su grano de arena. Porque también todo el mundo coincidía en que se debía tratar de una iniciativa de muy largo aliento, dados los elevados índices de armas ilegales que circulan por nuestro territorio.
En esa oportunidad, se garantizaban incentivos como ayuda a la salud, a la vivienda, al estudio y al trabajo, a cambio de la entrega de armas. Desarrollar el plan de esta manera es algo que suma a los resultados positivos, ya que muchos deben ver un cambio positivo en su vida para animarse a participar en la propuesta.
Para noviembre de 2014, la prensa internacional reseñaba la entrega de 10 mil armas en Venezuela, a cambio de cocinas y otros artefactos de línea blanca, así como computadoras y otros enseres.
También apuntamos para aquel momento, que quienes conocen del tema aconsejan no colocar dichas recolecciones en manos de fuerzas de seguridad del Estado, ya que esto tiende a disuadir a quienes puedan estar pensando en entregar las armas. Quizá ellos teman sufrir algún tipo de sanción si se acercan a un organismo de ese tipo y con eso baje la efectividad del plan. Por ello en ciertas ocasiones se ha involucrado a entes de la vida social que gozan de la confianza de todos y relacionados con la paz, como es el caso de la Iglesia.
En otras latitudes ha resultado el trabajar con el anonimato; sin embargo esta modalidad riñe frecuentemente con las posibles ayudas en los campos de educación, salud y vivienda en los cuales hay que tener la identidad de quien entrega el arma.
Algunas de las iniciativas aliadas pueden ser grupos ciudadanos de apoyo a la paz que se conviertan en multiplicadores de las voces que difundan las alternativas al uso de armas, o un plan de desarme para menores, dirigido a cambiar los juguetes bélicos por implementos deportivos, como alguna vez lo hiciera el recordado Simón Díaz en su espacio televisivo Contesta por Tío Simón.
Entre las agrupaciones que potencian estas acciones se cuenta la Red de Acción Internacional contra las Armas Ligeras (IANSA), como un espacio de reflexión y movilización social para detener la proliferación y el uso indebido de armas pequeñas y armas ligeras. Constituyen un  movimiento mundial contra la violencia por armas de fuego, conformado por una red de 800 organizaciones de la sociedad civil que trabajan en 120 países.
Algunas de sus actividades son desarrollar procesos formativos, simbólicos y estrategias comunicacionales orientadas a generar, por un lado, convicción y cambios de actitud en los padres, niños y jóvenes, que logren contrarrestar el deseo bélico y el comportamiento agresivo y, por otro, la censura de la ciudadanía al porte de armas.
Otro asunto a tener en cuenta – y que comentamos en su momento- es que dicho plan de desarme no puede estar aislado de su entorno, de una compleja realidad. Hay países donde ha ido ligado a una intensa campaña educativa sobre la vida y la paz, sobre valores diversos que son contrarios al uso de armas y que se deben arraigar muy profundamente en la sociedad para que se haga impermeable a la tentación de la fuerza que encarna la pólvora.