Bien dicen por allí que el
deporte es la mejor metáfora de la vida. Y este recién finalizado Mundial de
Rusia 2018, nos deja un complejo, apasionante y enriquecedor retrato de la
humanidad en el momento histórico que actualmente atravesamos.
Comenzaremos hablando de los
ganadores, de Francia. A muchos les llamó la atención -y no es para menos- la
diversidad étnica y cultural de la oncena.
Afirmamos que esto habla
maravillosamente de Francia. A través del retrato que dio al mundo entero su
representación deportiva, inferimos la integración de quienes llegan a esa
nación. Tocar a sus fronteras significa que los mejores puede tener la
oportunidad de progresar y crecer en sus tierras, así como de alcanzar sus más
altas aspiraciones.
Esa Europa que sigue siendo una
referencia para el mundo civilizado actual, se la está viendo difícil con la
crisis de migración que actualmente padece, y que nos ha mostrado ingratos episodios
en los últimos tiempos.
Pero en contrapartida, pudimos
ver en la esperada final la otra cara de la moneda. Una cara de triunfo y de
sueños posibles, de metas logradas, de motivación a seguir adelante. Hechos
reconfortantes, que por fin se contraponen a los testimonios desgarradores que
nos han golpeado en otros momentos.
Lo vivido en esa final habla al
mundo muy bien de la Francia de hoy, la misma de la histórica revolución
asociada a su nombre en 1789 y de aquel lema que se conoce en el mundo entero:
“Libertad, Igualdad, Fraternidad”. Al menos en la cancha, lo pudimos ver
materializado. Y es algo ejemplar: el testimonio de que una nación ponga en
hechos lo que primero puso en palabras. No todos lo hacen.
Lamentablemente, algunos se
regodearon en criticar la característica diversa de los representantes de
Francia. Desde nuestro punto de vista, se trata de gente que no entiende hacia
dónde marcha el género humano, que no termina de enterrar prejuicios que han
debido quedarse en el siglo pasado y que serán finalmente callados por hechos
como el desenlace de esta motivadora competencia deportiva, que ganó la
atención de todos.
Mención aparte merece el
presidente francés, Emmanuel Macron. Este político, filósofo y economista de 40
años es de una nueva generación que rompe con el acartonamiento predecesor.
Su entusiasmo al apoyar a los
representantes deportivos de su país también generó titulares e imágenes que le
dieron la vuelta al mundo, tanto como su calidez y cercanía al felicitar a los
ganadores. Macron se baja del pedestal sin perder la majestad de su relevante
cargo. Un ejemplo que quedará para la historia.
Otro de los aspectos que más
conmovió a todos los seguidores del evento alrededor del mundo, fue la
participación de Croacia. Unos subcampeones con una trayectoria que merece ser
conocida.
Esta pequeña nación europea de
turbulenta historia, luchó duramente hasta apenas ayer por su independencia e
identidad. Recién con la llegada del siglo XXI es cuando alcanza la democracia
y su ingreso a la Unión Europea.
Discretamente y con perseverancia
ejemplar, este pueblo ha alcanzado su estabilidad y su paz. La llegada al
Mundial Rusia 2018 y su estelar papel para adueñarse del segundo lugar, son
apenas algunos síntomas de la paz y el progreso que han alcanzado como
colectividad, tras haber cerrado las puertas definitivamente a uno de los
procesos históricos más crueles de la historia europea.
Su presidente, Kolinda
Grabar-Kitarovic, también logró que los focos se posaran sobre ella. El gesto
de sencillez y humildad de viajar a a apoyar a sus jugadores en una aerolínea
comercial, amén de pagar el pasaje de su bolsillo, nos habló de una
administración austera, propia de un país que viene de recomponerse de dolores
y privaciones y conoce por sus padecimientos el valor de las cosas.
Al igual que Macron, la señora
Grabar-Kitarovic fue especialmente cálida cuando le tocó reconocer el esfuerzo
de ambos equipos en el campo de juego. Los dos mandatarios ofrecieron al
planeta el perfil de lo que serán los presidentes de las naciones en los años
por venir. Y por ello, despertaron entusiasmo y simpatías, de una manera
reservada a muy pocos políticos en el mundo y en la historia.
En resumen, creemos que el
Mundial logró su cometido. Desde la convocatoria inclusiva del deporte, le puso
la vara aún más alta a la humanidad entera, en términos de avance y de
inclusión.
Todos los protagonistas señalaron
cuál es el rumbo a seguir de aquí en adelante. Dentro de tanta noticia amarga
que nos colma todos los días, nos permitimos un rato de optimismo por lo que
vimos en Rusia. Cosas buenas quedaron sembradas y tendrán su repercusión en los
más inimaginables rincones del mundo. Gracias a todos ellos por el buen
ejemplo.
David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui
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