viernes, 13 de mayo de 2016

“Prensa y libertad”

David Uzcátegui
@DavidUzcategui 

Tras haber celebrado recientemente el Día de la Libertad de Prensa, quedan numerosas reflexiones por hacer, de cara a haber escuchado las inquietudes que tienen los profesionales de este gremio respecto al ejercicio de su trabajo.

Es lamentable que este día se conmemore leyendo que por el mundo entero existen periodistas encarcelados y torturados, para no hablar de las ejecuciones de estos trabajadores realizadas por grupos extremistas y difundidas en videos que conmovieron al mundo.

Lo primero que hay que decir, es que no hay democracia sin prensa libre; la que es el contrapoder de las sociedades, tal como se puede ver en ejemplos como el del caso Watergate, en el cual la denuncia de dos periodistas del periódico The Washington Post terminó precipitando la renuncia del presidente de Estados Unidos.

Entre las urgentes demandas escuchadas de los periodistas venezolanos en este día, destacaron –por lo preocupantes- la necesidad del cese de las agresiones que sufren los reporteros en el ejercicio de sus funciones en las calles.

Igualmente, también solicitaron por parte del Estado venezolano una mayor eficiencia en el procesamiento de sus denuncias al respecto; ya que como norma siempre caen en saco roto, cultivándose así la impunidad, que solamente abona el terreno para que estas preocupantes situaciones violentas se repitan con mayor frecuencia.

Informar no es delito. Cuando alguna de estas inquietantes noticias que hoy vemos los venezolanos conmueva a la opinión pública, hay que volver la mirada crítica hacia el hecho en sí y no hacia quien lo reseñó. Se trata de alguien que está haciendo su trabajo y que no tiene responsabilidad alguna en que los sucesos se hayan desenvuelto en la manera en la que ocurrieron.

Ciertamente, en Venezuela estamos lejos de los extremos mencionados unas líneas más arriba… pero, ¿hasta cuándo? Porque si no se pone un límite a lo que sucede, las cosas empeorarán hasta hacer de la agresión al periodista parte de una cultura. ¿Es lo que queremos para nuestro país? Estamos seguros de que la inmensa mayoría democrática de los venezolanos responderemos con un tajante “No”.


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