David Uzcátegui
@DavidUzcategui
La obtención de la mayoría
parlamentaria por parte de la Mesa de la Unidad Democrática en las pasadas
elecciones del 6 de diciembre, ha reavivado la fe de la gente en la potencia de
su voto para cambiar las cosas.
Y es que con esta victoria venía
endosada también la expectativa de obtener, por medios constitucionales, el tan
necesario y urgente cambio de gobierno.
Sea por enmienda o por
referéndum, hay maneras de relevar de responsabilidades a un poder Ejecutivo que
no sabe manejar al país y que no ha cumplido hasta ahora con sus más
elementales deberes para con los venezolanos.
No sorprende pues, que los
cerebros del oficialismo estén buscando cualquier manera de revertir la
situación y volver la situación en contra de la voluntad de las mayorías.
Es así como en estos días vimos
al abogado constitucionalista Hermann Escarrá proponer una enmienda
constitucional para acortar el período de la recién electa Asamblea Nacional,
como uno de los tantos tableros en los cuales debe estar jugando el gobierno
para intentar prolongar artificialmente su vida.
El doctor Escarrá aseguró que el
primer mandatario nacional puede también enmendar la Constitución Nacional sin
necesidad de pasar por el parlamento y que adicionalmente, la enmienda ya está
redactada y tienen un solo artículo, en el cual se reduciría el período del
poder Ejecutivo a 60 días.
El jurista también retó a debatir
al presidente del cuerpo colegiado, Henry Ramos Allup, al respecto.
Sin embargo, de parte de las
fuerzas democráticas, ha salido otra propuesta por demás interesante: vamos
todos a referéndum.
Sometamos a la consideración
popular la propuesta de Escarrá –la cual merece abundantes consideraciones-
pero también la enmienda para acortar el período presidencial.
Lo interesante de este particular
reto que sale desde Miraflores, es que igualmente coloca la decisión en manos
de la gente. Y por ello es consecuentemente interesante lo que proponen voceros
de la MUD: si vamos a referendo, aprovechemos de decidir sobre todo.
Dijimos que la idea merece unas
cuantas consideraciones. Quizá la más importante es recordar que los jueces de
esta propuesta serían los mismos ciudadanos que castigaron con su voto a la
actual administración y que otorgaron con comodidad las dos terceras partes del
parlamento a otro proyecto político.
¿De verdad cree el doctor Escarrá
-o alguien en su sano juicio- que pueden ganar limpiamente un referendo que
contradiga la voluntad expresada hace poco más de cuatro meses?
Esta primera consideración, nos
lleva directamente hacia la segunda: se trata de una propuesta eminentemente
política, que está intentando colocar en el tapete una piedra de tranca al
accionar de la Mesa de la Unidad para intentar distraer el foco de atención a
los esfuerzos que se están adelantando para lograr el referéndum revocatorio al
Presidente de la República.
¿La enmienda Escarrá tiene en
mente el bienestar del país? ¿O se trata de una propuesta desesperada para
intentar retener el poder por parte de funcionarios que saben que no cuentan
con la bendición popular?
Pero vayamos aún más allá: aquí
hubo un autogol. Porque si el oficialismo en pleno aplaude la propuesta de
enmienda para recortar el período de la AN, están validando el poder de ese
instrumento para hacer exactamente lo mismo con cualquier otro poder, léase el
Ejecutivo. Cuchillo para su propia garganta.
Incluso, el rebote del autogol ha
llevado a poner sobre la mesa la posibilidad de acortar también el mandato del
Tribunal Supremo de Justicia, cotidianamente enfrascado en una lucha de poderes
con el Capitolio, y sin tener en cuenta las penurias de los venezolanos para
dirigir adecuadamente su accionar.
Pongamos pues, a todos los
ciudadanos en ocasión de decidir. Coloquemos el menú de opciones al alcance de
los votantes. Del lado de los nuevos diputados no hay nada que temer, ya que el
veredicto de la gente es el que los acaba de poner en esos cargos de
representación. Y sin duda, cualquiera que tenga un mínimo de amor por esta
tierra, pondría su cargo a la orden para destrabar el juego.
¿Hay temor en las filas del poder
Ejecutivo? Creemos que sí. No hay otra explicación a actuaciones tan
desacertadas y desatinadas. No se pueden sacar de debajo de la manga
despropósitos de semejante calibre si no están dictados por una falta de foco
que solamente se explica por una profunda turbación.
El reto está lanzado. Las fuerzas
democráticas ya acordaron activar todos los mecanismos constitucionales para
sustituir a un gobierno que está muy lejos de entender su rol. Esperemos que
recojan el guante que ellos mismos lanzaron. Mataron el tigre de invocar la consulta
popular. Sería inadecuado tenerle miedo al cuero a estas alturas del partido,
por más autogol que haya.
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