Por David Uzcátegui
@DavidUzcategui
@DavidUzcategui
La bajada de los precios del petróleo en los
últimos días, pone nuevamente sobre la mesa la sustentabilidad a futuro
de una economía que, como la venezolana, se basa exclusivamente en la
venta de este recurso natural no renovable.
En un momento así cabe preguntarse: ¿hemos
ahorrado? ¿Hemos invertido? ¿Dónde está el usufructo de los años de
mayores ingresos en la historia del país?
El
14 de julio de 1936 apareció en el diario Ahora un artículo firmado por
el intelectual venezolano Arturo Uslar Pietri, titulado “Sembrar el
petróleo”. Desde aquel momento, y hasta el sol de hoy, la frase ha
calado hondamente en el inconsciente colectivo venezolano. Es un llamado
a lo que debería hacerse con el principal recurso del país y hasta este
momento no se ha hecho.
Un viejo pero certero principio de la economía,
dice que no se pueden poner todos los huevos en la misma canasta. Esto
es lo que, peligrosamente y cada vez más, ha hecho Venezuela. Apostar al
petróleo como única fuente de sustento.
El actual gobierno alega que el petróleo ahora
sí es del pueblo, dado que a través de PDVSA se han financiado diversos
programas de asistencia a la población. Una iniciativa necesaria y
plausible; pero es apenas el comienzo de una tarea que aún continúa sin
hacerse.
Visto que el petróleo es un recurso natural no
renovable, el ingreso que genera no se debería gastar, sino invertir.
Así de sencilla es la premisa.
No olvidemos
también que el mundo se dirige a minimizar la dependencia del petróleo
como fuente de energía. La realidad es que se encuentra en pocos lugares
del mundo, su dificultad para extraerlo, procesarlo y transportarlo;
así como el hecho de que muchas zonas donde se encuentra estén sujetas a
inestabilidad política, se aúnan a lo contaminante de sus emisiones.
Por ello, no nos sirve de nada decir que tenemos
petróleo para más de doscientos años. Probablemente mucho antes, -a más
tardar en unos 30 años- sea ya un recurso obsoleto. Especialistas en el
tema consideran que para el año 2030, en poco más de 15 años, la
realidad será absolutamente diferente.
Venezuela ha caído una y otra vez en una
resolución facilista de sus necesidades: si tenemos a mano tanta riqueza
a través del petróleo, ¿para qué vamos a producir otra cosa?
Pues
ya tenemos la respuesta. Aunque parezca que el petróleo va a producir
mucho dinero para siempre, la realidad es que no será así. Esta riqueza
depende de muchas variables que no son manejables; y más allá de la
inestabilidad, apunta a su progresivo desplazamiento por otras fuentes
de energía.
Ciertamente no es fácil; pero mientras más
tiempo se postergue será más difícil. Y la razón es una: Venezuela crece
en la dirección equivocada. Se otorga preferencia al rentismo y al
gasto no reproductivo. Si cambiáramos de actitud hoy mismo sería un gran
paso; pero aún tardaríamos años en poder consolidar esa otra forma
alternativa de hacer sustentable al país.
Es el momento de ver hacia naciones como Noruega
o Dubai, que descubrieron el petróleo mucho después que nosotros y han
logrado levantar prósperas y diversificadas economías en entornos
naturales francamente adversos.
Hemos perdido mucho tiempo y mucho dinero. Todo
esto se le resta al bienestar de los venezolanos. Es posible aún
aprovechar este recurso para sembrar bienestar sustentable, antes que su
importancia disminuya. ¿Cuándo vamos a empezar?