Recorrer nuestros pueblos, con el único propósito de conocer de la
mano de la gente la realidad que vive nuestro país, no sólo nos permite
entender bien los problemas que estamos padeciendo, sino que además nos
brinda la oportunidad de saber que sienten los venezolanos.
Los
venezolanos quieren respuestas, soluciones, quieren progreso. Y esto lo
digo no porque se escucha en la calle y en cada esquina, sino porque lo
he escuchado de la propia voz de la gente que, en todo el país, no
piensa seguirse calando las consecuencias de las decisiones que toma un
grupito de incapaces en Miraflores, bajo el aire acondicionado y las
órdenes de Maduro y su combo.
Pero una de las cosas más importantes que hemos visto es que nuestra
gente ha abierto los ojos y no anda creyendo en milagros, ni en
fantasmas ni en delirios de poder. La gente de bien sabe que para salir
del desastre en que nos metieron los que hoy gobiernan hay que trabajar.
Sólo trabajando mucho es que vamos a transformar a nuestra Venezuela:
desde abajo hasta arriba, juntos y sin dejar a nadie por fuera. Y las
elecciones municipales son una oportunidad de oro para dejárselo clarito
a los sinvergüenzas y los enchufados.
He dicho en muchos lugares de Venezuela que el peor error que puede
cometer alguien que quiera un mejor futuro para sí mismo y para los
suyos es no ir a votar. Eso sería entregarle los municipios al partido
de gobierno, que ya ha demostrado de una manera bastante evidente, que
puesto de poder que tocan, puesto de poder que usan para guisar.
No hay mejor muestra que quienes estuvieron en la Gobernación de
Miranda antes de nosotros, donde el cabecilla mayor se encargó de
raspar la olla y llevarse hasta los bombillos. Tanto es así que, aunque
desde su partido ha hecho todo lo posible por sabotear nuestra gestión,
ninguno de los candidatos de los municipios mirandinos quiere retratarse
con él, porque saben que eso se traduce en muchos votos menos.
Así que este 8 de diciembre no podemos a permitir que gente como él y
sus cómplices vuelvan a interferir en la vida y el progreso de los
venezolanos.
Cada vez tienen menos gente, cada vez decepcionan más a su
militancia, cada vez es más evidente el montón de plata que se agarraron
para mejorar sus vidas y la de sus cómplices. Pero todavía parece que
no se han enterado de que gente de bien somos mayoría.
Sabemos que un grupo de corruptos, que no tiene ni idea de cómo salir
de la crisis en la que nos metieron, no representa el espíritu de este
pueblo trabajador y capaz de echar para adelante.
Deténganse un momento y piensen cómo sería todo si toda esa fuerza y
todo ese trabajo que tiene que poner nuestra gente para sobrevivir se
invirtiera en crecer juntos y con un gobierno que acompañe en vez de
sabotear. ¡Porque si hay un saboteador aquí es el gobierno, que no deja
que las personas cumplan sus metas y progresen!
Piensen en eso y verán que este 8D se decide entre el mediocre y
cochino ejercicio del poder de Maduro y el futuro del pueblo. ¡Eso es lo
que vamos a elegir el 8D! Se trata de elegir de las autoridades que
ayudarán a levantar este país desde nuestras parroquias. Y como quienes
toman las decisiones nacionales no hacen sino jugar con la esperanza de
la gente y hundirnos en una crisis, entonces hagamos el cambio desde
nuestras propias comunidades.
Pregúntele a los suyos si prefieren la crisis o el progreso.
Pregúntele si se quedan con esta farsa de gobierno, que está
equivocándose desde que pusieron un pie ahí, o el cambio que todos los
venezolanos necesitan para que nuestro país arranque y crezca como
merece. Pregúntele
si están dispuestos a trabajar para que eso sea posible y verán cómo la
gente de bien es mayoría pero, además, verán cuán urgente es que
cambiemos el modelo político que está hundiendo a Venezuela para que así
el trabajo de cada quien tenga sentido y no represente más cansancio y
sacrificio, sino crecimiento y prosperidad.
Quienes tienen la culpa de que la familia venezolana esté pasando más
trabajo que nunca están ocupando Miraflores y sólo les interesa
mantenerse enchufados en el poder. Por eso la demostración de fuerza que
daremos este 8D necesita de cada uno de nosotros. Los Comandos
Familiares volverán a ser fundamentales para que, con organización y
constancia, votemos y cuidemos los votos.
El partido de gobierno cada vez decepciona a más gente de su
militancia, así que debemos demostrarles que en el lado del progreso
está la posibilidad de trabajar juntos para que salgamos de esta crisis y
todos, pero principalmente quienes todavía son chantajeados y tienen
miedo, tengan la seguridad de que sí es posible tener una Venezuela
mejor. Y si los ven todavía con miedo, díganle a esos hermanos y esas
hermanas que llevan la camisa roja, que ya sus candidatos tuvieron una
oportunidad y lo han hecho infinitamente mal: que es hora de abrirle
paso al futuro y confiar en que juntos sí podemos.
El 8 de diciembre es nuestra oportunidad para, desde abajo, desde las
bases, desde nuestras parroquias y comunidades, empecemos a generar el
cambio. Incluso, sé que a ellos también les conviene ese cambio que
piden a gritos los venezolanos: así se darán cuenta de cómo se lleva
adelante un buen gobierno. El 8D se trata de demostrarle a los
sinvergüenzas y enchufados que se les acabó el tiempo, que vayan
recogiendo, que el pueblo se cansó. El cambio será democrático y
pacifico, pero además de eso inevitable.
Esta elección trasciende el ámbito local: no es sólo para elegir a
los líderes de nuestros municipios. Es mucho más que una nueva
oportunidad para expresarnos. El progreso del que les hablo es el
progreso de todos, no de un grupito.
¡Yo sé que podemos cambiar el presente para tener un mejor futuro! ¡Que nada nos detenga!
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