lunes, 13 de julio de 2015

Iglesia y política

Por David Uzcátegui
Secretario Nacional de Asuntos Municipales Primero Justicia
@DavidUzcategui

El reciente pronunciamiento del presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Diego Padrón, respecto a las venideras elecciones parlamentarias, llamó la atención de muchos sectores de la población. En concreto, el prelado llamó a la ciudadanía a participar en el evento electoral.

Dicho llamado fue recibido por algunos como un espaldarazo a recomponer la vida institucional del país, mientras a otros les parece una imprudencia por parte de la Iglesia su intervención en cualquier asunto que tenga matices políticos.

Pero comencemos por citar las palabras del vocero eclesiástico. Comenzó destacando que “Estas elecciones son un evento muy significativo con el mismo rango, en esta ocasión, que las presidenciales porque nos van a permitir la recomposición de la vida económica y social de Venezuela”.

Primeramente, nos alegra que destaquen el rango de importancia de las elecciones del parlamento, porque como lo hemos dicho muchas veces, en un país de corte presidencialista como el nuestro, muchas veces se subestima la escogencia de otros funcionarios que no solamente son tan importantes como el Ejecutivo; sino también son el contrapeso al mismo, lo cual es imprescindible para conformar la estructura de un Estado democrático.

También hemos insistido en que, con el “juego trancado” que actualmente padece la sociedad venezolana, cualquier evento comicial es una oportunidad de destrancar la situación y poder seguir adelante, máximo cuando se va a elegir un cuerpo colegiado que va a tener todos los matices del espectro político venezolano, representado proporcionalmente, y en una instancia donde se verán obligados a dialogar y llegar a acuerdos por el bien de todos los venezolanos.

En este sentido, también agregó el vocero que “Después de las elecciones, la sociedad se verá obligada a reestructurarse. Frente a las grandes dificultades del país, la salida tiene que ser democrática y constitucional y apropiadamente. Para esto son las elecciones”.

Y sin duda, el día siguiente al encuentro comicial, el país tiene que amanecer diferente. Hay una presión social enorme en la ciudadanía, que necesita alguna válvula de escape y la única que es legítima y efectiva es manifestar su opinión en las urnas electorales. No solamente se trata de un encuentro que está pautado en el calendario; sino además de un acto imperativo.

Cabe destacar el inequívoco tono institucional que ha mantenido la comunicación señalada, con un llamado al voto y sin tomar partido por tendencia partidista alguna, más que por valores que le son inherentes a la fe y que son universalmente compartidos desde tiempos inmemoriales.

Su llamado a la unión, hermandad y cese de divisiones entre los venezolanos es sin duda pertinente, ya que el clima recalentado y enrarecido que vivimos los venezolanos no puede ser aprobado por nadie y debe ser objeto de la búsqueda de soluciones para parte de todos los interesados en el bien nacional.

Al llamado a la paz a través de la vía electoral se han unido previamente otros destacados personeros de la fe cristiana, como monseñor Ovidio Pérez Morales, el padre Luis Ugalde, entre otros. Y es un llamado incluyente, porque convoca a todos los colores políticos y partidistas a un evento que reivindica en sí mismo a la democracia.

La iglesia, desde siempre, ha jugado el rol de “amable componedora” en situaciones políticas comprometidas. El ser una instancia espiritual la convierte en un complemento imprescindible para la humanidad en situaciones comprometidas y de conflicto.

Desde la misma sede de la institución en Roma, se ha ejercido una acertada y sabia política diplomática, en la cual han destacado personalidades como Juan Pablo II, determinante en resolver complejas situaciones; y por los vientos que soplan, el Papa Francisco seguirá y profundizará este sendero de facilitación católica en situaciones complejas del planeta.

Quedó pendiente por cierto, la visita del actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al Papa Francisco en El Vaticano, tras la cita que se había agendado y que fue cancelada intempestivamente. El vocero venezolano de la Iglesia le recordó al mandatario que se puede pautar un nuevo encuentro que puede ser solicitado por el Ejecutivo en cualquier momento.


Dicho encuentro, desde nuestro punto de vista, sería altamente necesario, contribuiría a dar al mundo señales de que en Venezuela hay capacidad de diálogo y respeto a instituciones de prestigio internacional, y sin duda sería buen recibido por la gran mayoría de los venezolanos, criados bajo la fe católica y también por quienes ponderan positivamente el rol de la Iglesia en situaciones políticas comprometidas.

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