Los venezolanos no dejamos de ver con asombro e indignación cómo
mientras nuestro pueblo todos los días pasa trabajo, con la inflación y
escasez batiendo récord, la criminalidad actuando impunemente y con
expectativas que no se cumplen, el gobierno gasta millones, que deberían
utilizarse para dar solución a cientos de problemas, en una campaña
propagandística para intentar detener lo inevitable: la caída de
popularidad de un gobierno que por donde se mire colapsó.
Hagan lo que hagan no lograrán contener el descontento producto del
modelo fracasado. Todas las acciones que toman son contrarias a la
expectativa de los venezolanos. Todos los días, por donde metamos la
cabeza, nuestra Venezuela amanece con nuevos problemas y otros que se
acentúan.
Hoy 80% de los venezolanos están insatisfechos por esa cadena de
errores y desaciertos de quienes gobiernan en nuestra Venezuela, pero
esto no quiere decir que ese pueblo automáticamente respalde otra
opción. Y esa realidad, todos deberíamos tenerla clara, por mucho que
nos moleste. A la gente hay que contarle la película completa y decir la
verdad completa, aunque a veces suene antipática, pero mejor hablar con
la verdad y no como hace este gobierno que habla desde la mentira.
El gran reto para quienes adversamos este modelo es precisamente
organizar, articular y canalizar esa insatisfacción en los barrios,
caseríos y en todos los sectores populares. Decirle a nuestro pueblo no
solo con palabras sino con hechos que sí es posible construir juntos un
país de oportunidades y progreso para todos.
Esa
precisamente ha sido nuestra labor en Miranda, donde el único requisito
para atender al pueblo es tener la necesidad. En el estado que nosotros
gobernamos la política partidista está fuera de las instituciones y de
las ayudas que damos, porque todos entendemos el sentido que debe tener
el servicio público para lograr resultados y no jugamos con las
necesidades de nuestro pueblo para chantajearlo. Buscamos el progreso de
todos para que no dependan más nunca del gobierno de turno.
Frente a la situación que hoy vivimos en nuestro país urgen dos
acciones: reunificarnos, porque los ataques entre quienes queremos un
cambio, lejos de cooperar, ayudan es al gobierno. Todos queremos lo
mismo, tener una Venezuela de oportunidades y progreso, y aunque haya
diferentes planteamientos, al final todos perseguimos un mismo camino.
Por otro lado, debemos conectarnos con los problemas más importantes,
unirnos y organizarnos para reclamarles a los responsables de esta
crítica situación, las soluciones que nos permitan avanzar como
venezolanos y además lograr que muchos que no saben puedan estar claros
de quién es el verdadero responsable del caos que vivimos.
Queremos insistir en que la crisis social, política y económica de
nuestra Venezuela no la resolvemos enfrentándonos pueblo contra pueblo.
La lucha no es entre venezolanos sino contra un grupito que quiere que
todos estemos a su servicio y que tiene secuestradas las instituciones
para mantenerse en el poder.
Este gobierno tiene que entender que la crisis no se resuelve con
muertos, heridos, torturados, detenciones y estudiantes presos, muchos
de ellos menores de edad. Tampoco dejando que el gobierno imponga su
agenda y terminemos enfrentándonos con otros. Este gobierno ha
demostrado, en reiteradas ocasiones, que no le importa la vida de los
venezolanos, lo único que le importa es el poder y por eso apelan a
cualquier artificio para intentar oxigenarse, pero nada de eso frena la
gravedad que hoy los venezolanos viven en la calle.
La violencia, ataques y enfrentamientos entre venezolanos ayudan es
al gobierno. A ellos tampoco les importa arrastrar y hundir en su
desastre y caos a las instituciones, incluyendo a nuestra FANB, a cuyos
miembros ordena reprimir, violentando los derechos humanos y además
criminalizando a quienes, en su legítimo derecho, se encuentran en la
calle protestando en contra de la inseguridad, el alto costo de la vida y
reclamando un futuro mejor.
Si bien no podemos meter en el mismo saco a todos los militares,
jueces y fiscales, porque en nuestra Venezuela hay muchos funcionarios
honestos y apegados a la Constitución, queremos recordarles a quienes
actúan al margen de la ley, que todos los abusos y atropellos en contra
de nuestro pueblo, más temprano que tarde se pagan.
Hoy, lamentablemente, quienes están al frente de esas instituciones
derrochan eficiencia para perseguir y encarcelar estudiantes, mientras
la delincuencia hace de las suyas bajo la sombra y complicidad de esos
funcionarios. Sería bueno que le explicaran al país, dónde están hoy los
responsables de los 160 casos de tortura que reposan en Fiscalía,
aunque extraoficialmente se habla de al menos 500 casos, amén de las
violaciones de derechos humanos a cientos de jóvenes que han sido
detenidos en las calles de Venezuela.
Así funciona la Fiscalía y todo el Sistema de Justicia en nuestra
Venezuela, aquí asesinan a 50 personas en un día y no mueven ni un dedo,
pero basta que sea un hecho político o que el gobierno se sienta
amenazado, para que rápidamente salgan a actuar en la madrugada y en
tiempo record, como lo hacen contra los estudiantes, quienes
paradójicamente están en la calle pidiendo justicia; pero no vemos la
misma rapidez y eficiencia en contra de quienes cometen graves delitos.
Quebraron la justicia, quebraron el país, pero jamás podrán quebrar
la esperanza de millones de venezolanos que buscamos algo mejor. No les
quede ninguna duda de que vendrán mejores tiempos. Nuestra Venezuela
está destinada a ser un país de progreso y a eso es precisamente a lo
que le tienen miedo los del gobierno. Por eso no dan una muestra
concreta de querer dialogar.
Les aterra la democratización del poder parlamentario, el equilibrio
en el Consejo Nacional Electoral, que devuelva a la gente la confianza.
Les aterra la instauración de un Tribunal Supremo de Justicia apegado a
la Constitución, un Ministerio Público en el que los fiscales sean
designados por concurso y una Defensoría del Pueblo que funcione.
Estas y muchas otras son las razones que sobran para que nos unamos
como venezolanos. Las voces de los estudiantes que hoy están en las
calles reclamando sus derechos se unen a las voces de los millones de
venezolanos que claman por tener acceso a los servicios básicos en sus
comunidades, o a los millones que claman por un sistema de salud que
funcione, o a las millones de madres que rezan todas las noches para que
sus hijos lleguen sanos y salvos a casa.
A todas estas voces les reiteró nuestro respaldo, apoyo y respeto.
Mientras Venezuela esté llena de problemas, tienen todo el derecho de
exigir y alcanzar un cambio. Solo les pido que no pisen el peine de la
violencia que pone todos los días el gobierno.
¡Que Dios bendiga a
nuestra Venezuela!
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