lunes, 5 de mayo de 2014

"Aumento chucuto"

Después de tanta expectativa generada entre los venezolanos, sobre cuál sería el incremento del salario, finalmente la incógnita fue despejada: 30%  de ajuste para llegar a 4.251 bolívares. Un monto insuficiente. Un aumento chucuto. Mientras en nuestra Venezuela no se cambie el modelo económico castro-comunista, seguirá creciendo la inflación, aumentando la escasez y destruyéndose el poder adquisitivo de nuestros trabajadores y de todos los venezolanos.

Es lógica la inconformidad y el descontento de los trabajadores con esta compensación del 30%, si tomamos como referencia que la inflación general acumulada ronda el 60%, mientras que la de los alimentos se ubica casi en 80%. También tendríamos que recordar que en nuestra Venezuela, 35% de la fuerza trabajadora devenga salarios inferiores o iguales al mínimo. Ello condena a unos 4.500.000 trabajadores a hacer malabarismos, ya que sus ingresos son inferiores al costo de la canasta alimentaria, que por cierto, se ubicó en el mes de marzo en 10 mil bolívares. Hoy son necesarios 2,3 salarios mínimos para poder cubrirla.

Con un poco de suerte, para una familia en la que trabaje solo uno de sus integrantes, el nuevo salario mínimo apenas garantiza la subsistencia. Una subsistencia llena de restricciones y privaciones. Con un ingreso tan bajo, es imposible pensar que hoy los venezolanos tengan capacidad de ahorro o puedan crear un fondo para imprevistos. Ni hablar del gran sueño de tener una vivienda propia, sueño que se esfuma a diario entre las manos de los más pobres.

Hoy los venezolanos sufren las consecuencias de un gobierno al que solo le importa mantenerse en el poder. Para ellos, el desarrollo económico no es una prioridad. Por eso se la pasan inventando maniobras para que los venezolanos creamos que los culpables de la profunda crisis económica que vivimos, es responsabilidad de otros y no de ellos. Y sí, en Venezuela hay una guerra económica, pero de quienes hoy ocupan el gobierno, en contra del bolsillo de todos los venezolanos.

Después de tantos años, ninguna de las promesas en materia económica se cumplió. El poder adquisitivo de nuestro pueblo se desplomó al igual que los empleos de calidad y el salario de los trabajadores. Nuestra Venezuela está muy lejos de ser la potencia económica en la que prometieron convertirla. Pese a la insistencia de quienes hoy están en el gobierno de maquillar y distorsionar cifras, la realidad y la verdad corren como pólvora por todos los rincones de nuestro país: el salario no alcanza. Con ese salario mínimo no vive una familia.

En un país con cifras tan negativas, no puede hablarse de crecimiento y de estabilidad. Un país donde no se invierte, no puede crecer. Un país que no crece, no puede generar empleo. El modelo actual ha desmotivado la inversión. Se estima que 6.213.000 de venezolanos no cuentan con un empleo formal y más de 5.000.000 son trabajadores informales. Es decir, que no cuentan con un empleo estable, ni con los beneficios y protecciones de la ley.

Durante los últimos años hemos venido proponiendo y explicándole a los venezolanos, que la manera más efectiva de proteger el salario de los trabajadores, recuperar su poder adquisitivo y su calidad de vida es a través de un modelo económico que ponga el acento en la producción nacional.

Una de nuestras propuestas es crear las condiciones para que en nuestra Venezuela podamos generar unos 500 mil empleos formales anuales. ¿Cómo es posible lograrlo? Creando más y mejores oportunidades. Esto es viable si se pone fin a las expropiaciones y se garantiza la estabilidad jurídica para atraer inversiones. Si la inversión pública se dirigiera a ejecutar proyectos de servicios públicos, agua, luz, carreteras, seguridad, escuelas, hospitales y viviendas; y a estimular el emprendimiento de las pequeñas y medianas empresas, hoy la realidad sería otra.

El segundo paso es derribar las barreras que excluyen a jóvenes y adultos mayores de la posibilidad de obtener un empleo. Para ello, nosotros propusimos la Ley del Primer Empleo, que asegura la primera experiencia profesional a los jóvenes que se integran al mercado laboral, concediéndole a las empresas incentivos fiscales.

Para salir adelante, el Estado también debe promover condiciones que garanticen a todos los trabajadores la seguridad social y un salario  que les alcance, por eso es importante reducir la inflación, promoviendo la producción. No nos cansaremos de decirlo, esa es la clave para que nuestra Venezuela progrese.

Y solo a través de la construcción de un entorno de confianza para la inversión basado en instituciones justas sin perseguir a la gente, seguridad jurídica, la reducción de los obstáculos para el emprendimiento, y la promoción de la iniciativa del esfuerzo privado, se fortalecerá la producción nacional de bienes y servicios que consumimos los venezolanos.

Las condiciones en las que nace un venezolano, no deben determinar su destino. Un empleo con calidad es fundamental para que nuestro pueblo avance en el logro de sus aspiraciones. Con el desarrollo del turismo, de la agricultura, la manufactura, la industria y el comercio se forjará en el país una economía estable, sólida y confiable.

Solo así lograremos frenar el alza de los precios: solo el trabajo conjunto entre un gobierno y el sector privado, permitirá que alcancemos la estabilidad de precios que resguardará el valor de los salarios de los venezolanos.

A nuestros trabajadores de Miranda, como les dije esta semana, gracias infinitas por amar y servir a nuestro pueblo mirandino. En Miranda hemos demostrado que somos un equipo al servicio del progreso de nuestro estado. A todos los trabajadores de nuestra Venezuela, hoy más que nunca nuestro compromiso es con ustedes, con sus familias, con todo nuestro pueblo para que juntos impulsemos los cambios que nos permitan vivir bien, comer bien, dormir y caminar tranquilos hacia el progreso.

Hoy más que nunca estoy seguro que llegará el día que en nuestra Venezuela más nunca se hable de trabajadores oficialistas u opositores, sino trabajadores venezolanos. 

¡Todos somos todos! ¡Que Dios bendiga a los trabajadores de nuestra Venezuela!

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