David Uzcátegui
@DavidUzcategui
Tras haber celebrado
recientemente el Día de la Libertad de Prensa, quedan numerosas reflexiones por
hacer, de cara a haber escuchado las inquietudes que tienen los profesionales
de este gremio respecto al ejercicio de su trabajo.
Es lamentable que este día se
conmemore leyendo que por el mundo entero existen periodistas encarcelados y
torturados, para no hablar de las ejecuciones de estos trabajadores realizadas
por grupos extremistas y difundidas en videos que conmovieron al mundo.
Lo primero que hay que decir, es
que no hay democracia sin prensa libre; la que es el contrapoder de las
sociedades, tal como se puede ver en ejemplos como el del caso Watergate, en el
cual la denuncia de dos periodistas del periódico The Washington Post terminó
precipitando la renuncia del presidente de Estados Unidos.
Entre las urgentes demandas
escuchadas de los periodistas venezolanos en este día, destacaron –por lo
preocupantes- la necesidad del cese de las agresiones que sufren los reporteros
en el ejercicio de sus funciones en las calles.
Igualmente, también solicitaron
por parte del Estado venezolano una mayor eficiencia en el procesamiento de sus
denuncias al respecto; ya que como norma siempre caen en saco roto,
cultivándose así la impunidad, que solamente abona el terreno para que estas
preocupantes situaciones violentas se repitan con mayor frecuencia.
Informar no es delito. Cuando
alguna de estas inquietantes noticias que hoy vemos los venezolanos conmueva a
la opinión pública, hay que volver la mirada crítica hacia el hecho en sí y no
hacia quien lo reseñó. Se trata de alguien que está haciendo su trabajo y que
no tiene responsabilidad alguna en que los sucesos se hayan desenvuelto en la
manera en la que ocurrieron.
Ciertamente, en Venezuela estamos
lejos de los extremos mencionados unas líneas más arriba… pero, ¿hasta cuándo?
Porque si no se pone un límite a lo que sucede, las cosas empeorarán hasta
hacer de la agresión al periodista parte de una cultura. ¿Es lo que queremos
para nuestro país? Estamos seguros de que la inmensa mayoría democrática de los
venezolanos responderemos con un tajante “No”.
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